Sociedad de Clases, Movimiento Obrero y Auge del Capitalismo en el Siglo XIX
La Sociedad de Clases y el Movimiento Obrero
La Sociedad de Clases
La sociedad de clases se define por la pertenencia a grupos determinados por la capacidad económica de sus miembros, en oposición a la sociedad estamental, que estaba dividida por estamentos jurídicos. Se caracterizaba por la oposición fundamental entre la burguesía (la nueva clase dominante) y el proletariado (con una creciente importancia política y social). A diferencia de la sociedad estamental, permitía una mayor movilidad social vertical, ya que los grupos eran, en teoría, abiertos.
Condiciones de Vida del Proletariado
Las condiciones de vida de los trabajadores eran sumamente precarias. Soportaban jornadas laborales de más de diez horas diarias, existía el trabajo infantil generalizado, y tanto mujeres como niños percibían salarios inferiores a los de los hombres adultos. La alimentación era deficiente y las viviendas, insalubres y precarias. Prácticamente no existía protección social pública, lo que llevó a los obreros a organizarse en sociedades de socorros mutuos para ayudarse mutuamente en casos de vejez, enfermedad o desempleo. Con el tiempo, los trabajadores fueron adquiriendo conciencia de su situación (conciencia de clase), evidenciando que solo una acción colectiva y coordinada podría mejorar sus condiciones.
Primeras Actuaciones del Movimiento Obrero (hasta 1848)
Ludismo
Las primeras actuaciones del movimiento obrero se enmarcan a finales del siglo XVIII, en un contexto donde las asociaciones obreras estaban prohibidas. La reacción inicial de los trabajadores fue la destrucción de las máquinas (ludismo), a las que consideraban responsables del desempleo y de sus malas condiciones de vida. Estos actos estaban simbólicamente firmados por Ned Ludd (personaje probablemente ficticio) en Inglaterra, o el Capitán Swing. Fue un movimiento mayormente desorganizado e irregular.
Cartismo
El cartismo fue un movimiento coordinado que tuvo lugar en Gran Bretaña entre 1838 y 1848, con reivindicaciones políticas y sociales bien definidas. Su origen se encuentra en la Carta del Pueblo de 1838, un documento dirigido al Parlamento británico que demandaba una profunda reforma parlamentaria y electoral. Aspiraba a mejorar las condiciones de vida de los obreros por la vía política. Dentro del cartismo existían dos corrientes principales: una moderada, partidaria de medios pacíficos, y otra radical, que abogaba por la huelga general. El rechazo parlamentario a las peticiones cartistas y el fracaso de las revoluciones de 1848 condujeron a su paulatina desaparición.
Los Socialistas Utópicos
Se denomina socialistas utópicos a los primeros pensadores (activos principalmente hasta 1848) que reflexionaron sobre las míseras condiciones de vida de los obreros y buscaron alternativas para construir una sociedad más justa e igualitaria. Sus planteamientos eran muy variados y proponían diferentes modelos ideales de organización social, basados en la voluntad humana y la cooperación. Entre los más destacados se encuentran:
- Conde de Saint-Simon: Defendía la intervención económica del Estado y tenía una gran fe en el progreso a través de la ciencia y la tecnología.
- Charles Fourier: Proponía la creación de falansterios, comunidades autosuficientes con propiedad y medios de producción colectivos.
- Robert Owen: Empresario y pensador (vinculado también al cartismo), aplicó modelos comunitarios en sus propias empresas, como el experimento de New Harmony en Estados Unidos.
A pesar de sus buenas intenciones, estos proyectos no tuvieron la eficacia ni la trascendencia planteada por sus creadores.
El Anarquismo
Principios del Anarquismo
El anarquismo se fundamenta en el rechazo a todo tipo de autoridad y jerarquías, resumido en su lema “Ni Dios ni amo”. Existieron y existen diferentes corrientes dentro del pensamiento anarquista. Los pensadores más relevantes incluyen a Pierre-Joseph Proudhon, Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin. Aspiraban a una sociedad justa e igualitaria, compartiendo este fin último con el marxismo, aunque diferían radicalmente en los medios para alcanzarla.
Acción Política Anarquista
Los anarquistas propugnaban la abolición inmediata del Estado y de todas sus instituciones. Sostenían que el obrero no debía participar en la política burguesa (ni en el sufragio dentro del Estado liberal, ni en la formación de partidos políticos, ni en el gobierno), ya que consideraban que la política corrompía. Las formas de lucha preferidas eran la rebelión espontánea y la huelga general revolucionaria. Proponían la organización social en comunas autogestionadas y la creación de sindicatos anarquistas de carácter asambleario (anarcosindicalismo). En algunos casos, ciertas facciones minoritarias derivaron hacia tácticas terroristas, como los magnicidios (la llamada “propaganda por el hecho”).
El Asociacionismo Obrero
Sociedades y Sindicatos
Las primeras formas de organización fueron las sociedades de socorro mutuo, que surgieron desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Su objetivo principal era ofrecer protección a sus miembros en caso de enfermedad, vejez o accidente. En ocasiones, funcionaban también como cajas de resistencia para sostener huelgas.
Posteriormente, con el objetivo de mejorar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores, surgieron los sindicatos. Inicialmente fueron sindicatos de oficio, que luego evolucionaron a sindicatos de industria (agrupando a trabajadores por sector productivo), especialmente desde mediados del siglo XIX. Con el tiempo, se formaron sindicatos nacionales. Existieron diferentes tipos de sindicatos, entre ellos:
- De carácter reformista y profesional (como las Trade Unions británicas).
- De inspiración socialista (como la UGT en España).
- De ideología anarquista (con gran desarrollo en países como España, Rusia, y entre el campesinado de algunas regiones).
Partidos Políticos Obreros
Los partidos políticos obreros surgieron con posterioridad a los sindicatos. Su objetivo era la conquista de derechos políticos y sociales para la clase trabajadora. Se pueden distinguir dos corrientes ideológicas fundamentales:
- El reformismo moderado: Partidario de la colaboración con los partidos burgueses de izquierda y de la consecución de mejoras graduales dentro del sistema capitalista (ejemplo: el Partido Laborista Británico).
- El socialismo revolucionario: Defendía la necesidad de una revolución para transformar la sociedad y establecer el socialismo (ejemplo: el Partido Socialdemócrata Alemán, especialmente en sus inicios).
Las Internacionales Obreras
Primera Internacional (AIT, 1864-1876)
La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), o Primera Internacional, se fundó en Londres en 1864. Su objetivo era coordinar los esfuerzos del proletariado de todos los países en su lucha contra el capitalismo. Fue fundada con una importante influencia de Karl Marx, aunque coexistían en ella diversas tendencias, incluidas las anarquistas lideradas por Mijaíl Bakunin. Las profundas diferencias ideológicas y estratégicas entre marxistas y anarquistas (especialmente en cuanto al papel del Estado y la participación política) llevaron finalmente a su disolución, marcada por la expulsión de los anarquistas en el Congreso de La Haya en 1872. La Internacional se trasladó a Nueva York y se disolvió oficialmente en 1876.
Segunda Internacional (1889-1916)
La Segunda Internacional se fundó en París en 1889, coincidiendo con el centenario de la Revolución Francesa. Tuvo una orientación predominantemente marxista. Dentro de ella, surgieron tres tendencias principales ante los debates sobre la estrategia a seguir:
- La revisionista o reformista (liderada por Eduard Bernstein): Planteaba la posibilidad de una transición pacífica al socialismo a través de reformas graduales y la participación en el sistema parlamentario liberal.
- La ortodoxa o revolucionaria (representada por figuras como Karl Kautsky en sus inicios, y más tarde por Rosa Luxemburgo o Lenin): Sostenía que la revolución seguía siendo la única vía para alcanzar el socialismo.
- La centrista (como la postura de Kautsky en etapas posteriores): Intentaba conciliar ambas posturas, adaptando la táctica a las circunstancias.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y las divisiones internas ante el conflicto provocaron su fin. Ante la guerra, surgieron facciones partidarias de la no participación y la lucha contra el militarismo, y otras que, influidas por el fervor patriótico, apoyaron los esfuerzos bélicos de sus respectivos países. Finalmente, el sentimiento nacionalista se impuso sobre el internacionalismo obrero, llevando a la disolución de facto de la Segunda Internacional en 1916.
Transformaciones Urbanas y Desarrollo del Capitalismo en el Siglo XIX
Transformaciones Urbanas Generales
La industrialización y la revolución demográfica del siglo XIX provocaron profundos cambios en la fisonomía y estructura de las ciudades. Se produjo un aumento significativo tanto en el número de ciudades como en su población. Las ciudades se expandieron más allá de sus antiguas murallas, que en muchos casos fueron derribadas. Este crecimiento dio lugar a la aparición de nuevos barrios con características marcadamente diferenciadas. Junto al casco antiguo, a menudo congestionado y degradado, se desarrollaron los ensanches, barrios planificados destinados a la burguesía. En las afueras, próximos a las fábricas, surgieron los barrios obreros.
Los Barrios Obreros
Los barrios obreros se situaban en el extrarradio de las ciudades, generalmente junto a las fábricas y centros industriales. Experimentaron un crecimiento rápido y desordenado, en gran medida debido al éxodo rural que atraía mano de obra a los centros urbanos. Carecían de servicios básicos mínimos como pavimentación, alcantarillado, agua corriente o iluminación. Las viviendas eran pequeñas, de mala calidad, y en ellas los obreros y sus familias vivían hacinados y en pésimas condiciones de salubridad. Se trataba de edificios muy precarios, que incluían desde colonias ofrecidas en alquiler por las propias compañías industriales hasta infraviviendas que, en ocasiones, los mismos obreros construían con materiales de desecho.
Los Ensanches Burgueses
Los ensanches eran los nuevos barrios residenciales de la burguesía y las clases medias acomodadas. Se ubicaban cerca del centro de las ciudades o en zonas bien comunicadas, y su construcción fue cuidadosamente planificada. Presentaban manzanas regulares, a menudo con esquinas achaflanadas para mejorar la visibilidad y el tránsito, y vías anchas y bien trazadas, siguiendo un plano ortogonal o en damero. Estaban dotados de todos los servicios necesarios, como alcantarillado, agua potable, iluminación pública (primero de gas, luego eléctrica) y amplios bulevares arbolados para el paseo y la vida social. Los edificios eran de buena calidad constructiva, bien equipados y conservados, con fachadas ornamentadas y viviendas espaciosas.
Desarrollo del Capitalismo
El Capitalismo Financiero
A partir de 1870, aproximadamente, se produjo una transición desde el capitalismo industrial, característico de la primera fase de la Revolución Industrial, hacia el denominado gran capitalismo o capitalismo financiero. Esta nueva etapa se caracterizó por la creciente importancia del capital financiero (bancario y bursátil) en la actividad económica. Las enormes inversiones necesarias para el desarrollo de sectores emergentes como el petrolero, la electricidad, los nuevos avances técnicos en la siderurgia (acero) y la química, así como la construcción de grandes infraestructuras (ferrocarriles transcontinentales, canales), demandaban ingentes sumas de capital y, por ende, el recurso a grandes créditos bancarios y la emisión de acciones y obligaciones. La concentración empresarial (trusts, cárteles, holdings), la implementación de nuevas formas de organización del trabajo (taylorismo, fordismo) y el auge de las sociedades anónimas por acciones fueron rasgos fundamentales de este nuevo modelo capitalista. Este sistema de crecimiento económico llevaba implícita la alternancia de ciclos de expansión y recesión económica, así como crisis periódicas de sobreproducción.
Expansión del Capitalismo
La progresiva industrialización y el desarrollo del capitalismo financiero consolidaron el capitalismo como el modelo económico dominante a escala mundial. Emergieron nuevas potencias económicas que desafiaron la hegemonía británica. Entre ellas destacaron:
- Estados Unidos: La abundancia de recursos naturales, un vasto mercado interno, la complementariedad económica entre sus estados y una temprana y extensa mecanización la convirtieron en la primera potencia industrial mundial a finales del siglo XIX, desplazando a Gran Bretaña.
- Japón: Tras la Restauración Meiji (1868), Japón experimentó un rápido proceso de industrialización y modernización, impulsado por grandes conglomerados empresariales familiares (zaibatsu) y con un fuerte apoyo estatal. Esto le permitió convertirse en el líder económico y potencia emergente de Asia.
La expansión del capitalismo conllevó una progresiva e interconectada integración de las economías a nivel mundial, configurando un mercado global cada vez más interdependiente, aunque también generando nuevas tensiones y rivalidades imperialistas.