El período posterior a la Dictadura de Primo

En enero de 1930, tras la dimisión de Miguel Primo de Rivera, Alfonso XIII encarga al general Dámaso Berenquer la formación de un nuevo gobierno y la vuelta a la normalidad constitucional. Todas las esperanzas estaban puestas en este gobierno, que popularmente sería conocido como la ‘dictablanda’; pero la lentitud con la que se van recuperando las libertades exaspera a la oposición política. El movimiento obrero, controlado durante la dictadura, ante una situación económica cada vez más deteriorada por la repercusión de la crisis internacional, incrementa sus movilizaciones y se suceden desórdenes públicos. La monarquía cuenta cada vez con menos respaldo: Alfonso XIII ha quedado desprestigiado por su apoyo a la dictadura. Por otra parte, los partidos republicanos (incluidos nacionalistas catalanes y gallegos) se unen y firman en agosto de 1930 el ‘Pacto de San Sebastián’, por el que se comprometían a derribar la monarquía y formar el gobierno provisional de la futura república. Así, se organiza un Comité Revolucionario encabezado por Niceto Alcalá-Zamora, que se encargará de organizar el levantamiento contando con los militares republicanos y con los líderes obreros. En octubre, el PSOE se une al Pacto y poco después la CNT.

Causas de la proclamación de la República

Causas políticas

Al identificarse el rey con la dictadura, la caída de Primo de Rivera casi llevó a la caída de la monarquía. Además, Alfonso XIII era cada vez más impopular entre las clases medias y obreras. Los distintos grupos republicanos, los nacionalistas y otras fuerzas de la oposición, se organizaron y firman el ‘Pacto de San Sebastián’ (17 de agosto de 1930). La inestabilidad y la represión surgidas en diciembre de 1930 al fracasar la sublevación militar en Jaca, provocó una inclinación de obreros y estudiantes de apoyo hacia la República. La convocatoria de elecciones municipales (el 12 de abril) fue un auténtico plebiscito a favor y en contra de la monarquía; el triunfo republicano en las grandes ciudades arrastró a Alfonso XIII a la abdicación y a la proclamación de la República (14 de abril).

Causas sociales

España ha evolucionado y ha dejado de ser una sociedad dominada por una inmensa mayoría de población rural. Aparecen nuevos cambios demográficos y sociales. A pesar de los avances en el terreno económico y social, siguen existiendo graves problemas estructurales; Enorme atraso cultural. En torno al 33% de la población es analfabeta. La situación del campo es un problema de siglos. Hay un atraso, desigualdades, exceso de población y control oligárquico de las tierras. El ejército, al ser utilizado para mantener el orden público y por los últimos éxitos de la guerra de Marruecos, ha tomado conciencia de que tiene un peso mayor en la sociedad. Sigue sin aparecer una solución al enfrentamiento entre los nacionalismos y el gobierno central. La Iglesia sigue controlando la educación e influye notablemente en la población del país.

Relación entre las dificultades de la República con la crisis económica mundial de los años 30

El impacto de la crisis de 1929 en España fue menor que en otros lugares, pues el país no estaba lo suficientemente industrializado. En este sentido, no fue factor decisivo del colapso del régimen de Primo de Rivera, sino un factor coadyuvante. En realidad, la crisis afectó de manera distinta a los diferentes sectores: el comercio, la industria siderúrgica y el mercado de valores estuvieron muy afectados. En caso más espectacular fue el comercio exportador español, que al estar constituido por productos prescindibles tuvo una drástica reducción; sus efectos los sufrieron regiones de productos agrícolas o industriales de exportación como Valencia (naranja) y País Vasco (hierro).

El origen de los regionalismos y nacionalismos como movimientos políticos

En el siglo XIX, debe buscarse en la negativa, por parte del sistema canovista, a aceptar otros movimientos que no fueran los de los partidos del turno; Conservador y Liberal. Los más importantes son:

El nacionalismo catalán

En el s. XIX se reavivaron los sentimientos de diferenciación política y cultural con respecto a otras regiones de España; a ello contribuyeron determinados factores económicos como el desarrollo del proceso de industrialización y el avance de la urbanización en Cataluña, en contraste con el resto del país, más agrario, rural y atrasado. Los momentos que configuraron la formación del regionalismo y del nacionalismo catalán fueron los siguientes: La aparición de la ‘Renaixenca’, un movimiento intelectual, literario, apolítico y de carácter burgués surgido a partir de los años treinta del siglo XIX. Su propósito consistía en difundir el pasado de Cataluña y recuperar sus señas culturales especialmente la lengua. La actividad de Enric Prat de la Riba, que redactó su programa conocido como ‘Las Bases de Manresa’, donde se pedía un régimen de autogobierno para Cataluña y se proponía un reparto de funciones entre el poder estatal central y el poder regional autónomo. La formación de la Lliga Regionalista en 1901, surgida tras el acuerdo de varios grupos catalanistas moderados, entre los cuales se encontraba Prat de la Riba. El equipo dirigente de la Lliga quedó encabezado por Francesc Cambó, como líder principal, y por el mismo Prat de la Riba. El objetivo primordial del programa de la Lliga consistía en exigir la autonomía política de Cataluña dentro del Estado español. Sin embargo, los propósitos de la Liga colisionaron con el cerrado centralismo de los gobiernos de la Restauración.

El nacionalismo vasco

Los signos diferenciales que identifican, en términos objetivos, a la nación vasca son el idioma euskera y los fueros históricos perdidos en 1876 y la rápida industrialización de Vizcaya, que estaba cambiando la economía y la cultura tradicionales. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue creado en 1895 por Sabino Arana, quien formuló los fundamentos teórico-ideológicos del PNV, con fuertes raíces carlistas y claramente conservador. Su lema era ‘Dios y ley vieja’. Sus principios ideológicos son: Separación de España y creación de un País Vasco con gobierno. Exaltación de la etnia vasca, así como rechazo de los inmigrantes, en su mayoría obreros industriales procedentes de fuera de las provincias vascas. Se rechazaba la ‘españolización’ (radicalismo antiespañol). Sentimiento religioso católico muy fuerte y absoluta negación de cualquier otra religión no católica. Exaltación del mundo rural vasco, como modelo cultural mítico, idealizado, sin castellanizar y sin ‘contaminar’ por ideas modernas como el liberalismo. Desde el punto de vista social, durante los primeros años el PNV la gran burguesía industrial, financiera y comercial vasca se distanció del nacionalismo, debido a su radicalismo. Por ello, desde comienzos del siglo XX evolucionó hacia posiciones más moderadas.

Nacionalismo gallego

El nacionalismo gallego se desarrolló de forma mucho más lenta y con menor arraigo social, debido al atraso económico.

Todas las constituciones de la primera mitad del siglo XIX

Obedecen a un determinado partido. Cuando pierden el gobierno, se cambia la constitución. El Estatuto Real de 1834 no es una constitución, sino una concesión de la regente María Cristina, lo que se llama ‘Carta Otorgada’ con ideología conservadora. Las otras dos Constituciones de 1837 y 1845 sí se consideran una constitución aunque la primera sea más progresista y la segunda vuelva a ser conservadora durante el poder del general Narváez. La soberanía de la nación en el Estatuto estaba fundamentalmente en el rey mientras que en la de 1837 era soberanía nacional. La Constitución de 1845 compartía la soberanía entre el rey y las Cortes. Los derechos no ser regularon ni en el Estatuto ni en la Constitución del 45 porque ambas tenían un sentido mucho más conservador. En la del año 1837 se reconocen ya amplios derechos. La del año 1837 establece la confesionalidad católica del Estado y el compromiso del Estado de mantener económicamente al clero católico, pero no se prohíben otras religiones como en la Constitución de 1812. Las dos Constituciones son continuadoras del constitucionalismo iniciado con la de 1812, aunque la de 1845 se aleja bastante de los postulados de aquella, y de alguna manera influirán en el constitucionalismo.

– SUBJUNTIVO
PRESENTE
I (ame)
AMEM
AMES
AMET
AMEMUS
AMETIS
AMENT
PRETERITO IMPERFECTO
I (amara / -ase)
AMAREM
AMARES
AMARET
AMAREMUS
AMARETIS
AMARENT
  
  
PRFTERITO PERFECTO
1 (haya amado)
AMAVERIM
AMA VERIS
AMA VERIT
AMA VERIMUS
AMA VERITIS
AMAVERINT
PRETERITO PLUSCUA
I (hubiera / hubiese
amado)
destruido)
AMA VISSEM
AMA VISSES
AMA VISSET
AMAVISSEMUS
AMA VISSETIS
  
  
Voz Pasiva- INDICATIVO
PRESENTE
1 (amo)
AMOR
AMARIS/-RE
AMATUR
AMAMUR
AMAMINI AMANTUR
PRETERITO IMPER
I (amaba))
AMABAR
AMABARIS/-RE
AMABATUR
AMABAMUR
AMABAMINI
AMABANTUR

FUTURO IMPERFECTO
I (amaré)AMABOR
AMABERIS/-RE
AMABITURAMABIMUR/

AMABIMINI /AMABUNTUR

 
  
PRETERITO PERF
1 (amé)
AMATUS-A-UM SUM
AMATUS-A-UM ES
AMATUS-A-UM EST
AMATI-AE-ASUMUS
AMATI-AF-A ESTIS
AMATI-AE-ASUNT
PRETERITO PLUS
I (habia amado)
AMATUS-A-UM ERAM 
AMATUS-A-UM ERAS
AMATUS-A-UMERAT
AMATI-AE-A ERAMUS
AMATI-AE-AERATIS
AMATI-AE-A ERANT
  
  
SUBJUNTIVO
PRESENTE
Il (ame)
AMER
AMERIS/-RE
AMETUR
AMEMUR
A MEMINI
AMENTUR
PRETERITO IMPER
I (amara / -ase)
AMARER
AMARERIS/-RE
AMARETUR
AMAREMUR
AMAREMINI
AMARENTUR
  
  
PRETERITO PERFECTO
I (haya amado)
AMATUS-A-UM SIM
AMATUS-A-UM SIS
AMATUS-A-UM SIT
AMATI-AE-ASIMUS
AMATI-AE-ASITIS
AMATI-AE-ASINT
PRETERITO PLUS
I (hubiera / hubiese
amado)
AMATUS-A-UM ESSEM 
AMATUS-A-UM ESSES
AMATUS-A-UM ESSET
AMATI-AE-A ESSEMUS 
AMATI-AF-AESSETIS
AMATI-AF-AESSENT