Los cambios en la agricultura: Los politicos ilustrados del siglo XVIII se preocuparon por modernizar la agricultura. Sin embargo, no consiguieron su objetivo, ya que la mayor parte de la tierra pertenecía a la nobleza y a la Iglesia. El carácter rentista y poco emprendedor de estos propietarios impidió que en España se produjera un avance económico similar al de otros países europeos. 
El problema de la propiedad de la tierra: Para que el campo fuera mas rentable, era necesario que los propietarios intentasen obtener mayores rendimientos pero los propietarios emprendedores escaseaban. Los nobles y los clérigos vivian de rentas que les proporcionaban el campo y casi nunca se dedicaban a una actividad productiva. Sus tierras eran cultivadas por arrendatarios, los cuales se quedaban con una parte de las cosechas para subsistir y entregaban el resto al propietario, ademas de pagar varios impuestos al Estado o a la Iglesia local (diezmos). Los campesinos eran, en general, muy pobres y trabajaban explotaciones pequeñas. Esto dificultaba la acumulación de beneficios que permitiesen la mejora de los cultivos y la compra de maquinaria, como se hacía en gran parte de Europa Occidental. Además, muchas hectareas de tierra, llamadas tierras comunales, eran propiedad de los municipios y a menudo permanecian improductivas o estaban mal cultivadas. En las tierras comunales, los habitantes de los pueblos tenían un complemento que ayudaba a equilibrar su precaria económica. Las tierras de la Iglesia y las de los municipios se denominaban propiedades de manos muertas, ya que, debido a que no habia posibilidad de que cambiasen de manos segun la ley, no se podian poner a la venta. 
Las desamortizaciones: Los politicos liberales eran conscientes de que los cambios en la estructura de la propiedad de la tierra habian favorecido en otros paises una gran expansión de la producción agrícola. Pensaban que la primera medida que había que adoptar para poner fin al atraso del campo español era eliminar los vestigios del régimen señorial que todavía subsistía en buena parte de las regiones del país. Por ello era necesario erradicar el sistema de propiedad de manos muertas y vender las tierras para que los nuevos propietarios modernizasen el campo. A pesar de algunos intentos llevados a cabo por las Cortes de Cádiz, los cambios mas importantes en la estructura de la propiedad de la tierra se produjeron a raiz de las desamortizaciones aplicadas por los gobiernos en los años 1836 y 1855. Estas desamortizaciones consistieron en la apropiación por parte del Estado de gran parte de los bienes de la Iglesia y de las tierras comunales de los municipios, que fueron declarados bienes nacionales y vendidos a particulares en subasta pública. La primera desamortización se llevo a cabo durante la regencia de María Cristina. El ministro de Hacienda, el liberal Mendizabal, fue un impulsor. El gobino nacionalizó todos los bienes de las ordenes religiosas, que despues vendio a precios muy bajos. Con los ingresos obtenids intentó eliminar, o al menos disminuir, el problema de la deuda pública hasta entonces contraída y financiar el Ejército para hacer frente a los carlistas. La intención de Mendizabañ era crear, según sus palabras, una familia de propietarios que hará producir las tierras y creará así gran riqueza. La seguna desamortización realizada durante el bienio progresista por el tambien ministro de hacienda, pascual madoz, puso a la venta todas las tierras cultivadas que formaban parte del patrimonio municipal, estatal y de las órdenes militares. El procedimiento desamortizador consistía en tasar las propiedades, hacer una subasta publica y adjudicarlas al mejor postor. El pagose podia efectuar de dos formas: o bien en efectivo, dando un primer plazo correspondiente al valor de la quinta parte de la propiedad y el resto en quince años, o bien pagando una parte con titulos de deuda publica y el resto de plazos durante ocho años. El proceso de catalogación, tasación y subasta de tierras y bieens raíces se prolongó a lo largo de todo el siglo XIX y primeros años del XX.
Consecuencias de las desamortizaciones: Las consecuencias fueron diversas. En primer lugar, comportaron un cambio de propiedad. El 40% de la tierra cambió de manos y tres quintas partes de las propiedades de la Iglesia fueron vendidas. pero los compradores fueron, sobre todo, aristócratas terratenientes y clérigos seculares, que aun engrosaron mas supatrimonio rustico, y comerciantes e industriales, que veian en la tierra un signo de prestigio y de estabilidad económica. Algunos de los actuales latifundios andaluces datan de esa epoca. Una segunda consecuencia de la desamortizacion fue el deterioro económico que supuso para muchos agricultores, ya que perdieron los derechos de uso de los bienes comunales. En muchas zonas se produjo una proletarizacion de amplios sectores del campesinado. En este sentido, en 1860 la mitad de los asalariados españoles eran jornaleros del campo. Aunque no emergio una nueva clase de propietarios rurales activos y emprendedores, como esperaban Mendizabal y Madoz, con las desamortizaciones si que se logró una ampliacion importante de la superficie cultivada dedicada a los cereales, y en zonas de la Comunidad Valenciana, de Cataluña y de Murcia, a la expansión del cultivo de la patata y del trigo. En muchas explotaciones se introdujeron abonos, como el guano de Perú o el nitrato de Chile, lo que repercutió en un aumeno de la productividad. Otras medidas que contribuyeron al cambio en las estructuras agrarias fueron la suspension definitiva de la Mesta y la abolicion de los señorios y del diezmo.
El movimieno obrero: Los inicios (1840-1868): La situacion de precariedad a la que estaban sometidos los trabajadores los llevo a crear, desde la decada de 1830, asociaciones de ayuda mutua para estar protegidos en caso de enfermedad o de perdida de trabajo. Los obreros se agruparon y aportaban pequeñas cantidades de dinero que se utilizaba para socorrer a los que sufrían graves enfermedades o tenian accidentes laborales que les impedian trabajar. Las primeras asociaciones obreras se formaron en Barcelona, Málaga y Alcoy. En las primeras decadas de su existencia estaban prohibidas, tan solo se legalizaron en algunos momentos durante el gobierno de los progresistas, pero lo mas habitual era que se negara el derecho de asociacion a los trabajadores. Por eso, este derecho fue una de las primeras y permanentes reivindicaciones del incipiente movimientoobrero. A pesar de la prohibición de asociarse, entre 1842 y 1855 crearon una organización de asociaciones de ayuda mutua, dirigida a partir de 1855 por la Junta Central de Directores de la Clase Obrera. La existencia de esta organizacion explica el exito de la primera huelga general de la historia de España, que se extendió por las zonas fabriles de Cataluña entre los dias 2 y 10 de Julio de 1855. En esta huelga, los obreros reinvindicaron libertad de asociacion, un horario laboral estable, la creacion de una junta mixta de patronos y obreros para discutir los conflictos laborales, y la limitacion del despido libre. Las autoridades, alarmadas por la fuerza del movimiento obrero, quisieron aniquilarlo y prohibieron las sociedades obreras.