El transporte marítimo

Por su situación, España ofrece condiciones favorables para el tráfico marítimo. Se beneficia de la importante longitud del litoral español y de su estratégica posición en el transporte internacional de mercancías. Durante siglos se ha configurado una red de puertos mercantes, de pasajeros y pesca que ha servido de intercambio entre tierras de ultramar y las del interior, contribuyendo a consolidar la red radial de carreteras entre Madrid y los puertos. El transporte de pasajeros fue importante en el siglo XIX y primeros del XX, después decayó.

Se caracteriza por los rasgos siguientes:

Las competencias sobre los puertos están repartidas. La red estatal incluye los puertos comerciales, y la de las comunidades autónomas, un elevado número de pequeños puertos, muchos de ellos solo con actividad pesquera o deportivas. No obstante, la Ley de Puertos permite a las comunidades participar en los puertos comerciales enclavados en su territorio, al concederles el nombramiento de las Autoridades Portuarias.  El tráfico de viajeros y mercancías presenta grandes contrastes: El tráfico de viajeros es escaso. En largas distancias se enfrenta a la competencia del avión, por lo que se centra en los cruceros. En distancias medias y cortas se concentra en las rutas entre ambos lados del Estrecho (Algeciras – Ceuta), entre las islas de los archipiélagos balear y canario, y entre estas y la Península, sobre todo en los meses turísticos de verano. El tráfico interior de mercancías se dedica principalmente a transportar derivados del petróleo desde las refinerías litorales a los puertos próximos a las zonas de consumo industrial o urbano. El tráfico internacional de mercancías tiene enorme importancia, pues la mayoría de las importaciones y exportaciones se efectúan por barco.

Tradicionalmente, la mayor parte del tráfico correspondía a los graneles sólidos y líquidos ofertados o demandados por el Hinterland o zona de influencia terrestre del puerto.

El tráfico de graneles sólidos, como el carbón u otros minerales, se centra en los puertos próximos a los recursos minerales o a las industrias que los usan (Gijón, Tarragona, Ferrol y Huelva) El tráfico de graneles líquidos, basado en los productos petrolíferos, se centra en nueve puertos cercanos a las refinerías y las industrias petroquímicas (Bilbao, Algeciras, Cartagena y Tarragona)

Actualmente, crece el tráfico de mercancías general, sobre todo, la transportada en contenedores. Se utilizan barcos cada vez mayores para reducir al máximo los costes y el tiempo de inmovilización en un puerto, por lo que estos son muy selectivos eligiendo puertos (Algeciras, Valencia y Barcelona).

Las características técnicas de los puertos españoles son dispares en cuanto a infraestructuras y equipamientos; pero muchos necesitan mejoras para convertirse en puntos de captación y distribución de mercancías. Entre ellas destacan el aumento de la superficie para el depósito de mercancías y la mejora de los accesos por carretera y ferrocarril.Se registran desequilibrios territoriales en el tráfico de mercancías entre los distintos puertos españoles, que dependen de sus ventajas competitivas (tarifas, servicios, infraestructuras y accesibilidad): Así, el tráfico tiende a concentrarse en el puerto de Algeciras, por su inmejorable posición en las rutas transoceánicas  a través del estrecho de Gibraltar; en el puerto de Las Palmas, por su situación en las rutas atlánticas, y en los puertos de Barcelona, Valencia y Bilbao, que han adoptado medidas para atraer nuevas áreas de negocio y ampliar su Hinterland. Las actuaciones medioambientales respecto al transporte marítimo se centran en paliar los impactos procedentes de las actividades portuarias y del tráfico de buques. Para ello, se implantarán auditorías medioambientales en los puertos; se exigirá a las empresas instaladas un control de los impactos, y se crearan servicios de mejora medioambiental (plantas de reciclaje, puntos  limpios, tratamiento de vertidos, etc.). El Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte pretende que los puertos se especialicen como nodos de captación y distribución de mercancías, adecuando sus instalaciones a las perspectivas de negocio. También contempla mejorar la inserción de los puertos en las cadenas de transporte internacional y europeo de mercancías. La integración con la U.E. por mar se llevará a cabo mediante la participación en las autopistas del mar. Estas son rutas marítimas de buques de alta capacidad entre al menos dos puertos de diferentes países miembros, que ofrecen servicios eficaces, regulares y frecuentes de transporte de mercancías, capaces de competir con la carretera en duración y precio. Para desarrollarlas, es necesario facilitar la concentración de mercancías cerca de las nuevas rutas marítimas y mejorar los accesos terrestres a los puertos. España ha iniciado negociaciones con Francia e Italia para implantarlas.

El transporte fluvial

El transporte fluvial se reduce al puerto de Sevilla, en el Guadalquivir. Este presenta dificultades, como la barra de entrada, donde proliferan los bancos de arena, y el tramo Bonanza-Sevilla, donde la sedimentación progresiva reduce el calado. Sin embargo, tiene un importante hinterland (área de influencia) hacia el interior del valle del Guadalquivir y Extremadura.