Programación Educativa en la Escuela Infantil (0-3 años)

Cuando hablamos de programación en la escuela infantil, nos referimos a la programación educativa, especialmente para niños de 0 a 3 años. Se trata de un programa educativo y formativo que incluye aprendizajes significativos.

¿Qué es un Programa Educativo?

Un programa educativo es un proyecto integral que abarca:

  • Actividades a realizar.
  • Conocimiento evolutivo y de las necesidades generales de los niños.
  • Observación y conocimiento de los niños concretos, su historia personal, el ambiente que les rodea y sus circunstancias particulares.
  • El porqué y el cómo de unas actividades concretas.

Este programa se orienta hacia el desarrollo global de todos los aspectos del niño: físicos, mentales, emocionales y de relación. Debe ser flexible, adaptándose al ritmo evolutivo de cada niño, sin olvidar que el niño evoluciona y aprende gracias a su propia actividad. El papel del educador es fundamental, ya que debe ser un estimulador y orientador de la actividad iniciada por el niño.

Aplicación del Programa: Un Enfoque Flexible

Por lo tanto, la aplicación del programa debe partir de la actividad del niño, de una manera “desprogramada” que, a la vez, asegure el cumplimiento de los objetivos. La traducción tangible del programa, por parte del educador, consiste en organizar las condiciones externas de tal manera que el niño actúe por sí mismo y, con esta actuación, consiga los objetivos que nosotros habíamos previsto.

Cuando se aplica el programa de esta manera, existe el riesgo de perder el rumbo. La forma de asegurar el progreso de los niños es mediante la reflexión y la valoración constante por parte del educador sobre lo que hace y vive cada uno de los niños y el grupo en general. Esto implica la confrontación de los resultados con los objetivos previamente propuestos y los medios utilizados por el colectivo, es decir, la valoración continua.

El programa educativo es el resultado de un trabajo de equipo, de propuestas asumidas por el colectivo, seguidas de actuaciones individuales y de valoraciones conjuntas del equipo.

Las Actividades del Niño en la Escuela Infantil

El niño nace activo y se desarrolla en gran parte gracias a su actividad. No aprende nada mejor que aquello que aprende por sí mismo.

Las actividades de los niños en la escuela infantil se pueden agrupar en dos grandes bloques (desde una perspectiva adulta), en función de unos contenidos, la edad y las posibilidades de los niños, y con la flexibilidad necesaria de acuerdo con cada realidad escolar:

  • Actividades cotidianas
  • Actividades de juego

El ritmo diario de los niños en la escuela infantil queda delimitado sistemáticamente por unas actividades “rutinarias” que son: la alimentación, el descanso y la higiene.

En la distribución horaria, la secuencia: descanso-alimentación-juego, etc., puede ocupar de 6 a 8 horas, habitualmente seguidas, sin ir a casa. De todo este tiempo, más de la mitad se destina a descanso y alimentación, higiene y vestido. El resto se destina a la actividad de juego propiamente dicha.

El tratamiento pedagógico de ambos tipos de actividades (cotidianas y de juego) requiere una preparación por parte del educador, una organización de los espacios, materiales y horarios, una atención constante del educador a las reacciones individuales y a la dinámica del grupo, y una flexibilidad y disponibilidad para modificar sobre la marcha todo aquello que la vida del grupo, o algún niño, haga necesario.

Tanto unas como otras son actividades educativas y requieren una programación pedagógica que, además de establecer objetivos, instrumentos didácticos y contemplar un sistema de valoración, debe tener en cuenta las capacidades, el ritmo y las diferencias individuales de los niños.

Las Actividades Cotidianas

Marcan cortes de tiempo determinados en el ritmo de cada día e introducen pocas variaciones: cada día se come, se duerme, se limpia, etc. Para el niño, son las verdaderas tareas educativas en las que debe realizar nuevos aprendizajes constantemente. Dichas actividades también les ofrecen momentos y ocasiones privilegiadas para establecer relaciones directas con los adultos.

Por lo tanto, es necesario un tacto extraordinario por parte del educador para que se satisfagan las necesidades individuales de cada niño. Al mismo tiempo, la vida en grupo deberá continuar con su ritmo y su dinámica. El educador tendrá que asegurar la actividad positiva de los componentes del grupo mientras dedica su atención particular a cada niño.

La colaboración con los padres y el intercambio diario de información son imprescindibles. En estas actividades es donde más se modela la relación personal niño-adulto.

El Sueño

Es reparador si se dan las condiciones externas e internas adecuadas para un sueño relajado y profundo. El educador observa y tiene en cuenta las peculiaridades de cada niño al dormirse, durante el sueño y al despertar; valora cualquier señal de irregularidad y busca la resolución en el contacto diario con la familia.

El educador organiza el ritmo de actividades de manera que se dé respuesta a las diversas necesidades individuales de los niños y a las necesidades de la etapa evolutiva en la que se encuentra el grupo de niños.

El sueño nunca es un momento de descanso para el educador, porque es necesario atender el sueño de los niños y, además, es el momento ideal para anotar las observaciones de los niños o del grupo.

La Alimentación

Actividad física elemental para la subsistencia, fuertemente relacionada con la vida afectiva del niño. Lo utiliza para manifestar sus gustos o rechazos en su relación con el adulto, tanto en situación previa al dominio del lenguaje verbal como cuando este ya ha aparecido.

El ritmo de absorción del alimento y la intensidad del hambre varían en cada niño. Observar las peculiaridades de los niños para dar la respuesta adecuada es la mejor manera que tiene el educador de crear una actitud positiva en cuanto al acto de comer de los niños. Como también es tarea del educador despertar en el niño la predisposición a ser activo. Los educadores organizan las comidas y todas las actividades de la manera más práctica y placentera para los niños.

La Limpieza y el Vestir

Actividades higiénicamente necesarias, y de muchísima importancia para los niños, son momentos privilegiados de contacto físico individual entre el adulto y el niño, donde el adulto interactúa con el cuerpo del niño y su intimidad.

Consciente de la profundidad de estos momentos, el educador debe ser muy cuidadoso al medir sus gestos y su actitud. Es crucial cómo se comunica con el niño, tanto con el cuerpo como con la palabra, y cómo fomenta su colaboración para que adquiera autonomía, evitando la pasividad o una dependencia excesiva. La actitud del educador se adecuará al ritmo vital de cada niño, siendo el acuerdo con la familia también prioritario.

El Juego y Otras Actividades

Desde los primeros movimientos, los niños pueden realizar una gran variedad de actividades si la educación que reciben es adecuada. El niño es el protagonista de la acción; sus actividades, sobre todo las libres e independientes, contribuyen a la adquisición de todas sus capacidades.

El juego es la actividad fundamental en la vida de los pequeños. Es la construcción de la propia personalidad.

Los objetos y los juguetes son fundamentales para la actividad del niño. De su variedad, riqueza y adecuación al momento evolutivo y edad del niño depende la realización de un juego más rico y unas mayores posibilidades de desarrollo.

En el tipo de actividad de los niños, además del juego, influyen: los adultos, los compañeros, la realidad que rodea a cada niño, la salud y el buen estado de ánimo de los mismos, y factores que condicionan la actividad en mayor o menor grado, según el momento evolutivo del niño.

La Intervención del Educador

Los educadores programan y preparan para que los niños actúen sin necesitar su intervención, y crean las condiciones favorables para que tenga lugar la actividad independiente del niño. En este sentido, influyen de entrada, pero no directamente, en las actividades que podrán realizar los niños.

Por otra parte, los educadores intervienen directamente en la organización de las actividades en diferentes momentos y circunstancias a lo largo del día. Las actividades dirigidas por el educador (que deben tener una metodología y finalidad claras) desarrollan la capacidad de aprendizaje, de atención y escucha, de consideración hacia los intereses de los demás niños, y la capacidad de organizar la propia conducta, mejorando cualitativamente la actividad. Proporcionan al niño la imagen de un adulto “activo”.

¿Qué Actividades?

Las actividades de los niños pequeños son una cuestión compleja. Son muchas y muy diversas las posibles actividades en estas edades y las variaciones que introducen. Las podemos clasificar en:

  • Actividades de movimiento: Implican la acción global del cuerpo.
  • Actividades de conocimiento y de observación de la realidad: Implican básicamente un trabajo del pensamiento.
  • Actividades de lenguaje: En el sentido de la adquisición de la palabra y el enriquecimiento progresivo de su uso como medio de conocimiento de la realidad y de comunicación con los demás.
  • Juegos de manipulación: Aquellos que utilizan básicamente las manos, que contribuyen al desarrollo.
  • Juegos de tema o reproducción de la realidad por imitación o simbolización.
  • Actividades musicales.
  • Actividades de expresión corporal y dramatización.
  • Salidas al exterior.
  • Fiestas populares.
  • Actividades que educan los hábitos de autonomía y de convivencia.

Muchas de las actividades se pueden hacer al aire libre. La salida de los niños al exterior requiere una preparación especial del espacio disponible para que los niños puedan ser tan activos como en el interior, así como una orientación adecuada de las actividades. Todas las actividades deben transmitir a los niños los valores que deseamos inculcarles. Y, sobre todo, debemos estar atentos para que ningún niño se aburra por no saber qué hacer, y para que nunca estén ocupados en una actividad empobrecedora para ellos.