Contexto Literario a Finales del Siglo XIX e Inicios del XX en España

El Siglo XIX termina con una gran crisis en todos los aspectos de la vida española, por lo que los intelectuales se decantan por una reforma general. La literatura opta por dos caminos diferentes, pero comunes en lo que se refiere al inconformismo y deseo de cambio: el Modernismo, que se inclina por la evasión, y la Generación del 98, que prefiere la crítica. Estos dos movimientos convivirán y tendrán su apogeo en las dos primeras décadas del siglo XX.

La Generación del 98

La Generación del 98 es una reacción contra el Realismo y el Naturalismo que se junta con una voluntad de innovación tanto en los temas como en las formas narrativas. Debe su nombre al llamado “Desastre del 98”, y surge como consecuencia de la crisis moral, política y económica en España a finales del siglo XIX, con el agotamiento de las formas narrativas y la influencia de escritores extranjeros en el pensamiento de los poetas de esta época.

Temas Principales de la Generación del 98

  • La decadencia de España y la reflexión filosófica. Tratan los problemas que han causado un atraso en el país y proponen soluciones a ellos.
  • El tema existencial que abarca la preocupación por el sentido y significado de la existencia.

Estilo y Géneros

Los escritores del 98 cultivaron, principalmente, la novela y el ensayo a través de los cuales difundían pesimismo y frustración existenciales. Su estilo narrativo se caracterizó por la sencillez y sobriedad del lenguaje. Se centran en aspectos como el subjetivismo, expresando sus emociones y su visión personal de la realidad a través de los personajes, la centralización de la problemática del héroe y su mundo interior, el fragmentarismo o la dramatización. Innovaron todos los géneros, sobre todo el novelístico, donde las ideas eran más importantes que la acción.

Autores Representativos de la Generación del 98

Miguel de Unamuno

Entiende la novela como un instrumento para expresar sus ideas filosóficas, denominándola Nivola. Predomina el contenido filosófico e intelectual con acción mínima y abundante diálogo y monólogo interior de los personajes. Su estilo se caracteriza por la intensidad emocional, la densidad de ideas y el gusto por las paradojas y el lirismo. Entre sus temas destaca la libertad humana y la afirmación de la personalidad con Niebla (1914) y La tía Tula (1921), la educación de los jóvenes, Amor y pedagogía (1902), el carácter español, Abel Sánchez (1917) y la necesidad de Dios, San Manuel Bueno, mártir (1930). En cuanto a sus ensayos, alterna la reflexión existencial, con Del sentimiento trágico de la vida y La agonía del cristianismo, y la reflexión sobre España, con En torno al casticismo y Vida de Don Quijote y Sancho. Como poeta, escribió obras como El Cristo de Velázquez.

Pío Baroja

Mantuvo siempre un pesimismo radical sobre la naturaleza y la condición humanas, por ello su obra es crítica con todo. Su narrativa presentó una renovación en las características con una apertura estructural y variedad temática, un estilo antirretórico marcado por la sencillez y claridad, y protagonistas inadaptados a través de los cuales mostraba sus ideas y que presentaban una clara evolución a lo largo de la historia. Su carrera se dividió en dos etapas: una primera de gran variedad temática en la que destacaron obras como El árbol de la ciencia (1911), Camino de perfección (1902) o Zalacaín el aventurero (1909), y una segunda más exótica y diversa con Los amores tardíos (1942) o El laberinto de las sirenas (1923).

Azorín

Publicó artículos, críticas literarias, ensayos y novelas, entre las que destacan La voluntad (1902). La trama argumental de sus obras es mínima y trata temas como la preocupación por el paso del tiempo y la decadencia de España. Su estilo se centra en descripciones basadas en detalles (“bagatelas”), presentando escenas que intentan captar el ritmo de la vida real.

Valle-Inclán

Es radical en su crítica de la sociedad, la cultura y la política. Comienza con un modernismo exuberante con obras como Sonatas y, posteriormente, evoluciona hacia la deformación grotesca de la realidad creando el esperpento, estética degradante con la que destaca lo negativo del mundo en obras como Tirano Banderas.

El Novecentismo

La generación posterior a esta, los novecentistas, destacaron por el ensayo con narradores como Gabriel Miró, con obras como El obispo leproso o Nuestro padre San Daniel, o Ramón Pérez de Ayala, con obras como Troteras y danzaderas, basada en la novela experimental.

Las Vanguardias

A principios del siglo XX, surgen en Europa unas corrientes cuya intención era romper con todas las convenciones literarias anteriores y mostrar una actitud provocativa en respuesta al rechazo por los gustos burgueses. Estos movimientos, entre los que destacan el futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo y surrealismo, son conocidos como vanguardias y designan las inquietudes artísticas de la época. Todos ellos tienen en común el internacionalismo y el antitradicionalismo, así como buscan la originalidad, la individualidad y el afán de progreso. A su vez, tratan de reflejar los aspectos más negativos de la sociedad de manera espontánea a través de ideas y objetivos.

Las Vanguardias en España

En lo que se refiere a España, las vanguardias aparecen con Ramón Gómez de la Serna tras fundar, en 1908, la revista “Prometeo” a través de la cual difunde las novedades del panorama europeo. En ella practica una literatura de evasión que, rápidamente, fue secundada por revistas como “La Gaceta” o difundida durante las tertulias en cafés como la del “Café de Pombo” o la del “Café Colonial”. Los autores hispanos destacan por su especialización en estilos como el creacionismo, ultraísmo y surrealismo.

Movimientos Vanguardistas Específicos en España

  • El creacionismo, extendido por el chileno Vicente Huidobro en 1918, defiende la pérdida de la función referencial en el lenguaje y la presencia de símbolos con belleza propia. Entre sus autores destacan Gerardo Diego, con Imagen y Creacionismo, y Juan Larrea, con Oscuro dominio y Visión celeste.
  • El ultraísmo fue introducido por Guillermo de Torre y sirve para denominar al conjunto de vanguardias europeas concentradas en un solo poema, basándose en la metáfora, tecnicismos e imágenes chocantes para ello.
  • Por último, el surrealismo surge en 1924 por André Bretón como evolución del dadaísmo. Ensalza el sueño y la imaginación a favor de la irracionalidad y la escritura automática para expresar el mundo interior del artista.

Etapas del Vanguardismo Español

En el desarrollo del vanguardismo español se distinguen cuatro claras etapas:

  • Entre 1908 y 1918: Juan Ramón Jiménez publicó su ensayo-manifiesto “El concepto de la nueva literatura” y Vicente Huidobro introduce en España el creacionismo en 1918.
  • Entre 1918 y 1925: Destacan en la península el ultraísmo y el creacionismo con la publicación en 1919 del “Manifiesto Ultra”.
  • Entre 1925 y 1930: La influencia del surrealismo inicia un proceso de rehumanización ante el pesimismo y angustia vigentes en la sociedad.
  • Entre 1930 y 1936: Se pone fin al vanguardismo ante la situación política del país.

Autores Representativos del Vanguardismo Español

En cuanto a los autores de este movimiento destaca, en España, Ramón Gómez de la Serna, el cual ve el mundo como un circo grotesco que tan solo puede ser entendido desde el humor. Se caracteriza por la continua ruptura con las convenciones y por la defensa del arte nuevo mediante la propuesta de un iconoclastismo de concepto y una disociación de las prosas que acaben, de una vez por todas, con lo tradicional. Su obra tiene como base las greguerías, género inventado por él mismo en 1910 que se basa en una metáfora audaz y humorística sobre la realidad. Se basa en juegos de ingenio originales como chistes, reflexiones filosóficas o densos lirismos. Además de sus greguerías, Gómez de la Serna escribió relatos breves y novelas, entre las que destaca su obra más famosa El torero Caracho, publicada en 1927.