El Siglo de Oro Español: Maestros de la Pintura, Revolución Científica y Pensamiento Clave del Siglo XVII
El Siglo de Oro de la Pintura Española
El siglo XVII se conoce como el Siglo de Oro de la pintura española. A pesar de los problemas políticos, económicos y sociales, la pintura tuvo un enorme desarrollo en España en esa época, con artistas excepcionales y de alcance universal.
Los Pintores del Barroco Español
En la primera mitad de siglo destacaron el valenciano José de Ribera (1591-1652) y el extremeño Francisco de Zurbarán (1598-1664).
- José de Ribera fue más “tenebrista” y se preocupó por la luz y el color.
- Francisco de Zurbarán evolucionó hacia la representación exacta de la realidad y la calidad de las cosas (bodegones, ropajes, etc.).
En la segunda mitad de siglo sobresalieron pintores de corte como Juan Carreño o Claudio Coello, que fueron excelentes retratistas. También destacó Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682), conocido sobre todo por su pintura religiosa y por los temas infantiles en los que utilizaba colores alegres, suaves y muy luminosos.
Diego Velázquez: El Genio Universal del Barroco
Entre las dos generaciones se encuentra el sevillano Diego Velázquez (1599-1660), que trabajó en la corte de Felipe IV. Destacó por su genio extraordinario, que lo convirtió en el pintor español más universal.
Velázquez cultivó todos los géneros:
- Como pintor de corte hizo muchos retratos (como Las Meninas) y cuadros históricos (como La rendición de Breda).
- Como artista culto pintó temas mitológicos, que humanizaba con modelos populares (La fragua de Vulcano, El triunfo de Baco, Las hilanderas).
De su técnica destaca la utilización magistral de la luz y de la perspectiva aérea, es decir, la sensación óptica de la luz que circula entre los objetos y las figuras. Su pincelada es suelta y los colores se hacen progresivamente más claros y luminosos, consiguiendo una perfecta fusión entre las figuras y los fondos. Sus composiciones son complejas, con diversos planos y focos de luz que iluminan escalonadamente y con gran intensidad las escenas.
La Filosofía y la Ciencia en el Siglo XVII: La Revolución del Pensamiento
La Revolución Científica
Durante la Edad Media se daba más crédito al saber revelado en las Sagradas Escrituras y apoyado en la fe que a la experimentación. Ni tan siquiera los conocimientos científicos de la Antigüedad eran aceptados si se oponían o entraban en contradicción con la doctrina de la Iglesia.
Durante el Renacimiento, algunos científicos empezaron a cuestionarse las creencias de su época y propusieron nuevas teorías basadas en la experimentación y la razón.
En el siglo XVI, Copérnico, el gran precursor de la ciencia moderna, expuso una concepción del universo (teoría heliocéntrica) que contradecía la vieja teoría geocéntrica, universalmente reconocida y defendida por la Iglesia.
En el siglo XVII se consolidaron los principios generales de las nuevas ciencias y se desarrolló el empirismo, que defendía el método experimental como base para un conocimiento científico correcto, anulando la aceptación de las creencias científicas de la Iglesia sin analizarlas.
La Creación de Academias Científicas
A principios del siglo XVII, los científicos trabajaban de forma individual, a veces para algún mecenas, pero ignorados por las autoridades políticas. Sin embargo, poco a poco, los poderes públicos y la sociedad en general fueron interesándose por los temas científicos.
Así, algunos monarcas, nobles y ricos burgueses propiciaron la creación de las academias, cuya finalidad era promover la investigación y el progreso técnico.
Figuras Clave: Galileo Galilei y René Descartes
De entre los pensadores del siglo XVII, los más destacados fueron:
Galileo Galilei
El astrónomo italiano Galileo Galilei perfeccionó el telescopio y observó los satélites de Júpiter, el anillo de Saturno, las montañas de la Luna y la constitución de la Vía Láctea. Sus estudios llevaron a establecer, de una manera definitiva, en 1632, la teoría heliocéntrica expuesta anteriormente por Copérnico.
El Heliocentrismo y sus Implicaciones
Galileo, en 1604, demostró la aparición de una nueva estrella (de las que ahora llamamos novas). Esta afirmación era contraria a la creencia oficial, defendida por la Iglesia, de que el universo era inmutable y ello le valió a Galileo muchos enemigos entre sus colegas científicos y el alto clero.
Pocos años después, utilizando el primer telescopio astronómico, pudo observar fenómenos, hoy conocidos por todos, pero entonces revolucionarios, y afirmar:
“Los planetas todos son oscuros por naturaleza propia. Venus necesariamente gira en torno al Sol, así como Mercurio y todos los demás planetas, cosa que bien creían Pitágoras, Copérnico, Kepler y yo, aunque no se había demostrado sensiblemente como ahora con Venus y Mercurio”.
René Descartes
En filosofía destaca el matemático francés René Descartes. En su obra Discurso del método dio primacía a la razón para la comprensión de la realidad, estableció la duda metódica (necesidad de cuestionar todos los principios filosóficos y científicos) y propuso el lenguaje matemático como modelo en el que fundamentar el conocimiento.
Estudio de Obra: Las Meninas de Velázquez
El cuadro de Diego Velázquez conocido como Las Meninas (1656) es una obra maestra que convierte un clásico retrato de corte en una obra excepcional, debido a la composición de la escena y al tratamiento de la luz y de la profundidad.
Así, la escena nos muestra a la infanta Margarita que ha entrado en la estancia donde el propio Velázquez está retratando a los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, reflejados en el espejo del fondo. Rodean a la infanta las dos damas de honor portuguesas (meninas), dos enanos y un enorme perro. En segundo término, dos servidores, y al fondo, saliendo por la puerta, el aposentador real.
El pintor nos sitúa en el ojo de los propios monarcas, que observan la escena mientras son retratados, y mediante el juego de luces y sombras consigue crear la ilusión de espacio y profundidad. Para ello, ilumina fuertemente las figuras del primer plano, con la luz de una ventana apenas intuida, deja en sombras el resto de la escena y vuelve a abrir un punto de luz en la puerta que se abre al fondo. Ese foco de luz, en contraste con la oscuridad de techo y paredes, ejerce de punto de fuga y da profundidad al cuadro.
Teniendo en cuenta todos estos elementos (tema, composición y tratamiento de la luz), se destacan las principales características de esta pintura barroca.