La Evolución del Arte y la Técnica: De la Mímesis a la Construcción

Mímesis y Construcción: Del Mundo Antiguo al Renacimiento

El concepto de mímesis, entendido como la imitación de la naturaleza, fue fundamental para las artes en el mundo antiguo y medieval. Sin embargo, se produce un paso crucial de la mímesis a la construcción. Esto marca el inicio de una nueva manera de entender la técnica. La técnica ya no es mímesis, sino que es construcción.

En la antigüedad, la palabra griega techne se refería a cualquier tipo de destreza o habilidad que abarcaba cualquier creación humana, cubriendo tanto el arte como la técnica. La relación entre techne y naturaleza, establecida por Aristóteles, fue válida hasta el Renacimiento. Según Aristóteles, la techne es la mímesis de la naturaleza. Naturaleza es la traducción de la palabra griega physis, que para un griego representa la totalidad de lo que existe. Todo es physis, equivalente al mundo en su conjunto.

El ser humano actúa y se relaciona con su entorno dentro de esta totalidad, y lo que hace, es decir, la techne, es hacer mímesis de la naturaleza. El ser humano actúa como si él mismo fuera naturaleza. Quien construye casas es como si la naturaleza construyera casas. Para nosotros, el mundo artificial se opone a la naturaleza, mientras que para el mundo griego existe una continuidad entre ambos.

Es importante señalar que en el mundo griego no existía la palabra ‘creación’ hasta bien entrada la Edad Media. El mundo griego es concebido como eterno. Del ser no se puede pasar al no ser. Para ellos, el mundo siempre ha sido y siempre será. Cuando el artista “produce” una casa, un zapato o cualquier objeto, no lo concibe como si estuviera creando algo nuevo que no existiera antes. Todo lo que hace un artista/técnico ya está prefigurado en el mundo; simplemente completa aquello que ya estaba allí.

La labor del artista, tal como la concebimos hoy, es un trabajo de autorrealización o de autoconocimiento. En contraste, el técnico antiguo era un medio que completaba lo que ya estaba en la naturaleza. Si no hay creación, no hay libertad. Pero la llegada del Renacimiento en la época moderna representa una liberación. Ahora entramos en el paradigma de construcción.

A partir del Renacimiento, se inicia una separación entre técnica y arte. Aunque en el Renacimiento todavía no están completamente separadas, todo se empieza a entender como una construcción alternativa de lo que nos viene dado por la naturaleza. El hombre moderno se irá posicionando en las antípodas del mundo antiguo, de tal manera que lo que el artista va a rechazar estrictamente es todo lo que le viene dado por la naturaleza.

El artista o técnico moderno lo que busca es crear otros mundos posibles. Se abre la posibilidad de crear infinitos mundos posibles, y entre todos ellos, el que nos viene dado por la naturaleza es solo uno. Y precisamente ese uno que nos viene dado es aquel contra el cual se quiere ir, porque si nos viene dado, eso quiere decir que el ser humano no lo ha creado y, por tanto, es lo que se infravalora y se desprecia. Porque ahora el criterio que rige es la libertad; el sujeto es libre y crea el mundo a su medida. Y todo lo que impide esa libertad creadora es lo natural y es rechazado.

En el arte, este principio de la construcción definirá lo que es la técnica y la ciencia. La comprensión del mundo se basará solo en la comprensión de lo que he hecho. Si no lo he hecho yo, no lo comprendo. Si lo hago yo, lo comprendo. La ciencia moderna que saldrá a partir del Renacimiento será una ciencia que construye un mundo. Ahora el conocimiento no revela las cosas como son, sino que revela las cosas como yo las he hecho. La verdad será lo que yo hago.

En el arte, esta aceptación del principio de construcción tardará más en asimilarse. Al principio sí que lo asimila con la perspectiva, que es el primer paso hacia la construcción. Pero esta construcción todavía mantendrá una relación con la mímesis, todavía hará una copia. Este sentido de mímesis, que en el mundo griego era mucho más profundo y significaba imitación de la naturaleza (hacer como si lo artificial fuera lo natural), finalmente se acabaría desvirtuando y la mímesis se acaba convirtiéndose en una mera copia de la realidad. La mímesis se mantendrá como un arte figurativo (copia de la realidad) desde el siglo XV hasta el XIX.

La Perspectiva Renacentista: Puente entre Mímesis y Construcción

En resumen, el principio de construcción empieza ya a definirse, pero tardará siglos en llegar a cumplirse plenamente. El arte de principios del siglo XX criticará la perspectiva. La perspectiva fue el primer intento de establecer un arte constructivo, pero que será mitad construcción y mitad mímesis. Al cabo de 5 siglos se dará el paso definitivo para dedicarse solo a la perspectiva (entendida como construcción).

A partir de ahora, lo que hay que entender es que el objeto que se está haciendo en el fondo se está construyendo. Y la perspectiva es el método constructivo que va a seguir el arte. Lo más importante de la catedral gótica era la luz porque se entendía como la manifestación de Dios en el mundo. En la Edad Media aparecen autores que empiezan a analizar las leyes de la luz. Estos estudiosos se llamaban perspectivistas, y la perspectiva era el estudio de la luz, la luz divina. Dedujeron unas leyes de transmisión de la luz que se convirtieron en leyes de transmisión de la visión cuando llegó el Renacimiento.

Las leyes de propagación de la luz son las mismas leyes que definen nuestra visión. De manera que, a principios del Renacimiento, se entiende la visión como si los ojos emitieran rayos que siguen la forma de un cono, que es la pirámide visual que se proyecta sobre la realidad como una figura geométrica. Se pasa del estudio de la luz al estudio de lo visual.

Alberti y la Visión Platónica en el Arte

Roger van der Weyden, San Lucas dibujando a la Virgen (1435).

Alberti defiende la pintura como una ventana a través de la que el artista observa y mide el mundo. El artista es, por un lado, un registrador pasivo de la realidad que no debe añadir ni alterar nada de lo que hay, pero, por otro lado, tampoco es suficiente registrar cualquier impresión, pues algunas son más bellas que otras y solo las más bellas son dignas de la atención del artista.

Alberti fue uno de los miembros de la academia florentina platónica. Defendía que en todo lo que percibimos hay algo esencial y algo accidental. Lo esencial es aquello en la cosa que participa de su idea correspondiente (ideal platónico). Hay cosas que lo rodean que contienen esa idea, pero todas estas cosas tienen a su vez complementos que no son esenciales ni ideales, sino que son totalmente accesorios o accidentales. Solo hay que representar aquello que es esencial, y lo esencial no solo es aquello verdadero de la cosa, sino que a la vez es lo bello de la cosa. Conocimiento, verdad y belleza coinciden. ¿Y qué es esencial de las cosas? No es otra cosa que la estructura de la perspectiva. La misma construcción es aquello que recoge lo esencial de todas las cosas que las rodean.

‘Como para Platón, Alberti identifica la belleza con aquellas características de la naturaleza con las leyes inmutables que definen una clase de objeto, es decir, lo esencial de los objetos, lo que hace que el objeto sea lo que es. Y lo no bello lo identifica con aquellas características que son accidentales, accesorias y efímeras de los objetos individuales. Lo típico (ideal esencial) en la naturaleza es más real que lo accidental y, por tanto, más digno de atención. Belleza y conocimiento del objeto coinciden.’

Esta es la visión platónica entendida desde el Renacimiento, en el caso de Alberti. ¿Qué es lo platónico que se ha de representar en el arte? La geometría y las matemáticas son las leyes subyacentes al mundo, que son esenciales, y son estas leyes las que el artista debe representar. No las representa directamente, porque lo que está representando es un tema determinado. Una cosa es la iconografía del arte (una batalla, un hecho religioso, etc.) y otra cosa es la manera como se representa. Esta última ha de seguir las leyes geométricas y matemáticas, que son las leyes de nuestra visión, que construyen la perspectiva y que están implícitamente latentes en toda obra pictórica.

Lo mismo que se hace en pintura, también se hace en arquitectura. La aportación más importante del Renacimiento en la arquitectura es ignorar toda la herencia del románico y el gótico, con la intención de volver al mundo antiguo, refinado en unas curvas geométricas simples, las llamadas figuras platónicas (cubo, esfera, pirámide). Es decir, se empieza a reducir la arquitectura a figuras geométricas simples.

Continuidad y Cambio: Perspectiva, Clásicos y el Estatus del Artista

Hay, por tanto, una estructura que subyace detrás de las apariencias, y esta estructura u organización de lo sensible es racional, se puede analizar matemáticamente. La perspectiva (y la armonía) descubre y construye la estructura de leyes invariantes que ordenan el mundo sensible. Si la naturaleza está ordenada por leyes racionales y matemáticas, y si el artista y el arquitecto usan estas mismas leyes para organizar su obra, entonces capturan ese orden subyacente de la naturaleza.

La perspectiva es una construcción que sustituye a la mímesis. Es un artefacto, un invento humano que se construye para poner orden geométrico a un flujo caótico. ¿Pero es simplemente una construcción o es también un descubrimiento? Hay una paradoja: cuando construyes algo, de hecho, descubres la verdad de lo que es. Construyes algo y descubres la verdad, que no es construida. Al principio estamos en un proceso en el que la construcción se va aceptando, pero por ahora conviven construcción y mímesis. La mímesis es el reconocimiento de que hay algo y es eso lo que se debe reproducir. El arte y el conocimiento antiguo y medieval se deben querer mostrar o copiar lo que ya hay. La verdad ya está ahí fuera, no es un invento subjetivo.

Ahora, en el Renacimiento, empieza a haber el proceso de sustitución de una verdad y una belleza descubierta por una belleza y verdad construida, pero al principio conviven ambas. Por tanto, esta construcción geométrica del mundo no es un invento que yo hago de tal manera que la realidad se adapte a esa geometría, sino que esa geometría descubre la verdad que hay. La perspectiva es, a la vez, invención y descubrimiento. Invento en el sentido de que yo me invento algo, y descubrimiento en el sentido de que yo descubro lo que ya hay. La perspectiva no añade nada que no esté ahí.

La Referencia al Mundo Clásico

El otro gran tema del Renacimiento es la referencia al mundo clásico. Por un lado, está la perspectiva, que es una construcción de orden racional en el mundo. Este orden no es subjetivo, sino que es de la naturaleza. Y por otro lado está la autoridad de los clásicos, que no se pondrá en duda hasta muchos siglos más tarde.

En el siglo XV son conscientes de que no solo hay que copiar de los antiguos la forma, la apariencia superficial de las cosas arquitectónicas o escritas, sino que se trata de copiar su manera de mirar. Por tanto, cuando los artistas inventan la perspectiva, piensan que los antiguos ya la vieron y ahora nosotros debemos recuperar esa visión antigua, pero no solo la manera de cómo lo hicieron, sino también la visión que ellos tuvieron de la realidad que generó las formas clásicas en su época.

Alberti también justifica el uso de las formas clásicas. Si bien los artistas pueden captar por sí mismos el ideal de belleza en el mundo natural, los griegos y romanos de la antigüedad ya lo captaron de la manera más clara en sus obras de arte, y estas son así modelos paradigmáticos a imitar y de los que aprender. Las formas clásicas apuntan a lo que hay que hacer, a dónde hay que mirar.’

El Nuevo Estatus del Artista

Tanto en el mundo antiguo como en el medieval, había una jerarquía de las artes. Los artistas eran una clase inferior a la de los teólogos. Anteriormente, la escultura, pintura y la arquitectura eran artes vulgares que requerían del ejercicio del cuerpo y no de un esfuerzo intelectual, pero ahora esto empieza a cambiar, porque ahora el artista ha de conocer la ley de la perspectiva, ha de saber geometría, matemáticas, construcción, etc. Todo esto es un conocimiento nuevo que el artista ha de adquirir.

El artista ya tiene más capacidades intelectuales, no solo manuales, y en ese momento el artista sube de categoría. El artista y el arquitecto ya son intelectuales y no simples trabajadores vulgares. El artista, como el arquitecto y el científico, descubre las leyes invariantes de la realidad, que son lo esencial de las cosas. Esto tendrá una repercusión inmediata en la manera de cómo se transmite el conocimiento del arte y la arquitectura, ya que impulsará la creación de academias de arte y arquitectura donde se enseñarán los principios teóricos que todo artista o arquitecto debe conocer.