Aristóteles, en el Libro VIII de la Ética Nicomaquea, analiza la amistad (philia) como un vínculo esencial para la vida humana y la comunidad política, afirmando que es una virtud o, al menos, está acompañada de virtud. La amistad es necesaria para la felicidad y la estabilidad social, pues sin ella ni siquiera la justicia sería suficiente para sostener una convivencia armoniosa. Nadie elegiría vivir sin amigos, ya que incluso quienes poseen riqueza o poder necesitan amigos tanto para disfrutar de sus bienes como para proteger su posición. En tiempos de adversidad, la amistad es el único refugio, y en todas las etapas de la vida cumple una función vital: los jóvenes la necesitan para evitar errores, los adultos para actuar con rectitud y los ancianos para recibir cuidados y compañía. Además, la amistad no solo es propia de los seres humanos, sino que parece darse en toda la naturaleza, desde los vínculos familiares hasta las relaciones dentro de las comunidades.

Por ello, Aristóteles sostiene que los legisladores deben preocuparse más por fomentar la amistad que por imponer la justicia, ya que cuando la amistad reina, la justicia se vuelve casi innecesaria, mientras que si se actúa con justicia, aún se requiere de la amistad para que las relaciones sean estables y duraderas.

Los Tres Tipos de Amistad Según Aristóteles

A partir de esta idea, Aristóteles distingue tres tipos de amistad:

Amistad por Utilidad

La primera es la amistad por utilidad, que se establece entre personas que buscan beneficiarse mutuamente, como ocurre en el comercio o en las alianzas políticas. Este tipo de amistad es accidental y desaparece cuando deja de haber beneficio.

Amistad por Placer

La segunda es la amistad por placer, en la que las personas se vinculan porque disfrutan del trato del otro, como en las relaciones juveniles o amorosas, pero también es inestable, pues lo placentero cambia con el tiempo.

Amistad Perfecta

La tercera es la amistad perfecta, la que se da entre personas virtuosas que se desean el bien por sí mismas y no por interés. Es la más estable, porque se basa en la bondad y en el deseo genuino del bien del otro. Sin embargo, es también la más rara, ya que pocos alcanzan la virtud suficiente para este tipo de relación.

La Conexión entre Amistad y Justicia

La amistad y la justicia están estrechamente conectadas, pues ambas regulan las relaciones humanas. La justicia, en sus diversas formas, busca distribuir los bienes de manera equitativa, ya sea según el mérito (justicia distributiva) o de forma proporcional en los intercambios (justicia conmutativa). En la amistad también se observa un principio de proporcionalidad: en las relaciones desiguales, como entre padres e hijos o gobernantes y gobernados, se mantiene la amistad cuando cada uno recibe lo que le corresponde según su rol. Así, la amistad se convierte en un complemento de la justicia, pues al fomentar la reciprocidad y el respeto mutuo, previene conflictos y garantiza la armonía social.

En este sentido, la amistad tiene un papel clave en la configuración del derecho, ya que las leyes no pueden sostenerse únicamente en la coerción, sino que requieren de un tejido social basado en la confianza y el respeto. Un sistema legal que no fomente la amistad entre los ciudadanos se vuelve frágil, mientras que en una comunidad donde prevalece la amistad, la aplicación de la justicia se facilita.

Amistad, Política y Sociedad

Aristóteles extiende su análisis a la política, afirmando que la calidad de la amistad dentro de una sociedad depende del régimen de gobierno. En los sistemas justos, como la monarquía, la aristocracia o la república bien ordenada, la amistad entre los ciudadanos es fuerte, pues existe una preocupación por el bien común. En cambio, en los regímenes corruptos, como la tiranía, la oligarquía o la democracia degenerada, la amistad desaparece y es reemplazada por el miedo, la desconfianza o la rivalidad, lo que conduce a la inestabilidad y al conflicto.

La amistad también regula la vida social y negocial, pues en las relaciones familiares, económicas y políticas la confianza es un elemento clave. Entre padres e hijos, la amistad es natural, aunque asimétrica, pues los hijos deben respeto y gratitud a quienes les han dado la vida y educación. En el matrimonio, la amistad debe basarse en la complementariedad y en el reparto equitativo de responsabilidades. En las relaciones comerciales y contractuales, la amistad utilitaria es la base de la confianza en los intercambios, mientras que en el ámbito político, un gobierno que fomente la amistad entre los ciudadanos fortalece la estabilidad social y la eficacia de la justicia.

Relevancia Contemporánea del Pensamiento Aristotélico

La vigencia del pensamiento aristotélico es evidente en múltiples aspectos de la vida contemporánea. En el ámbito social, la amistad sigue siendo un pilar fundamental para la felicidad individual y la cohesión comunitaria. En el derecho, la confianza entre los ciudadanos y las instituciones sigue siendo esencial para que las leyes sean efectivas.

En la política y la economía, la cooperación basada en la amistad y la confianza es clave para el desarrollo sostenible y el mantenimiento del orden social. Aristóteles nos recuerda que la justicia y el derecho solo pueden sostenerse en el tiempo si están acompañados por la amistad, pues solo cuando las personas se reconocen mutuamente como amigos y conciudadanos puede existir una convivencia realmente armoniosa.