Si tuviésemos que elegir dos temas principales en El amor en los tiempos del cólera, éstos serían el amor y la muerte pues están presentes a lo largo de toda la obra.

El amor se trata principalmente desde dos enfoques muy distintos: Uno es el amor entre Juvenal y Fermina y otro es entre Florentino y Fermina. Por su lado, la muerte aparece tanto en la muerte de Jeremiah y la de Juvenal al comienzo de la novela como en el avance de la vejez y la cercanía al fin de la vida de Fermina y Florentino en los últimos compases de la obra.

 Juvenal, un codiciado soltero sucumbe ante los encantos de Fermina al ver en ella algo diferente al resto. En cambio, ella sacó mala impresión del doctor pues lo vio pedante e incapaz de querer a alguien que no fuera él mismo. A pesar de esa mala imagen, se casarán y superarán dificultades (infidelidad, jabón) y Fermina sabrá que si viviese otra vez, escogería de nuevo a Juvenal para no encontrarse sola y aunque no asume un verdadero amor por él, le aportaba otras cosas como seguridad y felicidad. Él tampoco amaba a Fermina pero le atraía su altivez y su fuerza y mientras se besaban por primera vez, no dudó de que sería fácil inventarse un buen amor con ella. Finalmente, formaron una admirable pareja, especialmente ante el ojo público y no sabían vivir ni un momento el uno sin el otro pues daban seguridad a su rutina y este sentimiento, que era la base de su relación, estuvo a pique de perderse con el invidente del jabón del baño el cual abrió cicatrices pasadas y fue el único momento que les hizo pasar por la cabeza la idea de empezar una vida distinta pero al superarlo y llegar a la vejez, se apoyaban el uno en el otro (sobre todo Juvenal en Fermina) siendo esta la mejor etapa para su amor siendo ambos muy conscientes de sus inverosímiles victorias frente a la adversidad.

Este tipo de amor contrasta con el existente entre Fermina y Florentino que tiene dos fases muy diferenciadas. Una se corresponde con la adolescencia de ambos cuando bien Florentino basa este amor en el juramente y la fidelidad para conservarlo toda la vida y Fermina lo inicia por curiosidad acabando por obsesionarse con Florentino y sus cartas. El problema llega con el distanciamiento que hace que se apague este inocente amor en el corazón de Fermina que se dará cuenta de que era una simple ilusión, destrozando así a Florentino que sí veía este amor como algo serio y fidedigno.

La segunda fase de este amor arranca tras la muerte de Juvenal, momento en el que Florentino había esperado para recuperar a Fermina. Tras repetirle este juramento de su amor hecho tantos años atrás, Florentino la seduce de distinta manera, sin referencia al amor pasado y la conduce en el amor no como estado de gracia sino como un origen y un fin en sí mismo. Después de que Fermina asimilara la viudez, gracias en parte a las meditaciones por carta de Florentino (que le ayudaron a entender su propia vida), accedió a reunirse con él como dos ancianos acechados por la muerte. Los acercamientos de Florentino evocaban a Fermina su pasado y le parecían cosa de niños. Finalmente, Fermina aceptó la invitación de Florentino al crucero y allí se preguntó qué hacer con el amor que le quedaba aún sin dueño y así reconoció por primera vez a Florentino como el hombre que siempre estuvo al alcance de su mano. Ahora les bastaba con estar juntos para el resto de sus vidas dándose cuenta ambos de que el amor era amor en cualquier tiempo y en cualquier parte y más cuanto más cerca de la muerte.



Para concluir el tema del amor, destacamos el concepto de fidelidad que es la capacidad de soportar una lealtad y no violar las reglas establecidas. Florentino sustituye el vacío de amor que le deja Fermina creando en su vida amores pasionales que él llamará “de cintura para abajo” frente al que sentía por Fermina “de cintura para arriba”. La concepción de fidelidad de Florentino, por tanto, es contradictoria pero basada en la lealtad a su ideal de amor que aunque transcurren 51 años, 9 meses y 4 días, es lo suficientemente fuerte como para seguir vivo tras este tiempo.

Dentro de esta fidelidad también tenemos la de Juvenal y Fermina en primera instancia y luego la deslealtad (Bárbara Lynch) de él a ella que sólo pudo ser reparada gracias al tiempo y a un amor construido durante toda su vida pues primero se separan y después, Juvenal va a buscarla provocando el alivio de Fermina que se va feliz con él a continuar una relación estable pero que le cobrará con silencios los sufrimientos ocasionados.

Para analizar el tema de la muerte, debemos considerar varios planos pues en la obra acontecen tanto suicidios como accidentes y muertes naturales.

Refiriéndonos a los suicidios, contamos con el de Jeremiah de Saint-Amour que tuvo la determinación de planificar y llevar a cabo su propia muerte a los sesenta años pues quería evitar vivir la vejez. Jeremiah amaba la vida con pasión y conforme se acercaba su planificado fin, se iba sumiendo cada vez más en la desesperación asumiendo su decisión de suicidio como un destino inexorable.

Accidental es la muerte de Juvenal quien tenía miedo a la muerte y al dolor que esta le pudiese provocar. Consideraba que cada uno es dueño de su vida y por ello, tomaba paliativos para la vejez y para intentar reducir el supuesto dolor de la muerte. La primera vez que consideró cercana de verdad la muerte fue con el suicidio de Jeremiah, con quien habría coincidido, de no haber sido convencido cristiano, en su forma de ver la vejez como estado indecente que debía impedirse. A pesar de todo esto, lo que más preocupaba de la muerte a Juvenal era la vida de Fermina sin él. Asumió su muerte en sus últimos momentos de vida, tras cometer la imprudencia de tratar de atrapar al loro.

El avance de la vida hacia la vejez, también nos acerca a la muerte en la obra. Desde el punto de vista de Florentino, llama la atención la seguridad que tiene de que morirá Juvenal antes que Fermina o que él y hasta ese momento, no podría tener relación amorosa con ella y fue cuando llegó la muerte de Urbino cuando valientemente le repitió su juramento de amor y fidelidad. Florentino no le tuvo miedo a la muerte pero si se enfrentó a la vejez con temo. Le estremece la idea de que la muerte le pudiera arrebatar a Fermina y también lo pasa mal cuando se cae en las escaleras pero en ese momento, tiene la certeza de que esa muerte era ilógica debido a todo el tiempo que había esperado a Fermina aunque la certidumbre de la fugacidad del tiempo le hace pensar por primera vez de forma racional en la muerte.

De este modo, García Márquez nos muestra en la obra estos dos temas principales, presentes en todo momento de la novela y destacando el amor que es el eje principal de la historia.