Visiones Filosóficas: Ortega y Gasset y Hannah Arendt en Diálogo
José Ortega y Gasset
Conocimiento
Ortega y Gasset divide su teoría del conocimiento en dos enfoques: el Realista, que interpreta el mundo físico de manera independiente al sujeto, sosteniendo que el universo existe de forma autónoma antes de que exista el sujeto; y el Idealista, que afirma que todas las cosas habitan el pensamiento. Ortega sostiene que la verdad radical implica la coexistencia entre el sujeto y el mundo, donde la vida se define por la interacción entre el individuo y su entorno. La vida, el tiempo y la libertad son conceptos interrelacionados que dan sentido a esta realidad compartida.
Ortega argumenta que la razón, entendida como razón vital, debe servir a la vida, alejándose del racionalismo. El conocimiento está intrínsecamente relacionado con la vida, y la realidad se compone de múltiples perspectivas. La combinación de estas visiones permite obtener una comprensión más completa de la realidad. No hay perspectiva absoluta que dé una visión completa de la realidad. La teoría de Ortega presenta el perspectivismo, que admite el carácter múltiple de la realidad.
La perspectiva puede ser verdadera (aquella en la que el individuo se mantiene fiel a sí mismo) o falsa (aquella que se presenta como única). La razón vital y el conocimiento tienen importancia histórica, ya que la vida es temporal y las interpretaciones de la realidad cambian con el tiempo; así, la razón vital también es razón histórica. El conocimiento y la realidad, y sus perspectivas, vienen determinadas por:
- Ideas: Pensamientos que elaboramos sobre las cosas. No son estáticos, se rehacen constantemente. Estas construcciones mentales pueden dar lugar a creencias, o al revés.
- Creencias: Tipo de ideas en las que vivimos inmersos y que son la base sobre la que se asienta la vida. Pueden cambiar y convertirse en ideas.
Ética
La ética de Ortega se denomina Moral de Vocación. Pone énfasis en la creatividad humana y la constante evolución de la ética. Rechaza la rigidez y aboga por una moral flexible que cuestiona situaciones, priorizando la comprensión del otro, en lugar del utilitarismo o normas abstractas. Ortega critica el imperativo moral abstracto y el utilitarismo, proponiendo una moral heroica que fomente el juicio personal y la autonomía del individuo sin dependencia de otros.
El héroe moral se define por su autenticidad y fidelidad a sí mismo, siguiendo el lema de Píndaro: «Llega a ser quien eres». Esta ética se relaciona con la búsqueda de la perfección individual, independiente del mundo externo. Esta idea no es conformista; destaca la importancia de la aspiración individual, señalando la diferencia entre el ser actual y lo que se desea llegar a ser en la vida.
Antropología
Ortega plantea que la verdadera realidad es la vida humana y que cada individuo debe tomar decisiones según las circunstancias históricas que lo rodean. La naturaleza del ser humano no se basa en su biología o espiritualidad, sino en su historia, permitiéndole ser lo que su pasado le permite. Así, cada persona es libre y responsable de su destino, enfrentando la complejidad de elegir constantemente. Además, destaca la interdependencia entre el individuo y su mundo, diferenciando entre circunstancias mayúsculas y minúsculas.
- Las mayúsculas representan características culturales y pertenecen a una civilización específica.
- Las minúsculas simbolizan la individualidad y lo que nos hace únicos, reflejando nuestra identidad personal y nuestros sentimientos.
El ser humano se define por un proyecto vital que debe reflejar su auténtica vocación. Este proyecto no es fijo, sino que se configura a partir de las circunstancias que enfrenta al ejercer su libertad. La vida trágica surge de este binomio, incorporando elementos que permiten realmente vivir. Entre las categorías que la componen se encuentran: la autoconciencia, la interacción con el mundo, la fatalidad, el destino, la libertad y el ser en el tiempo.
Realizar un proyecto personal implica que el individuo debe planificar su futuro, reconociendo su temporalidad. La vida humana se desarrolla en un contexto social que requiere compartir un proyecto colectivo. Las personas deben decidir entre aceptar pasivamente los legados de generaciones pasadas o unirse a un proyecto de élite, diferenciándose como parte de una minoría intelectual destacada.
Dios
El concepto de Dios está vinculado a la verdad integral, que se entiende como la suma de las verdades parciales que cada individuo posee. Ortega sostiene que renunciar a esta verdad absoluta implicaría caer en el relativismo. Alcanzar la verdad integral requiere la yuxtaposición de todas las verdades históricas, lo cual es un desafío significativo. La inclusión de múltiples perspectivas históricas es imposible, ya que la historia sigue en desarrollo. Solo una entidad divina, mencionada como hipótesis, podría unir todas las visiones.
Ortega no afirma la existencia de Dios ni sus capacidades; más bien sugiere que esta es la única forma de alcanzar una verdad integral. Así, se plantea la cuestión de la unificación de perspectivas. Dios se presenta como el único capaz de alcanzar la verdad integral, pero no desde una posición de verdad absoluta, sino utilizando su omnisciencia para unir las diversas perspectivas humanas. Según Ortega, cada vida es esencial y única, y cada individuo aporta un punto de vista irrepetible que no puede ser defraudado.
A diferencia de Malebranche, quien sostenía que los hombres conocen la realidad a través de Dios, Ortega argumenta que es Dios quien utiliza las visiones humanas para entender el mundo. La filosofía de Ortega se centra en la importancia del tiempo y en la responsabilidad de cada generación de abordar sus propios desafíos.
Política
La realidad radical, según Ortega, se compone del Yo y sus circunstancias. La vida debe ser creada por el individuo a través de proyectos, utilizando su libertad, aunque limitada. Esta libertad no es solitaria, sino que el individuo está influenciado por la sociedad, y su interpretación del mundo es subjetiva, basada en creencias. La vida es histórica y cambia con el tiempo, lo que incluye creencias e ideas.
Ortega establece una distinción clara entre la masa y la minoría intelectual. La masa acepta sin cuestionar, mientras que la élite busca entender la realidad. Se describe al Hombre selecto como aquel que se exige, se cuestiona y se desarrolla; y al Hombre masa, que se conforma con la mediocridad, centrándose solo en el progreso material. La masa desprecia al selecto, que reúne a líderes inteligentes, quienes, como el superhombre de Nietzsche, inspiran un deseo de mejora y percepción en sus seguidores. Cuando la masa rechaza el liderazgo de los mejores, surge la crisis social. Ortega sugiere fortalecer a una minoría selecta para evitar totalitarismos y garantizar la convivencia.
Ortega propone la teoría de las generaciones, relacionando lo personal y lo social. Cada 15 años, se definen tres: la emergente, la plena y la que desaparece, influidas por el contexto histórico y las creencias del individuo. Estas generaciones marcan el avance o retroceso de la historia, pudiendo ser:
- Ascendentes: Son aquellas que representan valores creativos que rompen con lo anterior y crean nuevas convicciones.
- Descendentes: Son conformistas, poco creativas y aceptan plenamente la tradición.
Hannah Arendt
Antropología
Para Hannah Arendt, el ser humano desarrolla dos actividades: la Actividad teórica (vita contemplativa) y la Actividad práctica (vita activa). La actividad teórica se relaciona con la labor del filósofo y no es el principal objeto de estudio de Hannah Arendt. Ella se centra en la actividad práctica, porque es a través de la cual construimos la sociedad.
Esta actividad práctica tiene tres dimensiones que permiten que el individuo se relacione con el mundo y la realidad, y viceversa:
- Labor: Aquello que relacionamos con lo biológico; son las actividades que se corresponden con la vida y que hacemos para sobrevivir.
- Trabajo: Es ajeno a lo biológico; crea su propia realidad a través de un mundo artificial que solo pertenece a los humanos. Para Hannah Arendt, el trabajo representa la mundanidad.
- Acción: Es nuestra relación con otros seres humanos, independientemente de la labor o el trabajo. A través de la acción se construye el modelo social y político que es la base de las relaciones humanas y que supone el reconocimiento de la pluralidad de los diferentes individuos. En última instancia, la acción es lo que hace que cada nacimiento tenga sentido, es lo que hace que signifique el comienzo de algo. Por ello, la acción es la actividad humana más importante, pues a diferencia de la actividad teórica, necesita a otros para llevarse a cabo.
Moral
La dimensión humana se define por la actividad teórica y la actividad práctica, según la antropología. Hannah Arendt identifica tres dimensiones de la actividad práctica: labor, trabajo y acción. La acción es esencial para la moral y la política, ya que en estos ámbitos se establece la libertad humana, la cual es impredecible y a menudo irreversible.
La moral, según Arendt, se desarrolla a través de la alteridad, que implica el interés por el otro o el diálogo interno del individuo. En su juicio moral, el Yo dialoga consigo mismo, equilibrando el deseo y lo correcto. Este diálogo busca una ausencia de contradicciones internas.
Arendt también distingue entre el mal radical, que es deliberado y surge tras la reflexión, y el mal banal, que se presenta cuando se actúa sin reflexión sobre las consecuencias. El mal banal se convierte en cotidiano, ya que el individuo elige no cuestionarse sus actos. Su paradigma se encuentra en el caso de Adolf Eichmann, quien actuó sin remordimiento en el Holocausto.
Política
Para Hannah Arendt, la política se basa en la acción y el diálogo interno. Tanto la moral como la política requieren individuos reflexivos que piensen por sí mismos y consideren el bien común (alteridad). Arendt se definía como política, no como filósofa. Estudió el totalitarismo en el Estalinismo y el Nazismo, fenómenos que surgen gracias al “hombre masa”, un individuo sin pensamiento crítico que permite la banalidad del mal.
Los regímenes totalitarios sustituyen el Estado de derecho por el dominio del partido, basándose en valores excluyentes como la raza o la clase, anulando la ciudadanía y reprimiendo la oposición. Arendt sostiene que el totalitarismo destruye la acción y la política. Como alternativa, defiende el republicanismo y la democracia deliberativa, que protegen la libertad y la identidad individual.