España: De la Dictadura a la Democracia (1959-1982) | Transición, Franquismo y Constitución
El Estado Franquista: Del Desarrollismo a la Crisis Final (1959-1975)
Entre 1959 y 1975, el régimen franquista vivió su última etapa, caracterizada por un notable crecimiento económico gracias al Desarrollismo, pero también por una fuerte crisis política. Aunque se aprobaron leyes para asegurar su continuidad, la falta de libertades y el aumento de la oposición llevaron al colapso del régimen tras la muerte de Francisco Franco y al inicio de la Transición democrática.
La España del Desarrollismo (1960-1972)
Cambios Políticos
Durante esta etapa, el régimen intentó modernizarse sin dejar de ser una dictadura. Se dio más poder a tecnócratas del Opus Dei, y Francisco Franco nombró a Luis Carrero Blanco vicepresidente en 1967. Se aprobaron leyes como la Ley de Prensa e Imprenta de 1966 y la Ley Orgánica del Estado de 1967, que simulaban una apertura. En 1969 se nombró a Juan Carlos de Borbón como sucesor de Francisco Franco.
Crecimiento Económico: El “Milagro Español”
Entre 1959 y 1974, España vivió un gran desarrollo económico gracias a los Planes de Desarrollo, el turismo, las remesas de emigrantes y un contexto europeo favorable. Este crecimiento dio prestigio al régimen, pero también provocó cambios sociales que comenzaron a exigir libertades políticas, dando lugar al conocido como “Milagro Español“.
El Ocaso del Franquismo (1969-1975)
Crisis Política
Francisco Franco estaba enfermo y el régimen se dividió entre inmovilistas (que no querían cambios) y aperturistas (que querían reformas). En 1973, Luis Carrero Blanco fue asesinado por ETA, debilitando aún más el régimen. Su sucesor, Carlos Arias Navarro, intentó reformas insuficientes, y la dictadura no supo adaptarse al descontento social.
Crisis Económica
La crisis del petróleo de 1973 afectó gravemente a España, muy dependiente del exterior. A la vez que empeoraba la economía, aumentaban las protestas. El régimen respondía con represión y los sectores más conservadores, como el “búnker“, se resistían a cualquier cambio. En 1975 se ejecutó a cinco personas, lo que provocó una gran condena internacional.
Crisis Exterior: El Sáhara
El conflicto del Sáhara Occidental mostró la debilidad del régimen. España prometió un referéndum, pero ante la “Marcha Verde” de Marruecos, cedió el territorio. La situación generó un conflicto que continúa hoy. Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975 y dos días después Juan Carlos I fue proclamado Rey, iniciando la Transición.
Movimientos de Oposición al Franquismo
La muerte de Francisco Franco en 1975 dio paso a la Transición a la Democracia, impulsada por el deseo de evitar otra guerra civil y el apoyo del Rey Juan Carlos I y de la oposición. Aunque hubo dificultades, el cambio fue pacífico y ya no tenía marcha atrás.
Primera Oposición (Años 40 y 50)
La oposición fue muy reprimida tras la Guerra Civil. Guerrillas como las del PCE (Partido Comunista de España) o CNT (Confederación Nacional del Trabajo) desaparecieron hacia 1949. La oposición estaba muy dividida y débil, aunque en los años 50 comenzaron huelgas, protestas estudiantiles y el resurgir de nacionalismos catalán y vasco (nace ETA (Euskadi Ta Askatasuna) en 1959).
Década de los 70
Los cambios sociales impulsaron demandas de libertad. En 1962 se celebró la reunión de Múnich, donde se pidió el fin de la dictadura. El gobierno reaccionó con represión. Aumentaron las protestas estudiantiles, inspiradas por el Mayo del 68, y dentro de la Iglesia surgieron voces críticas contra el régimen.
Últimos Años de Oposición
Al final del franquismo, la oposición se fortaleció: más huelgas, militares disidentes y atentados como el de Luis Carrero Blanco en 1973. En 1974 se crearon la Junta Democrática de España y la Plataforma de Convergencia Democrática, uniendo a la oposición. La respuesta del régimen fue más represión, pero tras la muerte de Francisco Franco en 1975, se abrió el camino hacia la democracia.
El Proceso de Transición a la Democracia Actual
Entre 1975 y 1982, España pasó de una dictadura a una democracia mediante una transición pactada liderada por el Rey Juan Carlos I. La Constitución de 1978 es clave en el proceso, estableciendo un sistema democrático y descentralizado. A pesar de las tensiones sociales y un intento de golpe de Estado en 1981, la democracia se consolidó con la llegada del PSOE al poder en 1982, marcando el inicio de una modernización política, económica y cultural.
Contexto Histórico y Posturas Iniciales
La Transición Española se enmarca en el proceso de democratización del sur de Europa, tras la caída de las dictaduras en Portugal y Grecia (1974-1975). En España, fue un proceso de reformas pactadas desde dentro del régimen, sin ruptura, basado en el consenso político.
Tras la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975, se abrieron tres posturas:
- El inmovilismo del “búnker”, que quería continuar el franquismo.
- El reformismo, que apostaba por un cambio controlado hacia la democracia.
- La ruptura democrática, que exigía eliminar el régimen franquista completamente.
El Rey Juan Carlos I asumió el cargo poco después, jurando fidelidad a las leyes franquistas, lo que generó desconfianza. Aunque luego se convirtió en un símbolo del cambio, en ese momento su postura era una incógnita. Mantuvo como presidente a Carlos Arias Navarro, lo que decepcionó a muchos. Su gobierno mantuvo actitudes represivas, como se vio en los sucesos de Vitoria de 1976. Finalmente, el Rey lo obligó a dimitir, iniciando el verdadero cambio político.
Reforma Política y el Papel de Adolfo Suárez
El nombramiento de Adolfo Suárez en 1976 marcó el inicio real de la Transición Democrática. Aunque venía del franquismo, Suárez impulsó importantes reformas: reconoció derechos y libertades, amnistía política, legalización de partidos y autonomías, y convocó elecciones. El momento clave fue la aprobación de la Ley para la Reforma Política (LRP), respaldada por un referéndum en diciembre de 1976. Esto permitió una transición desde dentro del sistema franquista hacia una democracia parlamentaria.
En una segunda fase, el cambio se basó en el consenso entre gobierno y oposición, con hitos como la legalización de partidos y sindicatos, la Ley de Amnistía de 1977, las elecciones de 1977, los Pactos de la Moncloa y, finalmente, la aprobación de la Constitución de 1978.
Elecciones de 1977 y Desafíos en el Inicio del Proceso Constituyente
En las primeras elecciones libres del 15 de junio de 1977, se configuró un nuevo mapa político. Destacaban el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y el PCE (Partido Comunista de España) por la izquierda, Alianza Popular (AP) por la derecha, y la UCD (Unión de Centro Democrático), el partido centrista liderado por Adolfo Suárez, que ganó con el 35,7% de los votos. Aunque sin mayoría absoluta, Suárez formó el primer gobierno democrático desde la Guerra Civil.
La oposición logró que el nuevo parlamento se convirtiera en constituyente, dando lugar a la redacción de la Constitución de 1978. A pesar de los problemas económicos, sociales y políticos del momento, el proceso se mantuvo gracias al consenso y a la voluntad democrática, consolidando el sistema actual.
En octubre de 1977, el gobierno de Adolfo Suárez promovió los Pactos de la Moncloa para enfrentar la crisis económica, con medidas como la contención salarial, la reforma fiscal y el reconocimiento de libertades sindicales. Aunque no resolvieron la crisis de inmediato, sentaron las bases para la recuperación en los años 80.
La violencia política, con atentados de ETA y resistencias franquistas, como la fallida Operación Galaxia, fue otro desafío. El gobierno se mantuvo firme en la ley.
En cuanto a las tensiones territoriales, el gobierno estableció preautonomías en Cataluña y el País Vasco, pero el independentismo radical persistió. El mayor logro de la transición fue la Constitución de 1978, que consolidó un Estado democrático y descentralizado.
La Constitución de 1978 y los Primeros Gobiernos Democráticos
Entre 1975 y 1982, España pasó de la dictadura a la democracia gracias a una Transición pactada liderada por el Rey Juan Carlos I. La Constitución de 1978 estableció un sistema democrático y descentralizado. A pesar de tensiones sociales y un intento de golpe de Estado del 23-F en 1981, la democracia se consolidó con el triunfo del PSOE en 1982, iniciando una etapa de modernización.
Situación Política Tras las Elecciones de 1977
Tras la muerte de Francisco Franco, las elecciones de 1977 marcaron el inicio de la democracia. La Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez ganó con un 35,7%, seguida del PSOE. Aunque sin mayoría absoluta, Suárez formó el primer gobierno democrático. Esta legislatura tuvo carácter constituyente, con el objetivo de redactar una nueva Constitución.
Desarrollo del Proceso Constituyente (1977-1978)
Una comisión liderada por Emilio Attard redactó el texto constitucional, aprobado por el Congreso de los Diputados y el Senado. En el referéndum constitucional de diciembre de 1978, fue apoyado por el 87% de los votantes. En 1979, la UCD ganó de nuevo las elecciones, pero el gobierno de Adolfo Suárez enfrentó problemas económicos, terrorismo y tensiones internas. Se avanzó en la concesión de preautonomías a regiones como Cataluña y el País Vasco.
Rasgos y Estructura de la Constitución de 1978
Es la Constitución más relevante de la historia española, fruto del consenso político. Tiene 169 artículos y otras disposiciones.
Parte Dogmática:
- Título Preliminar (arts. 1-9): España es un Estado social y democrático de Derecho, con soberanía nacional, monarquía parlamentaria, unidad del país y autonomía regional.
- Título I (arts. 10-55): Recoge derechos, libertades y deberes, inspirados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Parte Orgánica:
- Establece la separación de poderes:
- Legislativo: Cortes Generales.
- Ejecutivo: Gobierno.
- Judicial: Jueces independientes.
- Regula el Estado autonómico con dos vías de acceso: rápida (art. 151) y gradual (art. 143).
Los Primeros Gobiernos Democráticos (1978-1982)
Con la nueva Constitución, se abrió una etapa de consenso. Adolfo Suárez gobernó con la UCD sin mayoría absoluta, enfrentando crisis económica, tensiones sociales y dificultades en el proceso autonómico (como en Andalucía). En 1981, hubo un intento de golpe de Estado del 23-F, frenado por el Rey y los partidos democráticos. Suárez dimitió y fue sustituido por Leopoldo Calvo Sotelo, cuyo mandato estuvo marcado por la crisis interna de la UCD, el debate sobre la entrada en la OTAN y el avance autonómico.
A pesar de problemas como la crisis económica, el terrorismo o los intentos de retroceso, durante la Transición se logró implantar en España un régimen democrático, gracias al consenso entre las principales fuerzas políticas y a una sociedad en cambio. La Constitución de 1978 consolidó esta etapa, estableciendo un Estado democrático de Derecho que necesita del apoyo constante de las fuerzas democráticas para mantenerse.
Análisis de Documentos Clave de la Transición
El Fuero de los Españoles
Apartado A: Contexto y Naturaleza
El Fuero de los Españoles fue promulgado por Francisco Franco el 17 de julio de 1945, durante la primera etapa de la dictadura franquista (1939-1959). Se trata de una fuente primaria y oficial que, con apariencia constitucional, pretendía fijar los derechos y deberes de la ciudadanía bajo un régimen autoritario. Su promulgación se enmarca en el contexto del primer franquismo, caracterizado por el control total del Estado, la ausencia de libertades democráticas y una fuerte represión.
Apartado B: Ideas Clave y Función
El Fuero no fue una constitución liberal ni garantista, sino un mecanismo legal de control político. Aunque proclamaba ciertos derechos, estos estaban subordinados a los intereses del Estado, lo que anulaba en la práctica su contenido real. El poder se concentraba totalmente en Franco, reflejado en expresiones como “vengo a disponer”.
El texto servía para legitimar el régimen ante la sociedad y reforzar sus bases ideológicas:
- Nacionalsindicalismo (art. 2): negaba la democracia liberal al supeditar los derechos al Jefe del Estado y a la unidad nacional.
- Nacionalcatolicismo y centralismo (arts. 12 y 33): permitían limitar derechos como la libertad religiosa o de expresión bajo conceptos vagos como “defensa nacional” o “moral católica”.
El Fuero proclamaba libertades al tiempo que creaba instrumentos para anularlas, evidenciando su uso como fachada jurídica de un régimen represivo y autoritario.
Apartado C: Importancia, Contextualización y Consecuencias
Importancia: El Fuero de los Españoles fue clave para el franquismo porque ofrecía una imagen de legalidad tras la derrota de las potencias fascistas en la Segunda Guerra Mundial. Buscaba mejorar la imagen internacional del régimen y su legitimación interna, ocultando su autoritarismo bajo un lenguaje pseudoconstitucional.
Contextualización: Se sitúa en la etapa inicial del régimen franquista (1939-1959):
- España vivía bajo autarquía económica, represión política y centralización del poder.
- En lo internacional, el régimen buscaba evitar el aislamiento internacional de las democracias vencedoras, por lo que el Fuero usaba un lenguaje aparentemente moderado.
- A nivel interno, la Iglesia, el Ejército y la Falange eran los pilares del régimen, que ejercía un férreo control ideológico y social.
Consecuencias:
- Fortalecimiento del régimen: el Fuero sirvió para consolidar el poder de Franco, justificando su autoritarismo legalmente y reforzando sus tres pilares fundamentales:
- Ejército, garante del orden.
- Iglesia Católica, legitimadora moral.
- Falange, sustentadora del modelo corporativo.
- Límites a largo plazo: su ambigüedad jurídica y falta de adaptación lo hicieron insuficiente ante los cambios de los años 60, especialmente con el Desarrollismo, que buscó abrir la economía y suavizar la represión.
- Derogación y fin del franquismo: tras la muerte de Francisco Franco en 1975, el Fuero fue derogado durante la Transición, culminando con la Constitución de 1978, que instauró un verdadero Estado de Derecho, con libertades reales, y puso fin al entramado legal franquista.
Comunicado del Presidente del Gobierno Adolfo Suárez
Apartado A: Contexto Histórico
El comunicado de Adolfo Suárez del 10 de septiembre de 1976 pertenece a la etapa de la Transición Española (1975-1982), que fue el proceso de cambio del régimen franquista a un sistema democrático. El discurso se enmarca en un momento clave: la presentación de la Ley para la Reforma Política (LRP), que permitiría realizar ese cambio desde dentro del propio sistema, evitando una ruptura brusca y apostando por una evolución pacífica hacia la democracia.
Apartado B: Ideas Clave del Comunicado
En su comunicado, Suárez transmite varias ideas clave. En primer lugar, hace un llamamiento a la unidad, al consenso y a la participación ciudadana como elementos fundamentales para lograr el cambio político. Destaca la necesidad de colaboración entre el gobierno y el pueblo, apelando al “protagonismo y solidaridad” de los ciudadanos, lo cual marca una clara ruptura con el autoritarismo del franquismo.
También defiende que el cambio debe hacerse respetando la legalidad, y por eso presenta la Ley para la Reforma Política como un instrumento formal, sencillo y realista para avanzar hacia la democracia. Subraya que este cambio debe basarse en la voluntad popular expresada mediante el voto, lo que implica reconocer que la soberanía reside en el pueblo. Con esto, legitima la participación de los partidos y del pluralismo político, sentando las bases de una futura democracia representativa.
Apartado C: Importancia, Contextualización y Consecuencias
Importancia: La Ley para la Reforma Política (LRP) fue fundamental porque sirvió como base legal para iniciar la transición desde dentro del franquismo. Fue aprobada por las Cortes franquistas en noviembre de 1976 y ratificada por referéndum en diciembre, lo que le dio legitimidad. Supuso el triunfo de una vía moderada frente a las posturas inmovilistas del régimen o las opciones rupturistas que exigían un cambio total y una nueva legitimación del sistema.
Contextualización: Tras la muerte de Francisco Franco en 1975, el Rey Juan Carlos I asumió el liderazgo del Estado con el objetivo de llevar al país hacia la democracia. Sin embargo, España estaba marcada por una crisis económica, tensiones sociales y políticas, y por la división entre los que defendían la continuidad del régimen (como el llamado “búnker”) y la oposición, que iba desde sectores moderados a fuerzas más radicales. En ese contexto, Adolfo Suárez fue nombrado presidente en julio de 1976 y logró impulsar la LRP, lo que permitió celebrar elecciones democráticas en junio de 1977. Todo esto ocurrió en un clima complicado, con terrorismo (ETA, GRAPO) y fuertes protestas sociales, pero también con importantes pactos como los de la Moncloa y la aprobación de la Constitución de 1978.
Consecuencias: A corto plazo, la Transición permitió pasar a un sistema democrático de forma pacífica: se legalizaron partidos políticos, se aprobó la amnistía y se avanzó en la descentralización autonómica. No obstante, también tuvo sombras, como la Ley de Amnistía de 1977, que impidió juzgar los crímenes del franquismo, o el intento de golpe de Estado del 23-F en 1981. A medio y largo plazo, la llegada del PSOE al poder en 1982 y la entrada en la CEE en 1986 consolidaron la democracia e integraron a España en Europa. Sin embargo, quedaron pendientes cuestiones como el conflicto territorial (especialmente en Cataluña y el País Vasco) y una mayor profundización en la memoria histórica.
El Preámbulo de la Constitución de 1978
Apartado A: Contexto y Publicación
El texto pertenece a la etapa final de la Transición a la Democracia, un proceso que tuvo lugar entre 1975 y 1982. Esta etapa significó la transformación del régimen franquista en un sistema democrático, y culminó con la aprobación de la Constitución Española de 1978. El Preámbulo, promulgado por el Rey Juan Carlos I y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 29 de diciembre de ese año, refleja el espíritu de cambio y de reconciliación nacional que caracterizó ese momento histórico clave.
Apartado B: Principios Fundamentales y Objetivos
El Preámbulo de la Constitución, aunque no tiene valor jurídico vinculante, expresa claramente los principios fundamentales del nuevo orden democrático. En primer lugar, destaca por su doble naturaleza: legislativa, al formar parte de la Constitución, y simbólica, al recoger el pacto social y político que permitió superar décadas de dictadura. Este pacto se refleja en su lenguaje, al mencionar que las Cortes lo aprueban y el pueblo lo ratifica, mostrando así la ruptura con el autoritarismo franquista. Además, se exponen los objetivos del nuevo Estado, que se basan en la justicia, la libertad, la seguridad y la igualdad, y se defiende la ley como expresión de la voluntad popular. También se resalta la importancia de la convivencia democrática y el reconocimiento de la pluralidad cultural, protegiendo las lenguas, tradiciones e instituciones de las distintas comunidades de España. Finalmente, el texto enlaza la democracia con el progreso económico y social, señalando la necesidad de integrarse en Europa y de colaborar en el ámbito internacional.
Apartado C: Importancia, Contextualización y Consecuencias
Importancia: El Preámbulo de la Constitución de 1978 es fundamental porque representa la declaración de intenciones que marcó el inicio del sistema democrático en España. Refleja el pacto social que permitió superar las profundas divisiones de la Guerra Civil y el franquismo, priorizando la convivencia democrática sobre la confrontación. Su enfoque inclusivo, que protegía las lenguas y culturas, fue clave para obtener el apoyo de los partidos nacionalistas. Sin embargo, este enfoque no evitó tensiones futuras, como la abstención del PNV (Partido Nacionalista Vasco) en el referéndum constitucional. De esta forma, el Preámbulo sintetiza los ideales que guiarían la Constitución y el nuevo Estado democrático.
Contextualización: La Transición Española fue un proceso de transformación política que tuvo lugar entre 1975 y 1978, cuando España dejó atrás una dictadura de casi cuarenta años para convertirse en un sistema democrático. Este proceso se desarrolló en un contexto internacional favorable, dentro de la tercera ola democratizadora que afectó a varios regímenes autoritarios en el sur de Europa y América Latina. Sin embargo, la Transición Española fue única por su carácter pactado y gradual, lo que permitió evitar una ruptura traumática con el pasado. La muerte de Francisco Franco en 1975 y la proclamación de Juan Carlos I como Rey marcaron el inicio del proceso, que se consolidó con el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno en 1976. Suárez impulsó la Ley para la Reforma Política (LRP), que permitió la celebración de elecciones libres en 1977. La publicación de la Constitución de 1978 fue el punto culminante de este proceso.
Consecuencias: La Transición a la Democracia sentó las bases del sistema político actual en España, consolidando la Constitución de 1978 como la norma fundamental que establece un Estado social y democrático de Derecho bajo la fórmula de monarquía parlamentaria. En el plano territorial, se creó un Estado autonómico que reconocía las nacionalidades históricas, aunque no logró satisfacer completamente las aspiraciones de algunos nacionalismos periféricos, como el del País Vasco. En el ámbito económico, los Pactos de la Moncloa de 1977 permitieron la modernización del país y su integración en la CEE en 1986. Socialmente, la Transición permitió recuperar libertades fundamentales y consolidar una sociedad más plural. Sin embargo, también hubo sombras, como la Ley de Amnistía de 1977, que cerró el debate sobre las responsabilidades de la represión franquista y dificultó un proceso de transparencia en la memoria histórica. A pesar de esto, el sistema democrático se consolidó con la superación del golpe de Estado del 23-F de 1981 y la victoria del PSOE en 1982, lo que permitió estabilizar la democracia en el país.