El Régimen Franquista: Pilares, Institucionalización y Fases Clave (1939-1975)
Pilares Fundamentales del Régimen Franquista
También lo eran los mandos de la Guardia Civil y de la Policía Armada, que constituían el llamado poder disuasorio. Los tribunales de justicia también intervinieron a menudo en la represión de lo que se consideraban delitos políticos.
La Jerarquía Eclesiástica: Poder Legitimador
La jerarquía eclesiástica y buena parte del clero constituyeron el poder legitimador de la dictadura franquista ante la opinión católica nacional e internacional. La Iglesia, sobre todo, obtuvo importantes concesiones. Como contraprestación, Franco tenía derecho de presentación. En relación con el poder ejecutivo, los católicos eran una de las “familias” presentes en todos los gobiernos de Franco, y solían encargarse de los Ministerios de Educación, Hacienda y Asuntos Exteriores. El apoyo de la Iglesia no fue tan monolítico como el del estamento militar. Algunos sectores de los creyentes, especialmente en Cataluña, fueron siempre hostiles al franquismo. Una parte de la jerarquía eclesiástica inició un distanciamiento progresivo del régimen.
La Falange y los Tradicionalistas: Soporte Ideológico
La Falange y los tradicionalistas fueron también uno de los pilares ideológicos fundamentales del sistema franquista. La Falange, predominante en la primera etapa del régimen, constituía un cuerpo burocrático del Estado, con funciones de propaganda y de organización en el sindicato vertical. A partir de 1958 se integró en el Movimiento Nacional, sustituto del antiguo partido único FET y de las JONS. Los falangistas, además del ministerio que se encargaba de los sindicatos y del Movimiento Nacional, ocuparon a menudo las carteras de Vivienda, Trabajo y Agricultura.
2. El Proceso de Institucionalización del Franquismo
2.1. La Fase Totalitaria (1939-1959)
Esta fase se caracteriza por el retroceso económico, la involución ideológica y la dureza de la represión. Se distinguen tres subfases:
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
Al estallar la guerra, España se declaró neutral, pero ante los triunfos espectaculares de Alemania en 1939 y 1940, pasó de la neutralidad a la no beligerancia, sin ocultar así su abierta simpatía por las Potencias del Eje. Además de los envíos a Alemania de wolframio, el régimen envió la División Azul (1941-1943) a luchar en el frente oriental contra la URSS. A partir de 1942, cuando la guerra empezó a ir mal para las Potencias del Eje, España volvió a proclamarse neutral e inició lentamente contactos con los países aliados. En este contexto internacional, la dictadura se dotó de dos nuevas instituciones con el objetivo de mostrar una imagen más representativa del régimen:
- Las Cortes: Constaban de 424 procuradores; la mitad, designados directamente por el Jefe del Estado, y la otra mitad, elegidos o designados por otras jerarquías cercanas a Franco. Las Cortes no eran un parlamento democrático, sino una reunión de adictos a Franco, sin mucho poder.
- El Fuero de los Españoles: Era una declaración de los derechos de los españoles, una especie de sucedáneo de constitución. Promulgaba una serie de derechos propios de las democracias occidentales, excepto el de reunión o el de expresión. En algunos artículos, sin embargo, se mencionaba que no se podía atacar al Estado.
El Aislamiento Internacional (1945-1950)
A finales de la Segunda Guerra Mundial (1945), la dictadura franquista quedó aislada internacionalmente. Las potencias de la guerra consideraban a España el último reducto europeo del fascismo. En 1946, la ONU, recién creada, no admitió el régimen de Franco y el gobierno francés cerró la frontera con España. Más tarde, por recomendación de la ONU, los países miembros retiraron los embajadores de España. Franco presentó este aislamiento ante la opinión pública española como una conjura internacional de los enemigos de España. También tomó algunas medidas para mejorar la imagen del régimen: la eliminación del saludo con el brazo en alto y la promulgación de la Ley de Sucesión (1947), con lo que pretendía borrar la imagen fascista más visible del régimen, la dictadura personal.
Según esta ley, España se convertía en un reino, pero el Jefe del Estado seguía siendo Franco a perpetuidad, el cual quedaba facultado para designar a su sucesor, a título de rey, cuando lo creyera oportuno. También se crearon dos nuevas instituciones: el Consejo de Regencia y el Consejo del Reino.
La Guerra Fría (1950-1959)
La tensión creciente entre EE. UU. y la URSS dio un valor político importante al anticomunismo del régimen español, ya que la situación estratégica de España le proporcionaba un alto valor militar. Esto comportó un cambio de actitud de EE. UU. hacia la dictadura franquista. Así, en 1949, con la creación de la OTAN, la banca norteamericana concedió un préstamo al gobierno español. En 1950, la ONU anuló el aislamiento diplomático del régimen español, y al mismo tiempo los EE. UU. aprobaron la concesión de otro préstamo a España. En 1952, España fue admitida en la UNESCO y en 1953 los Estados Unidos firmaron con el gobierno español el Pacto de Madrid, según el cual se creaban bases militares estadounidenses en España a cambio de ayuda militar y económica. El mismo año, el Vaticano firmó con España el Concordato. El régimen franquista quedó legitimado por la máxima autoridad política y militar occidental y por la principal autoridad religiosa católica. En 1955, España fue admitida en la ONU como miembro de pleno derecho. La visita oficial de Eisenhower en 1959 consolidó este hecho. Un reflejo de esta consolidación fue también la promulgación en 1958 de la Ley Fundamental de los Principios del Movimiento Nacional, presentada en las Cortes. En esta ley se mantenía la vigencia de algunos principios falangistas, según la cual la familia, el municipio y el sindicato eran los únicos sistemas de participación política. La misma ley declaraba que estos principios eran permanentes e inalterables.
2.2. La Fase Tecnocrática (1959-1969)
Esta fase se caracterizó, desde el punto de vista político, por la inclusión en el gobierno de los llamados tecnócratas, es decir, gente de formación económica rigurosa. En esta fase se experimentó una modernización acelerada de la economía y la sociedad españolas.
Este gobierno fue el que puso en funcionamiento el Plan de Estabilización, que consiguió impulsar la economía española a partir de los años 60 con la puesta en marcha de planes de desarrollo. Se promulgaron una serie de leyes importantes:
- La Ley de Prensa (1966), propiciada por el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga. Esta ley permitía por primera vez la libertad de expresión, aunque con muchos controles y mucha cautela.
- La Ley de Libertad Religiosa (1967), que toleraba el culto privado y público de otras religiones, aunque oficialmente el Estado continuaba manifestándose católico.
- La Ley Orgánica del Estado (1966), que se trataba de una especie de constitución franquista, con la que se quería asegurar la pervivencia del régimen después de la muerte del dictador. También se separaba la función de Jefe del Estado de la de Presidente del Gobierno, y se establecía la elección de un tercio de las Cortes mediante el sufragio de los jefes de familia y de las mujeres casadas. Sin embargo, estaba limitado por dos aspectos: no se podían presentar candidatos que fueran miembros de asociaciones políticas, y por tanto no se podían vigilar los escrutinios mediante interventores; y solo se podían elegir dos procuradores familiares por cada provincia, sin tener en cuenta el número de habitantes de la provincia.
Franco designó como sucesor suyo al príncipe Juan Carlos, que juró la aceptación ante las Cortes el 23 de julio de 1969.
2.3. La Fase de Descomposición del Régimen (1969-1975)
Los primeros síntomas de descomposición de la dictadura franquista empezaron a darse a partir de 1969, aunque la expansión económica continuó hasta 1973. Un primer síntoma fue el evidente deterioro físico de Franco, que cada vez delegaba más el poder de decisión en el almirante Carrero Blanco. Otros signos de esta descomposición fueron el distanciamiento progresivo de la Iglesia y la capacidad movilizadora de la oposición, tal como se puso de manifiesto con motivo del Proceso de Burgos contra ETA en diciembre de 1970.