Cartas de Privilegios y Movimientos Heréticos: Transformaciones Sociales en la Europa Medieval
La Carta de Privilegios de la Comuna de Dreux (1180): Un Hito Socioeconómico
Nos encontramos ante un texto jurídico fundamental: una carta de privilegios de carácter económico-social, redactada por el conde de Dreux y de Braine en el año 1180. Este documento público, una fuente primaria invaluable, estaba dirigido a los habitantes de la ciudad de Dreux, y más concretamente, a sus burgueses.
El conde de Dreux pactó de forma pacífica con los burgueses de la ciudad, jurando que no habría represalias. Mediante este acuerdo, les concedió la libertad de no tener que usar sus molinos ni pagar censo. Además, se comprometió a no comprar vino para luego revenderlo y a asumir los gastos por los servicios de hueste al rey. Posteriormente, no podría obligarlos a prestar sus caballos o carretas, aunque ellos mismos podrían hacerlo voluntariamente si así lo deseaban. No obstante, los habitantes de Dreux sí estaban obligados a usar la prensa del conde. Cualquier desavenencia respecto a este acuerdo se solucionaría en la curia (juzgado).
Contexto Social y Urbano en la Europa Medieval
La expansión urbana de los siglos X al XIII generó una sociedad más dinámica, con una mayor diversidad de estratos sociales. Los grupos privilegiados (o popolo grosso) de la nobleza, sobre todo en el sur de Europa, ostentaban el poder al ser propietarios del suelo y controlar el ejército.
Tras ellos, se encontraba un grupo social urbano mayoritario (el popolo minuto), compuesto por artesanos, comerciantes, asalariados, burócratas y hombres de cultura, generalmente vinculados al clero. Todos ellos deseaban participar activamente en el gobierno de la ciudad, especialmente los artesanos, quienes se asociaron en corporaciones y gremios, monopolizando diversas actividades profesionales.
Además de estos dos grandes grupos sociales, existían los marginados, por motivos de extranjería, religión, pobreza o enfermedad. Si bien el popolo minuto tenía derechos limitados, los marginados poseían aún menos.
El Concepto de “Universitas” y Modelos de Organización Urbana
En el siglo XI, se desarrolló el concepto de “universitas”, que representaba el conjunto de habitantes de una ciudad que reivindicaba una serie de derechos públicos frente al poder señorial.
La organización urbana seguía generalmente uno de estos dos modelos:
- El modelo italiano: una evolución de una fase precomunal a un régimen autoritario y unipersonal, encarnado en la figura del podestá.
- El modelo de Flandes y el interior europeo: se basaba en la firma de pactos entre comerciantes, ciudadanos y nobles, que definían las distintas magistraturas y sus competencias.
El Auge de la Burguesía y las Cartas de Privilegios Reales
A partir del siglo XII, los reyes intentaron imponer su autoridad sobre la nobleza feudal, apoyándose en el crecimiento económico y el auge de la burguesía urbana. Fue entonces cuando se firmaron Cartas de Privilegios, mediante las cuales el monarca concedía una serie de libertades. Estas incluían, por ejemplo, la exención de la sumisión a un señor feudal, ventajas comerciales o permiso para organizar ferias. A cambio, la burguesía debía ofrecerles apoyo político y recursos económicos para afrontar las luchas contra los nobles.
Movimientos Heréticos en el Siglo XII: Cátaros y Valdenses
Nos encontramos ante un texto histórico-circunstancial, una crónica redactada en el siglo XIII por Pierre de Vaux de Cernay, monje cisterciense y autor de Historia de los Albigenses. Esta obra es una de las fuentes primarias de los hechos de la Cruzada contra los Cátaros, iniciada por la Iglesia. Es un texto de marcado carácter religioso.
Los Cátaros: Una Nueva Religión en la Europa Medieval
En el siglo XII, surgió un importante movimiento herético: los Cátaros (también conocidos como Albigenses). Este grupo estaba compuesto por “perfectos” y encabezado por un diácono u obispo. Sus seguidores vestían hábito negro, no comían carne, huevos ni queso, y nunca juraban. Además, imponían las manos a los moribundos, perdonándoles cualquier falta.
Los Cátaros se expandieron por Francia, Italia y Alemania, siendo su principal foco el Languedoc francés (Toulouse y Carcasona). Este movimiento llegó a convertirse en una nueva religión, con una organización propia compuesta por “perfectos” y “fieles”. Los “perfectos” llevaban una vida ascética (con abstinencias) y juraban un voto de castidad. Rechazaban los sacramentos tradicionales y, en el seno de su organización, no existían las clases sociales. Eran protegidos por señores feudales vasallos de la Corona de Aragón.
A principios del siglo XIII, el papa Inocencio III inició una cruzada contra ellos, ayudado por el monarca francés. Tras vencerlos, sus territorios pasaron a formar parte de la Corona francesa.
Los Valdenses: Pobreza Voluntaria y Crítica al Clero
Otro movimiento herético, aunque menos relevante que el anterior, fueron los Valdenses. Estos llevaban sandalias, se negaban a jurar o matar, y defendían que cualquiera podía realizar el sacramento de la Eucaristía, siempre que llevara sandalias.
La organización valdense se basaba en el principio de la pobreza voluntaria, lo cual era inicialmente permitido por el papado. Sin embargo, cuando comenzaron a criticar al clero y a modificar la forma de administrar los sacramentos, la Iglesia los excomulgó y, más tarde, fueron duramente perseguidos.
El Surgimiento de la Inquisición
En el siglo XIII, a raíz de todos estos movimientos heréticos, la Santa Sede creó la Inquisición. Este grupo de monjes dominicos, bajo las órdenes directas del Papa, se encargaría de la purga de herejes y, desgraciadamente, también de víctimas inocentes acusadas injustamente.