El Arte Románico: Orígenes, Características y Manifestaciones Arquitectónicas y Pictóricas
El Arte Románico: Contexto y Desarrollo
Frente a la fragmentación del mundo feudal, la Iglesia contó con los instrumentos adecuados para llevar a cabo su labor, entre los que destacan el monacato y las peregrinaciones, ámbitos donde el Románico alcanzó sus más perfectas realizaciones.
El Monacato como Factor de Estabilidad
El monacato no dejó de crecer: aumentó el número de sus miembros, sus posesiones, sus edificios y la fundación de nuevas casas. En un mundo tan fragmentado, la orden monástica apareció como un factor de estabilidad, lo que impidió la fragmentación de la Iglesia. Gracias a sus posibilidades económicas, pudieron erigir las mejores muestras arquitectónicas de la época.
Las Peregrinaciones: Fe y Desarrollo Artístico
Las peregrinaciones fueron otro medio de conquistar la amistad de Dios, una forma de penitencia, un instrumento de purificación y un símbolo del peregrinaje del pueblo elegido en busca de la Tierra Prometida. Las rutas de peregrinación, sobre todo la de Santiago, y las iglesias que las jalonan, se convirtieron en los centros donde el Románico alcanzó su mayor desarrollo técnico y expresivo.
Definición y Periodización del Románico
Según C.A.R., hoy el nombre de Románico se reserva fundamentalmente al arte de los siglos XI y primera mitad del XII. Se pueden distinguir en él tres períodos principales:
- Primer Románico: Abarca desde finales del siglo X al segundo tercio del siglo XI, caracterizado por edificios pequeños y escasa utilización de la escultura.
- Románico Pleno: Desde finales del siglo XI y primera mitad del siglo XII.
- Tercer Período (Barroquismo y Transición al Gótico): En la segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII.
Localización Geográfica
Territorialmente, el Románico se localiza en casi todas partes, aunque fundamentalmente en Europa Occidental, con excepción de Grecia, el sur de Italia y el sur de España.
Características Arquitectónicas del Estilo Románico
El estilo Románico presenta características comunes a todos sus edificios.
Materiales
En cuanto al material, el habitual es la piedra procedente de las canteras. Suele aparecer cortada de modo regular, formando la característica piedra de sillería de estas construcciones. En algunos casos, también se utiliza el mármol.
Elementos Constructivos Principales
- Arco de medio punto: Como herencia romana.
- Cubiertas abovedadas y de piedra: Fundamentalmente de dos tipos:
- Bóveda de cañón: La más característica del estilo, surge de la sucesión de arcos de medio punto que se apoyan en los muros. Los arcos fajones se utilizan para absorber el peso de la bóveda y para evitar que pueda volcarse, correspondiéndose en el exterior con contrafuertes.
- Bóveda de arista: Formada por el cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón, reposa sobre cuatro puntos de apoyo.
- Soportes:
- Muro: El soporte por excelencia en el Románico.
- Pilar compuesto: Se utiliza cuando es necesario un sistema de apoyo más complejo.
- Columna: A veces alternada con el pilar.
- Sistemas de Equilibrio:
- Si la iglesia es de una sola nave, el sistema sería muro más contrafuerte.
- Si la iglesia tiene más naves, se contrarrestaría la bóveda de la nave central con las laterales y de estas a los contrafuertes del muro, o utilizando la tribuna sobre las naves laterales.
Tipologías Edificatorias Románicas
El Templo Románico
Es el edificio por excelencia del Románico. Sus plantas corresponden a iglesias de una sola nave, iglesias de planta basilical, iglesias de planta de cruz latina o iglesias de peregrinación. El templo románico es un edificio muy funcional y se adapta a las necesidades del momento. Sus elementos principales incluyen:
- Pórtico: Cubierto y cerrado.
- Presbiterio: Donde se hallan el altar y los sacerdotes.
- Deambulatorio: Permite una mejor circulación en torno al altar.
- Naves centrales y laterales: Permiten albergar a los fieles con comodidad.
- Tribuna.
- Criptas.
- Torres: Sirven de guía a los cristianos, normalmente cuadradas, redondas u octogonales.
- Fachada: Funciona como un muro de cierre.
- Cabeceras: Normalmente de forma semicircular.
- Crucero: Donde se cruzan las naves central y la del crucero, cubierto con una cúpula.
El Monasterio Románico
Es la residencia de los monjes. Estructuralmente, se separaban los edificios puramente monásticos de los comunes. La unidad central de los monasterios era el claustro, un espacio cuadrangular abierto, con jardín y pozo, rodeado de un pórtico con columnas. Comunicaba por uno de sus lados con la iglesia y en la zona superior se encontraban los dormitorios de los monjes. Separadas de esta zona se encontraban la casa del abad, hospederías, bodegas, establos y todo lo necesario.
Ejemplos Destacados de Arquitectura Románica
Según AR.S.Com., algunos de los edificios románicos más destacados son:
- La Catedral de Jaca.
- La Iglesia de San Martín de Frómista.
- La Basílica de San Isidoro de León.
- La Catedral de Santiago de Compostela.
La Pintura Románica
Temática y Técnica
Los temas recurrentes en la pintura románica son: el Pantocrátor, el Tetramorfos, ángeles que muestran signos de la Pasión del Señor, la Virgen entronizada, temas del Antiguo y del Nuevo Testamento, y escenas de mártires. La técnica principal utilizada para decorar los edificios era el fresco.
Características Estilísticas
En el dibujo, las figuras se realizan con una línea gruesa de trazo ancho, generalmente de color negro. El color suele ser intenso, plano y poco variado. En la pintura catalana abundan los azules y los verdes, mientras que en la castellana hay mayor uso de colores cálidos y tonalidades terrosas.
Luz y Composición
En la pintura románica, la luz no se representa de forma naturalista, lo que refuerza la sensación de intemporalidad y alude a la eternidad. Se busca la abstracción y la sensación de irrealidad. El Pantocrátor o la Virgen ocupan los lugares preponderantes de la composición. Esta se basa en los principios de geometría y simetría.
Frontales Románicos
Por último, cabe destacar la existencia de un buen número de frontales románicos que se empleaban para ser colocados delante de la mesa del altar.