6. ANTECEDENTES Y FUNDAMENTOS DE LA INFORMACIÓN Y DE LA COMUNICACIÓN

6.1. LOS COMIENZOS DE LAS CIENCIAS DE LA INFORMACIÓN

6.1.1. La información como ciencia necesaria

La información está intrínsecamente unida a la vida social y esa circunstancia conserva una adaptación de aquella a los requerimientos de la persona o de los grupos sociales.
De esta forma, la información, unida a la evolución de la sociedad, la sirve continuamente respondiendo lo que esta le pide su en cada momento.
Esa utilidad de la información es la raíz u origen de sus judíos científicos, pues como ocurre con otras ciencias, surge como resultado de investigar su acción, causas y efectos después de sintetizar y sistematizar los hechos experimentales.
La necesidad de una ciencia o ciencias de la información, viene determinado por el hecho de que su estudio científico permite saber realmente qué significa la información en la sociedad, tanto individual como colectivamente. Para ello hay que investigar conjunta y separadamente todos y cada uno de los elementos del proceso.

6.1.2. Períodos históricos de estudio de la información

Hasta pasada la primera cuarta parte del siglo XX, fueron las ciencias humanísticas las que se ocuparon de estudiar la información (filosofía, literatura, derecho, historia y política, fundamentalmente). Después es la sociología la que utiliza sus métodos para estudiarla. Hacia la mitad del citado siglo es cuando surge la búsqueda mediante las llamadas “corrientes integradoras” de un estudio específico de la información.
La entonces futura ciencia de la información busca su destino unificando conceptos sin abandonar las aportaciones de otras ciencias, pero haciendo más angosto su camino a escuelas y autores persistentes en líneas anteriores.
Dado el carácter ambiguo del vocablo “información”, no es de extrañar que se utilice como propio de otras ciencias que lo usan para denominar causas y efectos de mensajes ajenos a los estrictamente humanos, tales como los fisiológicos y cibernéticos, donde la información no se considera racional.
Eso ha motivado el estudio de la información desde otras ciencias que aparecen hacia la segunda cuarta parte del mismo siglo XX.

6.1.3. Arranque básico interdisciplinar

Científicamente la información se relaciona con la comunicación en su estudio analítico, dando lugar a que se trate operativamente con otras ciencias (física, bioquímica, psicología…) y desde un planteamiento inmerso en la filosofía, como su estudio existencialista u ontológico.
Las ciencias de la información han venido desarrollándose desde otras disciplinas.
Básicamente las distintas disciplinas que tratan de la información, arrancan del concepto de circulación de mensajes entre polos comunicantes, es decir, de un polo a otro o dentro de su contexto que se potencian al circular activamente entre ellos. Enriquecen de esa forma la comunicación.
Información y comunicación contempladas desde la comunicación social, constituyen una disciplina de estudio conjunto.

6.1.4. Síntesis científica del tratamiento de la información

La diversificación de estudio especializado, la divergencia de las conclusiones finales de las investigaciones realizadas en los distintos países dificultan en gran medida hacer una síntesis del tratamiento científico de la información.
El profesor Ángel Benito se planteó la conveniencia de averiguar el porqué de ésa dificultad para poder seguir adelante.
Afirmó que a pesar del desarrollo de la llamada ciencia de la comunicación en los Estados Unidos, sin la existencia de una ciencia autónoma es preferible hablar de las Ciencias de la Información o de Ciencias de la Información y de la Comunicación y consideró la información como el “proceso” y la comunicación como “la situación social subsiguiente al proceso de la información”.
En conclusión y tras los avatares de otras ciencias al ocuparse de este supuesto de estudio, según el citado profesor la solución se presenta en la sistemática de análisis de contenido y análisis de los efectos, en tres direcciones fundamentales de investigación: el estudio conjunto, de los medios y de las exigencias específicas del lenguaje.


6.1.5. La Ciencia de la Prensa: antecedente de las Ciencias de la Información

Consecuentemente con el hecho de que la prensa tuvo gran importancia como medio impreso dedicado a la información, se empieza estudiando el periodismo impreso.
En los siglos XVII y XVIII surgen en Alemania estudio sobre los efectos de la prensa en la sociedad. También en estos siglos la prensa es motivo de estudio por su participación activa en la vida social.
Desde entonces, pasando por los prolegómenos de la Revolución Francesa y los cambios sociales que introdujo, su repercusión en la independencia americana, la participación activa en los movimientos sociales de la mitad del siglo XIX…, la Prensa es objetivo de estudio.
Dada la repercusión de la noticia en la vida política, se estudia la Prensa del siglo XIX por su influencia en los foros políticos de esa época.
La libertad de prensa y la repercusión de esta en la opinión pública, empiezan a analizarse en los comienzos de ese siglo.

6.1.6. Inicio científico del impacto social

Los estudios de la reacción del público ante la evolución política a finales del siglo XIX, sobre todo en Francia, provocó que apareciera una especie de ciencias de la información, anticipadora de los estudios actuales de la dialéctica informativa.
Este estudio de la influencia del periodismo impreso se amplió al impacto social de otros medios de comunicación y de las artes.

6.1.7. La economía como promotora de especialización inicial

La economía empieza en el siglo XIX a sentirse atraída por las posibilidades de la prensa escrita en su aspecto comercial.
Fue en Europa donde se iniciaron los estudios sobre la influencia del periodismo respecto a su posibilidad económica de la publicidad, sobre todo en el ámbito de las grandes industrias.
También los banqueros vieron una posibilidad industrial (negocio), invirtiendo dinero considerando la prensa escrita como actividades empresarial.
Ante la gran repercusión social de los hechos, algunos intelectuales matemáticos y estadísticos (Sinclair en Inglaterra, Quetelet en Bélgica…) y estudiosos de la sociología teórica como el francés Le Play o el alemán Engels, se anticipan sociológicamente a estudios posteriores de esta disciplina.
Descubrieron que la realidad se encontraba en un universo mucho más complejo que lo que se había apreciado. Se determinó que había que investigar la repercusión social y profesional, sin dejarse llevar por lo producido de una manera aleatoria.
Durante el siglo XIX, se definieron, básicamente, en los Estados Unidos los aspectos técnicos y económicos de la prensa escrita. Tales como el menor precio de los periódicos gracias a la publicidad, con mayor y mejor estudio del que se había hecho en Europa.
Los inversores empresariales de los periódicos americanos hacían un seguimiento más exhaustivo de su venta y con ella el alcance difusor de los mensajes comerciales, tan necesario para proceso comercial de captación de clientes. De ésta forma, se origina la futura “Ciencia de la Comunicación” del otro lado del atlántico.
Esa parte del año 1930 cuando psicólogos y sociólogos americanos empiezan este tipo de estudios. Antes, en 1992, Waller Sippmann con la publicación de “Public Opinion”, se adelanta los europeos y fija el concepto de estereotipo tan importante para el estudio de los efectos de la información en el público.

6.1.8. Animadversión hacia la prensa en el siglo XIX

Al mismo tiempo que se iniciaron los estudios sobre la prensa escrita, existe también un movimiento adverso de algunos, sobre todo entre los políticos, criticándola duramente. Defendían la creencia de que había que desconfíar de la prensa porque podía tener efectos perniciosos. Algunos literatos como Balzac llegaron a negar la utilidad del periódico. Otros habían considerado al periodismo como un negocio inicuo (injusto, contrario a la equidad). El periodista, era entonces un profesional mal considerado por su trabajo.
Los periódicos fueron en ese siglo motivo de crítica adversa. Se les consideraba inútiles e innecesarios. Por ello, no había entonces interés por el estudio de su repercusión social. Esta postura impidió tener información suficiente para un buen estudio que permitiera saber con exactitud cómo fueron los periódicos de esa época y sus posibilidades para adentrarse en los públicos.
La captación de audiencia propició hacia la mitad del siglo XIX un periodismo inadmisible, de gran penetración en públicos de menor nivel cultural, gracias a tratamiento anti-deontológico de la información que muchas veces se conseguía vulnerando derechos de su reserva o intimidad, tanto de organismos institucionales, como de las personas. Este tipo de periodismo busca el éxito, la popularidad, por medio del sensacionalismo, a veces escandaloso, por sus contenidos o por la forma de obtenerlos.
Pero a pesar de lo anterior, no fue hasta la primera cuarta parte del siglo XX cuando se iniciaron los primeros estudios conducentes a una deontología periodística.