CANTO XII: El Abismo de los Violentos

El sitio por donde empezamos a bajar era un paraje alpestre y, a causa del ser que allí se hallaba, todas las miradas se apartarían de él con horror. Como aquellas ruinas, cuyo flanco azota el río Adigio, más acá de Trento, producidas por un terremoto o por falta de base, que desde la cima del monte de donde cayeron hasta la llanura, presentan la roca tan hendida, que ningún paso hallaría el que estuviese sobre ellas, así era la bajada de aquel precipicio; (más…)