2. El proceso informativo en sentido restringido

El hecho de que una persona comunique algo a otra implica un proceso complejo en el que podemos discernir fases de características dispares. El emisor ha de pensar lo que quiere comunicar, posteriormente debe expresarlo y el receptor finalmente ha de captar esa señal enviada por el emisor y reconstruir a partir de ella el contenido del mensaje.
Es la lengua el sistema empleado mayoritariamente por el ser humano para plasmar ese «algo» que se desea manifestar mediante signos materiales, los cuales pueden ser enviados y percibidos por el receptor.
En este proceso se disciernen dos fases distintas: de «pensamiento» del mensaje, y de expresión oral del mismo.
En el caso de la Sociedad de la información con el avance de las nuevas tecnologías este mensaje puede ser escrito e imágenes.

2.1. Fase de creación

La fase inicial es conocida como fase de creación del mensaje, y consiste en concretar mentalmente el contenido de lo que desea comunicar, esa idea o sentimiento que desea compartir con el receptor, en términos comprensibles por el destinatario mediante un código-la lengua- compartido por ambos.
Esta actividad que efectúa el emisor, de carácter mental, fue explicada por Saussure, diciendo que el signo lingüístico posee inicialmente un carácter psicológico, pues su misión consiste en delimitar el pensamiento mediante la adscripción de cada concepto a una imagen cerebral concreta.
No existe en principio delimitación alguna que organice el pensamiento, careciendo las ideas originariamente de precisión; tampoco existen inicialmente sonidos definidos que permitan reconocer y diferenciar. Este fenómeno es expresado por Saussure diciendo que, originalmente, tanto el pensamiento como el sonido configuran sustancias amorfas, carentes de orden o de algún tipo de estructura. Es tarea de la lengua sistematizar ambas sustancias, clasificar y organizar tanto el pensamiento como el sonido, mediante la atribución de un determinado concepto -idea, a la representación mental de una cadena fónica específica. «El pensamiento, caótico por naturaleza, es forzado a precisarse al descomponerse. No hay, ni materialización de los pensamientos ni espiritualización de los sonidos, sino que se trata del siguiente hecho, en cierto modo misterioso: que el “pensamiento-sonido” implica divisiones y que la lengua elabora sus unidades constituyéndose entre dos masas amorfas».
El signo lingüístico comporta ya una forma. Saussure lo concibe como una entidad psíquica caracterizada por la asociación de una forma del contenido y de una forma de la expresión, unidos que se requieren recíprocamente.
Conviene destacar que la imagen acústica «no es el sonido material, cosa puramente física, sino la [huella] psíquica de ese sonido, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa representación es sensorial» (Saussure).
El emisor, mentalmente incluso, por el hecho de «pensar» el mensaje, al materializar lo que desea compartir con el receptor en palabras, está dando forma, informando por primera vez el contenido del mensaje.
La fase de creación, de naturaleza psicológica, por la cual materializamos cualquier hecho de conciencia constituye el acto primigenio de informar, el primer proceso informativo en sentido restringido que se ha de llevar a cabo para que alguien pueda finalmente transmitir un mensaje a otro.
Si la fase de creación es el proceso por el cual el emisor parte de un concepto para originar a raíz de él la imagen acústica correspondiente, debemos resaltar que no siempre esta imagen acústica se transforma en una cadena sonora concreta, adquiriendo así el mensaje una forma física tangible, de carácter acústico. A menudo, el emisor introduce en esta misma fase nuevas formas intermedias, modificando la representación mental inicial. Influyen en ello factores como receptor, el emisor y el entorno que media entre los dos. La fase de creación puede llegar a configurar un proceso informativo en sentido restringido muy complejo, en el que se den varias transformaciones en el mensaje original, dependiendo de las circunstancias en que se desarrolle el acto comunicativo.
Tras la fase de creación, el emisor debía expresar ese mensaje lingüístico elaborado mentalmente. La fase de creación ha originado un mensaje potencialmente transmisible, pero que no puede comunicarse en el estado en que se halla: ha adquirido una forma, pero una forma inmaterial, en ningún caso apta para su transmisión.
Una vez que el emisor ha «pensado» el mensaje, debe «traducirla» mediante sus órganos fonadores en una cadena sonora audible por el receptor, o bien anotar por escrito las oraciones o frases de que se compone. El emisor somete ese mensaje a un proceso añadido para que éste adquiera una expresión, bien de naturaleza gráfica, por medio de la escritura.

2.2. Fase modal

Operación u operaciones, posteriores a la fase de creación, por las cuales un mensaje adopta nuevas formas. Contemplan la manifestación oral o escrita del mensaje y cualquier tratamiento adicional al que se somete el mensaje para adaptarlo al medio por el que se vaya a difundir.
Pensemos, en los procesos informativos en sentido restringido situados tras la fase de creación y previos a la emisión que conlleva enviar un telegrama. Primer proceso restringido efectuado, adoptando el mensaje una forma gráfica. Segunda forma nueva que presenta el mensaje previamente a su comunicación, transformados los signos gráficos en otros de tipo mecánico mediante la pulsación más o menos prolongada del manipulador. Tercera forma del mensaje, convertido ahora en señal eléctrica.
Después de la difusión del mensaje en una forma adecuada al medio, el receptor ha de captar la señal enviada por el emisor y reconstruir a partir de ella el contenido del mensaje, que constituye la denominada fase de recepción.


2.3. Fase de recepción

Saussure. Si el emisor, para crear un mensaje, parte de un contenido y alcanza finalmente la representación mental de una forma concreta que «traduce» aquel contenido, el receptor parte de la señal física del mensaje que capta y, tras elaborar la correspondiente representación mental de aquel mensaje, reconstruye el contenido que lo originó. El estudio de la recepción se reduce a un acto inverso al de creación y, en consecuencia, conforma igualmente un proceso informativo en sentido restringido.
No es posible garantizar, que ese «algo» que el emisor trataba de compartir con el receptor llegue al destinatario sin modificación alguna. El receptor procura reconstruir en identidad de términos el significado que portaba el mensaje original. Pero desde el momento en que el receptor es humano, nadie puede asegurar la inmutabilidad del contenido. Podemos afirmar que, en mayor o menor medida, la fase de recepción supone una «fase de creación encubierta».
Las circunstancias individuales presentes en la recepción, cuando es llevada a cabo por un ser humano, permiten concluir que el destinatario del mensaje no se limita a reproducirlo, sino que en realidad lo recrea de una forma personal. El receptor cumple un papel tan importante en los actos comunicativos como el emisor. El receptor es un sujeto activo que introduce otro proceso informativo en sentido restringido al que realizó el emisor.

3. El proceso informativo en sentido amplio

Las distintas fases del proceso informativo en sentido amplio:

– Fase de creación: 

«el punto de partida del circuito está en el cerebro de una, A […] Supongamos que un concepto desencadena en el cerebro [de A] una imagen acústica correspondiente: es un fenómeno enteramente psíquico».

– Fase modal: 

este fenómeno psíquico está «seguido a su vez de un proceso fisiológico: el cerebro [de A] transmite a los órganos de la fonación un impulso correlativo a la imagen».

– Fase de difusión: 

«luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B: proceso físico».

– Fase de recepción: 

«Después, el circuito se prolonga en B en un orden inverso: del oído al cerebro, transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esa imagen con el concepto correspondiente».
Inconvenientes que presenta este tipo de comunicación (temporalidad muy corta -la palabra hablada se desvanece en cuanto se pronuncia- y limitación espacial elevada -la conversación directa exige que los interlocutores estén próximos entre sí-).
Es necesario adaptar el mensaje original a las propiedades peculiares del dispositivo empleado en la transmisión, lo que implica la aparición de nuevos procesos informativos en sentido restringido que se sitúan entre la fase de creación y la fase de difusión y la consiguiente ampliación de la fase modal en estos actos informativos.
Su finalidad es amoldar el mensaje a las características del artificio empleado para facilitar la comunicación, (Desantes Guanter) define fase modal del proceso informativo en sentido amplio como la puesta en forma de los mensajes para hacerlos susceptibles de ser comunicados a través de los distintos medios posibles. La fase modal abarca los sucesivos tratamientos a que es sometido el mensaje desde que concluye la fase de creación hasta que empieza la fase de difusión.

3.1. Fase de difusión

Podemos caracterizar la fase de difusión por la presencia de cuatro elementos básicos, indicados por Lasswell mediante la fórmula «quién dice qué, en qué canal, a quién».
Cualquier mensaje, precisa para ser transmitido un soporte que lo transporte. En la comunicación verbal directa es el aire, pero en una llamada telefónica el soporte cambia, siendo ahora el hilo de cobre, el cable coaxial o la fibra óptica; en el caso de radiocomunicaciones, el canal será la atmósfera o el vacío, si la comunicación se establece a través de satélite. La edición de mensajes suele emplear el papel como medio; con mensajes de audio o de vídeo, las cintas magnéticas configuran el medio utilizado; en una fotografía o filme, el medio es una película.
Considerando la naturaleza y finalidad de los medios expuestos, Moles concibe el medio como el soporte energético o material que transporta mensajes y los difunde a través del espacio y del tiempo. Canal para designar el conjunto de elementos que intervienen en el desarrollo de esta actividad.
Guanter destaca que la finalidad principal de los distintos canales ideados por el ser humano consiste en hacer llegar al receptor, el mayor número de mensajes posibles. De ahí que conciba la fase de difusión como la puesta a disposición del público de mensajes.