El Novecentismo: La Búsqueda de la Modernidad y la Perfección Formal

Entre 1914 y el inicio de la Guerra Civil, se desarrolla en Europa un movimiento cultural conocido como Novecentismo o Generación del 14. Este grupo de intelectuales tenía como objetivo modernizar la sociedad española y acercarla a Europa. Entre sus figuras más destacadas se encuentran: José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Eugeni d’Ors y Ramón Pérez de Ayala.

El término «Noucentisme», en catalán, fue acuñado por Eugeni d’Ors para describir esta nueva estética que rechaza tanto el Romanticismo como el Realismo del siglo XIX.

Características Principales del Novecentismo

  • Intelectualismo: Supone el rechazo del sentimentalismo, priorizando la razón y la reflexión.
  • Europeísmo: Frente al casticismo español tradicional, buscan una conexión con las corrientes culturales europeas.
  • Actitud Serena y Racional: Se distancian del dramatismo y la pasión, buscando la objetividad.
  • Minorías Cultas: Defienden que las minorías cultas deben gobernar y guiar a la sociedad.
  • Cultura Urbana y Cosmopolita: Apuestan por un arte y una cultura arraigados en la vida de las ciudades.
  • Arte Autónomo: Entienden el arte como algo separado de la vida cotidiana, buscando la perfección formal y la «obra bien hecha».

Géneros y Autores Destacados del Novecentismo

Ensayo

En el ensayo, destacan figuras como José Ortega y Gasset, con obras fundamentales como La deshumanización del arte (1925) y La rebelión de las masas (1930). Otros ensayistas importantes son Eugeni d’Ors, Manuel Azaña y Gregorio Marañón.

Novela

En la novela, los autores novecentistas introducen una renovación: mezclan lo narrativo con lo reflexivo, emplean estructuras originales y un lenguaje cuidado, y centran sus obras en la vida urbana. Destacan la novela intelectual de Ramón Pérez de Ayala con Belarmino y Apolonio (1921), donde aplica el perspectivismo, y la novela lírica de Gabriel Miró con Nuestro padre San Daniel (1921).

Ramón Gómez de la Serna: Un Puente hacia las Vanguardias

Una figura especial dentro del Novecentismo es Ramón Gómez de la Serna, quien fue el primero en introducir las vanguardias en España con la traducción del Manifiesto futurista de Marinetti (1909). Además, es conocido por sus greguerías, breves textos en los que mezcla humor y metáfora para ofrecer una visión inédita de la realidad.

Poesía: Juan Ramón Jiménez y la Poesía Pura

En poesía, los autores novecentistas abren el camino hacia una poesía pura, sin anécdotas ni sentimentalismo, centrada en la perfección formal. La figura más destacada es Juan Ramón Jiménez, cuya obra se divide en tres etapas:

  • Etapa Sensitiva (hasta 1915): Pasa del posromanticismo becqueriano, intimista y simbolista (Arias Tristes) a un modernismo más sensorial (La soledad sonora).
  • Etapa Intelectual (1916-1936): Reduce la adjetivación y las alusiones sensoriales para volverse más breve y conceptual. Comienza con Diario de un poeta recién casado y concluye con La estación total.
  • Etapa Suficiente (1936-1958): Cantó con un tono gozoso la identificación de la palabra poética con la divinidad.

Juan Ramón Jiménez se convirtió en referente de la Generación del 27. Sucesos singulares marcaron a esta figura literaria: los graves problemas económicos de su familia que dieron lugar a su personalidad depresiva; el exilio tras el estallido de la Guerra Civil por su apoyo a la causa republicana; y el expolio de su casa y, sobre todo, la pérdida de la compañía vital de su esposa Zenobia Camprubí, quien murió dos días después de que le concedieran el Premio Nobel de Literatura (1956). El poeta nunca se recuperó de su pérdida y murió en el exilio en 1958.

Las Vanguardias Artísticas: Experimentación y Ruptura en el Siglo XX

Entre 1918 y 1939, el arte vivió en Europa su etapa más innovadora del siglo XX. Fue un periodo de intensa experimentación y búsqueda de nuevas formas, marcado por el surgimiento de los movimientos de vanguardia, también conocidos como «ismos». Estos movimientos rompieron de manera radical con las formas tradicionales en pintura, escultura, arquitectura, cine y literatura, influenciados por el clima de ruina, rencor y crisis espiritual que dejó la Primera Guerra Mundial.

Aunque muy variados entre sí, todos compartían dos características principales: la ruptura con la realidad y la lógica, y la búsqueda constante de formas nuevas y sorprendentes.

Principales Movimientos de Vanguardia en Literatura

  • Futurismo: Nacido en Italia con el manifiesto de Marinetti en 1909, exaltaba la velocidad, la tecnología, la violencia y la guerra, incorporando temas hasta entonces considerados antipoéticos como las máquinas o el deporte.
  • Cubismo: Tuvo más impacto en la pintura que en la literatura, pero inspiró a Vicente Huidobro a crear el Creacionismo, donde los poemas jugaban visualmente con el texto mediante caligramas y collages.
  • Dadaísmo: Surgido en 1916 con el manifiesto de Tristán Tzara, se caracterizó por su espíritu iconoclasta y sirvió de antesala al Surrealismo.
  • Surrealismo: Liderado por André Breton en Francia, se inspiró en las teorías de Freud sobre el inconsciente y promovió la escritura automática, generando textos irracionales y oníricos que priorizaban los sentimientos humanos y contribuyeron a la rehumanización del arte en los años 30, con gran influencia en los poetas de la Generación del 27 como Rafael Alberti.

Las Vanguardias en España e Hispanoamérica

España: La Generación del 27 y sus Precursores

En España, las vanguardias se consolidaron entre los años 20 y 30, con el grupo de la Generación del 27 como principal exponente. Sin embargo, ya antes, Guillermo de Torre y Ramón Gómez de la Serna fueron figuras clave en su introducción. Guillermo de Torre fundó la revista Ultra y promovió el Ultraísmo, que combinaba elementos del Futurismo y del Creacionismo, mientras que Ramón Gómez de la Serna, a través de la revista Prometeo y su famosa tertulia en el café Pombo, difundió las nuevas corrientes artísticas y creó las greguerías.

Hispanoamérica: Diversidad y Experimentación

En Hispanoamérica, tras el Modernismo, surgieron dos grandes tendencias: una posmodernista, que apostaba por formas más sencillas y cercanas al sentimiento local, y otra vanguardista, que intensificaba la experimentación formal con una perspectiva cosmopolita. Muchos intelectuales latinoamericanos participaron activamente en este proceso, como Pablo Neruda y César Vallejo en España durante la Segunda República, y artistas mexicanos como Frida Kahlo, Luis Buñuel y Octavio Paz en el desarrollo del Surrealismo.

Vicente Huidobro, con su manifiesto Non serviam de 1914, definió el Creacionismo como una poesía que no representa la realidad, sino que crea nuevas realidades, explorando en sus obras la dimensión visual del poema. Otros nombres destacados en los inicios del vanguardismo americano son José Juan Tablada, introductor del haiku japonés en México, y los argentinos Silvina Ocampo, Norah Lange y Oliverio Girondo, quienes incorporaron influencias cubistas y surrealistas en su poesía. Además, los movimientos negrista e indigenista también integraron elementos vanguardistas, demostrando que, a ambos lados del Atlántico, la literatura compartía un espíritu de renovación artística en una época de grandes cambios políticos y culturales.