TEMA 1: LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y LOS COMIENZOS DE LA REVOLUCIÓN LIBERAL. LA CONSTITUCIÓN DE 1812. ANTECEDENTES.

¡El rey Carlos IV sube al trono en 1788, heredando todas las reformas que estaba instaurando su padre, pero un año después estalla la Revolución francesa y el rey, temeroso de que la oleada revolucionaria se extendiera a España,^corigela las reformas, aconsejado por su ministro Floridablanca. Cuando la Revolución Francesa se radicaliza con la muerte del rey Luis XVI, España declara la guerra a la Francia revolucionaria. Esta guerra es perdida por los españoles y en la paz de Basilea (1795) ha de ceder una parte de la isla americana de La Española a los franceses.
Con la llegada al poder del nuevo primer ministro Manuel Godoy y ante el fortalecimiento de la Francia de Napoleón, nuestro país decide nuevamente aliarse con Francia mediante el tratado de San Ildefonso (1800). A partir de entonces tendremos como enemigo a los británicos, quienes nos derrotarán claramente en la batalla de Trafalgar (1805), pasando a partir de entonces los ingleses a dominar los mares.
Dentro de esta alianza con los franceses y en contra de los británicos, en
1807, Napoleón decide invadir Portugal, pues este país era aliado inglés.Para ello necesitaba la autorización de Godoy y Carlos IV para que las tropas francesas pasaran por España. Es el llamado tratado de Fontainebleau(1807).    En política interior, Godoy intentó llevar a cabo una serie de reformas que iban radicalmente en contra de los intereses de las clases privilegiadas como era el intento de desamortización de parte de las tierras de la Iglesia ante la crisis económica, la limitación del poder de la Inquisición o el apoyo a las Sociedades Económicas de Amigos del País. Estos intentos, al igual que su origen plebeyo provocó el odio de las clases privilegiadas que se unieron en torno al hijo de Carlos IV, Fernando, para deshacerse de Godoy. Así en marzo de 1808, aprovechando que la corte se había trasladado a Aranjuez, este grupo que apoyaba a Fernando obligó a Carlos IV a abdicar a favor de su hijo. Es el conocido Motín de Aranjuez. De esa manera desaparecía la influencia y el poder de Godoy.Napoleón, viendo el desconcierto en el gobierno de España, manda llamar a Bayona a Carlos y a Fernando, “sugiriéndoles” renunciar al trono para colocar en él a su hermano José Bonaparte. Son las llamadas abdicaciones de Bayona. Comienza así el breve reinado de José Bonaparte (1808-1811) quién intentó extender las medidas revolucionarias francesas a nuestro país (intentos de desamortización eclesiástica, igualdad de todos los españoles ante la ley y redacción del llamado Estatuto de Bayona, una especie       depseudoconstitución).   

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.                                 

 Mientras tanto, el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se levanta contra la presencia francesa ^y este hecho se repite en otras muchas localidades de España. Los franceses ocuparon plazas militares como Pamplona o Barcelona, lo que desmentía la pretendida invasión de Portugal, al tiempo que Napoleón nombra a Murat lugarteniente suyo en el país. El pueblo español, desconcertado por las noticias de la ausencia de nuestros reyes, decide luchar por su cuenta contra los franceses, ante la desgana de las clases privilegiadas que no actuaban.Esta resistencia se organizó primero en juntas locales, luego provinciales hasta que finalmente se creó la llamada Junta Suprema Central para liderar la lucha contra los franceses.Como nuestro ejército era mucho más débil que el francés (sin embargo, los derrotamos en la batalla de Bailen), la táctica fue la de los sitios ( resistencia de ciudades como Zaragoza o Gerona, desgastando así al ejército napoleónico) o la guerrilla (formas de resistencia espontánea y popular, que apoyándose en el conocimiento del terreno sorprendían a los franceses en numerosas emboscadas dificultando su asentamiento). En Cataluña, el cuerpo paramilitar de los “somaten ” hostiga a los franceses.La guerra transcurrió entre 1808 y 1812. Al principio Napoleón esperaba no encontrar mucha resistencia, pero el levantamiento popular, las tácticas de guerrilla y la derrota en Bailen (1808), hizo que Napoleón en persona se desplazara a España con 250.000 hombres (la Grande Armée) para controlar la situación, logrando la victoria en Ocaña. Pero esta nunca estuvo clara. A partir de 1812, la campaña en Rusia obligó a Napoleón a trasladar parte de su ejército al otro lado de Europa, lo que unido a la ayuda inglesa liderada por el duque de Wellington, hizo retroceder a las tropas napoleónicas que a partir de 1813 empezaron a retirarse de España.Ya en el transcurso de la guerra, los españoles nos dividimos entre varias tendencias políticas que discutían sobre cómo había que abordar la situación.
Los afrancesados: eran un reducido grupo de intelectuales que
vieron en las reformas del rey francés una posibilidad para la
modernización  del  país.   Procedían  la  mayoría   del   despotismo
ilustrado  y   fueron  encarcelados   o  perseguidos  tras   la  derrota
francesa. Fueron acusados de antipatrióticos.
El frente patriótico:  aquí se agrupan a todos aquellos que se
opusieron  a  la  invasión.  Pero  cada grupo  tenía posturas  muy
diferentes. La nobleza y el clero pretendían la derrota francesa y la
vuelta de Fernando VII como defensor del Antiguo Régimen y   la
religión católica. Los ilustrados, representados por Jovellanos o
Floridablanca veían en la guerra la posibilidad de iniciar reformas
que modernizaran el país pero con la antigua monarquía. Por último,
los sectores claramente liberales pedían transformar España desde el
Antiguo régimen a un sistema liberal parlamentario (con soberanía
nacional,   división   de   poderes,   Constitución,   abolición   de   los
privilegios estamentales y gremiales, etc). El pueblo llano, sin ideas
claras, afrontó la guerra como una liberación del invasor, deseando
que volviera su rey y se instaurara el orden anterior.

LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

La Junta Suprema Central, que debía dirigir la resistencia contra los invasores franceses, se vio incapaz de controlar la situación y en su huida hacia el sur por el avance francés, decidió que se constituyeran unas Cortes que decidieran el futuro de España. El lugar San Fernando (se abrieron las Cortes en la Iglesia Mayor y luego se trasladaron al Teatro de las Cortes) aunque luego fue trasladada a Cádiz (en el Oratorio de San Felipe Neri), única ciudad que resistió el avance francés con ayuda de los ingleses. En Cádiz se buscaron representantes de cada provincia tanto peninsular como de ultramar y durante dos años se discutió su redacción hasta que el 19 de marzo de 1812 se promulgó. Es la primera Constitución española que emana de representantes del pueblo y entre sus puntos más importantes destacaremos:
Se aprueba el principio de soberanía nacional, según el cual el poder
reside en el conjunto de los ciudadanos y se expresa a través de las
Cortes.
Se estableció una cámara única frente a la anterior de estamentos.
Se recogía una declaración de derechos del ciudadano entre los que
destacaba la igualdad de los españoles ante la ley, la libertad de
imprenta, la reforma de los impuestos o la de la Hacienda pública.
Se aceptaba la división de poderes, planteada por los ilustrados como
Montesquieu en el siglo XVIII. Según esta, el poder legislativo lo
tendrían  las   Cortes   que  elaborarían  las   leyes,   aprobarían  los
presupuestos, etc.
España sería la reunión de los españoles de ambos hemisferios.
El monarca tendría el poder ejecutivo por lo que posee la dirección
del gobierno e interviene en la elaboración de las leyes. El poder del
rey está limitado por las Cortes.
La administración de la justicia es competencia exclusiva de los
tribunales, (poder judicial).
Aceptaba el principio de sufragio universal.
Se decretó la suspensión de los señoríos, la libertad de trabajo, la
anulación de los gremios, la abolición de la Inquisición y el inicio de
la desamortización y de la reforma agrariar
Reconocía los derechos de la religión católica.
Impuestos y tributos para todos los españoles.
 Creación de escuelas primarias.    
En definitiva, esta Constitución rompía de un plumazo con los pilares del Antiguo Régimen, influyendo en numerosas constituciones posteriores y en el proceso de independencia de las colonias americanas, aunque su resultado práctico fuera muy escaso, debido a la situación bélica y a que Fernando VII restauraría el absolutismo a su regreso a España

EL REINADO DE FERNANDO VII. (1814-1833). EL RETORNO AL ABSOLUTISMO (1814-1820).

A fines de 1813, Napoleón decide firmar la paz con España mediante el tratado de Valencay decidiendo retirar las tropas y permitir el regreso de Fernando VII “el deseado”. El rey era consciente que durante seis años se había intentado construir un nuevo régimen liberal a partir de la elaboración de la constitución de Cádiz y al principio llegó a pensar en que aceptaría el nuevo orden de cosas. Pero cuando Fernando VII vio que la mayor parte del pueblo,  la nobleza y el clero querían el retorno alabsolutismo y así se lo hicieron saber en el llamado “Manifiesto de los Persas”, anunció la vuelta al absolutismo. Por Real Decreto de 4 de mayo de 1814 declaró nulos y de ningún valor y efecto la Constitución y los decretos de Cádiz. Los liberales fueron perseguidos y muchos se tuvieron que exiliar. Se produjo la restauración de todas las antiguas instituciones, se estableció el régimen señorial y se restauró la Inquisición.Esta vuelta atrás estuvo favorecida por una situación internacional en la que tras la derrota de Napoleón, el Congreso de Viena y la Santa Alianza garantizaban la defensa del absolutismo y el derecho de intervención en cualquier país europeo contra el liberalismo

ANTECEDENTES TEMA 2 LA SUCESIÓN DINÁSTICA.   

El nacimiento de Isabel, hija de Fernando VII abrió un grave conflicto por la sucesión del trono en España. Desde la llegada de los Borbones, imperaba en España la Ley Sálica según la cual no podían reinar en España mujeres. Fernando VII la derogó mediante la llamada Pragmática Sanción para que su hija pudiese reinar, lo que produjo la reacción de su hermano D. Carlos que se veía como legítimo sucesor al trono español. Pero esta lucha entre dos personas por el trono encerraba también una cuestión política de fondo. En torno a D. Carlos se asociaron los sectores más conservadores y defensores del Antiguo Régimen, mientras que en torno a Isabel y su madre María Cristina, reina regente, se asociaron los sectores más liberales. El testamento de Femando VII a favor de su hija y las medidas de
amnistía a los liberales dadas por la reina regente María Cristina llevó a los
seguidores de Carlos a iniciar uno de los conflictos más graves de nuestra
historia: las guerras carlistas.

TEMA 2: REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II. (1833-1868).  ANTECEDENTES: apartado “La sucesión dinástica” (Tema 1).    LA PRIMERA GUERRA CARLISTA.

El carlismo, tradicionalista y antiliberal, englobó a nobleza rural, gran parte del clero y pequeños campesinos empobrecidos que temían de los cambios liberales la implantación de la igualdad jurídica y la pérdida de sus fueros tradicionales. Atacaban la privatización que de los bienes comunales quería hacer el liberalismo y defendían la monarquía absoluta y la preeminencia de la iglesia católica.
Por el contrario, la reina regente María Cristina contó con el apoyo de parte de los absolutistas (alta nobleza latifundista, funcionarios o jerarquía eclesiástica). Junto a ellos, la reina regente pactó con el liberalismo moderado (partidarios de evolucionar hacia el liberalismo pero sin sacudidas) e incluso tuvo que ganarse a las bases populares de las ciudades y a las clases medias ilustradas.                                                                                                            

EL DESARROLLO DE LA GUERRA.

La guerra comienza en las zonas rurales del norte y los carlistas se apoyaron en la población, practicando un método de guerrillas. La tardanza en reaccionar del gobierno permitió a los carlistas organizar un ejército dirigido por José de Zumalacárregui, mientras el general Cabrera unificaba a los carlistas aragoneses y catalanes. Don Carlos se puso al frente del ejército, llegando a las puertas de Madrid, pero no pudo entrar.
A nivel europeo, las potencias absolutistas (Rusia, Austria y Prusia) apoyaron a Don Carlos, mientras el gobierno de Isabel II fue apoyado por Inglaterra, Francia y Portugal. La muerte de Zumalacárregui inició la reacción liberal al mando de Espartero. La última etapa de la guerra se
caracterizó por la división de los carlistas entre los que querían pactar con los liberales y los que no. Por fin, el Convenio o abrazo de Vergara (1839) entre el general carlista Maroto y el liberal Espartero puso fin a la guerra. Se reconocieron los fueros en las provincias vascas y navarras y se integró el ejército carlista en el real. Sólo el general Cabrera resistió cierto tiempo más en el Maestrazgo.

LA IMPLANTACIÓN DEL LIBERALISMO.

La guerra carlista aceleró el inicio de las reformas liberales. Los liberales buscaron la unión con los absolutistas moderados para derrotar al carlismo e instaurar el liberalismo. Así, la reina regente se vale de Cea Bermúdez para intentar alcanzar una vía intermedia entre absolutistas y liberales.Esta tarea se le encomienda también a Martínez de la Rosa, que en 1834 promulgó un Estatuto Real que recogía algunos derechos y libertades políticas, pero negaba la soberanía nacional y la separación de poderes. Sólo unos cuantos sectores, los más acomodados, podían decidir las reformas. De esta época es la división provincial de España, obra de Javier de Burgos.Estas reformas se vieron insuficientes y la Corona, al buscar más apoyos para la implantación del liberalismo, tuvo que aceptar las pretensiones también de los liberales más exaltados aparte de la de los moderados. Se crearon dos tendencias políticas que durarían a lo largo del siglo XIX: los moderados y los progresistas.Aún así, los progresistas estaban descontentos con las reformas y protagonizaron revueltas urbanas en Andalucía, Barcelona y Madrid en 1835.                                                                      Ante estas revueltas, la regente María Cristina decide formar un gobierno con el liberal progresista Mendizábal, que inició un programa de reformas, pero cuando se quiso atrever a desamortizar los bienes del clero, pidieron a María Cristina su destitución. Pero los progresistas volvieron a la carga y, por fin, tras el levantamiento progresista de la guarnición de la Granja, la regente decide volver a llamar a estos al gobierno.                                                    

LA CONSTITUCIÓN DE 1837.                                                                                                              

El gobierno progresista llevó a cabo una Constitución aprobada el 8 de junio de 1837. Tenía una mezcla de características moderadas del liberalismo (mayor poder para el rey, ley electoral que sólo dejaba votar a los más ricos o creación de una segunda cámara más conservadora, el Senado) y progresistas (soberanía nacional, amplia declaración de derechos o división de poderes),  En todas las elecciones de este fin de década, resultaban vencedores los moderados, que quisieron poco a poco quitar las leyes más progresistas y dar marcha atrás en el proceso de desamortización.                                                                     La reina María Cristina, en vez de permanecer neutral, apoyó a los moderados lo que provocó que los progresistas iniciaran una insurrección en varias ciudades españolas. La reina, en vez de apoyar a los progresistas, decidió dimitir. Entonces, asumió el poder el vencedor de la guerra carlista, Baldomero Espartero.                                                                                                                                              

LA REGENCIA DE ESPARTERO (1841-1843). 

La actitud de Espartero, tras asumir el gobierno fue de un marcado autoritarismo, aislándose cada vez más junto a los progresistas. En 1842, aprobó una ley que permitía la entrada de tejido inglés en nuestro país, amenazando así a la industria textil catalana. Por ello, la burguesía catalana y las clases populares se levantaron contra la medida y Espartero mandó bombardear la ciudad hasta su pacificación, lo que le granjeó una gran impopularidad. Además, los moderados empezaron a conspirar encabezados por los generales Narváez y CTDonnell. En 1843, Espartero decide exiliarse en Londres, al tiempo que las Cortes nombran a Isabel II mayor de edad y la proclaman reina a los trece años.                                                                                                

EL GERMEN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.                                                                

El liberalismo español se articuló en torno a tres elementos: los partidos políticos, el ejército y la Juntas y Milicia.
1. Los partidos políticos surgieron desde que apareció el liberalismo y
las elecciones, pero en principio no eran como los actuales, sino una
agrupación de personas que se unían debido a sus ideas políticas
parecidas (camarillas).
Los    moderados   lo   formaban   terratenientes,    comerciantes    e
intelectuales junto a restos de la vieja nobleza, del alto clero y de los
altos   mandos   militares.   Defendían   la   propiedad,   el   sufragio
censitario, el principio de soberanía compartida entre Cortes y
Corona, limitaban los derechos individuales y defendían los derechos
de la iglesia católica.
Los progresistas lo formaban la media y pequeña burguesía y
sectores de la burguesía financiera y comercial que eran reformistas.
Le apoyaban clases medias, artesanos de las ciudades, profesores,
periodistas y abogados.
Tanto entre los moderados como entre los progresistas, aparecieron dos nuevos partidos:
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En 1849, el Partido Demócrata se escindió de los progresistas. Fue la
primera expresión política del pensamiento democrático en España
(defendían el sufragio universal, la ampliación de libertades públicas
y la defensa de la fiscalidad para conseguir mayor igualdad entre los
ciudadanos, etc).
En 1854, nace la Unión Liberal, escisión de los moderados, que
atrajo a los grupos conservadores del progresismo.
El Ejército: a lo largo del siglo XIX, el Ejército tuvo un importante peso. Desde el reinado de Isabel II fue su principal apoyo, participando en la vida política a través de pronunciamientos. Los altos cargos militares eran los jefes de los partidos. El ejército era el brazo ejecutor de la conspiración política.
Las Juntas y la Milicia: la marginación en la que se sumió la mayor parte de la población, debido al peso de la Corona y del ejército, hizo que aparecieran formas de “participación” en el sistema liberal.
Las Juntas surgen en momentos de crisis cuando los gobiernos moderados no responden a los deseos de burguesía y clases populares y a veces, influye en el gobierno.
La Milicia era una fuerza nacional alternativa al ejército en la que todos sus miembros eran iguales, jefes y oficiales eran electivos y la autoridad era del alcalde.

LOS MODERADOS EN EL PODER (1843-1868)

Con la proclamación de Isabel II como reina, vuelven los moderados al poder y desarmaron a la Milicia Nacional y restauraron la Ley de Ayuntamientos.
Las elecciones de 1844 favorecieron el control de los caciques y el gobierno, consiguiendo los moderados una clarísima victoria. A su frente, se puso el general Narváez quien sentó las nuevas bases del moderantismo. La nueva burguesía terrateniente trató de asentar el nuevo régimen intentando por un lado defender los logros liberales frente al carlismo y por otro intentar que las clases populares no ampliaran esa revolución, buscando proteger el orden y la propiedad. Se asentaba así un liberalismo conservador, que solamente permitía la participación política al escogido grupo de los propietarios y rentistas.De esa manera, se prepararon a redactar una nueva constitución, la de 1845.

LA CONSTITUCIÓN DE 1845.                                                                                                              

La constitución de 1845 recoge las ideas básicas del moderantismo: soberanía conjunta de Rey y Cortes, exclusividad de la religión católica, restricción del derecho al voto, gran poder de acción del Rey y derechos y libertades que podían ser reducidos en cualquier momento.                                Los moderados intentaron mejorar sus relaciones con la iglesia católica y en 1851 se firmó un Concordato con la Santa Sede para que la Iglesia respaldara al nuevo régimen y a cambio se suspendía la desamortización, devolviéndose aquellas tierras que no fueran aprovechadas y dando una asignación económica al clero.                                                                                                        El liberalismo moderado comenzó a construir un nuevo Estado, poniendo en marcha las siguientes novedades bajo dos principios: centralismo y imiformización.
Una reforma fiscal y de hacienda. Impuestos y recaudación estarían
en manos del Estado.
Unificación de todas las leyes del país y su compilación en códigos
como el Penal y el Civil.
Reorganización   de   la   administración:    división   provincial   y
fortalecimiento   de   gobiernos   civiles   y   militares   y   de   las
diputaciones.
El poder municipal (de los ayuntamientos) quedó controlado por la
Corona que nombraba a alcaldes de las capitales de provincia y de
aquellas que tuvieran más de 2.000 habitantes. El resto de alcaldes
serían nombrados por el gobernador civil que dependía a su vez de
el ministerio de la gobernación con lo que se creaba una estructura
jerárquica muy controlada.
El gobierno reguló el sistema de instrucción pública
Se adoptó un único sistema de pesos y medidas: el sistema métrico
decimal.
Se creó la Guardia Civil, un cuerpo armado con finalidades civiles y
estructura militar que se encargaría de mantener el orden público,
sobre todo en zonas rurales.      

Desde 1844 a 1854, la Corona y el gobierno ejercieron un gran poder, dejando a las Cortes (Parlamento) casi sin actuar. Las decisiones se llevaban a cabo a través de las “camarillas” (grupos de presión en torno a la reina).Fuera de este sistema liberal de moderados y progresistas, encontramos a los carlistas que volvieron a los levantamientos en Cataluña en 1848 y 1849 y al nuevo Partido Demócrata opuesto al moderantismo político y cada vez más en contra de la reina Isabel.

EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856).

En 1854, el gobierno quiso reformar la Constitución para tener todavía más poder (el ejecutivo). Progresistas y parte de los moderados llevaron a cabo el pronunciamiento de Vicálvaro a cuyo frente se colocó el general O’Donnell y estos mismos grupos elaboraron el manifiesto de Manzanares en el que pedían el cumplimiento de la Constitución, la reforma de la ley electoral, la reducción de los impuestos y la restauración de la Milicia. La reina tuvo que llamar para que formara gobierno al viejo militar progresista Espartero.Este nuevo gobierno intentó restaurar los principios de la constitución de 1837, restauró la Milicia Nacional y la ley de ayuntamientos progresista e inició la preparación de una constitución la de 1856, la “non nata” que no llegó a promulgarse. Las acciones más importantes de este nuevo gobierno fueron:
La desamortización de Madoz afectó a los bienes del Estado, de la
Iglesia, de las órdenes militares y, sobre todo, de los ayuntamientos.
Con el dinero recaudado se pretendía conseguir recursos para la
Hacienda y la modernización del país (construcción de ferrocarriles,
sobre todo).

La Ley General de Ferrocarriles.

Estas medidas reformistas no mejoraron las condiciones de vida del pueblo llano lo que generó un conflicto social continuo tanto en las ciudades (levantamiento de Barcelona de 1855) como en el campo (Castilla). A pesar de que el gobierno trató de impulsar una Ley de Trabajo que mejorara las condiciones de vida de los obreros, la situación era tan grave que Espartero dimitió y la reina dio el gobierno a (X Donnell.¡Escribe tu texto aquí!