La Crítica Nietzscheana a la Moral Tradicional

Friedrich Nietzsche afirmará que la moral tradicional ha sido impuesta por la sociedad socrático-platónica y judeocristiana. A esta moral se la conoce como la moral de esclavos, basada en el resentimiento y la negación de la vida, que ha invertido los valores de la moral de los señores, como la fuerza y el poder. A este proceso lo denominará transvaloración de todos los valores, lo que, para Nietzsche, provoca la degradación del ser humano.

Lo Apolíneo y lo Dionisíaco: La Visión Trágica de la Vida

Nietzsche emplea dos conceptos fundamentales para explicar la dualidad inherente a la existencia: lo apolíneo y lo dionisíaco. Lo apolíneo, en referencia al dios Apolo, representa el orden, la razón y la forma. Lo dionisíaco, aludiendo al dios Dionisio, encarna el desenfreno, el caos y la materia. Para Nietzsche, la cultura griega clásica alcanzó su perfección al combinar armoniosamente estos dos principios, especialmente en la tragedia griega, donde se fusionaban la forma (lo apolíneo) y la materia (lo dionisíaco).

El Giro Socrático y la Negación de lo Sensible

El giro socrático es el punto de inflexión que se produce con la emergencia de la sociedad socrático-platónica y judeocristiana, lo que, según Nietzsche, provocó la pérdida de la visión trágica de la existencia. Sócrates impuso lo apolíneo sobre lo dionisíaco (la razón sobre los instintos), y Platón, por su parte, despreciaba los sentidos con la creación de su Mundo de las Ideas. Esto culminó en el giro socrático, donde la vida sensible fue reemplazada por una visión que negaba la propia existencia terrenal.

Nietzsche compara la visión intuitiva con la visión racionalizada, representando estas lo dionisíaco y lo apolíneo, respectivamente. La visión intuitiva acepta el caos y la multiplicidad, mientras que la visión racionalizada busca el orden y el control de la realidad mediante conceptos y categorías. Nietzsche critica la visión racional por falsear la realidad, por universalizar conceptos que deberían ser individuales, y afirma que la intuición ofrece un conocimiento más cercano a la realidad.

Relaciona dos tipos de moral con estas dos visiones. La moral de los señores, que representa la visión intuitiva, celebra la fuerza y la muerte de Dios, imponiendo valores desde la autoconfianza y la afirmación de la vida. La moral de esclavos representa la visión racionalizada y promueve la igualdad y la compasión, oponiéndose a los valores nobles y vitales.

La Muerte de Dios y el Advenimiento del Superhombre

Nietzsche se opone radicalmente a la moral tradicional, y en particular a la moral cristiana, a la que critica llamando al cristianismo el “platonismo para el pueblo” por negar la vida terrenal y otorgar toda la importancia a lo trascendental. Por ello, proclamará que “Dios ha muerto“, no como una negación literal de su existencia, sino como la constatación de que los valores de la moral de esclavos están en declive en la cultura occidental. Instará a aprovechar esta ocasión para recuperar la voluntad de vivir y crear nuevos valores. Para él, la muerte de Dios es el resultado de un progreso histórico en el pensamiento, que ha generado nuevas teorías sobre la realidad y ha erosionado los cimientos de la fe tradicional. Aun así, los valores remanentes de la moral cristiana, según Nietzsche, perpetúan una forma de esclavitud espiritual. Tras la muerte de Dios, la moral tradicional se desmorona, pero surge la imperiosa necesidad de crear nuevos valores que afirmen la vida.

Las Tres Transformaciones del Espíritu

Nietzsche expone tres actitudes o transformaciones del espíritu frente a esta nueva realidad:

  • El Camello (El Hombre Creyente): Es el hombre sumiso que carga con el peso de los valores de la moral tradicional, como la moral cristiana. Busca el conformismo y vive anclado en una ilusión, a pesar de saber que los fundamentos de su fe se han derrumbado.
  • El León (El Último Hombre): Representa la fuerza destructora que se rebela contra los valores antiguos y las imposiciones externas. Destruye los ídolos y asume el nihilismo como vía para alcanzar la libertad, pero aún no es capaz de crear sus propios valores. Es conformista en su incapacidad de ir más allá de la negación.
  • El Niño (El Superhombre): Es la etapa final, la del creador. Tras la destrucción del León, el Niño inventa valores auténticos y afirma la vida como voluntad propia. Es el Superhombre, quien establece sus propias normas, vive de manera plena y abraza la existencia en su totalidad.

El Eterno Retorno de lo Idéntico: Afirmación de la Vida

El concepto del eterno retorno de lo idéntico es una de las ideas más desafiantes de Nietzsche. Busca enseñar que debemos vivir cada instante de nuestra vida de tal manera que desearíamos revivirlo una y otra vez, infinitamente. Implica una profunda responsabilidad en la toma de decisiones, pues cada elección se convierte en un acto que se repetirá eternamente. Este concepto subraya su visión vitalista de la existencia, marcando un paso del nihilismo pasivo a un vitalismo activo y afirmativo.

Genealogía del Conocimiento y Perspectivismo

El conocimiento, a lo largo de su genealogía, se ha vuelto cada vez más abstracto, alejándonos de lo sensible en la búsqueda de verdades universales. Este proceso marca el desarrollo del conocimiento a lo largo de la historia.

De los Sofistas al Nihilismo: Un Recorrido Histórico

Los sofistas fueron los primeros en afirmar que la realidad no podía conocerse de forma absoluta, defendiendo que el conocimiento depende de la perspectiva individual (perspectivismo). Sócrates, posterior a ellos, buscó conceptos universales mediante su método dialéctico, promoviendo un pensamiento más racional. Platón, discípulo de Sócrates, expuso su teoría del dualismo platónico (lo sensible y lo inteligible), otorgando primacía a las Ideas y menospreciando los sentidos. Posteriormente, la religión defendió una existencia trascendental, centrada en lo inteligible. Para Nietzsche, era una versión radicalizada del dualismo platónico, pero sin la noción de reencarnación.

Durante la Ilustración y el Renacimiento, se consolidó el giro socrático, es decir, la búsqueda de la verdad y la realidad a través de la razón (como en Descartes). El empirismo surgió afirmando que la verdad se alcanza a través de las experiencias sensibles (Locke y Hume). De nuevo, con el idealismo, se retornó a la creencia en una realidad basada en conceptos universales. El nihilismo fue una corriente previa a la exposición de la teoría de Nietzsche, caracterizada por la negación de valores universales y la búsqueda de sentido en la experiencia sensible. El nihilismo, en su vertiente pasiva, sostenía que la vida carece de sentido intrínseco. Sin embargo, Nietzsche lo transforma en un nihilismo activo, que impulsa a buscar nuestra propia realidad y a trascender, llegando a ser Superhombres.

La Crítica al Conocimiento Objetivo y la Verdad Absoluta

Para Nietzsche, la idea tradicional de la verdad es un mero conjunto de metáforas y lenguajes. Esta falsea la realidad al universalizar conceptos que, en esencia, deberían ser individuales y perspectivos. El lenguaje, para Nietzsche, no es un reflejo fiel de la realidad, sino una herramienta pragmática para la supervivencia y la comunicación. Critica también el conocimiento objetivo, pues, a través de su perspectivismo, afirma que la realidad está intrínsecamente condicionada por la perspectiva individual. Existen múltiples verdades, y no una única verdad absoluta, lo que se conoce como la multiplicidad de perspectivas.

Esta distinción se opone al pensamiento socrático-platónico y judeocristiano, que postula una realidad permanente, frente a la visión trágica de la vida, que la concibe como inherentemente cambiante y fluida. Nietzsche rechaza categóricamente la visión dualista, defendiendo que toda interpretación del mundo es producto de nuestra perspectiva. No existe un único mundo verdadero, sino múltiples mundos, ya que la realidad es cambiante y depende intrínsecamente de la interpretación humana.

El concepto de “necrópolis de intuiciones” se refiere a la aniquilación de la experiencia sensible y la vitalidad. Esto falsea la realidad, impidiendo captar su complejidad y fomentando una visión superficial de la vida. Para evitar aceptar la vida tal y como es, con su inherente caos y sufrimiento, los occidentales han creado ideas irreales, como la existencia de Dios o las verdades universales, fabulando así una realidad más cómoda. Esto, según Nietzsche, nos debilita y nos hace perder la autenticidad. Han preferido crear conceptos abstractos en lugar de vivir la vida en su plenitud, con todo lo que ello conlleva (lo bueno y lo malo), abrazando la visión trágica de la existencia.

La Voluntad de Poder: Esencia Vital y Creación de Sentido

La voluntad de poder de Nietzsche, influenciada por la voluntad de vivir de Schopenhauer, es una fuerza fundamental que impulsa al ser humano a buscar el sentido y la afirmación de su existencia. Para Nietzsche, esta voluntad es nuestra esencia vital más profunda. La cultura occidental se ha aprovechado de nuestra voluntad de saber al imponer la idea de que la verdad es universal, impidiendo así el conocimiento de la verdadera realidad y despreciando los sentidos en favor de la razón.