La libertad individual choca con el destino en la obra de Lorca. Sus personajes, mayormente pertenecientes a minorías vulnerables, reflejan vivencias dolorosas: deseos insatisfechos, amores imposibles, marginación, represión de instintos, maternidades frustradas, falta de libertad, soledad, incomprendidos, y la tragedia es el desenlace cuando desafían las normas establecidas.

La poesía de Lorca es rica en simbolismo, remitiéndose al mundo del mito y la memoria ancestral. Los conflictos principales giran en torno al erotismo frente a las normas sociales y la preocupación por la esterilidad en el amor. El gitano encarna la lucha entre instinto y sociedad, tratando de vivir libremente pero fracasando ante la adaptación, renunciando así a su destino.

El gitano no es solo un personaje folclórico, sino el prototipo de libertad ligado a los astros y la naturaleza (perseguido por el viento, hablando con la luna). Representa la lucha contra la represión, pero termina derrotado por fuerzas pasionales y ciegas, alejándose de su ambición de libertad.

Estructura del libro

El libro está dividido en dos partes con características distintas.

En la primera parte, que es la más larga, encontramos dieciocho romances. Los primeros quince romances se centran en la cultura gitana y su mundo cerrado. Los siete primeros poemas tienen como protagonista a mujeres y exploran la frustración amorosa. Después, Lorca elogia a las ciudades andaluzas, como Granada, Sevilla y Córdoba, personificándolas con figuras religiosas. En los últimos cinco romances de esta parte, el enfoque se desplaza hacia personajes masculinos y temas como la violencia y la muerte.

La segunda parte consta de tres poemas históricos que ofrecen una visión particular de acontecimientos legendarios. El último poema marca un corte abrupto en el género, ya que Lorca declara abandonarlo. En estos poemas, se destacan temas como la muerte, la violencia y los conflictos amorosos.

Desde un punto de vista poético, se distinguen tres mundos en el Romancero gitano: el mundo de los personajes donde el gitano representa la vitalidad y la pasión, la guardia civil simboliza el orden frío; el mundo de las imágenes religiosas como la Virgen María y los arcángeles; y el mundo misterioso donde el viento, la sangre y la luna adquieren significados simbólicos.

Revalorización del romance

El Romancero gitano combina elementos tradicionales y vanguardistas.

a) Tradición: Lorca se sitúa en la línea neopopulista de la Generación del 27 y sigue la tradición del romancero nuevo o artístico, presente desde el Siglo de Oro español. Utiliza principalmente el verso octosílabo, aunque ocasionalmente varía la métrica. Mantiene el fragmentarismo característico de los romances tradicionales, como el comienzo abrupto y el final truncado. También emplea diálogos sin verbos de introducción y recursos poéticos tradicionales como anáforas, repeticiones y paralelismos.

b) Vanguardia: Lorca introduce imágenes innovadoras y sorprendentes, como desplazamientos calificativos, comparaciones inusuales, metáforas sugerentes, símbolos evocativos y personificaciones vívidas. Algunas imágenes recuerdan a las ‘greguerías’ de Gómez de la Serna o al barroquismo de Góngora. Se observa un carácter surrealista en algunas imágenes, como en el Romance sonámbulo. También hay un hermetismo en muchas de las imágenes, influenciado por Góngora, que aporta una densidad metafórica a los poemas.

El gitano como representación del conflicto entre instinto y sociedad, entre primitivismo y civilización, entre la libertad y la norma

En la obra lorquiana, el gitano representa el conflicto entre el instinto y la sociedad, entre el primitivismo y la civilización, entre la libertad y la norma. Aunque es importante destacar que García Lorca no era gitano, sino que se sintió atraído por el mito que rodeaba a este grupo cultural. Para Lorca, el gitano era más que un personaje folclórico; era un símbolo de libertad y rebeldía, pero también de marginación y tragedia.

El gitano lorquiano es un marginado, expulsado de las ciudades andaluzas y transformado en un ser a medias social. Aunque defiende su identidad con orgullo, vive en constante rebeldía contra las normas establecidas, lo que lo enfrenta a la Guardia Civil, el símbolo del orden y la represión.

Para Lorca, los gitanos representan la esencia misma de la humanidad, buscando en ellos la ‘raíz oculta’ de nuestra existencia. Por eso, el amor y la muerte son temas recurrentes en su obra, reflejando la vida marcada por la frustración y la tragedia de estos personajes. El ‘juego de luna y arena’ resume esta vida marcada por la adversidad y la lucha constante.

La muerte como destino colectivo de todo un pueblo, como consecuencia del código del honor gitano o como consecuencia de la frustración amorosa

La muerte acecha inexorablemente en el universo gitano que Lorca recrea en su poemario, ya sea por desilusiones amorosas o por la coerción de la autoridad (como se observa en ‘Romance de la Guardia Civil’ y ‘Prendimiento de Antoñito el Camborio’), por los códigos de honor propios del pueblo gitano (manifestados en ‘Reyerta’ y ‘Muerte de Antoñito el Camborio’), o por la inexorable fatalidad o destino (reflejada en ‘Romance de la luna, luna’, ‘Romance sonámbulo’ y ‘Romance del emplazado’ o ‘Romance del muerto de amor’), del cual parecen incapaces de liberarse. Los protagonistas de estos romances son figuras trágicas, determinadas por su destino y existencialmente marginales, quienes apenas logran eludir su destino individual y colectivo, y que se resisten a someterse a las normas de la sociedad en la que les ha tocado vivir. El gitano personifica el conflicto entre el instinto y la sociedad, su deseo de vivir sin restricciones simboliza la perpetua lucha entre el primitivismo y la civilización, entre el instinto y la ley. Inherente a su naturaleza problemática, el gitano siempre fracasa en sus intentos de adaptación y sucumbe ante su destino inevitable. Todo el Romancero gitano está impregnado de esta atmósfera fatal, que Lorca logra transmitir con potentes imágenes, advertencias y presagios.