Karl Marx: Pensamiento Crítico y Transformación Social

Karl Marx (1818-1883) fue un influyente filósofo, economista, sociólogo y militante comunista alemán de origen judío. Tras sus estudios en derecho, economía y política, dedicó gran parte de su vida a una profunda crítica del capitalismo y de las estructuras sociales que consideraba opresivas y alienantes.

La Dialéctica Hegeliana y la Concepción Materialista de la Historia

La obra de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, especialmente su pasaje sobre la “Dialéctica del amo y el esclavo”, ejerció una notable influencia en el pensamiento de Marx. En esta dialéctica, dos seres se enfrentan en una lucha existencial donde uno busca someter al otro. Marx adoptó la dialéctica hegeliana como un método fundamental para la comprensión y el conocimiento de la realidad, denominándola su “concepción dialéctica de la realidad”. Para Marx, este conocimiento no es trivial, sino esencial para la acción transformadora.

Ambos filósofos, Hegel y Marx, reconocieron la historia como un elemento crucial para entender la evolución y constitución de los seres humanos. A través del estudio histórico, es posible comprender los éxitos y fracasos de la humanidad, lo que permite aspirar a una transformación social y evitar la repetición de errores pasados.

Crítica al Socialismo Utópico y el Materialismo Histórico

En el contexto de la Revolución Industrial, surgieron diversas corrientes de pensamiento utópico, conocidas como Socialismo Utópico. Figuras como Robert Owen y Charles Fourier, considerados padres del cooperativismo, propusieron modelos sociales idealizados. Sin embargo, Marx consideraba que estos socialismos eran inviables porque carecían de una base en el materialismo histórico.

Junto a Friedrich Engels, Marx desarrolló el materialismo histórico como un “método científico” que planteaba un enfoque histórico-económico. Este método sostenía que la realidad social es una lucha constante de clases, y que esta dinámica inherente generaría inevitablemente un cambio revolucionario en la sociedad. El sujeto principal de esta revolución socialista fue identificado como el proletariado industrial.

El socialismo utópico, con sus propuestas idealistas, fue superado por el surgimiento de la Primera Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores), impulsada por Marx y Mijaíl Bakunin. Aunque inicialmente unida, esta organización se dividiría más tarde entre las facciones marxista y anarquista.

La Influencia de Feuerbach y la Crítica a la Religión

El pensamiento progresista de Ludwig Feuerbach, con su célebre afirmación de que “la filosofía debe cambiar”, fue una influencia decisiva para Marx. Esta idea impulsó a Marx a concebir la filosofía no solo como una herramienta de interpretación, sino como un medio para la transformación del presente y la atención a las necesidades futuras de la sociedad.

No obstante, Marx también criticó ciertas posturas de Feuerbach, especialmente en lo referente a la religión. Para Feuerbach, la religión es una proyección de la esencia humana; Dios no es el creador del hombre, sino que el hombre crea a Dios. Los seres humanos, según él, proyectan sus cualidades de perfección en un ser externo y ajeno para mitigar el miedo a la muerte y el desconocimiento. Este Dios, al ser un producto de la imaginación humana, carece de existencia material, siendo meramente una idea.

Marx consideró que Feuerbach, a pesar de negar la existencia de un dios trascendente, incurría en un “falso materialismo” al afirmar una “religión de la humanidad”. Para Marx, la religión era el “opio del pueblo”, un mecanismo alienante que adormecía la conciencia de las masas. La superación de esta alienación religiosa, según Marx, requería que el ser humano se educara y se apropiara de los principios de la Ilustración, asumiendo su propio poder y convirtiendo la sociedad en un espacio verdaderamente humanista, libre de la necesidad de deidades.

La Crítica Marxista al Capitalismo y la Economía Política Clásica

El capitalismo, defendido por economistas clásicos como Adam Smith, David Ricardo y Thomas Malthus, se fundamenta en principios como la propiedad privada de los medios de producción, la acumulación de capital y la concentración del poder económico en manos de unos pocos. La propiedad privada, en manos de empresas y la burguesía, y el capital, esencial en una sociedad de consumo, son pilares fundamentales. Sin embargo, para Marx, el concepto más crítico era la plusvalía: el valor excedente que el empresario extrae del trabajo del obrero, mediante el aumento de horas de trabajo y el mantenimiento de salarios bajos.

Marx criticó duramente la economía política clásica, liberal y burguesa, considerándola un mero instrumento ideológico. Su función, según Marx, era justificar la estructura capitalista y la profunda alienación que esta impone al trabajador, quien se siente despojado de su función y reducido a una “marioneta” al servicio del empresario. El capitalismo, presentado como un sistema natural e inmutable, se erigía como la única vía para el progreso humano.

Esta economía clásica, además, cosificaba las relaciones humanas, transformándolas en meras relaciones entre cosas, y fomentaba una sociedad consumista que creía indispensable el consumo. Para Marx, la economía política clásica no era una ciencia objetiva, sino un “catecismo capitalista” que adoctrinaba y promovía la resignación entre los trabajadores explotados.

Impulsado por este sentimiento de explotación y la necesidad de una respuesta teórica y práctica, Marx redactó el Manifiesto Comunista. Esta obra no solo criticó la economía clásica inglesa, sino que también se convirtió en un poderoso llamado a la acción y una motivación fundamental para el movimiento obrero internacional.