La Conciencia: Definición y Dimensiones

La conciencia puede definirse como el estado de conocimiento que una persona tiene de sí misma (apunta al interior: pensamientos, sentimientos, actos) y del entorno que la rodea (apunta al exterior: eventos externos y ambientales). Es la capacidad del ser humano para percibir, interpretar y responder a estímulos internos y externos de forma voluntaria y organizada. Implica no solo estar despierto, sino también tener una adecuada capacidad de atención, percepción, pensamiento y memoria. La conciencia abarca tres grandes dimensiones:

  • En primer lugar, el estado fisiológico de vigilia versus sueño, distinguiendo entre estar despierto, dormido, en coma o desmayado.
  • En segundo lugar, la diferencia entre procesos deliberados y automáticos, donde algunas acciones requieren atención consciente mientras que otras se realizan de manera automática sin necesidad de un control voluntario.
  • Y por último, la capacidad de dirigir la atención tanto hacia el mundo interno (emociones, pensamientos, sensaciones) como hacia el mundo externo (estímulos ambientales).

El Estado de Alerta: Tónica y Fásica

Dentro del estudio de la conciencia, uno de los elementos clave es el estado de alerta, que se refiere al nivel de activación del sistema nervioso que nos permite estar atentos. Es como el “interruptor” que nos mantiene despiertos y listos para reaccionar a lo que ocurre. Dentro de este concepto, se distinguen dos tipos de alerta:

  1. Alerta Tónica: Es estar despierto en oposición a dormido. Se relaciona con el ritmo circadiano, que es el ritmo biológico del ciclo vigilia-sueño. Representa los cambios lentos en el nivel de excitación a lo largo del día. Por ejemplo, al pasar muchas horas despiertos, el cuerpo empieza a mostrar señales de cansancio y disminución de la atención, lo que indica un descenso en la alerta tónica (es lo que nos mantiene atentos durante mucho tiempo).
  2. Alerta Fásica: Es estar alerta en oposición a tranquilo. Se refiere a cambios rápidos y puntuales en el nivel de activación frente a un estímulo novedoso o inesperado, como un ruido fuerte. Esta alerta suele ser breve y se reduce con la habituación, es decir, cuando el estímulo deja de ser percibido como relevante.

Ambos tipos de alerta coexisten: mientras la alerta tónica mantiene un nivel mínimo de activación necesario para que se sostenga el estado de conciencia durante el día, la alerta fásica es como un “chispazo” de atención que se activa solo en momentos puntuales dentro de ese estado, permitiendo reaccionar ante cambios inmediatos del entorno.

La Atención: Foco y Procesamiento de Estímulos

La atención, ligada a la conciencia, es el proceso que regula qué estímulos procesamos y en qué nos enfocamos.

Tipos de Atención según el Foco

  1. Atención Focal: Se centra en un estímulo específico. Es a lo que ahora estoy prestando atención deliberadamente. Por ejemplo, al momento de hacer una tarea o actividad concreta, me concentro solo en eso.
  2. Atención Periférica: Hace referencia a lo que se vuelve fácilmente centro de atención. Cuando hay cantidad de estímulos en el entorno, te permite notar si sucede algo fuera del foco principal.

Tipos de Atención según el Proceso Cognitivo

Por lo general, hacemos muchas cosas de forma inconsciente, es decir, sin prestar atención. Muchos procesos dejan de ser conscientes y pasan a ser automáticos (manejar, andar en bicicleta).

  1. Atención Selectiva: También llamada atención focalizada, es la capacidad de centrar la atención en un estímulo específico e ignorar otros que pueden causar distracciones. Por ejemplo, leer un libro en un ambiente ruidoso implica usar la atención selectiva para enfocarse en el texto y bloquear los sonidos ambientales.
  2. Atención Sostenida: Es la capacidad de mantener el foco en una tarea o actividad durante un período prolongado, resistiendo la fatiga mental y las distracciones. Esto se ve en actividades como estudiar para un examen o trabajar en un proyecto que requiere concentración durante horas.
  3. Atención Dividida: Es la capacidad de atender a dos o más estímulos o tareas de manera simultánea. Por ejemplo, hablar por teléfono mientras se cocina o conducir mientras se conversa con un pasajero.

La Motivación: Impulso y Propósito

La motivación es lo que nos impulsa a hacer cosas. Es esa fuerza interna que nos lleva a actuar para conseguir algo, ya sea satisfacer una necesidad, cumplir un deseo o lograr una meta. Es preguntarse por las causas, las metas y los objetivos.

Perspectivas Psicológicas sobre la Motivación

Desde distintas corrientes psicológicas se aborda la motivación de diferentes maneras:

  • El psicoanálisis intenta explicarla en función de deseos y conflictos inconscientes.
  • El conductismo la asociará a programas de reforzamiento y castigo, es decir, conductas que se repiten por sus consecuencias.
  • El cognitivismo la vinculará con los pensamientos, creencias y expectativas de la persona.
  • El sistémico la analizará como parte de las relaciones y contextos en los que la persona está inmersa.

La Pirámide de Maslow: Jerarquía de Necesidades

Uno de los modelos más reconocidos en el estudio de la motivación es la pirámide de Maslow, también conocida como la jerarquía de necesidades. Según este autor, las personas se motivan por la búsqueda de satisfacción de una serie de necesidades básicas y de crecimiento personal organizadas en niveles jerárquicos. Maslow propuso que las necesidades inferiores deben satisfacerse al menos parcialmente para poder atender las de niveles superiores. Del nivel 1 al 4 son las necesidades de déficit, mientras que del nivel 5 al 7 son necesidades del ser.

  1. Nivel 1 – Necesidades Fisiológicas: Son las más esenciales para la supervivencia. Algunas de ellas son comida, agua, respiración, descanso, abrigo, etc. Si no están cubiertas, no podemos pensar en nada más.
  2. Nivel 2 – Necesidades de Seguridad: Sentirse seguros y protegidos física y emocionalmente. Por ejemplo, salud, seguridad económica, seguridad física, etc.
  3. Nivel 3 – Amor y Pertenencia (Necesidades Sociales): Implica la necesidad de relaciones afectivas y sentido de pertenencia, por ejemplo, amistades, relaciones familiares, pareja, pertenencia a grupos sociales.
  4. Nivel 4 – Necesidades de Estima: Relacionadas con el respeto propio y el reconocimiento por parte de los demás. Por ejemplo, confianza en uno mismo, logros personales, autoestima, etc.
  5. Nivel 5 – Necesidades Cognoscitivas: Relacionadas con el conocimiento, la comprensión, la curiosidad, la exploración, la necesidad de significado y la posibilidad de predicción.
  6. Nivel 6 – Necesidades Estéticas: Relacionadas con la belleza, la simetría, el equilibrio, el orden y la forma.
  7. Nivel 7 – Autorrealización: Es el deseo de alcanzar el máximo potencial personal y desarrollo. Por ejemplo, cumplimiento de metas personales, independencia moral y mental, etc.

La Emoción: Experiencia, Componentes y Teorías

La emoción es una experiencia compleja que implica factores internos que dan energía, orientan y mantienen la conducta, caracterizándose por generar cambios tanto fisiológicos como psíquicos. Las emociones no solo acompañan nuestras acciones, sino que les dan sentido, dirección y vitalidad a la existencia humana. La emoción es momentánea, son respuestas adaptativas que permiten reaccionar ante estímulos del entorno, y desempeñan un papel clave en la toma de decisiones, las relaciones sociales y la supervivencia.

Componentes Fundamentales de la Emoción

Las emociones se componen de varios elementos fundamentales:

  1. Componente Fisiológico: Son las respuestas corporales automáticas (como aumento del ritmo cardíaco, sudoración, tensión muscular), reguladas por el sistema nervioso autónomo.
  2. Componente Cognitivo: Es cómo entendemos o interpretamos lo que está pasando. Por ejemplo, si escuchas un ruido, puedes pensar que es algo peligroso y eso genera miedo, o puedes pensar que fue algo sin importancia y mantener la calma.
  3. Componente Conductual o Expresivo: Es cómo mostramos lo que sentimos. Por ejemplo, nuestras expresiones faciales, tono de voz, postura corporal y acciones observables.
  4. Componente Subjetivo: Es la experiencia interna y personal de la emoción (cómo la vive y siente el individuo).

Emociones Básicas

  • Según Ekman: Estableció que las emociones básicas/primarias son: repugnancia, felicidad, sorpresa, tristeza, enojo y temor. Estas se reflejan en la cara dependiendo de las microexpresiones que genere la emoción y del lenguaje corporal.
  • Según Plutchik: Habla de que hay 8 emociones básicas: Con las 6 emociones de Ekman sumando aceptación y esperanza. Estas se combinan para formar las emociones secundarias: optimismo, amor, sumisión, temor reverente, decepción, remordimiento, desprecio y agresividad.

Principales Teorías de la Emoción

Teoría de James-Lange

Los autores William James y Carl Lange proponen que primero el cuerpo reacciona y después aparece la emoción. Por ejemplo, ves a un oso, tu cuerpo tiembla, tu corazón se acelera y después sientes miedo porque notas esas reacciones. (“No lloramos porque estamos tristes, estamos tristes porque lloramos”).

Estímulo → Respuesta Fisiológica → Emoción.

Teoría de Cannon-Bard

Los autores Walter Cannon y Philip Bard dicen que la emoción y la reacción corporal ocurren al mismo tiempo, pero por separado. Por ejemplo, ves un oso y al mismo tiempo sientes miedo y tu cuerpo reacciona (tiemblas, sudas, etc.).

Crítica a James-Lange: Muchas emociones comparten reacciones físicas parecidas (como sudar o el corazón acelerado), entonces no alcanza solo con la reacción del cuerpo para saber qué emoción es.

Estímulo → Respuesta Fisiológica + Emoción.

Teoría de la Etiqueta Cognitiva (Schachter y Singer)

Schachter y Singer plantean que la emoción surge de dos cosas al mismo tiempo: el cambio en el cuerpo (por ejemplo, palpitaciones) y la etiqueta cognitiva (es decir, la interpretación de lo que está pasando). Según esta teoría, primero ocurre un cambio fisiológico general (como aumento del ritmo cardíaco, sudoración o tensión muscular), pero este cambio no tiene un significado emocional por sí mismo hasta que la persona interpreta cognitivamente lo que está ocurriendo. Por ejemplo, si alguien experimenta palpitaciones y se encuentra en una fiesta, puede interpretar esa activación como entusiasmo; pero si tiene las mismas palpitaciones en un callejón oscuro, puede interpretarlas como miedo.

Conclusión: Lo que sientes no depende solo del cuerpo, sino también del contexto y de cómo interpretemos la situación.

La Percepción: Interpretación Sensorial del Entorno

La sensación es la respuesta de los órganos sensoriales ante estímulos.

La percepción es el proceso por el cual nuestro cerebro interpreta y organiza lo que pasa a nuestro alrededor y dentro de nuestro cuerpo. Para hacerlo, recibe información sensorial, es decir, a través de los sentidos, como la vista, el oído o el tacto. Esa información viene en estímulos físicos o químicos, y es captada por unas partes del cuerpo llamadas receptores sensoriales. Estos receptores se encargan de detectar los estímulos (lo que ocurre fuera o dentro de nuestro cuerpo) y convertirlos en señales eléctricas que el cerebro pueda entender.

Tipos de Receptores Sensoriales

Existen tres tipos principales de receptores según el origen de la información que captan:

  1. Los exteroceptores están ubicados en los órganos de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y proporcionan datos sobre el mundo externo, como la luz, el sonido, los olores o la temperatura.
  2. Los interoceptores recogen información del ambiente interno del cuerpo, como los niveles de oxígeno en la sangre, la glucosa o la presión arterial, contribuyendo al mantenimiento de la homeostasis.
  3. Los propioceptores se relacionan con la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio, ayudando a la coordinación motora, el equilibrio y la orientación corporal.

Cada sistema sensorial responde a un tipo de estímulo (por ejemplo, el ojo a la luz, el oído al sonido) y tiene un órgano sensorial especializado que lo capta. Luego, esa información llega a una zona específica del cerebro que se encarga de procesarla e interpretarla. Pero para que todo esto funcione, el estímulo tiene que ser lo suficientemente fuerte (alcanzar lo que se llama un umbral sensorial) para que los receptores puedan ser activados y enviar la señal correspondiente al sistema nervioso central.

Teorías de la Percepción

Teoría de Gibson (Percepción Directa)

Para Gibson, la percepción es directa y sencilla. Él dice que no hace falta pensar mucho ni usar recuerdos para entender lo que vemos. Según su teoría, toda la información que necesitamos ya está en el entorno. A esto se le llama una teoría de abajo hacia arriba, porque la percepción empieza con lo que captan nuestros sentidos, sin necesidad de conocimientos previos o aprendizajes. Según Gibson, “lo que ves es lo que hay”; el estímulo contiene toda la información necesaria, y percibir correctamente es clave para la supervivencia. Sin embargo, su teoría no explica bien los errores que a veces cometemos al percibir, como las ilusiones ópticas.

Teoría de Gregory (Percepción Constructiva)

Para Gregory, la percepción no es tan simple, es un proceso activo y constructivo. Él dice que nuestro cerebro necesita pensar, recordar y completar la información que recibe, porque muchas veces lo que vemos no está claro del todo. Su teoría se llama de arriba hacia abajo, porque el cerebro usa conocimientos previos (como la memoria o la experiencia) para entender lo que percibimos. Por ejemplo, si vemos una figura borrosa en la oscuridad, usamos nuestras ideas o recuerdos para adivinar qué puede ser. Para Gregory, percibir es como hacer suposiciones o hipótesis sobre lo que creemos que estamos viendo.

La Memoria: Codificación, Almacenamiento y Recuperación

La memoria es la capacidad que tiene nuestro cerebro para codificar, almacenar y recuperar información. Es un proceso esencial que nos permite retener experiencias pasadas, utilizarlas en el presente y aplicarlas en el futuro. Gracias a la memoria, podemos aprender, tomar decisiones, reconocernos a nosotros mismos y desenvolvernos en el mundo.

Procesos Fundamentales de la Memoria

En la memoria intervienen tres procesos fundamentales:

  1. Codificación: Es el primer paso del proceso de la memoria. Consiste en transformar la información sensorial (lo que vemos, oímos, sentimos, etc.) en una forma que pueda ser representada y almacenada por el cerebro. Esta codificación puede ser visual, acústica o semántica, e influyen factores como la atención y el significado que se le atribuya a la información.
  2. Almacenamiento: Es el proceso por el cual la información codificada se mantiene en el sistema de memoria a lo largo del tiempo. Dependiendo de cómo se procese, puede guardarse en la memoria a corto plazo (duración limitada) o en la memoria a largo plazo (capacidad más extensa y duración prolongada). El almacenamiento implica organizar la información para que sea accesible posteriormente.
  3. Recuperación: Es la habilidad para acceder y utilizar la información almacenada cuando se la necesita. Puede darse de manera voluntaria (recordar un dato en un examen) o involuntaria (evocar un recuerdo por un olor). Lo bien que recordemos algo depende de cómo fue codificada y almacenada la información, y también del contexto en que se realiza.

Modelo de Almacenamiento Múltiple (Atkinson y Shiffrin)

El Modelo de Almacenamiento Múltiple de la Memoria, propuesto por Atkinson y Shiffrin en 1968, plantea que la memoria humana funciona como un sistema con tres etapas, por las que pasa la información que recibimos. Estas etapas son:

  1. Memoria Sensorial: Es el primer lugar donde llega la información, a través de los estímulos. Todo lo que vemos, escuchamos o sentimos entra primero por acá. Pero dura solo un instante, como una copia rápida del estímulo. Por ejemplo, cuando ves algo y parpadeas, igual puedes recordarlo por un segundo.
  2. Memoria a Corto Plazo (MCP): Si algo llama nuestra atención, esa información pasa a la memoria a corto plazo. Acá podemos recordar entre 5 y 9 cosas al mismo tiempo, como un número de teléfono o una lista corta. Dura solo unos segundos o minutos, pero se puede mantener más tiempo si la repetimos, como cuando repetimos una dirección para no olvidarla.
  3. Memoria a Largo Plazo (MLP): Si la información se procesa bien (por ejemplo, si tiene un significado importante o si la repasamos muchas veces), pasa a esta memoria. Acá puede quedarse por mucho tiempo, incluso toda la vida, y no tiene un límite de espacio. Es donde guardamos recuerdos importantes, conocimientos, habilidades, etc.

Tipos de Memoria a Largo Plazo (Según Tulving)

Según el psicólogo Endel Tulving, existen distintos tipos de memoria a largo plazo que guardan diferentes clases de información. Los tres tipos principales son:

  1. Memoria Semántica: Es donde guardamos conocimientos generales, como hechos, datos, reglas o significados. Por ejemplo, saber la capital de algún país. No es necesario recordar cuándo ni dónde aprendimos estas cosas, solo las sabemos.
  2. Memoria Episódica: Guarda recuerdos personales, o sea, cosas que vivimos en un lugar y momento específico. Por ejemplo, recordar unas vacaciones o un cumpleaños. Tulving la describió como hacer un “viaje mental en el tiempo”, reviviendo una experiencia propia.
  3. Memoria Procedimental: Es la memoria que usamos para hacer cosas de forma automática, sin pensar demasiado. Por ejemplo: andar en bicicleta, escribir en el teclado sin mirar o atarse los cordones de los zapatos. Una vez que aprendes estas habilidades, las haces casi sin darte cuenta. Esta memoria no necesita que seamos conscientes de cómo la usamos.

Además, Tulving diferencia entre memoria declarativa (explícita), que implica el recuerdo consciente de hechos y eventos (semántica y episódica), y memoria no declarativa (implícita), que es la que usamos sin darnos cuenta, como hábitos o reflejos.

La Inteligencia: Capacidad de Adaptación y Resolución

Definición de Inteligencia (Según David Wechsler)

Para David Wechsler, uno de los principales referentes en la medición de la inteligencia, esta se define como la “capacidad global de una persona para actuar con propósito, pensar de manera racional y adaptarse al ambiente”. Esta definición destaca que la inteligencia es una capacidad amplia que permite a las personas enfrentar situaciones nuevas de forma efectiva, ajustándose a los cambios y desafíos que presenta el entorno. Es decir, ser inteligente no solo implica tener conocimientos, sino también saber cómo actuar frente a lo inesperado y responder adecuadamente a lo que ocurre alrededor. En líneas generales, la mayoría de los enfoques coinciden en que la inteligencia consiste en la habilidad para adaptarse a la realidad de manera flexible, aprender a partir de las experiencias vividas, encontrar soluciones a los problemas que se presentan y tomar decisiones acertadas que permitan desenvolverse mejor en la vida cotidiana.

Teoría de las Inteligencias Múltiples (Howard Gardner)

Según Howard Gardner, la inteligencia no es un factor general, sino un conjunto de capacidades independientes que se manifiestan de distintas formas según la persona y el contexto. Para él, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas o crear productos que sean valorados en uno o más contextos culturales. Se basa en tres principios:

  1. La inteligencia no como unidad, sino como conjunto de inteligencias múltiples.
  2. Cada inteligencia es independiente de las otras.
  3. Las inteligencias interactúan, de otra manera nada podría lograrse.

Gardner propone ocho inteligencias (y más adelante sugiere una novena):

  1. Inteligencia Lingüística: Habilidad para usar el lenguaje de manera eficaz, tanto oral como escrita. Ej.: escritores, periodistas, oradores.
  2. Inteligencia Lógico-Matemática: Capacidad para razonar, calcular, resolver problemas abstractos. Ej.: científicos, matemáticos, ingenieros.
  3. Inteligencia Espacial: Habilidad para representar y manipular imágenes mentales del espacio. Ej.: arquitectos, escultores, diseñadores gráficos.
  4. Inteligencia Musical: Sensibilidad al ritmo, tono, timbre y estructura musical. Ej.: músicos, compositores, directores de orquesta.
  5. Inteligencia Corporal-Kinestésica: Capacidad para utilizar el cuerpo con precisión y expresividad. Ej.: bailarines, deportistas, cirujanos.
  6. Inteligencia Interpersonal: Habilidad para comprender y relacionarse con otras personas. Ej.: líderes, terapeutas, docentes.
  7. Inteligencia Intrapersonal: Capacidad para comprenderse a uno mismo, reconocer emociones y motivaciones internas. Ej.: filósofos, escritores, personas reflexivas.
  8. Inteligencia Naturalista: Capacidad para identificar y clasificar elementos del entorno natural. Ej.: biólogos, jardineros, ecologistas.
  9. Inteligencia Existencial: Relacionada con la reflexión filosófica, el sentido de la vida, la espiritualidad.

Teoría de la Inteligencia de Spearman (Factor “g”)

Esta teoría fue propuesta en Europa, en la llamada “línea de Londres”. Spearman decía que todas las personas tienen un tipo de inteligencia general, a la que llamó factor “g”, y también habilidades específicas para ciertas tareas, llamadas factores “s”.

Se refiere a que hay una capacidad mental general que influye en todo lo que hacemos: si alguien tiene un nivel alto de “g”, probablemente le vaya bien en muchas tareas mentales, como resolver problemas, entender ideas, recordar cosas, etc.

Teoría de la Inteligencia de Thurstone (Aptitudes Mentales Primarias)

Esta idea fue desarrollada en Estados Unidos, dentro de la “línea americana”. Thurstone no creía en una única inteligencia general. En cambio, decía que la inteligencia está formada por varias habilidades distintas, que llamó aptitudes mentales primarias. Las 7 habilidades primarias son:

  1. Comprensión Verbal: Entender lo que se lee o escucha.
  2. Fluidez Verbal: Hablar o escribir con facilidad.
  3. Aptitud Numérica: Hacer cálculos o resolver problemas matemáticos.
  4. Aptitud Espacial: Imaginar objetos en el espacio, como al armar un rompecabezas.
  5. Memoria Asociativa: Recordar pares de información, como nombres y caras.
  6. Velocidad de Percepción: Darse cuenta rápido de detalles o diferencias.
  7. Razonamiento Lógico: Pensar de manera ordenada y sacar conclusiones.

Que cada persona puede tener habilidades más fuertes en algunas áreas y más débiles en otras. Por eso, la inteligencia no se puede medir con un solo número o test, sino que hay que observar varias capacidades.