Reinos Ibéricos en los Siglos XIV y XV: Transformaciones Políticas, Sociales y Económicas
El Siglo XIV en Castilla: Consolidación y Desafíos
La Crisis Sucesoria y la Batalla de Aljubarrota
La crisis sucesoria en Castilla, tras la muerte de Pedro I, llevó a un conflicto por el trono y al matrimonio de Juan I de Castilla con Beatriz de Portugal. La reacción del Maestre de la Orden de Avís, D. Juan, junto a las tropas inglesas, hizo que se enfrentaran en la Batalla de Aljubarrota (1385), donde ganaron gracias a los arqueros ingleses. La nobleza portuguesa, representada por los Pimentel y Pacheco, quería unirse a Castilla, pero los burgueses no quisieron, ya que el poder de Castilla estaba creciendo. La victoria provocó que el duque de Lancaster entrara en Castilla para tomar el trono. Finalmente, fue detenido y firmó la Paz de Bayona (1388), donde renunció al trono a cambio del matrimonio entre Catalina de Lancaster y Enrique III. Con esta unión se cerró el episodio petrista. A imitación de los modelos europeos, se creó el Principado de Asturias (1388) para aclarar la herencia en el trono.
El Reinado de Enrique III el Doliente (1390-1406)
Enrique III el Doliente (1390-1406) subió al trono siendo un niño. De nuevo hubo una regencia formada por el Arzobispo de Toledo y otros. La pequeña nobleza siguió siendo la base de su poder. Durante este reinado nació el Ducado de Alba a través de una nueva nobleza de los Álvarez de Toledo. En este periodo se desencadenó la violencia en los pogromos, como el de Sevilla, fruto de la propaganda antijudía de la época y de las medidas discriminatorias impulsadas en la corte, en las que influyó su mujer, Catalina de Lancaster. El monarca consiguió calmar el antisemitismo y emprendió la conquista de las Canarias. Castilla seguía teniendo gran poder comercial en el Canal de La Mancha. Aparecieron figuras arquetípicas de marineros como Pedro Niño. Su política también se preocupó por el Mediterráneo (piratas y otomanos), con incluso el envío de una embajada al líder timúrida Tamerlán, donde Rui González de Clavijo intentó conseguir apoyo contra los turcos otomanos. También detuvo un intento portugués de invasión y diversos ataques nazaríes.
El Siglo XIV en Aragón: El Triunfo del Pactismo
Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387)
Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387) representó un largo reinado durante el cual Aragón se expandió considerablemente. A nivel interno, su reinado destacó por la implantación de la Generalitat (Diputación General) como organismo permanente, lo que se mantuvo en la línea pactista aragonesa. En 1381, la Peste Negra apareció a raíz de unos mercaderes que llegaron a Mallorca. Es destacable el apoyo que brindó a Castilla en la Batalla del Salado, aunque luego se tornó fiel a Enrique de Trastámara. Su mayor éxito fue derrotar a las Uniones de Aragón y Valencia para imponerse a la nobleza. Estableció el Ducado de Gerona como símbolo del heredero al trono.
A nivel exterior, se centró en la expansión comercial por el Mediterráneo con el objetivo de enlazar con las rutas de Oriente. Sus dos contrincantes fueron Pisa y Génova, aliados de Castilla. Tras la Batalla de Llucmajor, en 1349, incorporó los territorios de Mallorca, el Rosellón y la Cerdaña. Anteriormente, Mallorca y Cerdeña eran reinos privativos, donde gobernaban otros reyes (casi siempre parientes). La Corona de Aragón utilizó a los almogávares (mercenarios) para conquistar los ducados de Atenas y Neopatria. Finalmente, con la muerte del rey de Sicilia, anexionó el ducado gracias a que su mujer, Leonor de Sicilia, era la heredera.
Juan I de Aragón (1387-1396)
Juan I de Aragón (1387-1396) rompió la neutralidad y se declaró partidario de Benedicto XIII (Aviñón). Heredó una crisis financiera derivada de la política expansionista de su padre y de las revueltas en Cerdeña. El siguiente conflicto fue el de los payeses de remensa (remensar: rescatar), que representaban el 25% del total en la Cataluña Vieja y eran los que peores condiciones tenían junto a los aragoneses (exaricos). Surgió un movimiento que mostraba sus intenciones: liberarse de la tierra y denunciar los malos usatges (“el temps de la servitud era ja passat”). Esto se sumó a la Peste Negra y estalló en 1391, cuando fueron asaltados los pogromos de Mallorca, Valencia, Lérida, Gerona y Barcelona. La crisis epidémica mermó duramente la agricultura y la demografía aragonesa.
Martín I el Humano (1396-1410) y el Compromiso de Caspe
Martín I el Humano (1396-1410) heredó el trono de su hermano mientras se encontraba en Sicilia. Durante su reinado, apareció la Taula de Canvi, el primer banco público de Europa, creado para amortizar la deuda generada por la crisis. Barcelona resistió como foco mercantil y se consolidó la oligarquía urbana, los “ciutadans”. También se desarrollaron las demarcaciones territoriales (baylías), divididas en distritos o veguerías. Las tensiones del Cisma de Occidente crecieron cuando el Papa francés se refugió en Peñíscola. Los sardos siguieron luchando, aunque su hijo Martín el Joven los venció.
El rey murió sin descendencia y se presentaron varios candidatos:
- El bastardo Fadrique (hijo de Martín el Joven)
- Jaime de Urgell
- Luis de Anjou
- Fernando de Antequera (Trastámara por línea femenina)
- Juan II de Castilla
- Alonso, Duque de Gandía
Los parlamentos de Aragón, Valencia y Cataluña, cada uno con tres miembros, decidieron elegir a Fernando de Antequera en el Compromiso de Caspe (1412).
El Siglo XV: Los Resultados del Triunfo Trastámara
El siglo XV fue un siglo de recuperación, aunque variable según la zona y la década que se estudie. Los brotes de peste cesaron y la demografía se recuperó (aparecieron nuevos topónimos). La situación política marcó el comienzo de la Edad Moderna, con Castilla como protagonista y Aragón en segundo lugar. Destacó el poderío de ciudades como Zaragoza o Sevilla. En el caso de Cataluña, la recuperación tras la crisis epidémica del siglo XIV fue más lenta. En su lugar, ascendió el Reino de Valencia.
Economía
Fue en este siglo cuando aparecieron las ferias, como las de Medina del Campo. Estas duraban unos cien días y sustituyeron a las ferias francesas. Las ciudades siguieron aumentando su poder, especialmente los puertos. En Sevilla, destacó la exportación de aceite, cochinilla y mercurio. Se importaban de Europa buenas telas, manufacturas y especias. Barcelona se convirtió en un foco de comercio de especias con Bizancio, Siria o Egipto. Los catalanes traían trigo desde Sicilia y Cerdeña, además de cueros y cera norteafricanos. La ruta sahariana siguió siendo la vía para conseguir oro, marfil y esclavos. En el caso del foco valenciano, este aumentó por la potenciación del regadío y de las manufacturas artesanas (ej.: cerámica de Manises). A cambio, se importaba lana.
Sociedad
Se desarrollaron las oligarquías urbanas. En el caso de Aragón, se consolidó una alta burguesía del mundo comercial y financiero. En Castilla, hubo un patriciado urbano que deseaba ennoblecerse para obtener privilegios. Esto se conseguía emparentándose con los nobles. Dentro del patriciado urbano, destacaron los genoveses, que controlaban el comercio con los nazaríes y movían capitales mediante cambistas. Poco a poco, fueron enlazando con la nobleza local para convertirse en un sector burgués importante. Hubo conflictos sociales contra la nobleza, exigiendo igualdad política o denunciando las injusticias que cometían los nobles. En Castilla, los conflictos fueron más regionales, destacando la zona de Galicia con las revueltas irmandiñas (campesinos contra propietarios) y el País Vasco, donde se enfrentaron la facción de los Oñacinos contra los Gamboínos. Por otra parte, los nobles intentaron someter a los reyes, como en el caso de los Fernández de Heredia en Aragón.
Cultura y Religión
Apareció el Humanismo, que llegó primero a Cataluña. Fue un siglo…