1.1 El Paleolítico y el Neolítico

Durante el Paleolítico (entre 1 millón y 10 mil a.C.), ocurrieron las últimas glaciaciones y el proceso de hominización con especies como Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis y Homo sapiens. Desarrollaron herramientas y técnicas de supervivencia; eran nómadas con una economía de cazadores-recolectores y vivían en cuevas desde el Paleolítico Medio.

En el Neolítico (7000 – 4000 a.C.) surgió la economía productora basada en la ganadería y la agricultura, lo que impulsó la sedentarización, la división del trabajo, la diferenciación social y el crecimiento de los primeros asentamientos estables.

El arte rupestre del Homo sapiens se inició en el Paleolítico Superior en Cantabria (Altamira), representando animales policromados en cuevas con fines rituales. En el Neolítico, la pintura levantina se desarrolló en abrigos rocosos con escenas de figuras humanas estilizadas y esquemáticas, reflejando una mayor complejidad social y simbólica.

1.3 La Hispania Romana

La conquista romana de Hispania se desarrolló en tres etapas:

  • La primera (218-197 a.C.) comenzó con la Segunda Guerra Púnica, permitiendo a Roma controlar el litoral levantino y el valle del Guadalquivir.
  • La segunda (155-133 a.C.) implicó la toma del centro y oeste peninsular tras duros enfrentamientos con lusitanos y celtíberos (como el asedio de Numancia).
  • La tercera (29-19 a.C.) concluyó con la conquista del norte, dirigida por Augusto contra cántabros, astures y vascones.

La romanización trajo la asimilación cultural y territorial mediante provincias, con un sistema esclavista enfocado en la explotación minera y el desarrollo de urbes, destacando obras como el Acueducto de Segovia y el Teatro de Mérida. Además, se impulsó el comercio con una economía monetaria y una extensa red de calzadas. El latín se impuso sobre las lenguas locales, mientras que la religión romana, y posteriormente el cristianismo, se extendieron por el territorio, consolidándose el Derecho Romano.

1.4 La Monarquía Visigoda

En el 409 llegaron a la península los suevos (Gallaecia), vándalos (Bética) y alanos (Lusitania y Cartaginense). Tras la caída del Imperio Romano, los visigodos, inicialmente contratados por Roma como mercenarios para expulsar a estos pueblos, se adueñaron del territorio, estableciendo su capital en Tolosa y, posteriormente, en Toledo tras ser vencidos por los francos en la batalla de Vouillé (507).

Varios reyes intentaron consolidar la monarquía visigoda:

  • Leovigildo unificó la península territorial y socialmente, permitiendo los matrimonios mixtos.
  • Recaredo logró la unidad religiosa al convertirse al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589).
  • Recesvinto unificó el derecho con el Liber Iudiciorum (654), también conocido como Fuero Juzgo.

La monarquía visigoda era electiva, con el rey apoyado por el Aula Regia (grupo asesor) y los Concilios de Toledo, que tomaban decisiones políticas y religiosas, reforzando la autoridad real.

2.1 Al-Ándalus: Evolución Política

La presencia musulmana en la península comenzó con la guerra sucesoria visigoda y la derrota de Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (711) por Tariq.

  • Del 711 al 756, Al-Ándalus fue un Emirato Dependiente del Califato Omeya.
  • En 756, Abderramán I estableció un Emirato Independiente.
  • Abderramán III proclamó el Califato de Córdoba (929-1031), su época de máximo esplendor.

Tras la muerte de Almanzor, el califato se desintegró en taifas, debilitando Al-Ándalus ante el avance cristiano, ejemplificado por la conquista de Toledo por Alfonso VI (1085). Las taifas pidieron ayuda a los almorávides (1090) y luego a los almohades (1147), pero estos fueron vencidos en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Finalmente, la presencia musulmana quedó limitada al Reino Nazarí de Granada (1238-1492), que sobrevivió pagando tributos hasta su caída.

2.2 Al-Ándalus: Economía, Sociedad y Cultura. El Legado

Al-Ándalus poseía una economía agrícola avanzada gracias al uso de norias y acequias para el regadío, cultivando la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) junto con nuevos cultivos como el algodón, el arroz y los cítricos. La ganadería incluía la cría de gusanos de seda para fabricar tejidos. El comercio floreció con un sistema monetario basado en el dinar (oro) y el dirhem (plata).

La sociedad era diversa, compuesta por musulmanes (árabes, bereberes, muladíes o cristianos conversos), mozárabes (cristianos en territorio musulmán), judíos y esclavos.

Culturalmente, Al-Ándalus preservó el legado grecorromano e integró avances orientales, destacando en campos como la medicina, el álgebra, la filosofía (con figuras como Averroes), la literatura (como Ibn Hazm) y la arquitectura (ejemplificada por la Mezquita de Córdoba y la Alhambra). Los judíos sefardíes, que vivían en juderías, se especializaron en comercio y medicina, y mantuvieron una convivencia relativamente pacífica con cristianos y musulmanes.

2.3 Los Reinos Cristianos: Evolución de la Reconquista

La resistencia cristiana a la invasión musulmana comenzó con Don Pelayo en Covadonga (722). Alfonso III consolidó el Reino de Asturias, que Ordoño II convirtió en el Reino de León al trasladar la capital a León. Del Reino de León surgió el Condado de Castilla bajo Fernán González (siglo X).

La familia Arista fundó el Reino de Pamplona, mientras que los condados de Jaca, Sobrarbe y Ribagorza formaron el Reino de Aragón. Los condados catalanes se independizaron de los carolingios, unificándose en torno a Barcelona con Wifredo el Velloso y Borrell II.

En el siglo XI, Castilla y León se reunificaron, al igual que Aragón y Pamplona. En el siglo XII, nació el Reino de Portugal y Pamplona pasó a ser el Reino de Navarra. La unión de Aragón y Cataluña se dio con Ramón Berenguer IV.

Tras la victoria en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), la Reconquista se aceleró con Fernando III y Alfonso X por Castilla, y Jaime I por Aragón, quedando solo el Reino Nazarí de Granada. Políticamente, los reyes se apoyaban en la Curia Real, y en 1188 nacieron las primeras Cortes en León.

2.5 La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y Aragón

En la Baja Edad Media, la organización política en Castilla y León se volvió autoritaria, influenciada por el derecho romano, con las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá (1348). La Curia se transformó en Consejo Real, y surgieron instituciones como la Cancillería, la Audiencia y la Hacienda. Los concejos locales perdieron poder frente a los corregidores.

En la Corona de Aragón, la estructura era similar pero más compleja por su naturaleza pactista, incluyendo tres reinos (Aragón, Cataluña y Valencia), junto con figuras como el Justicia Mayor y la Generalitat. Además, había un imperio mediterráneo que abarcaba Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Fernando I intentó imponer un modelo autoritario similar al de Castilla, pero fracasó debido a conflictos internos (como la Busca y la Biga, y revueltas campesinas).

Navarra también adoptó el pactismo. Durante el siglo XIV, todos estos territorios enfrentaron crisis demográficas (como la Peste Negra), sociales (revueltas campesinas como las de payeses e irmandiños) y económicas (malas cosechas y alza de precios).

3.1 Los Reyes Católicos: Unión Dinástica e Institucional

La boda de Isabel y Fernando (1469) y la muerte de Enrique IV (1474) desencadenaron la guerra civil castellana (1474-1479) entre Isabel y Juana la Beltraneja, que finalizó con la renuncia de Juana en el Tratado de Alcaçovas (1479).

Los Reyes Católicos instauraron la monarquía hispánica con la Concordia de Segovia (1475), creando una unión dinástica enfocada en tres objetivos principales: el dominio peninsular, la unidad religiosa y la centralización del poder.

Para ello, fundaron la Inquisición, establecieron el Patronato Regio para controlar la Iglesia y la Santa Hermandad para el orden público. En Castilla, la justicia se organizó en tres niveles: corregidores, Cancillería y Consejo Real. En Aragón, crearon el Consejo de Aragón, una Audiencia por reino y la figura del virrey.

La Guerra de Granada culminó el 2 de enero de 1492 tras once años de conflicto, con hitos como la toma de Alhama (1484) y Málaga (1487). Ese mismo año, tras la conquista, declararon la unidad religiosa y decretaron la expulsión de los judíos, lo que tuvo un impacto demográfico y económico negativo.

3.2 Exploración, Conquista y Colonización de América

El descubrimiento de América por Cristóbal Colón ocurrió el 12 de octubre de 1492, tras ser financiado por Castilla y rechazado inicialmente por Portugal. En ese mismo año, se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe. El primer viaje partió el 3 de agosto de Palos y llegó a Guanahaní el 12 de octubre.

La Bula Inter Caetera, que repartía las tierras descubiertas, fue modificada por el Tratado de Tordesillas (1494), dejando Brasil a Portugal. Colón realizó tres viajes más, y otros exploradores como Vasco Núñez de Balboa (1513) y Fernando de Magallanes (1519) también realizaron importantes descubrimientos.

La conquista de los grandes imperios americanos fue llevada a cabo por figuras como Hernán Cortés, quien conquistó el Imperio Azteca, y Francisco Pizarro, quien sometió el Imperio Inca.

La Casa de Contratación de Sevilla controlaba el comercio con América, que se enriqueció con metales preciosos y productos como la patata, el cacao y el tabaco. La explotación de los recursos y la mano de obra se realizó mediante sistemas como los repartimientos, las encomiendas y la mita, lo que provocó una profunda aculturación en América.

3.6 La Guerra de Sucesión, la Paz de Utrecht y los Pactos de Familia

La sucesión de Carlos II por Felipe de Borbón, duque de Anjou, provocó la formación de una Gran Alianza Anti-Borbónica en Europa. En España, estalló una guerra civil, ya que Castilla apoyaba al candidato francés y la Corona de Aragón al austriaco.

La Guerra de Sucesión (1701-1714) dio un giro cuando el archiduque Carlos heredó el Imperio (1711), lo que llevó a Inglaterra a temer la unión del imperio germano-español. La paz se alcanzó con los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714), reconociendo a Felipe V como rey de España.

España perdió el monopolio del comercio americano y el asiento de negros, instaurándose el navío de permiso. Inglaterra se quedó con Menorca y Gibraltar, y Austria con Flandes y posesiones italianas.

Posteriormente, España y Francia se aliaron con los Pactos de Familia, recuperando las Dos Sicilias en 1733, Parma en 1743 y, finalmente, Florida y Menorca en 1761. Aunque hubo victorias, las reformas borbónicas y la decadencia interna continuaron afectando la estabilidad de la monarquía española.

3.7 La Nueva Monarquía Borbónica y los Decretos de Nueva Planta

Los tres primeros reyes borbones (Felipe V, Fernando VI y Carlos III) establecieron una monarquía absoluta, reformada y centralista siguiendo el modelo francés. Se reformó el Gobierno y la Administración, sustituyendo los Consejos por las Secretarías de Despacho.

Los Decretos de Nueva Planta suprimieron los fueros del antiguo reino de Aragón, aunque respetaron los navarros y vascos. Se crearon Cortes Generales para todo el reino, y en España, los Capitanes Generales reemplazaron a los virreyes.

En América, las Secretarías redujeron la influencia del Consejo de Indias y la Casa de Contratación. Se crearon nuevos virreinatos y capitanías generales, como Cuba y Chile.

La Iglesia se controló mediante el regalismo y el Patronato Universal con el Concordato de 1753. También se impuso el Catastro de Ensenada en Castilla y se crearon manufacturas reales.

3.9 Sociedad, Economía y Cultura del Siglo XVIII

La agricultura en el siglo XVIII se basaba en un régimen de propiedad que limitaba su desarrollo. Carlos III implementó arrendamientos municipales y colonizaciones, pero no una Reforma Agraria profunda, propuesta por Jovellanos.

La artesanía creció debido al aumento demográfico y la reactivación del comercio con América. Se fomentó el proteccionismo, las manufacturas reales y los astilleros, además de los navíos de permiso y el Reglamento de Libre Comercio. Cataluña experimentó un notable aumento de población y una mejora en su industria.

La Ilustración alcanzó su auge bajo Carlos III, quien apoyó la ciencia y la educación, con figuras destacadas como Jovellanos y Moratín. Durante su reinado, se llevó a cabo el Despotismo Ilustrado, con ministros como Campomanes y Floridablanca. En 1767, se decretó la expulsión de los jesuitas y se mantuvo la política regalista hacia la Iglesia.