La Historia de Europa y la Monarquía Hispánica

La Historia de Europa está ligada a la historia de la Monarquía hispánica durante el siglo XVI, debido a ese sistema de alianzas a favor y en contra de España que dará lugar a una serie de guerras y disputas religiosas tanto con Carlos V como con su hijo Felipe II, ambos defensores del catolicismo.

Carlos I, el monarca más poderoso de Europa

Después de su elección como emperador en el Imperio alemán fue el monarca más poderoso de Europa. Reunió en su persona un vasto Imperio fruto de la herencia de sus 4 abuelos. Con él se introdujo en España una nueva dinastía; los Austrias Habsburgo.

Política Interior: Revueltas y Guerras

La autoridad del nuevo monarca se vio comprometida en España por las revueltas de las Comunidades y las Germanías. Los elevados gastos que conllevaba la elección de Emperador de Alemania obligaron a éste a exigir ayuda económica a las Cortes de Castilla. Esta medida unida a la hostilidad y desconfianza que provocó el nombramiento de extranjeros (flamencos) traídos por el Rey para ocupar los cargos del gobierno castellano, dio lugar a la REVUELTA DE LAS COMUNIDADES en Castilla, que se sentía abandonada por el Emperador al que veían más interesado por el Imperio que por el gobierno de sus reinos hispánicos, cuyo ejército comunero fue derrotado en 1521 en la batalla de Villalar y sus líderes (Padilla, Bravo y Maldonado) fueron ejecutados.

Política Exterior de Carlos I

El nuevo rey de España heredó también la pugna de sus antepasados con Francia. A esta antigua rivalidad por el dominio de la península italiana, el monarca al convertirse en Emperador (1519), añadió dos nuevas preocupaciones: los problemas del Imperio alemán y la guerra contra el Imperio turco-otomano y los piratas berberiscos. La política exterior de Carlos I se puede analizar en torno a esos tres ejes:

  • Contra Francia: la tradicional oposición entre España y Francia se convierte en una verdadera cuestión de supervivencia para este país, que se encuentra ‘cercado’ por las posesiones españolas. Este viejo enfrentamiento renació con la disputa por la Corona imperial entre Francisco y Carlos I. El escenario principal fue Italia, donde el emperador derrotó y capturó al rey francés en la batalla de Pavía (1525).
  • Contra el Imperio Otomano: el emperador era el defensor de los cristianos frente al peligro musulmán. En su avance a lo largo del valle del Danubio, los turcos llegaron hasta las mismas puertas de Viena, capital de la dinastía Austria. Un ejército al mando de su hermano Fernando detuvo el avance turco. Lucharon contra Solimán el Magnífico, aunque Carlos I sufrió la derrota en Argel (1541), a consecuencia de ello la mayor parte del Mediterráneo se convirtió en un ‘lago turco’.
  • Contra los protestantes alemanes: el Imperio alemán estaba constituido por un mosaico de estados gobernados por los príncipes alemanes dependientes del Emperador. Carlos V no pudo evitar que la reforma luterana se convirtiera en una auténtica ‘revolución’ al alimentar los deseos de independencia política y económica de estos estados. El emperador tuvo que enfrentarse a los príncipes protestantes de la Liga Esmalkalda, en la batalla de Mühlberg (1547). El apoyo de Francia a los príncipes protestantes hizo fracasar la política imperial y se firmó la Paz de Augsburgo (1555). Por esta paz se concedía la libertad religiosa a los príncipes alemanes (cuius regio eius religio).

Los Reyes Católicos: Construcción de un Estado Moderno

Da comienzo a la Edad Moderna, durante este periodo se produjeron numerosos cambios, que supusieron la aparición de nuevas estructuras económicas, políticas y sociales, así como la ampliación del conocimiento del mundo por parte de los europeos.

Política Interior

A principios de la Edad Moderna, algunos reinos alcanzaron un gran peso internacional, después de ampliar sus territorios bien por conquistas o por alianzas matrimoniales. Estos reinos fueron el origen de los actuales estados europeos. En España, los RRCC finalizaron la Reconquista y unificaron todos los reinos de la R.I, con la excepción de Portugal.

Reforzamiento del Poder Real

Los RRCC finalizaron la Reconquista y unificaron todos los reinos de la R.I, con la excepción de Portugal. Una vez terminada la guerra de sucesión en Castilla los RRCC desarrollaron una política de fortalecimiento de las instituciones castellanas de gobierno. Para conseguir sus objetivos potenciaron o modificaron las instituciones ya existentes, siendo Castilla el modelo de aplicación del autoritarismo monárquico.

Expansión Territorial

Los RRCC ampliaron considerablemente sus dominios territoriales, atendiendo a las prioridades de las dos coronas. Los intereses castellanos se orientaron a finalizar la Reconquista, a expandirse por el Atlántico y a mantener su presencia en el Mediterráneo. Los intereses de Aragón se dirigieron sobre todo hacia el mar Mediterráneo y, por lo tanto, hacia el control de Italia. Para ello, la política exterior tuvo diversos focos de atención. Sus principales logros fueron:

  • Expansión en el norte de África. La proyección del espíritu reconquistador tuvo su continuación en la ocupación de las plazas norteafricanas de Melilla (1497), Orán y Bujía (1509).
  • Expansión atlántica. Los RRCC culminaron la ocupación de las Canarias, que sería base estratégica para el descubrimiento de América.
  • Consolidación del dominio de Nápoles. Se hizo efectivo tras diversas guerras, en las que el Gran Capitán derrotó a los franceses.

Unificación Religiosa

La reforma de la Iglesia se basó en el nombramiento de los obispos y reforma de las órdenes religiosas con el Cardenal Cisneros que impulsó una política encaminada hacia la rápida conversión al cristianismo de los granadinos. Obtuvieron el permiso papal del derecho regio de representación de obispos, y se afirmó así el regalismo (concedía a los reyes privilegios en asuntos eclesiásticos). Con el Tribunal de la Santa Inquisición, en 1478 se persiguió a los herejes conversos que continuaban con sus prácticas judías. Dicho tribunal tenía jurisdicción sobre todos los territorios de Castilla y de Aragón, y sus primeras acciones se desarrollaron en Sevilla, y el primer inquisidor general fue fray Tomás de Torquemada. El siguiente paso en la unificación religiosa fue decretar la expulsión de los judíos (1492), que no aceptaron la conversión al catolicismo, unos 180.000 en los reinos, debido al antisemitismo extendido desde la crisis del siglo XIV. Los que se convirtieron al cristianismo se les llamaron judeoconversos y los que prefirieron el exilio se les llamó sefarditas, que huyeron a Marruecos y Turquía. También se planteó la conquista de Granada como una guerra contra el último reducto musulmán en la Península. En 1512 un decreto similar establecía la conversión o expulsión de los musulmanes, denominándose a los que se convirtieron moriscos. La expulsión de judíos y musulmanes y los comienzos de la emigración americana supusieron una sangría de la población.