Orígenes y Contexto Internacional

La Guerra Civil Española fue resultado de la profunda crisis social y política causada por el atraso económico, la desigualdad y la radicalización de la sociedad tras las reformas de la II República. Su causa inmediata fue la sublevación militar de julio de 1936, planeada por el general Mola con el apoyo de sectores conservadores y el respaldo de la Alemania nazi y la Italia fascista.

El golpe se inició el 17 de julio en Melilla y se extendió rápidamente por varias regiones, especialmente donde la derecha había ganado las elecciones, como Galicia, Castilla-León y parte de Andalucía. Sin embargo, la República logró mantener zonas clave como Madrid, Barcelona y la costa cantábrica, derivando en una guerra civil que duró casi tres años. Ambos bandos quedaron equilibrados en número, pero los sublevados contaban con el Ejército de África y apoyo internacional inmediato. En el bando republicano, las milicias populares y el Ejército Popular de la República resistieron con armas entregadas por el gobierno.

El conflicto se internacionalizó: mientras la Alemania nazi, la Italia fascista y Portugal apoyaron a los sublevados con tropas y material bélico, la República recibió ayuda de la URSS y las Brigadas Internacionales, además del respaldo de intelectuales y el gobierno de México. A pesar de los intentos de la Sociedad de Naciones por evitar la intervención extranjera, ambos bandos recibieron apoyo externo, convirtiendo la guerra en un preludio de la Segunda Guerra Mundial.

Desarrollo Militar del Conflicto (1936-1939)

El avance de los sublevados hacia Madrid (julio – diciembre 1936)

Tras el fracaso inicial de la sublevación, los sublevados fijan Madrid como su objetivo principal. La República defiende la ciudad con milicianos de partidos y sindicatos obreros, Brigadas Internacionales y la ayuda militar de la URSS.

Franco, tras consolidar la sublevación en Canarias, se traslada al norte de África y lidera el Ejército de África, que cruza el Estrecho con la ayuda de la aviación alemana e italiana. En julio, asegura Cádiz y Sevilla, avanza por Extremadura y toma Badajoz en agosto, donde se produce una brutal represión con miles de fusilamientos. Mientras, Mola ocupa Irún y San Sebastián, permitiendo unir su ejército con el de Franco en su avance hacia Madrid.

En septiembre, Franco desvía su ofensiva para liberar el Alcázar de Toledo, donde el coronel Moscardó resiste un asedio republicano. Tras romper el cerco, Franco gana prestigio dentro del bando sublevado y continúa su avance hacia Madrid en octubre.

En noviembre, el gobierno republicano se traslada a Valencia y la defensa de Madrid queda a cargo del general Miaja. Con la llegada de la ayuda soviética y las Brigadas Internacionales, la resistencia republicana frena el asalto franquista. El 7 de noviembre comienza el ataque, pero las tropas republicanas, bajo el mando del coronel Vicente Rojo, resisten con éxito. El 23 de noviembre, Franco suspende el ataque directo.

Los fallidos intentos de tomar Madrid y la conquista de Málaga (diciembre 1936 – marzo 1937)

Tras el fracaso del asalto directo, Franco cambia de estrategia e intenta rodear Madrid con tres ofensivas:

  • La batalla de la carretera de La Coruña (diciembre 1936 – enero 1937) en el noroeste.
  • La batalla del Jarama (febrero 1937) para cortar la carretera de Valencia.
  • La batalla de Guadalajara (marzo 1937), donde tropas italianas aliadas de Franco sufren una derrota ante el Ejército Popular de la República.

Estas ofensivas fracasan y Madrid resiste. En paralelo, en febrero de 1937, los sublevados realizan la conquista de Málaga con el apoyo de tropas italianas y avanzan hasta Motril. Franco opta por una guerra de desgaste, priorizando conquistas estratégicas sobre ataques directos.

La caída del norte y las contraofensivas republicanas (abril – octubre 1937)

Tras los fracasos en Madrid, Franco dirige su ofensiva al norte, rico en recursos minerales. En abril comienza la ofensiva en Vizcaya, culminando en junio con la toma de Bilbao. Destaca el bombardeo de Guernica por la Legión Cóndor alemana en abril, un acto de terror sin objetivos militares.

Para aliviar la presión sobre el norte, la República lanza ofensivas en Brunete (Madrid) y Belchite (Zaragoza). Aunque logran avances iniciales, los republicanos se ven obligados a retroceder. En agosto, los sublevados conquistan Santander y en octubre Gijón, asegurando el control del norte.

La campaña de Aragón y la batalla del Ebro (diciembre 1937 – noviembre 1938)

En diciembre de 1937, los republicanos toman Teruel, la única capital conquistada durante la guerra. Sin embargo, en febrero de 1938, los sublevados la recuperan. Este desgaste permite a Franco avanzar hasta el Mediterráneo en abril, aislando Cataluña del resto del territorio republicano.

En julio, la República lanza la batalla del Ebro, intentando recuperar terreno. A pesar de un avance inicial exitoso, la superioridad aérea y artillera de Franco, sumada al cese de la ayuda soviética, provoca una retirada republicana en noviembre. Esta batalla marca el principio del fin para la República.

La ofensiva de Cataluña y el final de la guerra (diciembre 1938 – marzo 1939)

En diciembre de 1938, los sublevados inician la ofensiva sobre Cataluña. En enero de 1939, caen Tarragona y Barcelona, y en febrero, Girona. Miles de republicanos cruzan la frontera hacia Francia.

En marzo, Franco lanza la ofensiva final sobre Madrid y Valencia. El 28 de marzo, las tropas franquistas entran en Madrid sin resistencia. El 1 de abril de 1939, Franco proclama la victoria. La guerra ha terminado, dando paso a una dictadura de casi 40 años.