Introducción a las Variedades Geográficas del Español

Aunque todos los hispanohablantes comparten una misma lengua, su uso presenta diversas particularidades. Estas diferencias dan lugar a lo que conocemos como variedades lingüísticas, que son conjuntos definidos de rasgos peculiares que caracterizan el uso de una lengua por parte de diferentes grupos de hablantes, en virtud de factores diversos.

Dentro de este marco, las variedades geográficas son aquellas que diferencian y caracterizan el uso de la lengua por los hablantes de una determinada zona geográfica. Se han formado como consecuencia de la evolución autónoma de la lengua común, desarrollando rasgos fonológicos, morfosintácticos y léxico-semánticos diferenciados. Estos definen —en nuestro caso— el castellano hablado por los habitantes de una zona geográfica específica y reciben el nombre de dialectos. Por su parte, las hablas locales son sistemas lingüísticos propios de una comarca, localidad o colectividad, que presentan rasgos distintivos dentro de un sistema lingüístico más extenso.

En España, el español presenta cuatro tipos principales de variedades geográficas o dialectales:

  • Variedades geográficas de las zonas bilingües.
  • Variedades geográficas de las zonas en contacto con los dialectos históricos leonés y aragonés.
  • Variedades geográficas septentrionales (norte e incluso centro peninsular).
  • Variedades geográficas meridionales, en las que se incluyen:
    • El andaluz.
    • El canario.
    • Las hablas de transición (el extremeño y el murciano).

Variedades Geográficas en Zonas Bilingües

En las zonas bilingües de España, el castellano interactúa con otras lenguas cooficiales, lo que puede generar interferencias lingüísticas (transferencias de elementos fonéticos, morfosintácticos y léxicos de una lengua a otra).

Influencia del Catalán en el Castellano

El catalán influye en las siguientes peculiaridades del castellano:

  • La articulación palatal o velar del fonema /l/.
  • Ensordecimiento del fonema /d/ al final de palabra.
  • Pronunciación labiodental de /v/ en zonas que distinguen entre /b/ y /v/.
  • Interferencias gramaticales y léxicas como:
    • Uso del artículo con el nombre propio (ej. «la María»).
    • Dequeísmo.

Influencia del Gallego en el Castellano

El gallego influye en las siguientes peculiaridades del castellano:

  • Entonación peculiar de los hablantes gallegos.
  • Cierre de las vocales finales /e/, /o/ que suenan a menudo como /i/, /u/.
  • Uso único del pretérito perfecto simple.
  • Preferencia por el diminutivo –iño.
  • Reducción de grupos consonánticos cultos.
  • Sufijación de pronombres personales átonos tras el verbo.

Influencia del Vasco en el Castellano

El vasco influye en las siguientes peculiaridades del castellano:

  • Alteración del orden de las palabras.
  • Uso del condicional en lugar del imperfecto de subjuntivo.
  • Confusiones en el género de los sustantivos.

Variedades Geográficas en Contacto con Dialectos Históricos

El asturleonés y el navarroaragonés fueron dos romances peninsulares que se hablaban en los reinos de León y Aragón, respectivamente. Fueron desplazados por la expansión del castellano entre los siglos XII y XVI. Al asturleonés se le conoce también como bable.

Peculiaridades del Asturleonés

Sus peculiaridades son:

  • Cierre de las vocales finales /e/, /o/ que suenan a menudo como /i/, /u/ (ej. «nochi»).
  • Diminutivo –in, –ina (ej. «casina»).
  • Verbos pronominales sin pronombre.
  • Sufijación de pronombres personales átonos tras el verbo.
  • Plural femenino en –es.
  • Mantenimiento del diptongo ie ante ll.
  • Mantenimiento de la f- inicial latina.
  • Alternancia de /l/ y /r/ tras consonante de la misma sílaba.

Peculiaridades de las Hablas Aragonesas

En el norte de Aragón, se conservan las llamadas fablas aragonesas. Sus peculiaridades son:

  • Entonación peculiar (ascendente y con alargamiento de la vocal final).
  • Conservación de /ll/ donde en castellano se pronuncia /x/ (grafía j, ge, gi): «muller» por «mujer».
  • Combinación pronominal «se le/les» en lugar de «se lo/la» (ej. «se le he dicho» por «se lo he dicho»).
  • Preferencia por el sufijo –ico/–ica (ej. «mañico»).
  • Uso particular del pronombre personal tónico con preposición: «con mi» por «conmigo», «por tú» por «por ti» (ej. «Te has olvidado de yo»).
  • El empleo de «pues» como apoyo idiomático.

Variedades Geográficas Septentrionales

Estas variedades ocupan el área geográfica donde nació el castellano y se expandió hasta el siglo XII, abarcando regiones como Cantabria, el este y centro de León, La Rioja, el sur de Navarra, Soria, Salamanca, Ávila, Madrid, Guadalajara, Cuenca y el norte de Albacete y Toledo.

Sus principales rasgos lingüísticos son:

  • Diferenciación entre /s/ y /z/.
  • Pérdida ocasional de /d/ en el participio de los verbos de la primera conjugación.
  • Pronunciación interdental de la -d al final de palabra (ej. «amistad» > [amistaz]).
  • Leísmo.
  • Yeísmo (uso del sonido /y/ en lugar del sonido /ll/).

Dialectos Meridionales del Castellano

Los dialectos meridionales no presentan diferencias normativas fundamentales respecto al castellano estándar; sus divergencias se limitan principalmente al campo del vocabulario y la pronunciación. Estas variedades surgieron a partir del siglo XVI en la mitad sur de la Península Ibérica y en Canarias.

Hay tres características comunes a todos los dialectos meridionales:

  • El yeísmo o pronunciación de /ll/ como /y/.
  • Relajación de /-s/ implosiva.
  • Relajación de las consonantes sonoras intervocálicas (/b/, /d/, /g/).

El Andaluz

El castellano llegó a Andalucía en el siglo XIII, pero no se generalizó hasta finales del siglo XV, con la conquista del reino de Granada.

Entre sus rasgos distintivos se encuentran:

  • Una entonación más variada y ágil, un ritmo más rápido y vivaz, y una fuerza expresiva menor.
  • Abundancia del léxico procedente del árabe.
  • No se distinguen los fonemas /s/ y /θ/ (grafías z, ce, ci):
    • Seseo: los dos fonemas se pronuncian como /s/ (ej. «casa» > [kasa]).
    • Ceceo: los dos fonemas se pronuncian como /θ/ (ej. «casa» > [kaθa]).
    • También puede darse una confusión total.
  • Confusión de –r y –l en posición final de sílaba.
  • En algunas zonas se utiliza el pronombre personal «ustedes» por «vosotros».

El Canario

El castellano se introdujo en Canarias a partir del siglo XV. Las islas fueron repobladas por andaluces y portugueses, y han mantenido contacto con los países de Hispanoamérica.

Entre los rasgos que identifican al canario sobresalen:

  • Sustitución del pronombre «vosotros» por «ustedes» y uso etimológico de «le, lo, la».
  • Pronunciación de la /ch/ como /y/ (ej. «muchacho» > [muyayo]).
  • Asimilación de la -r a la consonante siguiente.
  • Presencia de guanchismos, palabras procedentes de la lengua de los nativos que habitaban las islas antes de la llegada de los españoles.

Hablas o Dialectos de Transición

Estas hablas no tienen suficiente autonomía léxica, gramatical o fonética para ser consideradas dialectos plenos.

El Extremeño

El castellano se introdujo en Extremadura con la ocupación de estas tierras en los siglos XII y XIII, principalmente por pobladores leoneses y castellanos.

Los rasgos que comparte con el asturleonés son:

  • Diminutivo –in, –ina.
  • Presencia de palabras de origen leonés y arcaísmos.

Los rasgos que comparte con el andaluz son:

  • Confusión de –r y –l en posición final de sílaba.
  • Aspiración del fonema /x/.

El Murciano

El Reino de Murcia se incorporó definitivamente a Castilla. En esta región se establecieron muchos catalanes y aragoneses, lo que influyó en sus particularidades lingüísticas.

Conclusión

La riqueza del español se manifiesta en su diversidad. Más allá de las variedades peninsulares, existen otras particularidades en el uso de la lengua, como el empleo del pronombre «vos» en lugar de «tú» como forma de tratamiento de confianza (frente a «usted» para la cortesía y «ustedes» para la segunda persona del plural, en concordancia con el verbo en tercera persona). Asimismo, en ciertas regiones se prefiere el uso del pretérito perfecto simple en lugar del compuesto, y es común añadir el sufijo diminutivo a los adverbios (ej. «ahorita»).