España Finisecular: Autores del 98, Estética y Contexto Histórico
La Novela del 98: Orígenes y Ruptura con el Realismo
La novela del 98 comienza como una continuación del Realismo y Naturalismo del siglo XIX, predominando en los primeros años del siglo XX. Estas novelas presentan un narrador omnisciente que sabe todo lo que ocurre, un orden lineal en la narración, aspiran a la objetividad y buscan reflejar la realidad. La acción y el carácter de los personajes son los elementos principales de las obras, con una única perspectiva de la realidad y una estructura clásica de introducción, nudo y desenlace.
En 1902, se publican cuatro novelas que rompen definitivamente con el estilo realista y marcan el camino para las obras de la Generación del 98:
- Sonata de otoño de Ramón María del Valle-Inclán
- La voluntad de José Martínez Ruiz (Azorín)
- Amor y pedagogía de Miguel de Unamuno
- Camino de perfección de Pío Baroja
Estética y Renovación Lingüística del 98
La estética del 98 se caracteriza por la contribución de los autores a la renovación literaria de principios del siglo XX, aunque muestran admiración por clásicos como Bécquer, Larra, Quevedo y Cervantes. Predomina el subjetivismo, el contenido es más importante que la expresión y no buscan el esteticismo. Introducen una renovación lingüística con un lenguaje sencillo y directo, ampliando el vocabulario mediante términos de habla popular y la recuperación de significados etimológicos originales.
Innovaciones en las Técnicas Narrativas
En las técnicas narrativas eliminan al narrador omnisciente, emplean el perspectivismo con más de una perspectiva y dan mayor importancia al diálogo sobre la narración. Alteran el tiempo lineal de la narración mediante simultaneidad, elipsis y saltos temporales. Disminuyen la importancia del argumento y la acción, y aparece el personaje colectivo, representado por un grupo de personas. Estas renovaciones de la novela realista coinciden con una tendencia general de la literatura occidental de la época.
Evolución de la Generación del 98
Se pueden distinguir tres fases principales en su evolución:
Juventud: Compromiso Social y Reformismo
En sus inicios, los autores de la Generación del 98 se encuadran en movimientos revolucionarios como el anarquismo y el socialismo. Valle-Inclán es tradicionalista, mientras que Antonio Machado no muestra inicialmente sus ideales liberales y progresistas de extrema izquierda. El «grupo de los tres», compuesto por Azorín, Maeztu y Baroja, publica un manifiesto en 1901 en el que denuncian la descomposición de la atmósfera social y buscan mejorar la vida de los más desfavorecidos. Creen que solo una ciencia social puede aportar soluciones a los problemas, lo que los lleva a un reformismo regeneracionista. Unamuno, por su parte, abandona el socialismo, apoya el manifiesto del «grupo de los tres» pero se preocupa más por la crisis espiritual de España.
Madurez: Idealismo y Preocupaciones Existenciales
Hacia 1910, los autores se alejan del radicalismo juvenil y adoptan una postura más idealista. Se centran en preocupaciones existenciales y en el tema de España. Unamuno pone especial énfasis en el alma del país y su gente, mostrando un interés más profundo por la identidad nacional.
Evolución Ideológica Individual
Los autores siguieron trayectorias diversas:
- Unamuno se debate constantemente entre íntimas contradicciones.
- Baroja se recluye en un radical escepticismo que lo lleva a cuestionarlo todo.
- Azorín evoluciona del escepticismo al tradicionalismo, acercándose a posturas de derecha.
- Maeztu se convierte en defensor de una derecha cercana al fascismo.
- Antonio Machado, en su obra Campos de Castilla (1912), incorpora sus preocupaciones noventayochistas y se inclina hacia una posición política más de izquierdas.
- Valle-Inclán abandona el tradicionalismo hacia 1912 para adoptar un progresismo radical, pasando de la derecha a la extrema izquierda.
Precursores: Regeneracionistas y Ganivet
El regeneracionismo propone medidas para regenerar el país. Joaquín Costa pide una política económica y educativa, la reforma del campo para mejorar los métodos de cultivo y sacar más provecho, y la reforma del sistema social para lograr mayor igualdad. También destaca el europeísmo, que refleja el deseo de poner a España al nivel del resto de Europa.
Ángel Ganivet analiza los rasgos del alma española, las glorias pasadas de los grandes artistas y figuras históricas, y la necesidad de una renovación espiritual que, aunque moderna, se mantenga asentada en tradiciones profundas como la religión.
Tanto los regeneracionistas como Ganivet influyeron en los autores de la Generación del 98. Dentro de este grupo se suelen incluir a Unamuno, Azorín, Baroja y Maeztu, aunque los casos de Machado y Valle-Inclán son más debatidos en cuanto a su adscripción estricta.
Modernismo y Generación del 98: ¿Un Mismo Movimiento?
Existe una controversia sobre los conceptos de «modernismo» y «generación del 98», con diferentes posturas al respecto. Algunos rechazan la existencia de una Generación del 98 diferenciada del modernismo, considerándolos el mismo movimiento con diferentes manifestaciones de una misma actitud y preocupación. Otros distinguen entre ambos, señalando que hay suficientes diferencias para considerarlos movimientos diferentes.
Rasgos Fundamentales de la Generación del 98
La Generación del 98 se caracteriza por su preocupación por el tema de España, especialmente tras el desastre del 98, y por temas religiosos y existenciales. Hacia 1910, los autores del 98 abandonan sus intentos de cambiar España y se centran en problemas individuales, reflejando un enfoque más individualista.
Presenta tres rasgos principales:
- Un pensamiento influido por los irracionalismos filosóficos y literarios de la segunda mitad del siglo XIX (Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard).
- Una atención a temas como las preocupaciones religiosas y existenciales.
- Un interés continuo por España, sus problemas y su esencia, abordados desde el subjetivismo, preguntándose por las razones de su situación.
Circunstancias Históricas: El Desastre del 98
A finales del siglo XIX, España enfrenta graves problemas políticos y sociales como el atraso y la crisis, aunque los españoles no son plenamente conscientes de ello. En 1898, Cuba, Puerto Rico y Filipinas se independizan con la ayuda de Estados Unidos, lo que supone pérdidas humanas y económicas muy importantes. Este hecho, conocido como el Desastre del 98, lleva a tomar conciencia de la decadencia del país. Se comienzan a analizar las causas de esta situación y a buscar soluciones, tarea que asumirán los autores noventayochistas.