Filosofía de Kant y Rousseau: Conceptos Clave de la Ilustración
La Teoría del Conocimiento de Immanuel Kant
Immanuel Kant, uno de los grandes filósofos de la Ilustración, se propuso responder a la pregunta “¿qué puedo conocer?”. Para ello, distinguió dos usos de la razón: el teórico, que se ocupa del conocimiento, y el práctico, que se refiere a la moral. En este documento nos centraremos en su estudio del uso teórico de la razón, desarrollado en su obra Crítica de la Razón Pura.
El Giro Copernicano en el Conocimiento
Kant observó que la metafísica tradicional intentaba conocer realidades que van más allá de la experiencia sensible (como Dios o el alma), lo que generaba disputas sin resolver. Ante esto, Kant propuso una crítica de la razón: en lugar de estudiar los objetos del conocimiento, estudió las condiciones que hacen posible conocer, es decir, cómo conocemos. Este cambio de perspectiva lo llamó el “giro copernicano”.
Tipos de Juicios según Kant
Para analizar el conocimiento, Kant distinguió tipos de juicios según dos criterios:
- Por el contenido: juicios analíticos, que no aportan información nueva (ej. “un triángulo tiene tres lados”), y juicios sintéticos, que sí lo hacen.
- Por el origen: juicios a priori (independientes de la experiencia) y juicios a posteriori (dependen de la experiencia).
La Posibilidad de Juicios Sintéticos a Priori
Kant se preguntó si son posibles los juicios sintéticos a priori, es decir, aquellos que amplían el conocimiento y que, además, son universales y necesarios. Estos juicios, según él, son la base de las matemáticas y la física.
Facultades del Conocimiento: Sensibilidad y Entendimiento
Para que haya conocimiento, deben actuar dos facultades:
- La sensibilidad, que capta datos a través de intuiciones; y
- El entendimiento, que organiza esos datos mediante conceptos.
Sin intuiciones no hay datos, y sin conceptos no hay orden: ambas facultades son necesarias. Además, tanto la sensibilidad como el entendimiento tienen estructuras propias:
- La sensibilidad organiza todo lo que percibimos en espacio y tiempo, que son formas a priori. Por eso, la geometría (espacio) y la aritmética (tiempo) son posibles.
- El entendimiento emplea categorías (como sustancia y causalidad) para dar coherencia a lo percibido.
El Idealismo Trascendental y el Uso Regulativo de las Ideas
Kant llamó a su teoría idealismo trascendental, ya que afirma que no conocemos las cosas tal como son en sí mismas (los noúmenos), sino como aparecen bajo nuestras condiciones de conocimiento (los fenómenos). Finalmente, aunque no podemos conocer racionalmente objetos como Dios, el alma o el universo como totalidad, Kant cree que estas ideas tienen un uso regulativo: nos orientan en la búsqueda del conocimiento, aunque no puedan ser demostradas.
La Concepción de Dios en la Filosofía Kantiana
Immanuel Kant aborda el problema de Dios distinguiendo entre el uso teórico y el uso práctico de la razón.
Dios desde el Uso Teórico de la Razón
Desde el punto de vista teórico, que se centra en el conocimiento, Kant critica los intentos de la metafísica tradicional por demostrar la existencia de Dios mediante la razón pura. En su Crítica de la Razón Pura, argumenta que no podemos tener conocimiento de Dios porque no hay intuiciones sensibles que lo fundamenten. Dios, junto al alma y el mundo como totalidad, son ideas que trascienden la experiencia posible. Por eso, cualquier afirmación sobre su existencia no puede ser verificada ni refutada empíricamente.
El Uso Regulativo de la Idea de Dios
Aunque no podemos conocer a Dios teóricamente, Kant considera que la idea tiene un uso regulativo: sirve para orientar la investigación y el pensamiento, ayudando a la razón a buscar lo incondicionado y dar coherencia a nuestra visión del mundo.
Dios desde el Uso Práctico de la Razón
Por otro lado, en su Crítica de la Razón Práctica, Kant plantea que la idea de Dios tiene un sentido moral. Su ética se basa en el imperativo categórico, que exige actuar según principios que puedan valer como ley universal. Sin embargo, dado que somos seres finitos, la moralidad por sí sola no siempre basta como motivación. Para vincular virtud y felicidad —lo que Kant llama el sumo bien— postula tres ideas: la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios. Dios es necesario como garante de que la felicidad será proporcional al valor moral de nuestras acciones.
Religión y Moralidad en Kant
En La Religión dentro de los Límites de la Mera Razón, Kant defiende una religión racional basada en la moralidad. Dios no es un ser demostrable, sino una ficción necesaria para reforzar la moral. Así, la religión debe estar al servicio de la autonomía moral y no promover la obediencia ciega, que Kant rechaza por ser contraria a la razón y a la libertad ética.
La Filosofía Política de Immanuel Kant
Immanuel Kant, filósofo del siglo XVIII, es conocido por su defensa de la Ilustración y por su filosofía crítica, que busca unificar el pensamiento racionalista y empirista. En su ética, Kant sostiene que la moralidad de una acción depende de la intención que la motiva, guiada por el imperativo categórico. Sin embargo, como las intenciones no pueden percibirse empíricamente, el derecho no debe juzgar los motivos, sino solo los actos externos.
El Concepto de Derecho en Kant
El derecho, para Kant, se basa en un principio de igualdad de libertad externa: una acción es jurídicamente válida si puede coexistir con la libertad de todos según una ley universal. Por tanto, solo pueden prohibirse acciones que impidan a otros actuar del mismo modo en circunstancias similares. Así, el sistema jurídico kantiano busca garantizar relaciones recíprocas entre individuos libres e iguales.
La “Insociable Sociabilidad”
Kant también reconoce una “insociable sociabilidad” en los seres humanos: una inclinación a vivir en sociedad, pero al mismo tiempo a imponerse sobre los demás. Esta tensión genera conflictos, pero también impulsa el progreso social mediante la creación de normas y estructuras de convivencia.
El Estado Republicano y el Contrato Originario
Aunque Kant no prescribe leyes específicas, afirma que debe existir un poder político que garantice el cumplimiento del principio de derecho. Este poder se funda en un “contrato originario” que da lugar a un Estado republicano, donde los ciudadanos consienten las leyes y se respeta la separación de poderes. La función de este Estado es hacer que la realidad social se ajuste al principio del derecho, guiada por el juicio racional de los ciudadanos.
Justicia y Libertad Externa
Es importante destacar que, según Kant, no es necesario que los ciudadanos sean moralmente buenos. Incluso un pueblo de demonios podría vivir bajo una constitución justa si poseen entendimiento. Así, la política no busca el bien común ni una idea universal de felicidad, sino la justicia y la libertad externa compatible para todos.
Relaciones Internacionales y Derecho Cosmopolita
En cuanto a las relaciones internacionales, Kant propone una confederación de Estados que evite la guerra y establezca un derecho cosmopolita. Rechaza un Estado mundial único por temor a una tiranía, defendiendo en cambio la libertad de los ciudadanos de cambiar de Estado si lo desean.
La Ética Deontológica de Immanuel Kant
Immanuel Kant, filósofo del siglo XVIII, defendió la Ilustración y la autonomía de la razón. Para él, la razón se utiliza de dos maneras: teóricamente, para conocer, y prácticamente, para determinar cómo actuar. Kant creía que todos sabemos cuándo una acción es buena y cuándo no, y su objetivo era ofrecer una fórmula para actuar correctamente en situaciones complejas.
La Acción por Deber
Kant sostuvo que una acción es moralmente buena si se realiza por deber, no para obtener algún beneficio. Una acción es moral cuando no depende de si es ventajosa para uno mismo, sino que se realiza porque es lo que debemos hacer. Las acciones morales son universales y necesarias, independientemente de los fines o intereses personales.
Rechazo de las Éticas Materiales
Kant rechazó toda ética material, es decir, aquella que se basa en fines concretos o empíricos. Según él, estas éticas, aunque puedan promover la felicidad, no garantizan la bondad de las acciones. Además, las normas de estas éticas serían hipotéticas y heterónomas, ya que dependen de fines externos a la razón.
El Imperativo Categórico y la Autonomía Moral
La ética kantiana es autónoma, ya que las máximas de acción provienen de la razón y no de inclinaciones externas. Lo que hace buena a una acción no es lo que se quiere obtener, sino la forma en que se actúa. La máxima de la acción debe ser universalizable, es decir, debe ser aplicable a todos en la misma situación. Kant formuló su ética a través del imperativo categórico, que nos dice que debemos actuar de forma que nuestra conducta pueda convertirse en una ley universal. También destacó que no debemos usar a los demás como medios para nuestros fines, sino tratarlos como fines en sí mismos.
Actuar Conforme al Deber vs. Actuar por Deber
Además, Kant distinguió entre actuar conforme al deber y actuar por deber. Aunque los resultados son los mismos, lo que importa es la intención detrás de la acción. Su ética es deontológica, enfocándose en el principio que guía la acción más que en el resultado.
Libertad, Inmortalidad y Dios como Postulados de la Razón Práctica
Para Kant, la libertad es esencial para la moralidad. Aunque no podemos conocerla empíricamente, debemos postular que somos libres para que la moralidad tenga sentido. Finalmente, Kant consideraba que la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son necesarias para garantizar que la moralidad esté vinculada con la felicidad.
El Ser Humano en la Filosofía de Jean-Jacques Rousseau
Según Rousseau, hay una diferencia fundamental entre el hombre natural y el hombre social.
El Hombre Natural: El “Buen Salvaje”
El hombre natural es aquel que vive en el estado de naturaleza, una época histórica hipotética que permite a Rousseau desarrollar la idea del mito del buen salvaje. El hombre en estado de naturaleza, antes de convivir en sociedad, era bueno y feliz, independiente en relación con los otros hombres y con un egoísmo no negativo. El buen salvaje tenía, así, un sano amor hacia sí que no implicaba buscar el mal de los otros, hacia los que sentía compasión. En este estado natural, el hombre mantenía sentimientos puros, no coartados o envenenados por el prejuicio social, y una relación directa con la naturaleza.
El Hombre Social y la Corrupción de la Sociedad
Este estado natural de cómo sería el ser humano en sus hipotéticos orígenes se enfrenta al hombre social, aquel que vive en un estado de sociedad o estado cultural. En este estado social, que sí que es real frente al natural, el hombre no es un ser feliz y bueno, sino que está llevado por un egoísmo malsano por el cual busca su propio interés en detrimento de los otros seres humanos. Así, la cultura y el progreso no han hecho al ser humano más feliz y más bueno, como creían la mayoría de los pensadores de la Ilustración, sino que lo han hecho más desigual, injusto y profundamente infeliz. Cultura y progreso no actúan, pues, como elementos emancipadores, sino que dentro de la sociedad son elementos que han corrompido a los hombres.
La Sociedad y la Política en Jean-Jacques Rousseau
Rousseau considera que la sociedad corrompe al ser humano, pero no propone regresar a un estado primitivo, sino analizar y reformar la sociedad actual para hacerla más justa y feliz. Para ello, sigue dos pasos: identificar el origen del mal social y proponer reformas para crear una sociedad mejor.
El Origen del Mal Social: La Desigualdad y la Propiedad Privada
Para Rousseau, el origen del mal en la sociedad es la desigualdad, producto de la propiedad privada. La propiedad genera diferencias sociales, ya que algunos acumulan riquezas mientras otros permanecen pobres, lo que crea egoísmo, codicia y enfrentamientos. Esto, a su vez, impide que los seres humanos puedan alcanzar su felicidad.
El Contrato Social como Solución
La reforma de la sociedad pasa por el Contrato Social. Rousseau sostiene que no se debe regresar al estado de naturaleza, sino usar ese concepto para construir una sociedad justa y legítima. El pacto social busca armonizar libertad, igualdad y poder político. En este pacto, el pueblo es el soberano y su voluntad se expresa a través de la voluntad general, que no es la simple suma de los deseos individuales, sino el interés común. Así, el individuo renuncia a su egoísmo personal y se somete a las leyes que emanan de la voluntad general, asegurando igualdad y libertad para todos.
La Importancia de la Educación
Además, Rousseau resalta la importancia de la educación. Según él, la educación no solo interesa a los padres, sino también al Estado, pues es crucial formar tanto al hombre como al ciudadano. En su obra Emilio, propone que los niños deben ser instruidos con libertad, evitando el aprendizaje memorístico y estimulando la curiosidad natural. La finalidad de esta educación es formar buenos ciudadanos y fomentar el amor por las leyes justas.
Así, Rousseau imagina una nueva sociedad que no es ni la anterior, marcada por el egoísmo, ni la natural, donde primaba la libertad sin límites. En esta nueva sociedad, racional y libre, se erradicará la injusticia y se logrará la felicidad y la realización plena de los individuos.