Claves de *Los Pazos de Ulloa*: Estructura, Estilo y Contexto en la Obra de Pardo Bazán
Estructura de la novela Los Pazos de Ulloa
La obra se divide en dos partes:
- Primera parte (capítulos I-XI): Presenta a los personajes y sus conflictos en un contraste entre el mundo rural y la ciudad. Se introduce con el viajero que llega a un lugar misterioso y se desarrolla en dos escenarios: el valle de los Pazos y Santiago.
- Segunda parte (capítulos XII-XXX): Es más psicológica y simbólica, centrada en el contraste entre las relaciones adultas y la inocencia infantil. Se narran múltiples tramas que enriquecen la historia, como supersticiones, conflictos políticos y tragedias domésticas.
La novela finaliza con una escena en el cementerio, donde se sintetiza el pasado, presente y futuro de los Pazos.
Narrador y punto de vista en Los Pazos de Ulloa
El narrador es omnisciente e interpreta los hechos con ironía y una visión aristocrática y católica. La perspectiva principal es la de Julián, aunque en ocasiones se enfoca en otros personajes como don Pedro, Nucha o Perucho. También utiliza el estilo indirecto libre, mezclando las reflexiones de los personajes con la narración.
Estilo literario en Los Pazos de Ulloa
Emilia Pardo Bazán busca reflejar con realismo el mundo rural gallego mediante:
- Descripciones detalladas de ambientes y personajes.
- Diálogos naturalistas, con galleguismos y jergas específicas (legal, médica, etc.).
- Uso de nombres parlantes (ej. Primitivo, Trampeta, Barbacana).
- Diversidad lingüística, combinando registros cultos y coloquiales, adaptados a cada personaje.
En conjunto, la novela logra un realismo armónico, combinando el naturalismo con una estructura influenciada por Cervantes.
En definitiva, Los Pazos de Ulloa es una muestra elocuente de su gran variedad lingüística, muy en la línea que Emilia quiso conseguir con su definición de “realismo armónico“. La novela nos ofrece una auténtica síntesis de perspectivismo cervantino y composición naturalista, hecho que la hace única y singular.
Contexto histórico y literario: Realismo y Naturalismo
El Realismo (y posteriormente, el Naturalismo) siguen cronológicamente al Romanticismo y se asientan en España en la segunda mitad del siglo XIX (aunque en Europa bastante antes). Surgió como reacción al Romanticismo, ya agotado, y estuvo influido por el positivismo y la ciencia experimental. La nueva técnica realista se produce prácticamente en un único género, la novela.
El Realismo y la novela
Características de la novela realista
- El Realismo sustituye la evasión romántica por la observación y descripción fiel de la realidad, que pasa a ser la principal fuente de inspiración.
- Los personajes y las acciones debían ser verosímiles, y los lectores solían identificarse con ellos, especialmente por el análisis psicológico que se hacía. Los espacios se describen con detalle.
- El narrador suele ser omnisciente y trata de transmitir objetividad.
- Los diálogos incluyen expresiones coloquiales y regionales para dar más realismo.
Tipos de Realismo
Se distinguen dos tipos de realismo:
- El genético: que intenta reproducir fielmente la realidad.
- El formal: que busca una obra coherente inspirada en ella.
El Naturalismo
El Naturalismo surge en Europa hacia 1880, como una rama del Realismo. Se basa en el determinismo, que defiende que el ser humano está condicionado por la herencia y el entorno. El novelista actúa como un científico que analiza a sus personajes con rigor. En España, esta corriente fue más suave, sin centrarse en lo morboso, y aunque se acepta una visión fatalista, no se reduce todo al factor biológico. La principal representante en España fue Emilia Pardo Bazán.
Emilia Pardo Bazán: Vida y Vínculos con el Naturalismo
Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña en 1851 en una familia aristocrática. Fue una mujer culta, católica y con gran personalidad. Difundió el naturalismo francés y el realismo ruso en España, especialmente a través de sus artículos La cuestión palpitante, que causaron polémica. Aunque admiraba el naturalismo, rechazaba su visión determinista y defendía un realismo propio, más equilibrado. Su estilo combinaba crítica social, escenas pintorescas y cierto humor, aunque en sus obras también aparecen personajes marcados por la herencia y el entorno, al estilo de Zola.
Temas centrales en Los Pazos de Ulloa
El papel de la mujer y el determinismo trágico
En Los Pazos de Ulloa, el papel de la mujer está marcado por un fuerte determinismo trágico. Nucha es utilizada por don Pedro como un medio para limpiar su imagen y mejorar su situación económica. Tanto ella como Sabel son tratadas como instrumentos, sin voluntad propia. Nucha, de carácter romántico y frágil, no logra adaptarse al ambiente hostil de los Pazos. Su salud y su equilibrio mental se deterioran tras el parto, y acaba siendo víctima del entorno y de tres figuras masculinas: su padre, don Pedro y Julián. Su hija, Manolita, también sufre las consecuencias de ser mujer, ya que no hereda los Pazos. Finalmente, en la continuación de la historia, La madre naturaleza, Manolita y Perucho, sin saber que son hermanos, viven una pasión incestuosa, reflejo del peso del destino en sus vidas.
Reflejo de las clases sociales y la decadencia aristocrática
En Los Pazos de Ulloa se reflejan dos clases sociales muy diferenciadas: la aristocracia rural, que está en decadencia, y los campesinos, que siguen sometidos. La nobleza, representada por don Pedro, aparece como irresponsable y desinteresada por la gestión de sus bienes, lo que lleva al deterioro del patrimonio familiar. En contraste, personajes como Primitivo, de clase baja, buscan ascender socialmente a través del control oculto de las tierras. La novela muestra así un momento de transición social tras las desamortizaciones liberales, que debilitaron el poder de los señoríos y dejaron sin protección a los antiguos terratenientes.
Consideraciones sobre un fragmento de la obra
El fragmento que nos ocupa pertenece a… Los Pazos de Ulloa.