Introducción

La España de finales del siglo XIX y principios del XX se enfrentaba a una serie de profundos problemas, conocidos como los “males de España”: la miseria, el atraso, un sistema político ficticio, los nacionalismos en alza y la tensión obrera y campesina. Se intentará solucionar a través del regeneracionismo de Joaquín Costa, pero fracasará debido a la oposición de las clases altas, la rigidez del sistema y su inestabilidad tras la muerte de Cánovas y Sagasta. Las bases del sistema canovista serán sacudidas por las crisis de 1909 y 1917, que darán lugar a ineficaces gobiernos de concentración que no evitarán la llegada al poder de Primo de Rivera (el ‘Cirujano de Hierro’, en 1923), quien personificará el fin del sistema de la Restauración.

Desarrollo

La Crisis del 98 y las Críticas al Sistema de la Restauración

El Desastre del 98 marcó el fin del sistema de la Restauración: la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, así como de otros territorios coloniales, golpeó la conciencia nacional y puso de manifiesto la profunda crisis en la que estaba sumido el régimen. Esta crisis se caracterizaba por la inoperancia de los partidos políticos, la incapacidad del sistema para modernizarse, los desequilibrios territoriales entre el centro y la periferia, la falta de representación de importantes grupos sociales en los partidos liberal y conservador (republicanos, regionalistas, etc.), el aumento de la violencia social, las injerencias del ejército en la política y la pobreza del campesinado.

Movimientos Intelectuales y Propuestas de Solución

Existen movimientos intelectuales que plantean soluciones:

  • El Regeneracionismo

    De Joaquín Costa, que afirmaba: “el sistema de la Restauración no está muerto, sino enfermo”. Para sanarlo, proponía hacer partícipe al pueblo en el sistema político. Propuso reformas dirigidas a las masas: crear infraestructuras públicas, desarrollar la educación, repartir tierras, etc. Esto fracasó porque Joaquín Costa intentó convertirlo en un partido político, y además, la muerte de Cánovas abrió aún más la brecha en el sistema. Poco a poco, se empezó a oír la necesidad de un “cirujano de hierro” para solucionar la situación.

  • La Generación del 98

    El grupo de la Generación del 98 (Unamuno, Azorín, Valle-Inclán, Pío Baroja, Antonio Machado y Ramiro de Maeztu) no propuso soluciones concretas, pero con su obra Dolor por España, contribuyeron a concienciar a la población sobre los problemas del país. A Antonio Machado le debemos el concepto de las “dos Españas” (una progresista y librepensadora, y otra conservadora y tradicionalista).

  • Los Novecentistas

    Los Novecentistas (Eugeni d’Ors, Ortega y Gasset y Gregorio Marañón) defendían la modernización a través de la cultura y un acercamiento a Europa.

Intentos de Regeneración Política

Aunque el Regeneracionismo fracasó como partido político, sus propuestas calaron en los políticos liberales y conservadores. En los gobiernos de Eduardo Dato (liberal) y Francisco Silvela (conservador) se implementaron medidas regeneracionistas: equilibrio presupuestario, creación del Instituto de Instrucción Pública, medidas descentralizadoras, apertura al exterior, etc.

Sin embargo, fue durante el gobierno conservador de Antonio Maura cuando se llevó a cabo una revitalización política basada en las propuestas regeneracionistas, lo que él denominó la “revolución desde arriba”:

  • Medidas descentralizadoras: se permitió a los ayuntamientos agruparse en mancomunidades, una oportunidad que aprovechó Francesc Cambó en Cataluña.
  • Nueva ley electoral: propuesta para acabar con el caciquismo mediante el voto único, aunque nunca fue aprobada.
  • Instituto de Reformas Sociales.
  • Intervencionismo en la economía: fomento del proteccionismo y la industria.

La Crisis de 1909: La Semana Trágica de Barcelona

Sin embargo, estas medidas, lejos de modernizar el régimen de la Restauración, generaron enfrentamientos entre grupos sociales y la oposición del ejército, que se sentía maltratado y exigía la Ley de Jurisdicciones. Estalló la Crisis de 1909 cuando una protesta en Barcelona por el embarque de reservistas hacia la guerra del Rif se convirtió en una Huelga General que derivó en una revuelta urbana de una semana, con quema de conventos, tiroteos y barricadas (la Semana Trágica de Barcelona). El gobierno respondió con una dura represión que se saldó con la condena a muerte del anarquista Francisco Ferrer Guardia. Este hecho generó fuertes críticas al gobierno a nivel europeo y por parte del Partido Liberal, lo que provocó la dimisión de Maura y la ruptura del Pacto del Pardo.

Los Gobiernos de Dato y Canalejas

Tras estos acontecimientos, el rey tuvo que elegir entre las facciones dentro de los partidos. Tanto el Partido Conservador de Eduardo Dato como el Partido Liberal de José Canalejas intentaron implementar un programa regeneracionista, legislando a favor de los obreros (con medidas como ataques al latifundismo, convenios salariales, seguros obreros, etc.). Sin embargo, ambos líderes fueron asesinados, lo que truncó sus esfuerzos.

La Triple Crisis de 1917

En 1914, Eduardo Dato declaró la neutralidad de España en la Gran Guerra, lo que propició un notable crecimiento industrial, comercial y bancario gracias a las exportaciones a los países beligerantes. Sin embargo, esta bonanza económica provocó una subida de precios que no se correspondió con el aumento de los salarios. Fue una etapa mal aprovechada: los beneficios de la actividad comercial no se reinvirtieron en infraestructuras, y las clases sociales se distanciaron aún más entre los beneficiados por las exportaciones y aquellos que, debido a la inflación, no podían acceder a productos de primera necesidad. Esta situación culminó con la triple crisis de 1917:

  • Revolución militar

    El ejército se encontraba atrasado, con un exceso de mandos (muchos de ellos con una vida acomodada y con injerencias en la política) y dividido entre los africanistas, que ascendían rápidamente por méritos de guerra en el norte de África, y los peninsulares, que lo hacían por antigüedad. En 1916, regimientos de artillería y caballería peninsulares formaron Juntas de Defensa exigiendo ascensos basados en la antigüedad, planteando cuestiones corporativas y realizando críticas regeneracionistas al gobierno. Consiguieron la destitución del gobierno. El nuevo gobierno de Dato, temiendo un golpe militar, legalizó las Juntas y aceptó algunas de sus peticiones.

  • Revolución política

    Siguiendo el ejemplo de las Juntas Militares, los parlamentarios catalanes (liderados por Francesc Cambó y Enric Prat de la Riba) exigieron al gobierno la celebración de una asamblea de parlamentarios en Barcelona, la apertura de las Cortes y una reestructuración del Estado que incluyera la autonomía de Cataluña. Ante la negativa del gobierno, se reunieron en una nueva asamblea en Madrid, donde pidieron la celebración de Cortes Constituyentes. Sin embargo, detuvieron sus acciones por miedo a la represión, similar a la de la Huelga General, y ante la oferta del rey de incluir a dos miembros de la Lliga Regionalista en el gobierno.

  • Revolución social

    Inspirados por las Juntas de Defensa, los parlamentarios y la huelga ferroviaria, el PSOE, la UGT y la CNT convocaron una Huelga General que se extendió por toda España, dando lugar a una auténtica revolución social. El Estado respondió declarando el estado de guerra y con una dura represión que resultó en numerosos muertos, detenidos y la condena a cadena perpetua del comité directivo de la huelga. La asamblea de parlamentarios, por su parte, dio un paso atrás.

Conclusión

Tras la Crisis de 1917, el turnismo estaba definitivamente acabado, y los gobiernos de coalición que integraban a los principales partidos se convirtieron en la única opción posible. La situación se volvió insostenible: se combinaba una profunda crisis política, manifestada en la inestabilidad de los gobiernos de coalición (con 13 cambios de gobierno entre 1917 y 1923), con una grave crisis económica (inflación y cierre de empresas tras la Primera Guerra Mundial) y un incremento de la violencia social debido a la creciente influencia de los sindicatos, que convocaban huelgas y generaban enfrentamientos entre patronos y obreros, a los que el gobierno respondía con medidas represivas.

El año 1921 fue decisivo debido al asesinato de Eduardo Dato y al fracaso de la guerra del Rif, que culminó en el Desastre de Annual, con la muerte de más de 10.000 soldados. Este desastre provocó que los últimos gobiernos exigieran explicaciones al rey, a las Cortes y al ejército (a través del Expediente Picasso). Cada vez más, se oía la necesidad de un “Cirujano de Hierro” para restablecer el orden político. Finalmente, en 1923, llegó al poder Miguel Primo de Rivera.