El Arte Gótico: Orígenes y Características Fundamentales

El gótico nació en la segunda mitad del siglo XII, cuando los arquitectos medievales decidieron sustituir el arco de medio punto por el ojival y la bóveda de cañón por la de crucería. El desarrollo progresivo de esta cubierta permitió una mayor altura y longitud del edificio y, lo que es más importante, abrir en las paredes grandes ventanales de iluminación. Todas estas transformaciones se produjeron en la región de París y los contemporáneos denominaron a los edificios modernos que incorporaban los nuevos avances técnicos: «estilo a la manera francesa». El gótico abarca cuatro siglos, desde 1150 hasta 1550, y a través de este estilo internacional, Europa demostró por vez primera su genio artístico. En su gestación intervinieron dos factores clave: la cualificación de los maestros de obra y el poder del dinero.

El gótico es un arte de cálculo, de combinación de fuerzas activas, que permite construir un esqueleto flexible de piedra y revestirlo de cristal. Era un sistema estructural que parecía desafiar las leyes de la gravedad, como sucede con la Sainte-Chapelle, el relicario traslúcido que mandó construir San Luis de Francia en el Palacio Real de París para custodiar la corona de espinas de Cristo que había adquirido en Tierra Santa. Los maestros que proyectaron estas obras sorprendentes fueron conscientes enseguida de su preparación científica y explotaron su talento en beneficio personal: viajaron por toda Europa, alardearon de su independencia ante los clientes, reclamaron un sueldo elevado y no dudaron en ir a la huelga en demanda de sus reivindicaciones. La tecnología de vanguardia que exigía la construcción gótica disparó el presupuesto financiero de las obras. La expropiación de solares en el corazón del casco urbano para conseguir un espacio desahogado donde plantar gigantescos edificios, la extracción y el acarreo de materiales desde la cantera, la confección de grúas mecánicas, la fabricación de vidrieras y el pago semanal de la nómina a los talleres especializados exigió fuertes sumas de dinero en efectivo, que el régimen de propiedad feudal, basado en el autoconsumo, era incapaz de sufragar. Las ambiciosas empresas artísticas del Gótico requerían inversiones más dinámicas: la moneda que corría en las ferias procedentes del tráfico mercantil, de las operaciones de cambio, del préstamo a interés, de la presión fiscal a los comerciantes, artesanos y banqueros, y de las limosnas en metálico.

La Ciudad Gótica: Catedrales y Edificios Civiles

La estructura socioeconómica del Románico fue rural y feudal; la del gótico, urbana y burguesa. A partir de 1150, el mayor rendimiento del trabajo agrícola impulsó el crecimiento demográfico y liberó una importante mano de obra que se dirigió a las ciudades. Para atender a estas masas nacieron las órdenes mendicantes, franciscanos y dominicos, que se refugiaban en sus conventos a la hora de comer y dormir, tras pasar la jornada predicando en calles y plazas. La urbanización prosperó en toda Europa y alumbró una nueva clase social: la burguesía, que se enriqueció con el comercio, la artesanía y la banca, suministrando a la monarquía una notable fuente de ingresos para los servicios administrativos y militares. Los obispos recobraron la supremacía eclesiástica sobre los abades, y el centro de autoridad religiosa estaría en la catedral, gobernada por el cuerpo de canónigos en la ciudad. Este tránsito fue propiciado por varias casas reinantes: los Capeto en Francia, Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio en Castilla y León. Los reyes consolidaron así su autoridad en las aglomeraciones urbanas y redujeron la fuerza de la nobleza. La expresión artística de la nueva civilización urbana sería la catedral y el círculo de edificios públicos y privados que la rodeaban: la universidad, la lonja, el ayuntamiento y el palacio.

La Catedral Gótica: Centro Espiritual y Social

La catedral es la iglesia mayor diocesana; en ella se asienta la cátedra del obispo, desde donde preside el culto e imparte su enseñanza a los fieles. Durante la Baja Edad Media, este edificio solemne exaltó la alianza entre el clero y la monarquía, y reveló el orgullo de la burguesía. Prueba de ello es que la catedral no solo fue una casa de oración, sino que en ella se celebraron coronaciones, bautizos, bodas y funerales, y las reuniones civiles de las corporaciones gremiales. Mientras, el pueblo llano rezaba y se divertía en su interior con el teatro litúrgico que en las festividades de la Navidad y de la Semana Santa se representaba en sus naves. Europa entera se llenó de catedrales góticas.

La catedral gótica presenta elementos de la iglesia de peregrinación románica. La planta es cruciforme y muestra un amplísimo desarrollo de la cabecera, que conserva la girola y las capillas radiales. En el interior se alzan cuatro pisos:

  • Arcadas separando las naves.
  • Tribunas.
  • Pasaje del triforio en el espesor del muro.
  • Ventanas superiores hasta el arranque de las bóvedas.

El triunfo de la catedral gótica llegaría con el arbotante: un gran brazo de piedra exterior que neutraliza el empuje de las bóvedas de crucería centrales, descargándolo sobre los contrafuertes laterales.

La Catedral de Reims: Símbolo de la Realeza Francesa

De las catedrales europeas, Reims representa el ideal arquitectónico de la armonía gótica y el símbolo de la realeza francesa, al tener que coronarse, obligatoriamente, los monarcas en su recinto. En 1211 se puso la primera piedra y el arzobispo Enrique de Braisne utilizó el templo como afirmación personal de su vanidad, retratándose en una vidriera. Los diferentes maestros de las obras grabaron su nombre en el laberinto que adorna el pavimento de la nave central y tuvieron la preocupación de constatar su labor en tan formidable fábrica.

Los planos se deben a Jean de Orbais, quien proyectó una descomunal cabecera que ocupa la mitad del templo para ubicar el coro de canónigos. Le sustituyó Jean le Loup, quien edificó el atrofiado transepto e inició las naves, inaugurándose el monumento en 1241. Posteriormente, en 1244, Gaucher de Reims prolongó las crujías y decoró las tres puertas de los pies. Por último, en 1255, Soisson timbró la fachada con un rosetón calado de trazado nervioso, que parece una rueda de fuego y cuyo diseño radial daría origen al término «radiante» con el que se designa el Gótico de la segunda mitad del siglo XIII.

Grandes Catedrales Góticas en España: Influencias Atlánticas y Mediterráneas

Los modelos franceses llegaron a España en el siglo XIII durante el reinado de Fernando III el Santo, quien se convirtió en el gran promotor de las canterías catedralicias castellano-leonesas. El monarca impulsó su construcción con dinero en metálico, donando fincas y eliminando las cargas fiscales de los canónigos y operarios que trabajaban en estas empresas artísticas. La Santa Sede participó también en los proyectos, procurando indulgencias a los fieles que contribuían con limosnas. En ese tiempo, el padre Rodrigo, arzobispo de Toledo, edificó la Catedral de Toledo y Mauricio, obispo de Burgos, la Catedral de Burgos. La trilogía de las catedrales hispanas, inspiradas en el gótico francés, se completa con la de León, cuyas obras se encauzaron bajo el gobierno del prelado Martín Fernández.

Catedral de Toledo: La Primada de España

Rodrigo, arzobispo de Toledo, había estudiado en la Universidad de París, donde se enamoró de la verticalidad y ligereza del arte ojival. Una vez en la sede primada, convenció a San Fernando para erigir en la ciudad del Tajo un templo metropolitano sobre la antigua mezquita árabe que respondiera al nuevo estilo. Las obras las inició el Maestro Martín, y Petrus Petri dejó abovedado el edificio antes de morir. La catedral sigue la planta de salón de Notre-Dame de París, al no abrirse al exterior los brazos del transepto, y sería la más grande entre las españolas del siglo XIII. Consta de cinco naves y tres pisos en altura escalonada: hueco de capillas, triforio de arquillos ciegos polilobulados (donde los arquitectos hicieron una concesión al mudéjar local) y cuerpo de ventanas. El presbiterio está rodeado por una doble girola y su gran novedad residía en la forma de cubrir los dos deambulatorios y las quince capillas absidiales. La solución fue descomponer este espacio en tramos triangulares y rectangulares, contrarrestando sus empujes mediante la bifurcación de arbotantes.

Catedral de Burgos: Gótico Flamígero y Detalles Únicos

La biografía de Mauricio, obispo de Burgos, es similar. Estudió Teología en París, cruzó Francia para recoger a la princesa alemana Beatriz de Suabia, con quien San Fernando se había comprometido en matrimonio. La boda se celebró en Burgos en 1220, y al año siguiente se puso la primera piedra de la catedral gótica. La catedral tuvo dos grandes directores de obras: el Maestro Enrique y Juan Pérez. El proyecto original tenía planta de tres naves, transepto de brazos muy marcados y amplia cabecera, provista de girola y de capillas absidiales. El alzado de los muros es tripartito, pero a diferencia de Toledo, el triforio ciego no se decoró con arquillos mudéjares, sino con elementos góticos. Una característica es el espinazo, que cruza las bóvedas ojivales en su parte dorsal. La fachada principal se relaciona con la de la Catedral de París.

Catedral de León: La “Pulchra Leonina” y la Luz Gótica

León, al igual que Burgos, está situada en el Camino de Santiago y recibe las influencias atlánticas de la Isla de Francia. Sus artífices fueron el Maestre Simón y los dos arquitectos de la Catedral de Burgos, que simultanearon la dirección de ambos conjuntos: el Maestro Enrique y Juan Pérez. Enrique abovedó la fábrica, definiendo las portadas de los pies y de la fachada meridional, mientras que Pérez dirigió su actividad hacia el claustro. Consta de tres naves, amplio transepto y monumental cabecera con cinco capillas poligonales abiertas en la girola. La distribución del muro siguió siendo tripartita, pero el triforio se perforó con vidrieras. Esta circunstancia y el hecho de que las naves carecieran de capillas colaterales permitió, en la práctica, disolver las paredes y ofrecer tres niveles de ventanas, que inundaron de luz todo el recinto.

El Gótico Mediterráneo: Una Adaptación Regional

En el siglo XIV, los esquemas atlánticos procedentes del norte de Francia dieron paso a una modalidad arquitectónica enraizada en el sur de esa nación, denominada gótico mediterráneo. Los edificios se caracterizaron por tener planta ad aula y alzado ad quadratum. Se trató de iglesias de una o tres naves con capillas entre contrafuertes y cubiertas a la misma altura, cuya estructura afectó al espacio interior y a la masa arquitectónica externa. El resultado fueron salones desahogados de perfil rectangular, opuestos a la silueta triangular del gótico. El cambio lo patrocinó la monarquía catalano-aragonesa en las catedrales de Barcelona, Manresa y Gerona.

Edificios Civiles Góticos: El Auge de la Burguesía

Las grandes ciudades europeas establecieron, en el siglo XIII, estudios generales para enseñar Teología, Medicina y Derecho. París, Oxford, Bolonia y Salamanca llevaron a los centros urbanos el liderazgo del conocimiento, que había permanecido en las grandes abadías rurales. La estructura de estos edificios académicos se inspiró en la arquitectura monástica: patios para pasear y leer, que recordaban los claustros, y, a su alrededor, las aulas, la biblioteca y la capilla.

Lonjas: Centros del Comercio Medieval

El incremento del comercio se manifestó en las lonjas, destinadas a contrataciones mercantiles. En los puertos mediterráneos de la Corona de Aragón se conservan tres ejemplares sobresalientes: la Lonja de Barcelona, la de Palma de Mallorca y la de Valencia.

Ayuntamientos: Símbolo del Poder Urbano

La burguesía medieval se organizó en corporaciones municipales para participar en la política comunal. Las reuniones se celebraban en el ayuntamiento, palacio público o casa de la ciudad, convirtiéndose sus edificios en una réplica laica de la catedral. Dotados de una elevadísima torre-campanario que dominaba el caserío urbano. El Palazzo del Comune de Siena se decidió construir con la mayor suntuosidad porque era un honor para el prestigio sienés que sus gobernantes y funcionarios ocuparan edificios hermosos y honorables. Alemania y los Países Bajos demostraron, igualmente, su dignidad ciudadana en ayuntamientos con torres puntiagudas, tejados empinados y galerías porticadas en la planta baja, como el tardío de Bruselas.

Mansiones Urbanas: Residencias de la Élite Burguesa

La riqueza, el lujo y el boato de las clases acaudaladas del siglo XV se desbordaron en sus suntuosas mansiones urbanas, adaptadas a los negocios y a la vida doméstica. Eran viviendas con almacenes, oficinas, salas de recepción, dependencias para la servidumbre y habitaciones confortables donde residían los miembros de la familia. Dos buenos ejemplos de estas casas privadas son la Ca’ d’Oro veneciana y el Hôtel de Jacques Cœur, en la localidad francesa de Bourges.