El reinado de Carlos IV y el impacto de la Revolución Francesa

Apenas comenzando el reinado de Carlos IV (1788) estalló la Revolución Francesa (1789), que fue un levantamiento contra los fundamentos del Antiguo Régimen. El estallido revolucionario se había incubado con las críticas de los ilustrados franceses, como Voltaire, Rousseau y Montesquieu.

El nuevo rey, revolución y reacción

Carlos IV, pusilánime y bonachón, estuvo más pendiente de sus aficiones y devociones que de gobernar el reino en un tiempo agitado. En buena medida al monarca lo manejó su esposa María Luisa de Parma, quien se encandiló con un oficial de la Guardia de Corps llamado Manuel Godoy.

Paz con Francia y guerra con Inglaterra, Trafalgar

La Paz de Basilea supuso un giro completo de la política diseñada por Godoy. España se convirtió en un satélite de Francia, lo que nos condujo al enfrentamiento con Gran Bretaña y con Portugal.

Caída de Godoy y abdicación de Carlos IV

El ascenso político de Godoy, su política de sometimiento a Francia que había conducido a la derrota de Trafalgar y algunas decisiones tomadas en la línea de los ilustrados, le granjearon numerosos enemigos y antipatías.

El reinado de Fernando VII

Proclamado rey tras el motín de Aranjuez, Fernando VII vivió los convulsos años de la guerra de la Independencia en su dorado exilio de Valencay.

El sexenio absolutista (1814-1820)

Asentado en el trono, Fernando VII inició una persecución de liberales quienes desde la clandestinidad convirtieron la conspiración en un arma política.

El trienio liberal (1820-1823)

El pronunciamiento de Riego el 1 de enero de 1820, apoyado a otras guarniciones, obligó a Fernando VII a aceptar la Constitución.

La década ominosa (1823-1833)

En la Década Ominosa o Década Absolutista, Fernando VII derogó los actos del gobierno constitucional, abolió la Constitución y persiguió a los liberales con extrema dureza, pues se ejecutó a la mayor parte.