Historia de España en el Siglo XIX: Sexenio Democrático, Restauración Borbónica y la Crisis de 1898
El Sexenio Democrático (1868-1874): Un Periodo de Experimentación Política
El Sexenio Democrático supuso la caída de Isabel II y la instauración de un régimen basado en principios democráticos. Fue un período de experimentación política que incluyó la monarquía democrática de Amadeo I (1871-1873) y la Primera República (1873-1874). Este nuevo modelo político se basó en:
- Soberanía nacional plena, sin intervención del monarca en la vida política.
- Sufragio universal masculino, ampliando la participación ciudadana.
- Ampliación de derechos y libertades, como la libertad de prensa, asociación y reunión.
La Constitución de 1869 fue el reflejo de estos principios, aunque su aplicación se vio obstaculizada por la inestabilidad política y las guerras en Cuba y con los carlistas.
La Restauración Borbónica (1874-1923): El Sistema Canovista
Liberalismo Pragmático y Bipartidismo
Tras el fracaso de la Primera República, la restauración de la monarquía borbónica en 1874 con Alfonso XII trajo un liberalismo más pragmático y flexible. Este nuevo sistema, diseñado por Cánovas del Castillo, se caracterizó por:
- Un bipartidismo basado en la alternancia pacífica entre conservadores y liberales.
- Sufragio censitario (hasta 1890), luego universal masculino, pero con manipulación electoral a través del caciquismo.
- Una monarquía constitucional con mayor poder para el rey, quien intervenía en la política.
La Constitución de 1876 estableció las bases de este sistema, que perduró hasta 1923 con el golpe de Estado de Primo de Rivera.
El Turno Pacífico y el Caciquismo
La alternancia entre ambos partidos no era fruto de elecciones libres, sino de un mecanismo manipulado conocido como “el turno pacífico”, en el que el monarca llamaba a gobernar a uno de los partidos, se organizaban elecciones fraudulentas y se aseguraba una mayoría parlamentaria mediante el caciquismo (control del voto en las zonas rurales por parte de oligarcas locales).
La Pacificación del País
Durante la Restauración se logró el fin de conflictos internos que habían debilitado España en décadas anteriores:
- Fin de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Se derrotó a los carlistas y se incorporaron sus territorios (País Vasco y Navarra) al sistema liberal.
- Paz de Zanjón (1878): Puso fin temporalmente a la insurrección en Cuba, aunque sin resolver el problema colonial, lo que llevaría a una nueva guerra en 1895.
La Crisis de 1898: Causas y Consecuencias
El sistema canovista parecía estable, pero en la última década del siglo XIX comenzó a mostrar síntomas de desgaste, agravados por la guerra colonial y la derrota frente a EE.UU. en 1898.
Causas de la Crisis de 1898
El Problema Colonial
Cuba, la colonia más importante de España, llevaba décadas de conflictos. La Paz de Zanjón (1878) no resolvió el problema, y en 1895 se produjo el estallido de una nueva guerra de independencia liderada por José Martí. En Filipinas, el movimiento independentista también cobró fuerza bajo la dirección de líderes como Emilio Aguinaldo.
Intervención de EE.UU.
Estados Unidos tenía grandes intereses económicos en Cuba y, bajo la política expansionista del presidente McKinley, intervino en el conflicto. La explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana (1898) sirvió de pretexto para que EE.UU. declarara la guerra a España.
Debilidad Militar Española
España no estaba preparada para un conflicto contra una potencia emergente como EE.UU. La flota española fue derrotada en Santiago de Cuba y en Cavite (Filipinas), precipitando el fin de la guerra.
Consecuencias del Desastre de 1898
- Pérdida de las últimas colonias: Con el Tratado de París (1898), España cedió Cuba, Puerto Rico y Filipinas a EE.UU.
- Impacto económico: Aunque inicialmente la crisis pareció grave, la inversión de capitales en la Península favoreció el desarrollo industrial.
- Crisis política y auge del regeneracionismo: Intelectuales como Joaquín Costa denunciaron la corrupción del sistema y pidieron “escuela y despensa” para modernizar España.
Modelos Constitucionales en la España del Siglo XIX: 1845, 1869 y 1876
Cada una de estas constituciones refleja un modelo diferente de liberalismo y una concepción distinta del Estado y la soberanía.
Constitución de 1845: El Liberalismo Moderado y Centralista
La Constitución de 1845 fue la base del régimen isabelino y se inspiró en la Constitución de 1837, pero con un enfoque más conservador. Sus principales características fueron:
- Soberanía compartida entre el rey y las Cortes, otorgando al monarca un papel central en la política.
- Cortes bicamerales, con un Senado designado por el rey y un Congreso elegido por sufragio censitario muy restringido.
- Derechos individuales limitados, sujetos a leyes ordinarias que restringían la libertad de expresión y reunión.