El Renacimiento: Maestros del Arte, Ciencia y Pensamiento
La Escultura Renacentista
- La gran figura de la arquitectura italiana del siglo XVI es Miguel Ángel. Además de escultor, fue arquitecto y pintor, pero él siempre se consideró escultor. En realidad, es un genio universal de todos los tiempos que refleja en su saber general al hombre del Renacimiento. La obra en la que había puesto toda ilusión fue la tumba del Papa Julio II; sin embargo, los numerosos encargos del protector no le permitieron terminarla.
- Su estilo escultórico es la mejor definición de su arte y de su carácter: en él triunfa lo fuerte, lo grandioso, lo colosal. A sus criaturas, además de ser concebidas con extraordinaria corrección, les infiltra una enérgica expresividad y las dota de un increíble dinamismo, que subraya con el gesto de lo grandiosamente terrible.
- Su primera obra fue La Piedad, del Vaticano, de una exactitud y una belleza casi irrepetibles en la historia del arte. Le siguen los incomparables David y Moisés.
- Además de este genio universal, podemos citar a Benvenuto Cellini, extraordinario orfebre, autor del Perseo en bronce.
La Pintura Renacentista
- Florencia, identificada en el Quattrocento, ofrece ahora su excepcional figura: Leonardo da Vinci, poeta, arquitecto, ingeniero e inventor, el cual personifica al humanista, al hombre del Renacimiento que reflexiona y estudia, que intenta comprender todo y aspira al dominio universal del hombre y de las cosas. Nace en el pueblecito de Vinci, de donde pasó a Florencia.
- El interés universal de saber llevó a Leonardo, en el campo artístico, al estudio del cuerpo humano, para lo que realizó sus interesantes estudios anatómicos. Así dominó el dibujo, siendo maestro en el arte de la composición clara y llena de serenidad.
- Su pintura La Última Cena, del refectorio de la Iglesia de Santa Maria delle Grazie en Milán, demuestra su maestría en la composición y su profundidad al expresar los distintos caracteres de los personajes. Su habilidad en el arte de componer queda atestiguada también en la Virgen de las Rocas y El encuentro de la Virgen, Santa Ana, el Niño y San Juan niño. En el retrato deja la inigualable Gioconda (Mona Lisa) y la Dama del armiño.
- La pintura en la Roma de los Papas tiene en Miguel Ángel y Rafael dos genios incomparables. Miguel Ángel, como buen escultor que es, en la pintura se interesa más por el volumen que por el colorido. También se preocupa de dar a sus pinturas fuerza y dinamismo, que ya vimos en la escultura. Su gran obra es la decoración de la Capilla Sixtina, en el Vaticano, por encargo del Papa Julio II. En 1508 comienza la pintura de la bóveda de la Capilla. A los cuatro años de trabajo la tiene acabada, con una hermosa colección de frescos en los que representa colosales escenas del Génesis (La Creación, El Diluvio). Veinte años más tarde, el Papa Pablo III le encarga decorar el muro del fondo de la Capilla, donde deja un mundo de gigantes terribles y grandiosos, con los que describe apoteósicamente el Juicio Final.
- Rafael, ‘el Divino’, nace en Urbino y allí comienza su formación con el pintor Perugino. Luego pasa a Florencia, donde se conecta con la obra de Leonardo. Más tarde, en 1508, llega a Roma, donde recibirá la influencia de Miguel Ángel. Esa triple herencia se hace visible en el desarrollo de su estilo.
- Todo ello hace que Rafael signifique el punto culminante del Renacimiento italiano. Entre sus primeras obras se destacan El sueño del caballero, San Jorge con el dragón y Desposorios de la Virgen. La preocupación por la perspectiva, la fragilidad de sus personajes, la tendencia a la simetría, la sencillez, son otras tantas notas heredadas de su maestro Miguel Ángel.
- A su etapa florentina, una vez incorporado el estilo de Leonardo, corresponden obras como Virgen del Jilguero, Virgen de Terranova, Virgen Granduca y La bella jardinera. Su labor más grandiosa la realiza a partir de 1508, en Roma. El primer encargo que recibe es la decoración de la Stanza della Segnatura, en la que deja cuatro excelentes composiciones alegóricas: El Parnaso (la Poesía), La Escuela de Atenas (la Filosofía), Disputa del Santísimo Sacramento (la Teología) y Justiniano y Gregorio IX (la Jurisprudencia). Luego continúa la decoración de otras estancias y de las Logias, en las que representa escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.
La Ciencia Política en el Renacimiento
Nicolás Maquiavelo y Tomás Moro son los grandes teóricos de la ciencia política renacentista. Como contemporáneos, participan de una misma formación humanística, pero elaboran dos conceptos del Estado absolutamente divergentes.
El Florentino Nicolás Maquiavelo
Actúa como funcionario en una cancillería de su ciudad, trabaja en los asuntos públicos y participa activamente en la política. Su pensamiento queda reflejado en Discursos sobre la primera Década de Tito Livio y, sobre todo, en El Príncipe. Su doctrina política se fundamenta en una finalidad práctica y un sentido realista, que le hacen prescindir de todo lo ajeno a la realidad misma de las cosas. Teniendo en cuenta esto, el buen gobernante debe contar con dos principios: la fortuna y la virtud, esta última una mezcla de talento, energía y astucia. El príncipe tiene que hacerse temer, no odiar. Debe ser un hombre de acción, sin escrúpulos, todo lo contrario al concepto de príncipe cristiano, sujeto a la moral, que describiera Erasmo. Y este es el gran paso de Maquiavelo: establece la ruptura entre la política y la moral; para él, la razón de Estado supera toda circunstancia. Y el gobernante puede pasar por encima de todo para lograr sus fines; no importan los medios, porque el fin los justifica.
Las ideas de Maquiavelo fueron aplicadas por casi todos los monarcas de la época.
La Revolución Copernicana
En la astronomía fue donde se dio la primera ruptura definitiva con la concepción del mundo de la Antigüedad.
El hombre que se atrevió a formularla, Nicolás Copérnico, nació en Polonia y estudió en las universidades de Bolonia, Padua y Ferrara.
El mismo año de su muerte publicó el libro Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes, en el que se exponía por primera vez el movimiento de rotación de la Tierra sobre su eje y el de traslación alrededor del Sol. Su teoría, llamada heliocéntrica, supuso una revolución que rompía con la teoría geocéntrica (según la cual la Tierra era el centro del universo).
Química y Medicina en el Renacimiento
Los adelantos más importantes de la tecnología industrial tuvieron lugar en la minería, la metalurgia y la química. En la extracción y obtención de minerales se descubrieron metales como el cinc, el bismuto y el cobalto. Al separar y manipular estos metales fundiéndolos a pequeña escala, se puso la base para el análisis químico.
El suizo Paracelso fundó una escuela para químicos y médicos y proclamó la importancia del estudio científico. A pesar de tener un enfoque alquimista (búsqueda de la piedra filosofal), se le considera el fundador de la Química moderna.
Gran aporte para la Química fueron sus estudios biológicos de la Universidad de Padua: un cuerpo humano fue objeto de disección y exploración, se le midió y examinó como una máquina complicada.
Leonardo da Vinci: Resumen de un Período
Leonardo da Vinci (1452-1519) es el más grande de los humanistas y uno de los hombres más geniales de todos los tiempos. No solo fue pintor —su más conocida actividad— sino un eximio matemático, mecánico e ingeniero, al que se le deben importantes descubrimientos en las más distintas ramas de la Física.
Su curiosidad, su inteligencia y su enorme capacidad de trabajo le permitieron investigar en todas las áreas del saber humano. Estudió las plantas, los huesos y órganos del cuerpo, las leyes de la naturaleza y, tras observar el vuelo de las aves, mediante cálculos matemáticos intentó la construcción de un pájaro mecánico. Proyectó infinidad de máquinas e inventos para los usos más diversos.
Muchos de sus inventos hubieran funcionado de haberse conocido en esa época el motor de explosión. La personalidad del genial Leonardo resume toda una época: estudiarlo y comprenderlo es estudiar y comprender su tiempo.