Liberalismo Español del Siglo XIX: Ideologías y Gobiernos de Moderados y Progresistas
Partidos Políticos en la España Liberal: Moderados y Progresistas
Este documento explora la construcción del régimen liberal en España durante el siglo XIX, un periodo de profunda transformación económica y social que vio la imposición del Nuevo Régimen sobre el Antiguo Régimen, y del Liberalismo sobre el Absolutismo. La alta burguesía asumió el control del poder económico y político, mientras los vasallos se convertían en ciudadanos. Este periodo se puede dividir en varias etapas clave: la Regencia de María Cristina, la Regencia de Espartero, el Reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático.
Las revoluciones burguesas marcaron el fin del Antiguo Régimen y el Absolutismo. La Independencia de EE. UU. y la Revolución Francesa tuvieron continuidad con las revoluciones de los años 20. En España, el liberalismo inició su andadura con las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812. Poco a poco, el liberalismo impuso sus características fundamentales: la División de Poderes, el Constitucionalismo, el Parlamentarismo (unicameral o bicameral) y la Soberanía Nacional, entre otras.
1.1. Los Fundamentos Ideológicos
La ideología política en España se había construido en torno a dos grandes grupos: Absolutistas y Liberales. Los Absolutistas defendían la Soberanía Real, las Cortes estamentales, los valores del Antiguo Régimen y la Religión Católica como esencia del Estado. Gobernaron con Fernando VII, aunque tuvieron que hacer frente a una escisión interna con la aparición de los Realistas Apostólicos o Realistas Puros, que proponían un absolutismo más reaccionario.
Los Liberales, por su parte, pronto se dividieron en Moderados y Progresistas. Los primeros gobernaron la primera parte del Trienio Liberal, instaurando una Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, y un sufragio censitario. Los Progresistas, en cambio, apostaron por la Soberanía Nacional (ejercida a través de las Cortes) y un sufragio más amplio. Estas tendencias políticas se constituirían definitivamente en partidos políticos y evolucionarían muy rápidamente.
1.2. El Partido Moderado
El Partido Moderado, heredero de los antiguos doceañistas, contó con un gran apoyo social entre los terratenientes, la alta burguesía comercial e industrial, la antigua nobleza y los altos cargos militares. Defendían el gobierno de los más capaces y el orden social tradicional. El Rey acumulaba muchos poderes, como el nombramiento de ministros y la jefatura del Ejército. No apostaban por una clara división de poderes y defendían la confesionalidad católica del Estado y el proteccionismo económico. En los años 40, establecieron el caciquismo para adulterar los resultados electorales y perpetuarse en el poder.
Líderes como Pérez de Castro y, posteriormente, Narváez, gobernaron desde la mayoría de edad de Isabel II, creando un régimen liberal conservador que paralizó reformas progresistas como la desamortización. Ya en los años 30, el Partido Moderado se dividía en dos sectores principales: los conservadores (más reaccionarios) y los moderados centristas (como los doceañistas de Narváez), que impulsaban reformas moderadas y estaban más próximos a los progresistas en ciertos aspectos. Sus periódicos más renombrados fueron “El Universal” y “El Censor”.
1.2.1. Los Moderados en el Poder: Períodos de Gobierno y Obra Política
1833-1843
Participaron en los primeros gobiernos de María Cristina y en la elaboración del Estatuto Real y la División Provincial de Javier de Burgos. La victoria electoral les permitió limitar el sufragio y las libertades de la Constitución de 1837. Sin embargo, perdieron el poder hasta una nueva victoria electoral, tras la cual decretaron el nombramiento de los alcaldes por el Rey y los Gobernadores provinciales.
1843-1854: La Década Moderada
Después de la Regencia de Espartero, recuperaron el poder, liderados por Narváez, para gobernar durante toda la Década Moderada. Impusieron el liberalismo doctrinario, el control del Ejército y la represión del carlismo, alejando a los progresistas del poder mediante el control electoral o caciquismo. Al final de los años 40, aparecieron tres tendencias en el Partido Moderado:
- Los Moderados de Narváez
- Los autoritarios de Bravo Murillo
- La Unión Liberal de O’Donnell
La Constitución de 1845 fue la gran obra moderada del período, caracterizada por la Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, una separación de poderes ficticia y Cortes bicamerales. Los moderados implantaron un Estado liberal conservador que se resume en cinco grandes conjuntos legislativos:
- Control Político: Mediante la Ley de Imprenta, que restablecía la censura, el depósito dinerario y el sometimiento de los delitos de opinión a Tribunales ordinarios. El caciquismo garantizaba el triunfo electoral. La Guardia Civil sustituyó a los cuerpos regionales de orden público o a la Milicia Nacional de los progresistas, para acabar con el bandolerismo endémico y las revueltas campesinas.
- Centralización Administrativa: Por la Ley de Administración Local se mantuvo el régimen foral y los alcaldes de localidades mayores de 2.000 habitantes. El reclutamiento se extendió a las comunidades forales, y los Gobernadores provinciales tuvieron grandes atribuciones económicas, políticas y judiciales. La Administración Central se organizó en Ministerios. El Ejército centralizó la defensa nacional. En el orden judicial, se creó el Tribunal Supremo y se aprobaron el Código Penal y el proyecto de Código Civil.
- Reforma Fiscal de Alejandro Mon: Creó un sistema fiscal más racional, uniforme y equitativo, suprimiendo los privilegios fiscales particulares y regionales aún vigentes, y dividiendo los impuestos en impuestos directos, impuestos indirectos e impuestos especiales. Sin embargo, no se cubrieron los gastos del Estado, aumentando la Deuda Pública y su financiación con impuestos indirectos y préstamos.
- Reformas Educativa y Religiosa: José Pedro Pidal diseñó un plan educativo aprobado con la Ley Moyano: Primaria o elemental, Segunda Enseñanza en los Institutos, y universitaria dividida en 10 universidades con nuevas especialidades. Se adoptó el Sistema Métrico Decimal de pesos y medidas, y se construyeron las primeras líneas férreas. Bravo Murillo firmó el Concordato con la Santa Sede: la Iglesia aceptaba las desamortizaciones ya realizadas a cambio de la devolución de los bienes aún no vendidos y la confesionalidad del Estado, entre otros acuerdos.
- Política Económica: La política económica proteccionista benefició a la agricultura latifundista y a la alta burguesía comercial e industrial. La crisis económica de finales de los años 40 evidenció los problemas de una agricultura de subsistencia en el norte y latifundista en el sur. Ni la propuesta de reforma autoritaria de la Constitución de 1845 por Bravo Murillo, ni los gobiernos de Roncali y Sartorius, pudieron evitar la crisis del período, con numerosos casos de corrupción.
1856-1868
Después del Bienio Progresista, los moderados regresaron al poder con Narváez y la Unión Liberal de O’Donnell, quien restableció la Constitución de 1845 con una reforma llamada el Acta Adicional. Se reprimió duramente a los revolucionarios y se disolvió la Milicia Nacional. Aunque Narváez derogó el Acta Adicional de la Constitución y suspendió la desamortización de Madoz, con el gobierno largo de O’Donnell se inició un importante crecimiento económico y expansión colonial.
Más tarde, se inició la última etapa moderada, llena de inestabilidad política y represión de progresistas. La protesta universitaria culminó en la llamada Matanza de la Noche de San Daniel, seguida de la rebelión de los Sargentos del Cuartel de San Gil y el Pacto de Ostende entre demócratas y unionistas.
1.3. El Partido Progresista
El Partido Progresista se vinculó a la mediana y pequeña burguesía, profesionales liberales y oficiales del ejército de media graduación. Sus señas de identidad fueron la Soberanía Nacional sin límites, el predominio de las Cortes por encima del Rey y la Milicia Nacional. Gobernaron con Mendizábal y Espartero antes de la mayoría de edad de Isabel II.
El anticlericalismo y la desamortización fueron sus propuestas estrella. De los progresistas más extremistas surgió el republicanismo y el Partido Demócrata de José María Orense. Después de la Revolución de 1868, se fusionaron en el Partido Republicano.
1.3.1. Los Progresistas en el Poder: Períodos de Gobierno y Obra Política
Mendizábal reformó el Estatuto Real antes del Levantamiento de los Sargentos de la Granja y la formación del gobierno Calatrava con Mendizábal como Ministro. Restablecieron la Constitución de 1812, las leyes de desamortización de 1836, gestionaron la guerra carlista y aprobaron la Constitución de 1837, que en 77 artículos recogía principios tanto progresistas como moderados.
Regresaron al poder con la Regencia de Espartero y su gobierno autoritario, sobre todo después del Tratado de Libre Comercio con Inglaterra, que provocó el Levantamiento de Barcelona y el Pronunciamiento moderado-progresista de Torrejón de Ardoz, que dio el poder a los moderados y aceleró la mayoría de edad de Isabel II.
Volvieron a gobernar durante el Bienio Progresista: redactaron la Constitución de 1856 y aprobaron la Desamortización de Madoz y una serie de reformas económicas fundamentales, como la Ley Bancaria (con la creación del Banco de España) y la Ley de Ferrocarriles. La mala situación agrícola y la crisis de subsistencias provocaron revueltas, el golpe de O’Donnell y la dimisión de Espartero.
1.4. Otros Partidos y Movimientos de la Época
Los Carlistas también se constituyeron como partido y movimiento ideológico absolutista, ultracatólico y defensor de la sociedad estamental. Contaron con el apoyo del pequeño y mediano campesinado del norte de España y determinados grupos de la nobleza y la Iglesia.
Los Demócratas de José María Orense reivindicaban la Soberanía Popular y la Milicia Nacional, y coincidían con las clases medias y bajas.
Los Republicanos de Sixto Cámara y Fernando Garrido, con grandes apoyos entre clases medias y jornaleros, proponían un Estado republicano. Se dividieron en Unitarios y Federalistas.
El Obrerismo socialista catalán inició su andadura con la Asociación Mutua de Obreros Algodoneros, aunque su crecimiento se produjo en el Sexenio Democrático y con la fundación del PSOE.
El pretorianismo militar fue una constante en la política de la época. Los partidos fueron liderados por militares de prestigio, y los gobiernos se llenaron de ministros militares. Entre las causas de este fenómeno, destacamos la ausencia de una base popular de apoyo al liberalismo.