Tras el Desastre de 1898, España perdió sus últimas colonias (Cuba, Filipinas y Puerto Rico), lo que sumió al país en una profunda crisis política, económica y moral. Mientras las potencias europeas avanzaban en su industrialización y expansión colonial, España quedó rezagada, con una economía predominantemente agraria, un elevado analfabetismo y un sistema político corrupto.

El Legado del Desastre del 98 y la Fragilidad del Sistema

El sistema de la Restauración, basado en el turnismo entre conservadores y liberales, se mostró incapaz de adaptarse a las demandas de una sociedad en plena transformación. Este sistema, sustentado en el fraude electoral y el caciquismo, garantizaba la alternancia en el poder de los dos partidos principales sin permitir una verdadera participación política. Sin embargo, con la muerte de sus principales líderes, Antonio Cánovas del Castillo (1897) y Práxedes Mateo Sagasta (1903), la crisis del sistema se acentuó.

El Reinado de Alfonso XIII y su Intervención Política

Cuando Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad en 1902, encontró un país dividido y en crisis. A diferencia de sus predecesores, el joven rey no se limitó a un papel moderador, sino que intervino activamente en la política, favoreciendo especialmente al sector militar, lo que generó tensiones con los partidos y aumentó la inestabilidad.

Los Intentos Regeneracionistas y sus Límites

La crisis generó un fuerte movimiento regeneracionista, que denunciaba la corrupción y el atraso del país. Intelectuales como Joaquín Costa impulsaron la idea de una reforma profunda del sistema político y económico para modernizar España. Sin embargo, los intentos de reforma “desde arriba” fracasaron.

Las Reformas de Maura y Canalejas

  • Antonio Maura, líder del Partido Conservador, intentó regenerar el sistema con reformas administrativas y electorales. Su Ley Electoral de 1907 buscaba reducir el caciquismo, pero resultó insuficiente. También promovió medidas para mejorar la educación y la economía, pero la oposición interna y los conflictos sociales frustraron sus planes.
  • José Canalejas, desde el Partido Liberal, intentó reformas más ambiciosas. Impulsó la democratización del Senado, la descentralización administrativa y medidas para limitar el poder de la Iglesia con la Ley del Candado, que restringía la llegada de órdenes religiosas extranjeras. También eliminó la redención en metálico del servicio militar, haciendo obligatorio el reclutamiento para todos. Sin embargo, su asesinato en 1912 truncó sus reformas y debilitó aún más el sistema.

El Auge de Nuevas Fuerzas Políticas y Sociales

Mientras los partidos dinásticos se desgastaban, nuevas fuerzas políticas y sociales crecían al margen del sistema:

  • Regionalismo y Nacionalismo: En Cataluña, la Lliga Regionalista, liderada por Francesc Cambó, rompió con el caciquismo en Barcelona y comenzó a reclamar mayor autonomía. En el País Vasco, el PNV, fundado por Sabino Arana, se consolidó como una fuerza nacionalista con un discurso cada vez más alejado del carlismo tradicional.
  • Republicanismo: Nuevos partidos republicanos como el Partido Radical de Alejandro Lerroux y el Partido Reformista de Melquiades Álvarez ganaron fuerza en las ciudades industriales, donde escapaban del control caciquil.
  • Movimiento Obrero: El PSOE y la UGT crecieron en Madrid, Asturias y el País Vasco, convirtiéndose en una fuerza difícil de integrar en el sistema. En 1910, Pablo Iglesias se convirtió en el primer diputado socialista en el Parlamento, gracias a una coalición con fuerzas republicanas. Paralelamente, el anarquismo se fortaleció en Barcelona, Madrid y Andalucía, y en 1910 se creó la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), que lideraría importantes huelgas y protestas en los años siguientes.

La Semana Trágica de 1909: Un Punto de Inflexión

Causas y Desarrollo de la Revuelta

Uno de los momentos más críticos del periodo fue la Semana Trágica de 1909, una revuelta en Barcelona contra la guerra de Marruecos. España, tras la Conferencia de Algeciras de 1906, había recibido el Rif como zona de influencia, lo que llevó al gobierno a una intervención militar. Sin embargo, el ejército español, mal preparado y sin recursos, sufrió ataques de los rifeños, lo que obligó a Maura a enviar más tropas.

El reclutamiento forzoso de reservistas (soldados ya licenciados) provocó indignación popular, pues recordaba el desastre de Cuba y evidenciaba el injusto sistema de reclutamiento, donde los ricos podían pagar para evitar el servicio militar. Las protestas se convirtieron en una huelga general y terminaron en violentos disturbios anticlericales en Cataluña, con quema de conventos y enfrentamientos con el ejército. La represión fue brutal: más de 100 muertos, 88 conventos destruidos y 1.000 detenidos, entre ellos el pedagogo Francisco Ferrer Guardia, que fue fusilado.

Consecuencias y el Fin del Turnismo Pacífico

La dura represión causó un escándalo internacional y provocó la caída de Maura, marcando el fin del turnismo pacífico. A partir de este momento, la alternancia en el poder entre liberales y conservadores dejó de ser estable.

España ante la Primera Guerra Mundial: Prosperidad y Desigualdad

Impacto Económico de la Neutralidad

La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial trajo beneficios económicos, ya que el país pudo exportar productos industriales y agrícolas a los países en guerra. Entre 1915 y 1919, España tuvo un importante superávit comercial, con crecimiento en sectores como el textil, la siderurgia, la química y la banca.

Aumento de la Conflictividad Social

Sin embargo, este crecimiento no benefició a todos. La fuerte demanda exterior provocó una inflación que redujo el poder adquisitivo de los trabajadores (en 1917, los salarios eran solo el 80% de lo que habían sido en 1914). Esto generó un aumento en la conflictividad social y un fuerte descontento entre las clases populares.

El sistema político se volvió cada vez más inestable. En 1914, el gobierno de Eduardo Dato creó la Mancomunidad de Cataluña, el primer intento de descentralización, pero sin competencias reales, lo que frustró a los regionalistas catalanes.

La Triple Crisis de 1917: El Colapso Definitivo

A partir de 1917, España entró en una triple crisis:

  1. Crisis militar: El descontento dentro del ejército llevó a la creación de juntas militares, que exigían mejoras salariales y denunciaban la corrupción política.
  2. Crisis política: La oposición, encabezada por la Lliga Regionalista, bloqueó el Parlamento y exigió una reforma del sistema político.
  3. Crisis social: La UGT y la CNT organizaron una huelga general revolucionaria, que paralizó el país y fue reprimida con gran violencia.

Conclusión: Hacia la Crisis de los Años 20

Estos acontecimientos marcaron el colapso del sistema de la Restauración, dejando a España sumida en una profunda inestabilidad política y social que desembocaría en la crisis de los años 20.