Resumen de Capítulos Clave de Don Quijote de la Mancha

Este documento presenta un compendio de momentos significativos en la épica de Don Quijote de la Mancha, destacando su transformación en caballero andante, sus primeras aventuras, el fantástico episodio de Clavileño y el desenlace de su vida caballeresca.

Capítulo I: El Nacimiento de un Caballero Andante

Un hidalgo de la Mancha, de clase noble baja, de unos 50 años de edad y complexión recia pero seca, se entrega a la lectura de libros de caballerías hasta perder el juicio. Enloquecido por las fantasías leídas en esos libros, decide hacerse caballero andante y, como tal, emprender la búsqueda de aventuras. Para ello, prepara sus desfasadas armas, revisa su caballo y lo nombra Rocinante. Asimismo, se otorga a sí mismo el nombre de Don Quijote de la Mancha, como el caballero que aspira a ser, y busca una dama a quien amar y servir: Dulcinea del Toboso.

Capítulo III: La Armadura de un Caballero

Después de cenar, Don Quijote solicita al gobernador del castillo (el ventero) que, tras velar sus armas, lo arme caballero para poder emprender sus aventuras como tal. El ventero, percatándose de su falta de juicio, se burla de él haciéndole creer que también es caballero y prometiéndole armarlo, aconsejándole además que se provea de dinero y otras provisiones necesarias. Don Quijote vela sus armas en el patio del castillo (el corral de la venta). Durante la vela, dos arrieros acuden al pozo para dar de beber a sus animales de carga, debiendo apartar las armas que Don Quijote está velando. Este defiende su vela y agrede a los arrieros. Los compañeros de los arrieros comienzan a arrojar piedras a Don Quijote, y el ventero, para evitar mayores problemas, decide abreviar la ceremonia: da por terminada la vela de armas y, seguidamente, arma caballero a Don Quijote, ayudado por las dos prostitutas (a quienes Don Quijote percibe como doncellas: la Tolosa y la Molinera). Don Quijote, agradecido por haber sido armado caballero, parte de la venta.

Capítulo IV: Las Primeras Aventuras del Caballero

Don Quijote, ya investido como caballero andante, parte de la venta, pero, siguiendo los consejos del ventero, decide regresar a su casa para proveerse de lo necesario y encontrar un escudero. En el camino de regreso, le acontecen sus dos primeras aventuras:

  • Socorre a un muchacho de quince años, criado de un rico labrador de Quintanar, a quien este está azotando por no prestar cuidado al hato de ovejas. Sin embargo, apenas Don Quijote se aleja, el labrador reanuda su castigo.
  • Intenta obligar a unos mercaderes toledanos, que se dirigen a Murcia, a confesar que Dulcinea del Toboso es la mujer más hermosa del mundo. Uno de los mercaderes, percatándose de su locura, se burla de él. Don Quijote entonces lo acomete, pero tropieza y cae, y un mozo de mulas aprovecha la ocasión para propinarle una paliza.

Capítulo 41: El Vuelo Mágico de Clavileño

Por la noche, Don Quijote y Sancho fueron conducidos hacia el caballo Clavileño. Se les indicó que debían taparse los ojos, pues la gran altitud que alcanzarían podría causarles mareo. Don Quijote y Sancho accedieron. En ese instante, se les explicó que para activar el caballo debían mover una clavija situada en su cuello, y para descender, tendrían que esperar a que este relinchara.

Cuando Don Quijote apretó la clavija, todos los presentes simularon despedirse como si realmente se estuvieran elevando, imitando incluso el calor de la altitud y el movimiento del viento. Al cabo de un rato, los presentes encendieron la cola de Clavileño, que, al estar llena de cohetes, salió disparado por el aire, arrojando a Don Quijote y a Sancho al suelo. Cuando se levantaron, comprobaron que no se habían movido del lugar y que a su alrededor se encontraban los mismos personajes. Observaron también que, junto a ellos, había una lanza con un mensaje que indicaba que Don Quijote había vencido con solo intentarlo, y que Malambruno se daba por satisfecho, habiendo desencantado a la Trifaldi y a sus doncellas. El mensaje añadía que Dulcinea también se desencantaría en cuanto Sancho cumpliera lo prometido. Al leer la carta, el Duque felicitó efusivamente a Don Quijote por su hazaña.

Sancho le relató a la Duquesa que, durante su viaje en Clavileño, se había quitado el pañuelo y había visto cómo el mundo y las personas parecían diminutas desde esas alturas. Cuando la Duquesa le replicó que eso era imposible, Sancho le respondió que, mediante el encantamiento, nada lo era. Sancho prosiguió contando que había estado tan cerca del sol que había podido comprobar su inmensidad, y que se habían detenido en la constelación de las Siete Cabrillas, ya que, al haber sido cabrero, se entretuvo un poco con ellas.

Capítulo 64: El Duelo con el Caballero de la Blanca Luna

Un día, mientras Don Quijote paseaba, armado, por la playa, se encontró con un hombre que se hacía llamar el Caballero de la Blanca Luna. Este le manifestó que lo había buscado para hacerle confesar que su dama era más bella que la de Don Quijote. Al no admitir esto Don Quijote, decidieron batirse en duelo. El acuerdo estipulaba que si Don Quijote perdía, debería admitir que su dama no era la más hermosa y permanecer un año de vida sosegado en su pueblo, sin utilizar las armas. Si Don Quijote vencía, sería él quien decidiría sobre la vida del otro caballero y se quedaría con sus armas, fama y caballo.

Una vez en la batalla, Don Quijote resultó derrotado y humillado frente al Caballero de la Blanca Luna. Don Quijote se vio obligado a cumplir su palabra y declaró que se retiraría un año de la caballería, pero reafirmó que su dama era la más bella del mundo. Después de la batalla, el Caballero de la Blanca Luna se marchó, y a Don Quijote lo llevaron a la ciudad en una silla de mano.

Capítulo 65: El Secreto del Caballero y el Regreso

Don Antonio, quien había perseguido al Caballero de la Blanca Luna hasta un mesón, descubrió que en realidad era el bachiller Sansón Carrasco, quien deseaba que Don Quijote regresara a casa para curarse de su locura. Don Antonio, al oír esto, le comentó que era una insensatez querer curar de la locura al “loco más gracioso que hay en el mundo”, pero que no le diría nada de eso a Don Quijote para que este cumpliera su palabra.

A los pocos días del vencimiento, Don Quijote y Sancho regresaban a su pueblo, pues debía cumplir su palabra. Don Quijote iba a caballo y Sancho a pie, ya que el asno transportaba las armas de Don Quijote.

Capítulo 72: El Reconocimiento y el Regreso Final

Al cabo de unos días, entraron en un mesón donde encontraron a un personaje del Quijote de Avellaneda, don Álvaro de Tarfe, quien acabó reconociendo que aquellos que tenía delante eran los verdaderos Don Quijote y Sancho, y no los que describía el autor de su libro, Avellaneda. Don Quijote le pidió a don Álvaro que hiciera una declaración en la que afirmara que el Quijote de Avellaneda era totalmente falso y que todo lo que en él se decía era mentira.

A la noche siguiente, Don Quijote y Sancho divisaron la aldea donde vivían. Desde lo alto de la colina, Sancho se arrodilló y exclamó que allí llegaban los “habitualmente habitantes de la aldea”. Aunque Don Quijote y Sancho no estaban en las mejores condiciones, se encontraban sanos y salvos.