El Franquismo en los Años Cuarenta: Consolidación y Adaptación en España
El Régimen Franquista en los Años Cuarenta: Consolidación y Adaptación
Tras la Guerra Civil, Francisco Franco instauró un nuevo Estado dictatorial que exaltaba el catolicismo y el nacionalismo español como freno al avance del comunismo y al separatismo. Inicialmente tuvo un carácter fascista y totalitario, pero con el tiempo fue moderando sus formas. El régimen pasó por dos fases clave en la conformación de su estructura: una entre 1936 y 1942, y otra a partir de 1942.
Fase Totalitaria Inicial (1936-1942)
Entre 1936 y 1942, el nuevo Estado creado tuvo un carácter marcadamente totalitario, inspirado en los regímenes fascistas de Alemania e Italia. Durante este periodo, se suprimieron las instituciones democráticas republicanas. En la configuración de este sistema, los falangistas tuvieron una importancia crucial, destacando especialmente Ramón Serrano Suñer.
Concentración de Poder y Partido Único
La base del sistema fue la concentración de todos los poderes en el jefe del Estado, el general Franco, denominado “Caudillo de España”. El dictador ostentaba el mando supremo del ejército y concentraba los poderes ejecutivo y legislativo, así como la Jefatura del Estado y del Gobierno. El poder judicial también dependía directamente de él, a través de tribunales militares y la posibilidad de depuración de los jueces civiles.
Mediante el Decreto de Unificación de 1937, se creó el partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, dirigido por un Consejo Nacional encabezado por el propio Jefe Nacional, el general Franco. En él, se integraron los diversos grupos que apoyaban al régimen: falangistas, sectores de la derecha católica (como la CEDA), tradicionalistas (carlistas) y sectores monárquicos. Todos los organismos creados eran meramente consultivos.
Control Laboral y Leyes Fundamentales
El mundo laboral quedó regulado por el Fuero del Trabajo (1938), que, inspirándose en el corporativismo fascista italiano, prohibió los sindicatos de clase y las huelgas. Este fuero reguló las relaciones laborales, que fueron controladas por el Estado mediante la Organización Sindical Española (Sindicato Vertical).
Por otro lado, la Constitución fue sustituida por la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales, que recogían la estructura ideológica y política de la dictadura, denominada Movimiento Nacional. La primera de estas leyes fue promulgada en 1938, y después se sucedieron otras hasta 1967, cuando se publicó la Ley Orgánica del Estado.
Represión y Consolidación del Régimen
Tras la guerra, el primer gobierno incluyó a todas las familias del régimen, con una fuerte presencia falangista. Destacó Ramón Serrano Suñer, Ministro de Asuntos Exteriores, quien fue clave en la configuración del Estado y la política exterior entre 1940 y 1942, con vínculos estrechos con la Alemania nazi y la Italia fascista.
Se impuso un estilo de gobierno fascista, sin reconciliación nacional, y continuó la represión mediante leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y la Ley de Supresión de la Masonería y el Comunismo (1940). Continuaron los encarcelamientos y las ejecuciones, y los presos fueron explotados como mano de obra, especialmente en infraestructuras y monumentos como el Valle de los Caídos. Además, se depuró a los republicanos de la administración pública, reservando el empleo público a los afectos al régimen.
Adaptación y Supervivencia (A partir de 1942)
A partir de 1942, conforme se hacía evidente la derrota de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial, el régimen franquista fue cambiando su carácter fascista y articuló nuevas instituciones y estructuras que le restaron totalitarismo al Estado. Para darle al régimen una cierta estructura institucional y legitimidad, se publicaron las siguientes Leyes Fundamentales:
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
- Fuero de los Españoles (1945)
- Ley de Referéndum Nacional (1945)
- Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947)
Estas leyes definieron la llamada “democracia orgánica”.
Política Exterior y Segunda Guerra Mundial
El desarrollo de la Segunda Guerra Mundial marcó profundamente la política internacional española, así como la evolución del propio régimen. Al estallar la Segunda Guerra Mundial en 1939, Franco se declaró neutral debido a la falta de recursos y al impacto del pacto germano-soviético. En 1940, tras la victoria alemana sobre Francia, adoptó una posición de no beligerancia favorable al Eje, reforzando su imagen fascista. Se reunió con Hitler en Hendaya y con Mussolini en Bordighera, aunque sin acuerdos concretos. En 1941, con la invasión nazi de la URSS, España envió la División Azul al frente ruso. A partir de 1942, ante el debilitamiento del Eje, Franco volvió gradualmente a la neutralidad, adoptada oficialmente en 1943, acercándose a los aliados.
La victoria aliada de 1945 dejó al régimen franquista en una difícil situación que obligó a realizar cambios para modificar la imagen de España a nivel nacional e internacional, buscando la supervivencia del régimen. De este modo, en 1945 se promulgaron el Fuero de los Españoles y la Ley del Referéndum.
Nacionalcatolicismo y Cuestión Monárquica
A partir de 1943, el régimen reforzó su carácter católico y monárquico, dando paso al nacionalcatolicismo, con una gran influencia de la Iglesia en la educación, la cultura y la vida social. Las relaciones con los monárquicos fueron tensas debido al Manifiesto de Lausana (1945) de don Juan de Borbón, que pedía democracia y amnistía. Sin embargo, en 1947, con la Ley de Sucesión, Franco apostó por una monarquía futura y trajo a Juan Carlos a España para formarlo bajo el control del régimen. Aun así, el régimen seguía siendo rechazado internacionalmente.
Aislamiento Internacional y Autarquía
En 1946, la ONU tachó al régimen de fascista e impuesto por la fuerza, rechazó la entrada de España en la organización y pidió la retirada de embajadores del país. En este contexto, el boicot internacional solo agravó la compleja situación económica y acabó condenando al país a la autarquía.
El Franquismo en la Guerra Fría: Un Aliado Estratégico
A partir de 1947, con el inicio de la Guerra Fría, la dictadura de Franco pasó de ser vista como un vestigio fascista a un aliado anticomunista estratégico. En este nuevo contexto, Estados Unidos inició un acercamiento al régimen, lo que permitió el regreso de embajadores a Madrid entre 1950 y 1951. Sin embargo, España no se integró en la OTAN, a pesar de su alineamiento con el bloque occidental.