I. España a principios del siglo XX: Reformismo y Crisis

Antonio Maura (Partido Conservador)

Gobernó entre 1903-1904 y 1907-1909. Fue uno de los principales impulsores del revisionismo conservador.

Medidas Destacadas:

  • Instituto de Reformas Sociales (1903): Presidido por Gumersindo de Azcárate, debía estudiar la situación obrera y proponer soluciones. Sin embargo, se quedó en investigaciones sin aplicación práctica.
  • Ley Electoral de 1907: Introdujo el voto obligatorio, con el objetivo de movilizar al electorado conservador y frenar a republicanos y socialistas. También tipificó los delitos electorales y pretendía reducir el caciquismo, aunque tuvo poco éxito real.
  • Ley de Administración Local (1907): Buscaba dotar de mayor autonomía y recursos a los ayuntamientos. Permitía formar mancomunidades municipales.
  • Instituto Nacional de Previsión (1908): Antecedente de la futura Seguridad Social.
  • Otras leyes sociales: Legalización de la huelga, Ley de descanso dominical, Ley sobre condiciones laborales de mujeres y niños.

Fin de su Etapa:

Su política represiva ante la Semana Trágica de Barcelona (1909) generó gran rechazo social. Alfonso XIII le retiró su apoyo y fue sustituido.

José Canalejas (Partido Liberal)

Gobernó entre 1910 y 1912. Intentó democratizar el sistema político y mejorar las condiciones sociales y laborales.

Medidas Destacadas:

  • Leyes laborales: Regulación de la jornada laboral, prohibición del trabajo nocturno femenino, aumento de la edad mínima para trabajar, creación de la Inspección de Trabajo.
  • Ley de Casas Baratas: Para facilitar el acceso a la vivienda a las clases trabajadoras.
  • Reducción de impuestos al consumo: Muy impopulares entre los sectores más humildes.
  • Ley del Candado: Limitaba la creación de nuevas órdenes religiosas. Provocó una fuerte reacción de la Iglesia, aunque Canalejas era católico practicante. Su objetivo era limitar la influencia eclesiástica en la educación.
  • Nueva Ley de Reclutamiento: Establecía el servicio militar obligatorio sin posibilidad de redención en metálico en caso de guerra.
  • Ley de Mancomunidades Provinciales: Permitía la asociación de provincias para fines administrativos. Gracias a ella se creó en 1914 la Mancomunidad de Cataluña, disuelta en 1925 por la dictadura de Primo de Rivera.

Fin de su Etapa:

Fue asesinado en 1912 por un anarquista, lo que frustró su programa reformista.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El Golpe de Estado de 1923

El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado con el apoyo del rey Alfonso XIII. Justificó su acción diciendo que quería acabar con el caos político, la corrupción y la amenaza revolucionaria. Pero en realidad, fue una forma de proteger a la monarquía de las consecuencias del Informe Picasso, que investigaba las responsabilidades militares en el desastre de Annual (1921). La situación política del momento era muy inestable: el sistema de la Restauración estaba desgastado, los partidos tradicionales ya no funcionaban y los conflictos sociales crecían. Además, el miedo al comunismo y el ejemplo de Mussolini en Italia (que había llegado al poder en 1922) convencieron a muchos de que una dictadura podía ser una “solución temporal”.

Directorio Militar (1923-1925)

Tras el golpe, Primo de Rivera creó un gobierno exclusivamente militar. Se suspendieron las libertades, se disolvieron las Cortes y se prohibieron los partidos políticos. El país pasó a ser dirigido por militares desde Madrid y desde las provincias. También se disolvieron los ayuntamientos y se sustituyeron por juntas militares. La Unión Patriótica fue el intento de crear un partido único para apoyar al régimen, pero no tenía ideología ni programa. A nivel internacional, el gran logro fue el fin de la guerra de Marruecos, gracias al desembarco de Alhucemas en 1925, donde España y Francia derrotaron a los rebeldes rifeños. Este éxito dio a Primo de Rivera bastante popularidad.

Directorio Civil (1925-1930)

A partir de 1925, Primo de Rivera introdujo civiles en el gobierno, pero no por eso dejó de ser una dictadura. Ya no hablaba de regenerar la monarquía, sino de crear un nuevo régimen autoritario. En 1927 fundó la Asamblea Nacional Consultiva, que no servía para nada porque solo opinaba, no decidía. Se propuso un Estatuto Fundamental de la Monarquía, que pretendía sustituir a la Constitución, pero no llegó a aplicarse. En economía, la dictadura impulsó muchas obras públicas (carreteras, ferrocarriles, pantanos…) financiadas con deuda pública. También creó comités paritarios entre empresarios y obreros para resolver conflictos laborales, pero no era oro todo lo que relucía: la CNT fue prohibida y la UGT solo se toleró porque le interesaba al régimen.

Demografía y Sociedad en el Primer Tercio del Siglo XX

Crecimiento de la Población

A partir de 1900, España experimentó una bajada rápida en la tasa de mortalidad, especialmente en la mortalidad infantil. Esto supuso un aumento considerable en la esperanza de vida al nacer, que pasó de 35 años en 1900 a 50 en 1930. Aunque la natalidad también bajó, lo hizo a un ritmo más lento que la mortalidad, por lo que el crecimiento de la población fue fuerte. Entre 1900 y 1936, la población pasó de 18,6 millones a 26 millones, es decir, un aumento de aproximadamente 7 millones de personas en 30 años.

Causas del Descenso de la Mortalidad:

  • La desaparición de la mortalidad catastrófica (grandes hambrunas, epidemias, guerras), con la excepción de la gripe de 1918.
  • La mejora de las condiciones de vida, como la alimentación, la ropa, la vivienda, la higiene, la sanidad, el alcantarillado y el acceso al agua potable.

Movimientos Migratorios

  • Emigración exterior (1905–1914): Se intensificó la emigración hacia el extranjero, especialmente hacia Latinoamérica (Argentina, Cuba, México…) y, en menor medida, hacia Argelia (colonia francesa en ese momento). Los emigrantes eran sobre todo jóvenes varones procedentes del ámbito rural. La emigración femenina era muy escasa.
  • Crisis migratoria por la Gran Guerra (1914–1919): La Primera Guerra Mundial y la posguerra provocaron un freno en la emigración exterior, debido a la desconfianza internacional y al cierre de fronteras.
  • Emigración interior (años 20): A partir de los años 20, cobró fuerza la emigración interior, especialmente el éxodo rural, motivado por la creciente demanda de mano de obra en la industria y en los servicios (comercio, telefonía, banca, seguros…). Las principales zonas emisoras eran regiones agrícolas del interior y del sur (como Andalucía y Extremadura), y los destinos principales eran las grandes ciudades, especialmente Madrid y Barcelona, donde en 1930 más de la mitad de la población era de fuera.

Distribución de la Población Activa por Sectores

  • Sector primario (agricultura y ganadería): Aunque seguía siendo el más importante al inicio del siglo, perdió peso, pasando de un 70% de la población activa en 1900 a un 49% en 1930.
  • Sector secundario (industria, construcción y minería): Creció notablemente, pasando del 14% en 1900 al 26% en 1930, reflejando el avance de la industrialización.
  • Sector terciario (servicios): También aumentó su presencia, pasando del 16% al 25%. Destacaron actividades como la banca, el comercio, la educación y la sanidad, que comenzaron a desarrollarse con fuerza en este periodo.

Proclamación de la Segunda República (1931)

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República tras el fracaso electoral de la monarquía en las elecciones municipales. El entusiasmo popular fue enorme y los líderes republicanos salieron de la cárcel o regresaron del exilio para formar un gobierno provisional. Las causas principales fueron:

  1. Desprestigio de la monarquía: Había apoyado la dictadura de Primo de Rivera. El intento de “volver a la normalidad” con Berenguer no funcionó. Ortega y Gasset lo resumió en su artículo “El error Berenguer”.
  2. Unidad de los partidos republicanos: En el Pacto de San Sebastián, se pusieron de acuerdo para acabar con la monarquía, dejando atrás años de divisiones.
  3. Crisis económica: La dictadura había generado mucha deuda pública y, tras el crack del 29, el paro aumentó, cayeron las inversiones y empezó una fuerte recesión.
  4. Disminución de las exportaciones españolas: Por las nuevas políticas proteccionistas de países como Francia o Reino Unido, lo que perjudicó al campo y la minería.
  5. Falta de libertades democráticas: Gran parte de la población pedía un sistema más justo y representativo. En Cataluña, también se reclamaba mayor autonomía.
  6. Problemas sociales sin resolver: Aunque se habían hecho algunas mejoras laborales durante la dictadura, seguía sin solucionarse el grave problema del reparto de tierras. Esto generó tensión entre una derecha que se inclinaba hacia el autoritarismo y una izquierda que pedía reformas urgentes.

La Industrialización en España (Contexto General)

Características y Desarrollo

La industrialización en España fue un proceso tardío, limitado y desigual. Se desarrolló principalmente en Cataluña (industria textil) y en el País Vasco (siderurgia), quedando el resto del país al margen. La economía industrial española dependió del capital y la tecnología extranjeros, lo que provocó una fuerte dependencia exterior. Además, la falta de un mercado nacional unificado y una red de transportes eficaz frenó el desarrollo.

Sectores Clave

  • La industria textil catalana se benefició del proteccionismo y de la inversión de capital procedente de los “indianos”, pero sufrió tras la pérdida de las colonias americanas en 1898.
  • La siderurgia tuvo tres focos: Málaga, Asturias y Vizcaya. Solo este último logró consolidarse, gracias a la exportación de mineral de hierro y a la inversión de la banca local (principalmente con Altos Hornos de Vizcaya, fundados en 1902).

Minería y Transporte

La minería creció tras la Ley de Minas de 1868, que liberalizó el sector y permitió la entrada de empresas extranjeras. España se convirtió en exportadora de materias primas (como el hierro, el plomo o el mercurio), lo que reflejaba su papel subordinado en el sistema económico internacional. El transporte fue un elemento clave: se desarrolló una red ferroviaria radial centrada en Madrid, financiada con capital extranjero y basada en concesiones estatales, pero no favoreció una auténtica integración económica del territorio.

II. La España del Siglo XIX: Transformaciones y Desafíos

Demografía y Sociedad en el Siglo XIX

Crecimiento Demográfico

Durante el siglo XIX, la población española pasó de 10,5 millones (en 1787) a 18,6 millones (en 1900), un crecimiento moderado debido a la persistencia de una alta mortalidad, provocada por las malas condiciones higiénicas, las epidemias (como el cólera) y las crisis de subsistencia. No se completó la transición demográfica: tanto la natalidad como la mortalidad se mantuvieron elevadas hasta finales del siglo.

Transición Social: De Estamental a Clases

La sociedad española experimentó un lento paso de una estructura estamental a una sociedad de clases, producto de la revolución liberal. Se consolidó una oligarquía terrateniente y financiera con gran poder político, mientras que la burguesía industrial fue poco influyente. La clase media era débil y el grueso de la población pertenecía a las clases populares (campesinos sin tierra, jornaleros, obreros, pequeños artesanos).

Contrastes Regionales y Emigración

Hubo importantes contrastes regionales: el interior peninsular perdió población (debido a la emigración y al estancamiento económico), mientras que el litoral mediterráneo y las zonas industrializadas del norte la ganaron. La emigración a América se intensificó a finales del siglo, especialmente desde Galicia, Asturias y Canarias.

III. Orígenes y Desarrollo de la Península Ibérica

La Hispania Prerromana

Los Pueblos Prerromanos

Antes de que Roma pusiera el pie en la península, aquí ya vivían varios pueblos con formas de vida diferentes, divididos básicamente en dos grandes áreas:

  • Por un lado, en el área ibérica (Cataluña, Levante, Andalucía) estaban los ilergetes, layetanos, ilicitanos y turdetanos, que habían recibido influencia de fenicios y griegos. Estos pueblos vivían en poblados fortificados, usaban escritura alfabética, enterraban a sus muertos quemándolos, y hacían esculturas como la famosa Dama de Elche. Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, y valoraban mucho el heroísmo guerrero.
  • Por otro lado, en la zona céltica (interior, norte y oeste) vivían vacceos, vetones, lusitanos, carpetanos, galaicos, astures, cántabros y vascones, que tenían menos influencia oriental, no usaban ni escritura ni moneda, y vivían en castros fortificados en sitios elevados. Su economía era principalmente ganadera, y destacaban por hacer esculturas de piedra como los verracos (los Toros de Guisando, por ejemplo).

La Conquista y Romanización de Hispania

Conquista Romana

Roma comenzó a conquistar la península en el 218 a.C. con un desembarco en Ampurias, y terminó en el 19 a.C. conquistando el norte. La conquista fue en tres etapas:

  1. Primero, la zona ibérica (más urbanizada y fácil de controlar) entre 218 y 197 a.C., donde dividieron el territorio en dos provincias: Hispania Citerior y Ulterior.
  2. Luego, entre 154 y 133 a.C., el centro y oeste, con guerras difíciles contra celtíberos y lusitanos.
  3. Por último, entre 29 y 19 a.C., la conquista del norte, con guerras cántabras y astures, la zona más dura y menos romanizada.

Augusto reorganizó el territorio en tres provincias principales (Tarraconense, Lusitania y Bética), que más tarde se dividieron en siete.

Elementos de la Romanización

Romanizar significaba adoptar la lengua latina, las costumbres, leyes, organización política y religión romanas. Se fundaron ciudades para veteranos (Mérida, Itálica, Zaragoza), con un urbanismo muy organizado: calles rectas (cardo y decumanus), foros, termas, teatros, acueductos y alcantarillado. Estas ciudades estaban unidas por calzadas. Había tres tipos:

  • Federadas: Aliadas y con autonomía.
  • Inmunes: Leales y sin pagar impuestos.
  • Estipendiarias: Conquistadas con violencia y sin autogobierno.

El ejército era clave para la integración social, permitiendo a los soldados ascender y conseguir la ciudadanía romana, que al principio era limitada pero que luego se extendió a todos los hombres libres en el siglo III d.C. El latín se impuso como lengua común, el derecho romano sentó las bases legales, y aunque al principio se toleraban cultos locales, el cristianismo se legalizó en 313 y se convirtió en religión oficial en 380.

Economía en la Hispania Romana y Crisis del Siglo III

La economía se basaba en la esclavitud y en abastecer a Roma. Los recursos importantes eran la minería (oro en las Médulas), la agricultura (trigo, vino, aceite), salazones y cerámica. En el siglo II d.C., Hispania estaba muy romanizada y dio emperadores famosos como Trajano o Adriano. Pero en el siglo III llegó una crisis: guerras internas, inseguridad en las fronteras que frenó el comercio, menos esclavos y oro, y un cambio hacia una economía más rural y autosuficiente con villas. Además, empezaron a entrar pueblos germánicos como soldados bárbaros, preparando el terreno para las invasiones.

El Reino Visigodo de Toledo

Origen del Reino Visigodo

En el 409 entraron los suevos, vándalos y alanos. Los suevos se quedaron en Galicia y norte de Portugal hasta el 585, los vándalos cruzaron la península hacia África, y los alanos se mezclaron con la población sureña. Roma, incapaz de controlar la situación, encargó a los visigodos expulsar a estos invasores. Tras perder su reino en Tolosa (Francia) frente a los francos en 507, los visigodos se asentaron en Hispania y pusieron su capital en Toledo.

Consolidación del Reino Visigodo de Toledo

Los visigodos eran minoría frente a la mayoría hispanorromana, por lo que necesitaban unificar el reino en varios sentidos:

  • Religiosa: Leovigildo intentó imponer el arrianismo (una forma de cristianismo que no gustaba a la mayoría), pero fracasó. Su hijo Recaredo I se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo en 589, dando gran poder a la Iglesia y comenzando la persecución contra los judíos.
  • Jurídica: Durante un tiempo convivieron dos códigos legales, el de los visigodos y el hispanorromano. En el siglo VII, Recesvinto unificó las leyes con el Liber Iudiciorum, que influiría en la legislación medieval española.
  • Territorial: Se conquistó el reino suevo (585) y se expulsó a los bizantinos del sur (622), aunque los vascones y cántabros resistieron en el norte.

En cuanto a la política, la monarquía era electiva, elegida entre los nobles, lo que causaba inestabilidad. Leovigildo intentó que la sucesión fuera hereditaria, y el rey contaba con asesores (Officium Palatinum), una asamblea de nobles (Aula Regia) y los Concilios de Toledo, que tenían gran poder legislativo.

Economía y Sociedad Visigodas

Mantuvo el modelo romano: rural, con latifundios y economía de subsistencia. La nobleza visigoda e hispanorromana se mezcló y dominaba el poder, mientras que la mayoría eran campesinos, siervos o esclavos, con una sociedad muy polarizada.

Legado Cultural y Artístico

La Iglesia fue la gran conservadora de la cultura latina, eliminando elementos paganos. Destaca Isidoro de Sevilla, autor de las Etimologías, fundamental para la cultura medieval. La arquitectura se basó en iglesias rurales con piedra, arcos de herradura y capiteles decorados (San Juan de Baños, San Pedro de la Nave). En orfebrería, destacan las coronas votivas del Tesoro de Guarrazar, símbolo de lujo y religión.

Al-Ándalus: Conquista y Evolución Política

La Conquista Musulmana y el Emirato Dependiente (711-756)

En el año 711, las tropas musulmanas, mayoritariamente bereberes dirigidas por Tariq y enviadas por Musa ibn Nusair, cruzaron el Estrecho de Gibraltar y derrotaron al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Esta invasión fue posible gracias a factores como la guerra civil visigoda entre Rodrigo y Agila, el malestar social por los abusos del sistema visigodo, el impulso religioso del islam (la yihad), los pactos de capitulación con jefes locales (como el de Teodomiro en 713) y la tolerancia hacia cristianos y judíos, considerados “Gentes del Libro”.

Inicialmente, Al-Ándalus fue un emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco (711–756), gobernado por emires nombrados desde Siria. Durante este periodo se produjo la resistencia cristiana en Covadonga (722), liderada por Pelayo, y en Poitiers (732), donde los francos frenaron el avance musulmán. En 741 hubo una revuelta bereber por el trato desigual entre árabes (que ocupaban las mejores tierras) y bereberes.

El Emirato Independiente (756-929)

En 756, Abderramán I, huyendo de la matanza de los Omeyas, se proclamó emir independiente en Córdoba. Aunque no rompió con la autoridad religiosa del califa abasí, ejerció poder político autónomo. Reforzó el ejército y reprimió diversas rebeliones, como la de Omar ben Hafsún, que llegó a crear un estado cristiano independiente. Su sucesor, Abderramán II, fomentó la cultura y amplió la Gran Mezquita de Córdoba.

El Califato de Córdoba (929-1031)

En el año 929, Abderramán III dio un paso más y se proclamó califa, estableciendo el Califato de Córdoba, que supuso la independencia total tanto política como religiosa. Fue una etapa de máximo esplendor: Córdoba se convirtió en una capital cultural de primer nivel. Alhakén II impulsó la ciencia y la cultura, y Almanzor, líder militar, gobernó como dictador imponiendo la ortodoxia islámica y realizando campañas militares (aceifas) contra los cristianos. Tras su muerte en 1002, estalló una guerra civil (fitna) que llevó a la disolución del califato en 1031.

Los Reinos de Taifas y las Invasiones Norteafricanas

Tras ello surgieron los reinos de taifas, más de 20 pequeños estados independientes, divididos por criterios étnicos y constantemente enfrentados. Pagaban tributos a los reinos cristianos (parias). La conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 provocó la intervención de los almorávides, bereberes del norte de África, que reunificaron Al-Ándalus entre 1090 y 1140. Fueron sustituidos por los almohades, más radicales, que frenaron el avance cristiano hasta ser derrotados en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa. A partir de entonces, solo resistieron unas pocas taifas hasta que en 1237 se fundó el Reino Nazarí de Granada, último bastión musulmán, que sobrevivió hasta ser conquistado por los Reyes Católicos en 1492.

Origen y Consolidación de los Reinos Cristianos

Nacimiento de los Reinos

  • El Reino de Asturias surgió tras la victoria de Pelayo en Covadonga (722), con capital inicial en Cangas de Onís, después Oviedo y finalmente León. Con la llegada de mozárabes se repobló la cuenca del Duero. En sus fronteras surgieron castillos que dieron origen al Condado de Castilla.
  • El Reino de Pamplona nació tras la derrota de Carlomagno en Roncesvalles (778) y alcanzó su mayor esplendor con Sancho III el Mayor, que llegó a controlar Castilla y Aragón.
  • El Reino de Aragón se formó con la unión de condados pirenaicos (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) y se convirtió en reino en 1035.
  • Los condados catalanes eran parte de la Marca Hispánica del Imperio Carolingio, pero en 988, Borrell II rompió los lazos con los francos.

Evolución y Uniones

Del siglo X al XIII hubo muchas divisiones y uniones entre los reinos cristianos. Castilla se separó de León en el siglo XI y Portugal lo hizo en el XII. Destacan también las uniones matrimoniales, como la de Petronila y Ramón Berenguer IV, que dio lugar a la Corona de Aragón en 1137.

Instituciones y Sociedad Medieval Cristiana

Las Cortes Medievales

En el Reino de León se celebraron las primeras Cortes europeas con representación ciudadana en 1188 bajo Alfonso IX. En Castilla, las Cortes tenían representación estamental (nobleza, clero y ciudades), pero escaso poder y solo eran convocadas por el rey. Tras Alfonso XI perdieron importancia. En la Corona de Aragón, las Cortes estaban diferenciadas por territorios (Aragón, Cataluña, Valencia), con cuatro brazos y poder legislativo. Se convocaban regularmente y tenían control sobre impuestos.

Reconquista y Repoblación

Entre los siglos XI y XIII, los reinos cristianos avanzaron hacia el sur: Alfonso VI conquistó Toledo (1085), el Cid tomó Valencia (1094) y la batalla de las Navas de Tolosa (1212) marcó el declive musulmán. Jaime I conquistó Valencia y Mallorca, y Fernando III se hizo con Córdoba, Jaén y Sevilla. A partir del siglo XIV, la expansión se frenó por la crisis bajomedieval. El objetivo principal fue controlar el Estrecho de Gibraltar, con campañas como la de Tarifa (1292) o la batalla del Salado (1340).

Hubo distintos modelos de repoblación:

  • La presura (VIII–X): Ocupación libre de tierras en zonas despobladas.
  • La repoblación concejil (XI–XII): Con creación de concejos y fueros.
  • La repoblación por Órdenes Militares (XIII): En zonas más deshabitadas.
  • Los repartimientos (segunda mitad del XIII): En el valle del Guadalquivir y Levante, con distribución de tierras a nobles e Iglesia tras la expulsión parcial de los musulmanes.

Economía de los Reinos Cristianos

En los siglos VIII–X predominaba una economía cerrada y de subsistencia. A partir del siglo XI, hubo un crecimiento demográfico y económico: mejora agrícola, ganadería trashumante (auge de la Mesta en 1273), ferias como la de Medina del Campo y comercio de lana. Las ciudades desarrollaron industrias artesanales como la textil (Segovia, Ávila…).

Régimen Señorial y Sociedad Estamental

El régimen señorial se basaba en el dominio de la tierra (señorío territorial) y en el ejercicio del poder (señorío jurisdiccional). En los territorios de realengo, el rey conservaba su autoridad y los campesinos tenían mejor situación. La sociedad era estamental: desigual, rígida y sin movilidad. El clero y la nobleza tenían privilegios, mientras que el estado llano trabajaba y pagaba impuestos. Había siervos sometidos a los señores, como los payeses de remensa en Cataluña. En las ciudades surgió la burguesía, y entre las minorías destacaban los judíos (tolerados pero perseguidos en épocas de crisis), los mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) y algunos esclavos. Las mujeres estaban subordinadas, salvo excepciones como la reina Urraca I o las religiosas.