El Teatro de Federico García Lorca: Las Tragedias

El teatro de Federico García Lorca (1898-1936) constituye una de las cumbres del teatro español y universal. En su obra teatral sigue latiendo ese hondo malestar, ese dolor que aparece en toda su obra.

La obra teatral de Lorca se concentra en sus últimos seis años, en los que escribe las obras que le han dado fama universal. Desde 1932 dirige La Barraca, grupo de teatro universitario que con el apoyo del gobierno republicano recorre España representando obras clásicas. Tras morir, Lorca es admirado, leído y representado en todo el mundo, excepto en España debido a la censura y a la no autorización de su familia.

Temas, Tradiciones, Géneros y Lenguaje

La temática profunda de las obras teatrales de Lorca asombra por su unidad, y no es distinta de la que vertebra su poesía. García Posada señala que: “El elemento neurálgico del universo lorquiano es la frustración”. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas a la soledad o muerte, amores marcados por la esterilidad. La frustración de los personajes de Lorca se sitúa en dos planos:

  • Plano metafísico: las fuerzas enemigas son el tiempo, la muerte.
  • Plano existencial: los prejuicios de casta, las convenciones…

Esa temática hace de Lorca un singular revitalizador de los grandes mitos. Lorca se nutrió de muy diversas tradiciones teatrales. En sus comienzos hay una raíz modernista. Tuvo en cuenta el drama rural de la época. Amó nuestros clásicos, el teatro de títeres, Shakespeare y posteriormente se interesó por el teatro de vanguardia. De ahí la variedad de géneros (farsa, teatrillo de guiñol, teatro imposible).

En cuanto al estilo, merece especial atención el uso del verso y la prosa. Poco a poco el lugar del verso va reduciéndose a momentos de especial intensidad. Finalmente, *La casa de Bernarda Alba* está casi íntegramente escrita en prosa, una prosa profundamente poética. A medida que va ganando terreno la prosa, va creciendo también el arte del diálogo.

En cuanto al lenguaje, cabe destacar la convivencia de poesía y realidad, que es ahora la de un habla de claro sabor popular y poderoso aliento poético.

Trayectoria Literaria y Obras

Los Comienzos

La trayectoria teatral de Lorca comienza con un ensayo juvenil en 1920 que fue un fracaso: *El maleficio de la mariposa*. Obra de raíz simbolista, compone después varias piezas inspiradas en el teatro de guiñol, como *Títeres de cachiporra*.

Su primer éxito llega con *Mariana Pineda* (1925), sobre la heroína que murió ajusticiada en Granada por bordar una bandera liberal; pero es, a la vez, un drama de amor trágico. *La zapatera prodigiosa* trata de una joven hermosa casada con un zapatero viejo, donde se esconde el mito de la ilusión insatisfecha. Escribe también *Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín* y *Retablillo de don Cristóbal*. Hasta ahora se observa la progresión zigzagueante del teatro lorquiano. Ha estado experimentando formas y registros distintos (teatro simbolista y modernista, drama y farsa…), pero Lorca ha iniciado un camino más audaz: la experiencia vanguardista.

La Experiencia Vanguardista

Tras el *Romancero Gitano* (1928), Lorca sufre una profunda crisis vital y estética durante su estancia en Nueva York. En lo estético busca un nuevo lenguaje debido, en parte, a las críticas de Dalí y Buñuel. Debido a esta crisis personal y estética, llamará a sus obras ‘comedias imposibles’. En ellas desata la imaginación y el lenguaje bajo el influjo surrealista, pero no será el suyo un surrealismo absoluto. *El público* es una especie de ‘auto sacramental’ sin Dios, cuyos personajes encarnan las obsesiones y conflictos secretos del poeta. *Así que pasen cinco años* desarrolla los sueños del protagonista e ilustra el tema de la frustración íntima. De estas obras destacamos que resultan valiosos como testimonios para profundizar en la psicología del autor y, por otra parte, son lo más audaz que podía hacerse en el horizonte teatral del momento.

La Plenitud

Tras la etapa del ‘teatro imposible’, Lorca decide dar un giro decisivo y hermanar rigor estético y alcance popular. Son los años de ‘La Barraca’, donde declara un ansia de comunicación más amplia y compromiso social, y donde encontrará la plenitud de su arte dramático y un éxito multitudinario. En casi todas las obras de esta etapa la mujer ocupa un puesto central.

  • *Bodas de Sangre* (1933): se basa en un hecho real: una novia escapa con su amante el día de su boda. Se trata de una pasión que desborda barreras sociales y morales, pero que desembocará en muerte.
  • *Yerma* (1934): drama en el que una mujer está condenada a la infecundidad, con todo su alcance simbólico.
  • *Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores* (1935): es un drama sobre la espera inútil del amor y la situación de la mujer en la burguesía granadina.
  • *La casa de Bernarda Alba* (1936): considerada la culminación del teatro lorquiano.

*La destrucción de Sodoma*, *Caín y Abel*, *El estado*, son algunas de las obras en las que Lorca meditaba cuando le sorprendió la muerte.