La Organización Territorial de España

España limita con Francia y Andorra al norte, y con Portugal al oeste. Su organización político-administrativa es descentralizada y se articula en comunidades autónomas, provincias y municipios, que tienen distintos niveles de autogobierno.

Evolución Histórica de la Organización Territorial

Antigüedad

Antes de la llegada de Roma, diversos pueblos habitaban la península. Roma estableció una división en provincias, que pasó de dos a siete. Tras su caída, los visigodos crearon un estado unificado con capital en Toledo, manteniendo la división romana pero introduciendo el territorium o ducado como unidad básica.

Edad Media

La invasión musulmana en 711 fragmentó el territorio. Al-Ándalus se dividió en coras (provincias) e iglim (subdivisiones menores), que en algunos periodos se transformaron en taifas. Los cristianos, desde el norte, avanzaron con sus propios sistemas administrativos. Surgieron cinco reinos diferenciados:

  • Portugal
  • Castilla y León
  • Navarra
  • La Corona de Aragón
  • Granada

Cada uno con sus propias divisiones internas. La diversidad lingüística también contribuyó a la diferenciación regional.

Edad Moderna

Los Reyes Católicos unieron las coronas de Castilla y Aragón, e incorporaron Granada y Navarra, aunque mantuvieron sus instituciones propias. Castilla también sumó las Canarias y Melilla. Con los Austrias, Portugal formó parte de la Monarquía Hispánica (1580-1640), y Ceuta quedó bajo soberanía española. A pesar de la unión dinástica, cada territorio conservó sus leyes, lenguas y estructuras.

Con los Borbones (siglo XVIII), Felipe V aprovechó la Guerra de Sucesión para imponer un modelo centralista castellano mediante los Decretos de Nueva Planta. Suprimió las instituciones de la Corona de Aragón, salvo Navarra y el País Vasco por su fidelidad. Se crearon capitanías generales y provincias, junto con intendencias para la Hacienda. Bajo Carlos IV se reorganizó el mapa provincial para hacerlo más uniforme.

Edad Contemporánea hasta 1978

En 1833, Javier de Burgos diseñó la actual división provincial (50 desde 1927), con capital y administración común en cada una. Esta reorganización buscó eliminar las estructuras de los antiguos reinos y facilitó el control central del Estado. Navarra y el País Vasco perdieron privilegios como castigo por las guerras carlistas.

Aunque se agruparon en regiones, estas no tenían funciones administrativas. Persistió, sin embargo, el sentimiento regional. Durante la Primera República se planteó un estado federal, pero no se aplicó. La Restauración intensificó el centralismo, lo que impulsó movimientos regionalistas que, en el siglo XX, evolucionaron en nacionalismos (Cataluña, País Vasco y Galicia).

La Segunda República (1931) reconoció la autonomía regional. Cataluña y el País Vasco obtuvieron estatutos; Galicia no por la Guerra Civil. El franquismo suprimió estas autonomías, impuso un estado unitario y reprimió los nacionalismos. Sin embargo, estas aspiraciones resurgieron con la democracia, y culminaron en la creación de un Estado descentralizado con el actual sistema autonómico.

El Futuro Demográfico de España: Proyecciones y Retos

Desde 1975, España ha dejado de ser un país natalista y joven para convertirse en uno envejecido, con baja natalidad y receptor de inmigración. Estos cambios afectan a nivel económico, social y cultural, por lo que el INE realiza proyecciones hasta 2063 para anticipar necesidades futuras.

1. Futuro del Movimiento Natural de la Población

La tasa de natalidad seguirá disminuyendo hasta 2030 debido al menor número de mujeres en edad fértil (nacidas entre 1985-1995) y al retraso de la maternidad. Luego se prevé una leve recuperación, seguida de un nuevo descenso. La fecundidad dependerá del acceso femenino al empleo, políticas de conciliación, ayudas a la familia, vivienda y reparto equitativo de tareas domésticas. Aun así, se espera una disminución de hijos por mujer.

La mortalidad, actualmente baja, aumentará por el envejecimiento. Sin embargo, la esperanza de vida crecerá: entre 2015 y 2060, diez años para los hombres y ocho para las mujeres. También se incrementará la esperanza de vida a partir de los 65 años.

En conjunto, el crecimiento natural será negativo, al haber más muertes que nacimientos.

2. Futuro de los Movimientos Migratorios

Continuarán creciendo las migraciones internas dentro de la misma ciudad o provincia, mientras que disminuirán las migraciones entre comunidades autónomas. La emigración exterior, que aumentó tras la crisis de 2008, afectará a 2,8 millones de personas hasta 2060, pero se irá reduciendo gradualmente.

La inmigración extranjera es incierta, ya que depende del retorno de emigrantes y del atractivo de España como destino. Ambos factores están ligados a la situación económica española, a los países de origen y a la competencia de nuevos destinos migratorios. Se prevé un saldo migratorio positivo a partir de 2021 y la llegada de 3,3 millones de extranjeros hasta 2060.

Los inmigrantes vendrán sobre todo de la UE, aunque este flujo bajará por el envejecimiento europeo. África aumentará su peso como origen, mientras que Sudamérica lo reducirá a partir de 2040.

3. Futuro del Crecimiento y de la Estructura Poblacional

La población total, que comenzó a descender en 2011, seguirá haciéndolo. Entre 2015 y 2060, se perderán 4,6 millones de habitantes, un 10%, alcanzando los 41,8 millones.

En cuanto al sexo, continuarán predominando los hombres entre los jóvenes y las mujeres entre los mayores, aunque la diferencia en esperanza de vida entre ambos sexos se reducirá.

En la estructura por edad, el envejecimiento se acentuará: en 2060, el 38% de la población tendrá más de 65 años, frente al 9,7% de jóvenes. La tasa de dependencia será del 96,7%, lo que implica casi una persona dependiente por cada persona en edad laboral.

En el plano económico, la tasa de actividad bajará por el envejecimiento, aumentando la edad media de los trabajadores. La tasa femenina seguirá creciendo hasta 2020, mientras que la masculina disminuirá. Por edad, se reducirá la actividad entre jóvenes de 16-19 años y mayores de 65.

Finalmente, el proceso de terciarización continuará, con más población ocupada en el sector servicios y un retroceso en agricultura e industria.

La Inmigración Extranjera en España: Impacto y Política

1. Etapas de la Inmigración (1995-2015)

Desde 1995, España pasó de ser un país emisor a receptor de inmigrantes, con un aumento de extranjeros de 500.000 a 4,7 millones en 2015.

  • 1995-2007: Fuerte crecimiento por demanda de mano de obra en empleos poco cualificados, regularizaciones, reagrupamientos familiares y factores de atracción como el clima o los vínculos culturales.
  • Desde 2008: La crisis económica redujo la llegada de inmigrantes y provocó retornos y reemigraciones por el alto desempleo, especialmente entre los jóvenes.

2. Características de la Población Inmigrante

  • Existen tres tipos: nacionalizados, con permiso de residencia y sin él (unos 500.000).
  • Europeos comunitarios: Británicos y alemanes (jubilados) y trabajadores del Este (rumanos, búlgaros).
  • Extracomunitarios: Africanos (Marruecos), latinoamericanos (Ecuador, Colombia) y asiáticos (China, Pakistán), en su mayoría jóvenes que cubren empleos poco cualificados.
  • Se concentran en Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, aunque empiezan a desplazarse a otras regiones por saturación laboral.

3. Consecuencias de la Inmigración

  • Demográficas: Entre 1995 y 2007 fue clave en el crecimiento poblacional y en el aumento de la natalidad. Desde 2008, la emigración ha reducido la población y la natalidad.
  • Económicas: Los inmigrantes cubren trabajos duros, contribuyen al PIB y al sostenimiento del sistema público. Facilitan la actividad laboral femenina al encargarse de tareas domésticas. Sin embargo, pueden frenar la modernización de sectores, ejercer presión sobre los salarios y provocar déficit por las remesas al extranjero.
  • Sociales: Han surgido actitudes xenófobas. Se culpa a los inmigrantes de delitos o de deterioro del bienestar social. Muchos sufren precariedad laboral y habitacional, lo que dificulta su integración y genera tensiones con la población local.

4. Política Inmigratoria Española

Se basa en la normativa de la UE (sistema común de asilo, control fronterizo) y en la Ley de Extranjería española (regula entrada, derechos, trabajo y expulsiones).

Líneas de Actuación:

  • Control de inmigración ilegal con refuerzo fronterizo y colaboración con países de origen.
  • Ordenación de flujos migratorios, priorizando perfiles demandados y fomentando el retorno voluntario.
  • Apoyo a la integración mediante programas contra la discriminación en barrios con alta presencia inmigrante.