Las Guerras Mundiales y el Periodo de Entreguerras

1. Orígenes y Causas de los Conflictos Armados

Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, Europa estuvo marcada por diversos conflictos bélicos entre potencias, como la Guerra Franco-Prusiana, las disputas entre Francia e Italia, y los enfrentamientos por el control de territorios en África y Asia. Estos conflictos reflejaban una lucha por colonias y recursos, pero también surgieron tensiones económicas derivadas de políticas comerciales proteccionistas.

Las principales causas de la Primera Guerra Mundial incluyeron la competencia por colonias y recursos, lo que generó fricciones entre las potencias europeas. Además, la rivalidad económica, la acumulación de ahorro sin inversión y el descontento social causado por la desigualdad, contribuyeron a aumentar las tensiones globales. El crecimiento de ideologías nacionalistas, especialmente en los Balcanes, también alimentó los conflictos.

Un factor clave fue el protagonismo de Alemania, que, tras su rápido desarrollo industrial, buscaba un papel más dominante en la política internacional. Los países involucrados en el conflicto exhibían altos niveles de desigualdad social y una expansión de la inversión extranjera, que también jugó un papel importante en las fricciones.

El evento que desencadenó la guerra fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo el 28 de junio de 1914, a manos de un nacionalista serbio. Este atentado provocó una serie de alianzas y tensiones que arrastraron a Europa hacia la Primera Guerra Mundial.

2. Aspectos Destacados de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial, que estalló en 1914, se destacó por varias características que la hicieron diferente de conflictos anteriores. En primer lugar, supuso una movilización sin precedentes del sector industrial para la producción de armamento. Se utilizaron nuevas tecnologías bélicas, como armas químicas, tanques, aviones y submarinos, junto con una artillería mucho más potente y destructiva. Estos avances no solo aumentaron la letalidad del conflicto, sino que también afectaron enormemente a la población civil, lo que resultó en un alto número de víctimas. Se estima que aproximadamente diez millones de militares y entre seis y diez millones de civiles perdieron la vida, además de entre 20 y 21 millones de heridos.

Otro aspecto crucial de la Primera Guerra Mundial fue el papel fundamental que jugó la economía en el conflicto. Dos problemas clave fueron la financiación y el abastecimiento. La financiación de la guerra resultó ser un desafío monumental: el gasto militar británico pasó del 4 por ciento de su Producto Nacional Bruto (PNB) en 1913 a un asombroso 38 por ciento en 1916-1917. En Alemania, el gasto militar alcanzó el 53 por ciento del PNB en 1917. Además, el abastecimiento de las tropas y el mantenimiento de la guerra dependían de las cadenas de suministro de materias primas, lo que convirtió a la logística en un componente esencial para la victoria.

3. El Fin de la Guerra y sus Consecuencias

El fin de la Primera Guerra Mundial se produjo el 11 de noviembre de 1918, cuando se firmó el armisticio y se detuvieron los combates. Sin embargo, la paz oficial no se alcanzó hasta el 28 de junio de 1919, con la firma del Tratado de Versalles.

El triunfo de las potencias aliadas se debió a varios factores clave. Uno de los más importantes fue su mayor capacidad de movilización de hombres y recursos: los Aliados tenían una población 5.5 veces mayor y un territorio 12.1 veces más grande que las Potencias Centrales. Además, la entrada de Estados Unidos en la guerra en 1917 proporcionó un refuerzo significativo en términos de recursos y tropas. En 1916, el Producto Interno Bruto (PIB) de los Aliados ya triplicaba al de las Potencias Centrales, lo que les dio una ventaja económica decisiva.

3.1 Consecuencias Demográficas

La guerra causó la muerte de unos diez millones de militares y entre seis y diez millones de civiles. Además, hubo entre 20 y 21 millones de heridos, lo que afectó gravemente la estructura demográfica y redujo la natalidad en muchos países.

3.2 Consecuencias Económicas

La guerra destruyó una gran parte del capital fijo, lo que resultó en una caída de la producción y una desaceleración del crecimiento económico. La recuperación del PIB de 1913 no se logró hasta 1924. También hubo una reducción temporal de la desigualdad económica en algunos países debido a la movilización de recursos y el sacrificio colectivo.

3.3 Consecuencias: Democratización

La Primera Guerra Mundial promovió una ampliación del sufragio masculino y la introducción del sufragio femenino en varios países. Además, creció la influencia de los partidos de izquierda y los sindicatos, lo que impulsó protestas sociales y estallidos revolucionarios. También se consolidó la influencia de la Revolución Rusa, que inspiró movimientos sociales y políticos en toda Europa.

3.4 Consecuencias Económicas a Largo Plazo

La guerra provocó un aumento del gasto público, lo que llevó a una expansión monetaria, la reducción del Patrón Oro, y un aumento de la inflación y la devaluación. Los países beligerantes sufrieron una pérdida de capacidad productiva. Estados Unidos emergió como el principal prestamista internacional, lo que resultó en un endeudamiento con el país y un aumento del déficit comercial y los préstamos. Se produjo una industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y un auge del proteccionismo, dificultando las exportaciones. El protagonismo del Estado en la economía creció, con mayores regulaciones, gastos e impuestos, aunque este Estado no debe confundirse con el Estado de Bienestar, que aún no existía. Además, se dio un proceso de democratización.

3.5 Reconfiguración del Mapa Europeo

La Primera Guerra Mundial provocó la disolución de los Imperios Alemán, Austro-Húngaro y Otomano, con importantes pérdidas territoriales.

  • Pérdidas alemanas: Alemania perdió sus colonias, que pasaron a ser controladas por Francia, Japón y Gran Bretaña. En Europa, perdió Alsacia y Lorena a Francia, Poznan y Prusia Occidental a Polonia, y el Sarre quedó bajo administración francesa por quince años.
  • Polonia: Recibió territorios de Rusia, Austria y Alemania, y obtuvo acceso al mar por Danzig, una ciudad libre administrada por la Sociedad de Naciones.
  • Nuevos Estados-nación: Surgieron países como Austria, Hungría y Checoslovaquia. Además, se creó Yugoslavia para estabilizar los Balcanes, que unió a Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia, Montenegro y Macedonia.
  • Aislamiento de Rusia: Para mantener aislada a Rusia, se reforzaron los Estados que la rodeaban, como Rumanía, que recibió Transilvania del Imperio Austro-Húngaro.

3.6 El Tratado de Versalles (1919)

El Tratado de Versalles, firmado en 1919, impuso a Alemania la responsabilidad de los daños causados por la guerra.

  • Artículo 231: Alemania reconoció su responsabilidad por la guerra, declarando que fue la causante de los daños sufridos por los gobiernos aliados y sus pueblos.
  • Artículo 232: Aunque los recursos de Alemania no eran suficientes para reparar completamente los daños, el tratado exigió que pagara por los daños a la población civil de las potencias aliadas y asociados.
    • Artículo 233: El importe de las reparaciones sería fijado por una comisión interaliada.

    Reparaciones económicas: Alemania fue responsable de pagar reparaciones económicas debido a la guerra. A pesar de que se le impuso un pago de 132 mil millones de marcos de oro, el PIB de Alemania era solo de unos 60 mil millones. Esto llevó a que Francia y Bélgica ocuparan la región del Ruhr para cobrar las reparaciones en especie.

    Como Alemania no pudo hacer frente a los pagos, se adoptaron varias reducciones en las cuotas anuales y se otorgaron préstamos de Estados Unidos (Plan Dawes y Plan Young). En 1931, se produjo una moratoria que, de facto, puso fin al pago de las reparaciones.

3.7 Inflación e Hiperinflación

Después de la Primera Guerra Mundial, los países beligerantes enfrentaron un aumento significativo de los precios debido a la reducción de la oferta, el aumento del gasto público y la emisión de dinero. Aunque el proceso de globalización afectó a otros países del mundo, el impacto fue menos grave en comparación con las naciones directamente involucradas en la guerra.

Un caso especialmente destacado fue la hiperinflación en Alemania entre 1921 y 1923. Este fenómeno resultó en una pérdida de confianza en la moneda y tuvo consecuencias profundas en la política del país. La clase media, que sufrió gravemente por la devaluación del marco alemán, vinculó la democracia y el republicanismo con el desorden económico, lo que facilitó el ascenso de Adolf Hitler.

4. Los Felices Años Veinte

La década de 1920, conocida como los Felices Años Veinte, fue un período marcado por una gran efervescencia cultural, crecimiento económico y transformaciones sociales, especialmente en Estados Unidos y Europa Occidental, tras el trauma de la Primera Guerra Mundial. A nivel económico, los flujos de dinero de Estados Unidos a Europa y las condiciones de los tratados internacionales fueron clave para el crecimiento de la década.

4.1 Ascenso de Estados Unidos como Potencia Mundial

La guerra dejó a Europa fuera de los mercados internacionales, lo que permitió a Estados Unidos consolidar su liderazgo global. Este contexto permitió la expansión de las exportaciones estadounidenses a Europa y América Latina, acumulando enormes reservas de oro. Además, hubo un auge en la industria de bienes de consumo.

4.2 Avances Tecnológicos

La economía estadounidense experimentó grandes cambios técnicos impulsados por la Segunda Revolución Tecnológica. La electricidad, el motor de combustión interna, y la incipiente cadena de montaje transformaron diversas industrias. En el sector agrícola, el uso de tractores y abonos químicos también comenzó a expandirse.

4.3 Desigualdad Económica y Efectos sobre la Economía

La concentración de la riqueza tuvo impactos negativos en el consumo y la inversión. Aunque los salarios aumentaron, no lo hicieron al mismo ritmo que la producción, lo que redujo la capacidad de consumo de las clases trabajadoras. Además, la baja demanda afectó las expectativas de inversión, lo que llevó a los inversores a destinar sus beneficios a sectores financieros e inmobiliarios.

4.4 Crisis Agraria en Estados Unidos

El sector agrario de Estados Unidos sufrió durante los años veinte debido a la caída de los precios de los productos agrícolas. Durante la guerra, la reducción de la oferta europea había elevado los precios, pero al finalizar el conflicto, la reaparición de la oferta europea redujo los precios y afectó la capacidad adquisitiva de los agricultores, quienes estaban endeudados por la expansión de sus tierras y la modernización del sector durante el conflicto.

5. La Gran Depresión o Crisis del 29

5.1 Política Fiscal y la Gran Depresión

Durante la Gran Depresión, los estabilizadores automáticos no fueron suficientes, por lo que fue necesario que el gobierno adoptara políticas expansivas.

  • Administración Hoover (1929-1933): Adoptó una política liberal y poco intervencionista, aumentando impuestos y sin ampliar suficientes programas de obras públicas ni subsidios de desempleo. Esto no evitó la caída del consumo y la inversión.
  • Administración Roosevelt (a partir de 1933): Implementó el New Deal, que incluyó la creación de la Seguridad Social, subsidios de desempleo y un aumento del gasto público para generar empleo. Aunque la economía cayó nuevamente en 1937, las políticas expansivas ayudaron a mejorar la situación.
  • Work Progress Administration (WPA): Fue una agencia clave del New Deal, proporcionando empleo a millones, especialmente en construcción e iniciativas culturales.

5.2 Política Monetaria y la Gran Depresión

  • Administración Hoover (1929-1933): La Reserva Federal (FED) no proporcionó suficiente liquidez a los bancos, lo que contribuyó al colapso del sistema financiero. Bajo el Patrón Oro, la FED fue demasiado cautelosa. Aunque redujo ligeramente los tipos de interés en 1932, la deflación elevó el tipo de interés real, lo que deprimió aún más la economía.
  • Administración Roosevelt (a partir de 1933): Con la Ley Glass-Steagall, Roosevelt fortaleció el control de la FED sobre los bancos, separó la banca comercial de la de inversión y creó un fondo de garantía de depósitos. Se inyectó más liquidez y se cerraron los bancos para frenar la fuga de depósitos. Se devaluó el dólar y se abandonó el Patrón Oro, lo que permitió bajar los tipos de interés reales a niveles negativos entre 1934 y 1937. Esto, junto con el aumento de los precios, reactivó la inversión y el consumo.

5.3 La Gran Depresión: La Salida de la Crisis

Entre 1933 y 1940, el aumento del gasto público, la regulación bancaria y el abandono del Patrón Oro impulsaron una fuerte recuperación económica (crecimientos cercanos al 10 por ciento anual). La mejora de las expectativas también fue clave: al reducirse la incertidumbre, el consumo se reactivó. Sin embargo, el paro no volvió a niveles de 1929 hasta 1943, cuando el esfuerzo bélico de la Segunda Guerra Mundial reactivó por completo la economía.

6. La Segunda Guerra Mundial

6.1 Impactos Económicos de la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial trajo consigo una mayor complejidad y un nivel de destrucción superior al de la Primera Guerra Mundial. A diferencia del conflicto anterior, este enfrentamiento involucró a un mayor número de países y generó consecuencias económicas mucho más severas a nivel global.

Mientras que la Primera Guerra Mundial representó un gasto estimado de entre 200 mil millones y 300 mil millones de dólares, la Segunda Guerra Mundial elevó esa cifra de forma descomunal, alcanzando costos que se sitúan entre los cuatro y cinco billones de dólares. Esta diferencia evidencia el aumento tanto en la escala como en la intensidad del conflicto. Además de los costos directos, debe tenerse en cuenta el impacto económico derivado de las oportunidades perdidas durante los años de guerra. Las naciones beligerantes redirigieron enormes recursos hacia el esfuerzo bélico, lo que significó una reducción drástica en la producción de bienes civiles. Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, el gasto militar representó el 38 por ciento del Producto Nacional Bruto (PNB) del Reino Unido en 1916-1917, mientras que en Alemania alcanzó un 53 por ciento del PNB en 1917. Estas cifras reflejan cómo los conflictos bélicos reorientan las economías hacia la guerra, sacrificando el desarrollo y la producción en otros sectores clave.

6.2 Pérdidas Humanas durante la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial causó muchas más muertes que la Primera. Mientras que en la Primera Guerra Mundial murieron alrededor de diez millones de soldados y entre seis y diez millones de civiles, en la Segunda fallecieron entre 40 y 50 millones de personas, con unos 35 millones de heridos permanentes. En este conflicto murieron más civiles que soldados, lo que refleja su extrema violencia sobre la población.

En cifras absolutas, la Unión Soviética y China fueron los países con más muertes, mientras que, proporcionalmente, Polonia fue el más afectado. La guerra también tuvo un fuerte impacto en la población masculina; por ejemplo, en la URSS, al terminar la guerra había 20 millones más de mujeres que de hombres.

Las mujeres sufrieron bombardeos, hambre, campos de concentración y violaciones masivas, especialmente en Alemania y Austria. Los niños también padecieron graves consecuencias: muchos quedaron huérfanos o perdidos, especialmente en Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y los Países Bajos.

6.3 Procesos Repetidos en la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial se repitieron procesos ya vistos en la Primera: mayor intervención del Estado en la economía, reducción de desigualdades sociales y fortalecimiento de las democracias tras la derrota de los regímenes totalitarios.

7. El Nuevo Orden Internacional

Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa quedó devastada, igual que después de la Primera. En ambos casos, Estados Unidos salió beneficiado. Entró en las guerras cuando ya estaban avanzadas y aprovechó para vender productos a los países en conflicto.

Después de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en la primera potencia mundial. Tras la segunda, consolidó su poder porque no fue campo de batalla, por lo que no tuvo casi pérdidas.

Además:

  • Duplicó su producción industrial por 2.6.
  • Producía el 50 por ciento del carbón y la electricidad mundial.
  • Tenía dos tercios del petróleo mundial.
  • Poseía el 80 por ciento de las reservas de oro.

También volvió a ser el prestamista mundial, ganando poder geopolítico y altos intereses.

Se aprendió de la Primera Guerra Mundial que había que evitar crisis económicas tras la guerra. Por eso, Estados Unidos impulsó el Plan Marshall, que tenía varios objetivos:

  • Reconstruir las economías europeas.
  • Frenar el comunismo en Europa Occidental (Guerra Fría).
  • Estabilizar políticamente a los aliados.
  • Reactivar el comercio internacional (también beneficiando a Estados Unidos).

Todo esto dio lugar a un nuevo orden mundial dominado por Estados Unidos, la lucha contra el comunismo, el inicio de la Guerra Fría, la descolonización y el fin de los imperios europeos.

La Economía Internacional después de la Segunda Guerra Mundial hasta la Década de 1970: La Edad Dorada del Capitalismo

1. Un Nuevo Orden Mundial

Los Acuerdos de Bretton Woods (1944) establecieron un sistema económico global con el dólar estadounidense como moneda de referencia, respaldado por oro. Su objetivo era fomentar la estabilidad económica, establecer reglas claras para el comercio y prevenir futuras crisis. Crearon un sistema de tipo de cambio fijo, vinculado al dólar, y dos instituciones clave: el FMI para estabilizar monedas y ayudar a países con problemas financieros, y el Banco Mundial (BIRF) para financiar la reconstrucción de Europa y el desarrollo de países en vías de desarrollo. Los principales beneficiarios fueron Europa (década de 1940), América Latina (década de 1950) y los países en desarrollo desde la década de 1960. El Plan Marshall (1947) fue una iniciativa de Estados Unidos para reconstruir Europa tras la guerra y evitar futuras guerras, mientras contenía el avance del comunismo y ayudaba a evitar una recesión en Estados Unidos. A cambio de la ayuda, los países europeos debían adoptar el modelo de producción fordista y generar mercados para productos estadounidenses. Estados Unidos aportó 13.5 mil millones de dólares, principalmente en donaciones. Los beneficiarios más importantes fueron el Reino Unido y Francia (45 por ciento), y Alemania, Italia y Holanda (31 por ciento). En 1948 se creó la OECE, que luego se transformó en la OCDE.

En resumen, tanto los Acuerdos de Bretton Woods como el Plan Marshall fueron fundamentales para la reconstrucción de Europa, el desarrollo global y el establecimiento de un sistema económico interconectado.

El GATT (1947) promovió el comercio internacional tras la Segunda Guerra Mundial, eliminando barreras como aranceles, dumping y cárteles. Facilitaba negociaciones multilaterales y aplicaba la cláusula de nación más favorecida. Sin embargo, excluyó sectores como agricultura y servicios, protegió industrias y no obligó a los países menos desarrollados a reducir aranceles. En 1994, fue reemplazado por la OMC, que amplió las reglas comerciales globales.

CECA: En 1951 se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), formada por seis países europeos, como primer paso hacia la integración europea. En 1957, el Tratado de Roma dio lugar a la Comunidad Económica Europea (CEE), que consolidó el Mercado Común Europeo. Ambos fueron precedentes clave de la Unión Europea.

La Segunda Guerra Mundial permitió a Estados Unidos dominar las nuevas instituciones internacionales. Es uno de los cinco países con poder de veto en la ONU, cuya sede está en Nueva York. Además, tiene un poder de facto de veto en el FMI y el Banco Mundial, ya que posee el 17.5 por ciento de los votos en el FMI y el 16 por ciento en el BM, lo que le da gran influencia en las decisiones. Ambas instituciones tienen su sede en Washington D.C., y de los catorce presidentes del BM, solo tres no han sido estadounidenses.

2. La Edad Dorada del Capitalismo

La Edad Dorada del Capitalismo (o Treinta Gloriosos) fue un período de fuerte crecimiento económico sostenido y mejora del nivel de vida entre 1945 y 1973, especialmente en Europa, Estados Unidos y Japón.

Entre sus características destacadas se incluyen alto crecimiento económico, altas tasas de empleo, incremento de los salarios reales y mejoras laborales, así como altas tasas de consumo. También se expandieron los Estados de Bienestar, proporcionando servicios como salud pública, educación gratuita, pensiones y subsidios, lo que contribuyó a la reducción de desigualdades. Además, se reforzó la investigación y aplicación tecnológica.

3. Los Cambios Ideológicos

El keynesianismo emergió tras la Segunda Guerra Mundial, promoviendo la intervención estatal para mejorar el bienestar de la población. Mientras las ideas marxistas ganaban fuerza entre la clase obrera, las propuestas de John Maynard Keynes abogaron por una economía capitalista con mayor regulación estatal, obteniendo resultados positivos. Antes de la Gran Depresión de 1929, predominaba la ideología liberal, pero la incapacidad de estas políticas para abordar la crisis llevó a la adopción de las ideas keynesianas, que ofrecieron soluciones efectivas.

La principal obra de Keynes, Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), propuso reemplazar las políticas liberales con políticas de intervención estatal anticíclicas, es decir, políticas expansivas en tiempos de crisis y restrictivas en épocas de bonanza. Además, defendió que el Estado debía asegurar la estabilidad económica, priorizando el crecimiento y el empleo, y abogó por regular el mercado, lo que resultó en la creación de Estados de Bienestar y economías mixtas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, los sindicatos y los partidos de izquierda alcanzaron sus niveles más altos de afiliación y apoyo electoral, fortaleciendo el poder del movimiento obrero. Este auge fue impulsado por varios factores: el declive del capital en la economía, la disminución del empleo agrícola y el aumento del empleo en la industria y los servicios, lo que generó una fuerza de trabajo más homogénea, capaz de organizarse mejor. Además, el pleno empleo y el Estado de Bienestar redujeron la dependencia del mercado.

Entre 1960 y 1973, la viabilidad de las economías planificadas, como la de la URSS, que creció más que Estados Unidos, hizo más creíbles las demandas del movimiento obrero. La democratización y la negociación colectiva también reforzaron la posición de los partidos de izquierda y los sindicatos. Durante este tiempo, la mayoría de los partidos y sindicatos de izquierda adoptaron una estrategia reformista, centrada en la distribución de la riqueza (igualar las rentas) en lugar de la producción (anteriormente, su objetivo era igualar la propiedad del capital).

El movimiento obrero jugó un papel clave en la creación de los Estados del Bienestar, tanto por la fortaleza electoral de los partidos de izquierda como por la capacidad de movilización de los sindicatos. El Estado de Bienestar se consideró, en parte, un logro de los trabajadores que buscaban corregir la distribución de la riqueza y mejorar las condiciones frente a los ricos y los propietarios del capital. A medida que aumentaba el gasto social, los capitalistas debían pagar más impuestos y salarios más altos debido al aumento del salario de reserva. Sin embargo, el crecimiento del Estado de Bienestar no solo dependió del movimiento obrero. Los partidos de izquierda tuvieron que formar alianzas con las clases medias y otros grupos políticos, ya que no tenían mayorías absolutas. Además, los partidos democristianos también apoyaron la expansión del Estado de Bienestar en países como Italia y Alemania. El crecimiento también fue respaldado por doctrinas no socialistas, como la doctrina social de la iglesia. En algunos países, los empresarios apoyaron el Estado de Bienestar, ya que facilitaba la mejora de las cualificaciones de los trabajadores y reducía la conflictividad laboral. En países como Escandinavia, Francia, Alemania, Austria y Bélgica, esta forma de “capitalismo coordinado” permitió una mayor estabilidad social y económica. Por último, aunque la clase trabajadora parecía homogénea, existían conflictos de interés entre trabajadores de diferentes sectores y cualificaciones. En algunos casos, el movimiento obrero no extendió sus protecciones a todos los grupos, como mujeres o quienes no participaban en el mercado laboral.

3.1 Democratización

Tras la Primera y Segunda Guerra Mundial, se produjeron dos grandes olas de democratización. Después de la Segunda Guerra Mundial, las democracias se consolidaron en muchos países. La extensión del derecho al voto a personas con menores ingresos permitió una mayor participación política y aumentó el apoyo a políticas redistributivas.

En varios países, especialmente aquellos con regímenes fascistas o bajo ocupación nazi, se celebraron elecciones democráticas nuevamente. Además, el sufragio femenino se extendió en varios lugares: Francia (1944), Italia (1945), Bélgica (1948), Grecia (1952) y Suiza (1971).

Aunque las dictaduras de países como España o Portugal aumentaron el gasto social entre 1950 y 1973, lo hicieron de manera menos redistributiva.

Sin embargo, el derecho al voto por sí solo no fue suficiente para la expansión del Estado de Bienestar. Para que las políticas redistributivas fueran efectivas, también fueron necesarios otros elementos clave de “calidad democrática”, tales como:

  • Capacidad de recaudación fiscal: Sin impuestos, no es posible financiar el gasto social.
    • La competición política centrada en cuestiones económicas y sociales (en lugar de en temas religiosos o identitarios).
    • Alta participación electoral: Los pobres y los jóvenes tienden a votar menos que los ricos y los ancianos.
  • Ausencia de corrupción: El clientelismo puede reducir la equidad del gasto social.
  • Regulación de la financiación de los partidos y el acceso a la contratación pública para limitar la influencia de los más ricos.
  • Libertades civiles: Las organizaciones civiles a menudo son clave para articular las demandas sociales.
  • Una administración pública eficiente que pueda implementar las políticas sociales aprobadas.

4. Evolución de los Indicadores Económicos

4.1 Desigualdad

Entre 1913 y 1950, el capital perdió peso en la economía. Esto es importante porque la desigualdad de las rentas del capital (provenientes de propiedades, inversiones, etc.) es mucho mayor que la de las rentas del trabajo, ya que el capital está más concentrado entre los más ricos. Por tanto, cuando aumenta el peso de las rentas de capital en la economía, la desigualdad también crece.

La proporción del ingreso nacional que corresponde al capital depende de dos factores: (i) la cantidad de capital acumulado (stock) y (ii) la rentabilidad de ese capital (flujos). Tras la Segunda Guerra Mundial, el stock de capital se redujo debido a la destrucción provocada por las guerras, las bajas tasas de ahorro y las pérdidas en inversiones extranjeras. Aunque la escasez de capital podría haber aumentado su rentabilidad, esto no ocurrió de forma significativa, debido al menor movimiento de capitales, la fuerza del movimiento obrero y la intervención del Estado con nacionalizaciones, controles de precios, impuestos a beneficios, etc.

Es importante diferenciar entre el stock de capital (el total acumulado en un momento dado) y los flujos de capital (los ingresos anuales que ese capital genera). Esta distinción ayuda a entender mejor cómo afecta el capital a la desigualdad.

La desigualdad, además de económica, tiene graves consecuencias sociales: menos cohesión social, más violencia y crimen, mayor malestar psicológico y enfermedades. A niveles altos, la desigualdad puede incluso limitar el crecimiento económico al dificultar el acceso a la educación, frenar el consumo, aumentar el endeudamiento o bloquear la innovación por parte de los más ricos.

La desigualdad también reduce la igualdad de oportunidades: por ejemplo, un sistema educativo público no garantiza igualdad si muchas familias no pueden cubrir necesidades básicas como la alimentación. De ahí que la desigualdad pueda generar un círculo vicioso: más desigualdad → menos redistribución → más desigualdad. En cambio, su reducción puede iniciar un círculo virtuoso.

Existe la llamada “paradoja de Robin Hood”: los países con mayor necesidad de gasto social suelen ser los que menos lo tienen. Esto se explica por los llamados sistemas “Hood Robin”, donde, en lugar de redistribuir hacia abajo, se termina favoreciendo a los más ricos.

Cuanto mayor es la desigualdad económica, mayor suele ser también la desigualdad política: baja la participación electoral, los ricos ejercen más influencia política para reducir el gasto social o evitar que sea redistributivo. Además, cuando hay mucha distancia entre clases bajas y medias, poca movilidad social, o cuando las diferencias sociales coinciden con divisiones étnicas o regionales, las clases medias tienden a rechazar pagar impuestos para financiar el gasto social, y este se vuelve menos eficaz y más limitado, atrapando a la sociedad en una “trampa de la desigualdad”.

De la Crisis del Petróleo hasta la Actualidad: La Senda Neoliberal

1. El Fin de la Expansión de las Economías Occidentales

1.1 El Fin del Patrón Dólar

La inestabilidad económica mundial se inicia en 1971, cuando Estados Unidos anuncia el fin de la convertibilidad del dólar en oro.

  • Estados Unidos abandonó el Patrón Oro de Bretton Woods debido a:
    • Sus elevados déficits comerciales y fiscales (bajadas de impuestos, amplios programas sociales, la Guerra de Vietnam, la competitividad europea y japonesa…).
    • La pérdida de confianza en el dólar y la salida masiva de oro.
    • Inflación y necesidad de flexibilidad.
    • El crecimiento del capitalismo se ve limitado.

1.2 Las Crisis del Petróleo

El consumo de petróleo a nivel mundial pasó del 17 por ciento en 1940 al 51 por ciento en 1972.

La Primera Crisis del Petróleo: 1973
La crisis del petróleo de 1973 se debió a varias causas:

  • Antes de 1973, Estados Unidos y las empresas occidentales eran las principales productoras de petróleo del mundo, mientras que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fundada en 1960, buscaba ganar poder y controlar el mercado.
  • La devaluación del dólar (moneda mundial del comercio) provocó que las ganancias se redujeran, de modo que subieron el precio del petróleo para compensar las pérdidas.
  • Pero el principal motivo fue el embargo de la OPEP a Estados Unidos y a las economías occidentales por la Guerra de Yom Kipur (1973).

La Segunda Crisis del Petróleo: 1978
La crisis del petróleo de 1978 fue debida a la Revolución Iraní.

  • La Revolución Iraní se produjo por una combinación de factores políticos, sociales, religiosos y económicos, que llevaron al derrocamiento del Shah Mohammad Reza Pahlavi, un monarca autoritario respaldado por Estados Unidos, y al establecimiento de una república islámica liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeini.

1.3 Estanflación

Las crisis del petróleo dieron lugar a un fenómeno nunca antes visto y que los economistas no sabían cómo enfrentar: la estanflación.

  • La estanflación es una situación económica (poco común y muy problemática) que combina tres condiciones al mismo tiempo: estancamiento económico o recesión, altas tasas de inflación y altas tasas de desempleo.
  • Normalmente:
    • Disminución del crecimiento económico → disminución del empleo → disminución de la inflación
    • Disminución de la inflación → disminución del crecimiento económico → disminución del empleo

1.4 Consecuencias Económicas Mundiales

La coyuntura económica del periodo 1950-1973 (crecimiento, pleno empleo, bajos precios de la energía…), junto al fortalecimiento del movimiento obrero y los partidos de izquierdas, así como el miedo al comunismo, dio lugar a importantes conquistas laborales: aumento de los salarios, de los días de vacaciones, de diferentes derechos laborales…

  • A partir de 1973, las crisis económicas y la reducción de la productividad disminuyeron los beneficios de las empresas y exacerbaron el conflicto distributivo.
  • La demanda de mano de obra cayó, provocando desempleo, pero la oferta de mano de obra aumentó aún más, exacerbando aún en mayor medida este conflicto.

2. Las Respuestas a las Crisis del Petróleo y el Inicio del Neoliberalismo

2.1 Respuestas a las Crisis

La respuesta inmediata a la crisis de 1973 fue mantener medidas keynesianas: defensa de la demanda y del empleo, y crédito barato para las empresas. Sin embargo, las políticas keynesianas no eran efectivas para afrontar el origen de esta crisis económica porque:

  • Durante la crisis del 29, aumentaban el crecimiento económico, el empleo y la inflación, pero en las crisis del petróleo aumentaba el crecimiento económico, el empleo y la inflación cambiaba de forma diferente.
  • Estas políticas reactivaban el crecimiento económico y potenciaban la demanda, pero esto provocaba un aumento de la inflación.
  • Se potenciaba la demanda, pero el principal problema era de oferta debido a los altos costes de la energía.

Por lo tanto, fue necesario aplicar políticas distintas.

Para salir de la situación de crisis que se vivió en la década de 1980 se aplicaron diferentes políticas:

  • Diversificación energética: se comenzaron a buscar fuentes alternativas al petróleo, principalmente el gas natural, la energía nuclear y la hidroeléctrica, pero también hubo repuntes en el uso del carbón.
  • Incremento de la producción fuera de la OPEP: se descubrieron y explotaron nuevas reservas de petróleo en lugares como el Mar del Norte (Reino Unido y Noruega), Alaska (Estados Unidos) y México.
  • Acuerdos internacionales y estratégicos: se crearon reservas estratégicas de petróleo, como la Reserva Estratégica de Petróleo de Estados Unidos, para amortiguar futuras crisis, y se fortalecieron relaciones con países productores no alineados con la OPEP (Canadá, Reino Unido, Noruega, México o Estados Unidos, entre otros).
  • Cambios en los hábitos de consumo (automóviles más pequeños y eficientes, reducción de viajes, etc.) y en el uso de la energía (mayor eficiencia). Al mismo tiempo, la propia reducción de la demanda agregada redujo el consumo energético.

También se reconfiguraron las prioridades económicas y se aplicaron nuevas políticas:

  • Las nuevas políticas priorizaron el control de la inflación y de la deuda pública frente al crecimiento económico y el empleo. De tal modo, se controló la inflación y frenó el aumento de la deuda, pero se hundió el crecimiento económico y se incrementó el desempleo.
  • Para potenciar el crecimiento económico, se fomentó la liberalización de mercados y la desregulación, lo cual favoreció la inversión.

2.2 El Neoliberalismo

Las grandes crisis son idóneas para desplazar a los viejos paradigmas y sustituirlos por nuevos. Así:

  • Se extiende el descontento social.
  • Aumenta el miedo y la desconfianza.
  • Aumenta el populismo y los radicalismos.

Durante la Edad Dorada del Capitalismo, las políticas keynesianas se convirtieron en ortodoxia económica, pero con las crisis del petróleo las teorías y políticas neoliberales tomaron el poder político-económico. Destaca especialmente la elección en 1979 de Margaret Thatcher como primera ministra de Reino Unido, y en 1981 de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos, quienes criticaban enormemente la intervención del Estado en la economía.

Definir qué es el neoliberalismo es en realidad un enorme debate, es decir, no existe una definición exacta que genere consenso. Sin embargo, sí existe consenso sobre cuál es su agenda política, que aparece representada en el denominado Consenso de Washington, término acuñado en 1989 por el economista John Williamson. El Consenso de Washington se llamó así porque fue un conjunto de recomendaciones de política económica que surgieron de instituciones con sede en Washington, D.C., como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Principios del Consenso de Washington:

  1. Equilibrio presupuestario.
  2. Reorientación del gasto público hacia sectores estratégicos para la economía —como la educación, la salud y las infraestructuras— y fin de los subsidios.
  3. Reforma fiscal: bases impositivas amplias y tipos marginales moderados.
  4. Liberalización de los tipos de interés.
  5. Tipo de cambio único y competitivo.
  6. Liberalización del comercio exterior.
  7. Liberalización y ventajas a la inversión extranjera directa (IED).
  8. Privatización de instituciones y empresas públicas.
  9. Desregulación del mercado.
  10. Fortalecimiento de los derechos de propiedad.

La adopción del modelo neoliberal se extendió bruscamente por todo el mundo.

  • Por un lado, Estados Unidos, que era la primera potencia mundial, y Reino Unido, que era la quinta, extendieron las ideas neoliberales.
  • Por otro lado, el Banco Mundial y el FMI impusieron las políticas neoliberales a todos los países que les solicitaban ayuda económica, lo que ha llegado a ser calificado como “miseria planificada”, porque empobrecieron los países donde intervenían.
  • Las reformas económicas propuestas (reformas de primera generación) no funcionaron como se esperaba, por ello desarrollaron una nueva serie de reformas (reformas de segunda generación), que tampoco dieron los resultados esperado. De tal modo, aplicaron otra nueva serie de reformas (reformas de tercera generación), cuyos resultados tampoco fueron los esperados. Finalmente, el propio FMI reconoció que los resultados del neoliberalismo han sido ambiguos porque no han conseguido lo esperado.

El supuesto básico del neoliberalismo es que las empresas privadas son más eficientes, suponen un gasto público innecesario que eleva los impuestos, y la liberalización y desregulación económica favorecerá mayor competencia, precios más reducidos y productos de mayor calidad. Por ejemplo, la privatización de las compañías eléctricas ha sido un fenómeno a nivel global.

2.3 El Neoliberalismo: El Debilitamiento de los Estados de Bienestar

A partir de la década de 1980 y hasta la actualidad, se ha acusado al Estado del Bienestar de ser responsable de la falta de flexibilidad del mercado laboral y de ser insostenible. Sin embargo, países como Estados Unidos y Japón, con Estados del Bienestar más débiles, han tenido resultados similares a los de Europa Occidental. Los países europeos con mayor presencia del Estado del Bienestar no tienen tasas de desempleo más altas y la deuda pública es bastante similar.

  • En 2024, entre los diez países con mayor deuda pública, el primero es Japón (251.9 por ciento del PIB), el octavo Estados Unidos (126.9 por ciento del PIB) y hay tres países con Estados más intervencionistas —Grecia (3º), Italia (5º), y Portugal (7º)—.
  • En 2024, entre los diez países con menor desempleo, el primero es Japón (2.4 por ciento), el séptimo Estados Unidos (4.0 por ciento) y hay tres países con Estados más intervencionistas —República Checa (3º), Alemania (5º), y Canadá (9º)—.

3. Los Problemas Estructurales del Capitalismo

Las crisis del petróleo en la década de 1970 marcaron un punto de inflexión que permitió identificar problemas estructurales en el sistema capitalista. Hasta entonces, las crisis económicas se consideraban fenómenos impredecibles o atribuibles a políticas económicas erróneas. Sin embargo, estas crisis revelaron que las recesiones son una parte inherente al funcionamiento del capitalismo. A partir de la década de 1980, con la implementación generalizada del neoliberalismo, el número de crisis económicas aumentó significativamente. Algunas fueron de gran gravedad, como la crisis de la deuda latinoamericana, la crisis financiera global de 2007-2008 o la crisis post-COVID; mientras que otras fueron más moderadas, como la crisis asiática, la crisis rusa o la crisis de las puntocom.

Este crecimiento desorbitado en la frecuencia de las crisis se relaciona directamente con las políticas del Consenso de Washington. De hecho, entre 1970 y 2013, el Banco Mundial registró más de 400 crisis financieras de diversa índole (bancarias, cambiarias y de deuda) a nivel mundial. Esta tendencia refleja una inestabilidad sistémica provocada por el propio modelo capitalista, que se sustenta en la acumulación de capital y en su apropiación privada. Para que esta acumulación ocurra, es necesario un crecimiento económico constante. Sin embargo, no es posible crecer infinitamente en un planeta con recursos finitos.

Además, existe un conflicto estructural en torno a la generación y apropiación de la plusvalía, lo que introduce tensiones permanentes en la economía global.

4. Consecuencias Económicas del Neoliberalismo

Aunque las crisis del petróleo afectaron negativamente a diversos indicadores económicos, este impacto era esperable. En cambio, las consecuencias derivadas de la aplicación de políticas neoliberales no lo eran. A partir de la década de 1980, se disparó el número de crisis económicas. Algunas de ellas fueron especialmente graves, como la crisis de la deuda latinoamericana, la crisis de 2007-2008 o la crisis generada por la pandemia de COVID-19, mientras que otras fueron más moderadas. Muchas de estas crisis pueden explicarse como una consecuencia directa de las medidas promovidas por el Consenso de Washington.

Desde el punto de vista de los indicadores económicos, los efectos del neoliberalismo han sido diversos. Algunos indicadores han empeorado claramente, como la desigualdad, el gasto público, la afiliación sindical, el desempleo y la deuda pública. Otros han mejorado, como la movilidad internacional de capitales. Y otros ofrecen resultados distintos dependiendo del país o la región analizada, como el crecimiento económico, la inflación, las horas de trabajo o los días de vacaciones. En definitiva, el neoliberalismo ha tenido un impacto profundo y desigual sobre la economía global.

5. La Crisis de 2007-2008: La Gran Recesión, la Crisis Financiera Global o la Crisis de las Subprime

La crisis que comenzó en 2007-2008 es conocida con diferentes nombres: la Gran Recesión, la Crisis Financiera Global o la Crisis de las Hipotecas Subprime. Entre sus causas se mencionan la especulación, la irresponsabilidad tanto de las familias como de los bancos, y la elevada morosidad hipotecaria. Sin embargo, la raíz estructural de la crisis fue la desregulación del sistema bancario y la liberalización económica impulsadas por el neoliberalismo.

Estas políticas generaron grandes beneficios para las empresas, pero también fomentaron la inestabilidad financiera y comportamientos oportunistas que desembocaron en el colapso económico global.

5.1 Estados Unidos: La Crisis y su Salida

En Estados Unidos, la crisis se centró en el colapso del mercado de hipotecas subprime y el uso excesivo de productos financieros opacos y riesgosos como los CDO y MBS. Cuando estalló la crisis, los sectores más afectados fueron las familias, los bancos de inversión y las aseguradoras. El gobierno de George W. Bush decidió no intervenir inicialmente, dejando que la empresa financiera Lehman Brothers quebrara el 15 de septiembre de 2008. La caída de Lehman generó un pánico financiero global: los mercados crediticios se congelaron, las bolsas se desplomaron y se extendió el miedo en todo el mundo financiero.

Ante esta situación, el gobierno estadounidense se vio obligado a rectificar y adoptar medidas keynesianas: bajadas de tipos de interés, inyecciones de liquidez, rescates bancarios, paquetes de gasto público y ayudas fiscales. A pesar de ser un defensor del libre mercado, Bush terminó convirtiéndose en el presidente que más dinero público había inyectado en la economía hasta entonces. Su sucesor, Barack Obama, amplió estas políticas, y durante su mandato se convirtió en el presidente que más recursos destinó al rescate económico.

5.2 España: La Crisis y su Salida

En el caso español, aunque la raíz fue distinta, el resultado fue igualmente devastador. España vivió una burbuja inmobiliaria alimentada por la ley de liberalización del suelo de 1998, la bajada de tipos de interés tras la entrada en la Eurozona, la cultura de la propiedad, la escasa vivienda pública y la desregulación del crédito. Durante los años previos a la crisis, España construía más viviendas que Alemania, Francia e Italia juntas, a pesar de tener mucha menos población. Esta burbuja se alimentó de expectativas irreales como “la vivienda nunca baja” o “alquilar es tirar el dinero”.

El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, al estallar la crisis, adoptó medidas keynesianas similares a las de Estados Unidos. En 2008 se creó un fondo de rescate bancario con hasta 100 mil millones de euros. Poco después se lanzó el Plan E, una inversión pública de 11 mil millones en infraestructuras y empleo local. También se aplicaron incentivos fiscales, ayudas a la vivienda, estímulos para el sector automovilístico y subsidios para desempleados. Sin embargo, estas políticas incrementaron el déficit y la deuda pública, superando los límites del Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.

5.3 La Imposición de la Austeridad y sus Consecuencias

A partir de 2010, ante la presión de la troika (Comisión Europea, BCE y FMI), España y otros países en crisis fueron obligados a aplicar políticas de austeridad, que seguían los principios del Consenso de Washington. Estas incluyeron recortes en el gasto público, congelación de salarios, reformas laborales que facilitaron el despido, reformas de pensiones, aumento de impuestos (como el IVA), privatizaciones y límites constitucionales al gasto público. Estas medidas, lejos de ser contracíclicas, agravaron la recesión y deterioraron aún más las condiciones sociales y económicas, especialmente en países como Grecia, que quedó al borde del colapso.

La dureza de estas políticas se vio agravada por un contexto de tensión ideológica y política. El surgimiento de partidos como Syriza en Grecia o Podemos en España cuestionó frontalmente el modelo impuesto por las instituciones europeas. El término “austeridad” quedó tan desprestigiado que a partir de 2014 se empezó a hablar de “políticas de frugalidad” como forma de suavizar el discurso.

Años después, líderes europeos como Jean-Claude Juncker reconocieron públicamente que muchas de las decisiones adoptadas en plena crisis no fueron las más adecuadas y que provocaron efectos negativos duraderos, tanto en las economías afectadas como en el conjunto de la Unión Europea.

6. La Crisis Post-COVID

La crisis post-COVID trajo consigo múltiples impactos: alta inflación, problemas en el mercado laboral —como la “gran renuncia”—, aumento de la deuda pública, desigualdades crecientes, saturación de los sistemas de salud, deterioro de la salud mental y pérdida de formación educativa. Aunque se consideró que la inflación era el principal problema, esto no fue del todo cierto.

Inicialmente, se culpó a la guerra entre Rusia y Ucrania del aumento de precios, pero la inflación ya había comenzado en 2020, durante la pandemia. Se promovieron varias explicaciones no demostradas, como que el aumento de salarios o el exceso de dinero provocan inflación. En realidad, estos factores solo generan inflación si la economía no puede absorberlos, lo cual no era el caso. También se cuestionaron otras ideas como que la política monetaria es neutral o que la independencia de los bancos centrales garantiza estabilidad, pero muchas de estas teorías no tienen respaldo empírico.

En 2020, los gobiernos y bancos centrales aplicaron políticas expansivas: aumento del gasto público, compra de deuda y tipos de interés bajos. Sin embargo, tras la pandemia, surgió una contradicción: mientras los gobiernos intentaban reactivar la economía con políticas fiscales expansivas, el Banco Central Europeo aplicaba una política monetaria restrictiva para controlar la inflación. Las causas de la inflación fueron tanto coyunturales como estructurales. Entre las coyunturales destacaron el aumento del precio de la energía (donde la guerra sí tuvo un impacto relevante), los cuellos de botella logísticos, la política de “cero COVID” en China y el aumento de márgenes empresariales, que en algunos casos tuvieron más peso que el aumento de costes.

Entre las causas estructurales se encuentran la desregulación del mercado, la deslocalización de empresas, la pérdida de derechos laborales y la concentración del poder en sectores estratégicos como la logística, el comercio alimentario, las semillas y la energía. Por ejemplo, en España, cinco empresas controlan el 90 por ciento del sector eléctrico.

También influyen factores como el cambio climático, que encarece los alimentos y aumenta los fenómenos extremos, y la especulación financiera con contratos a futuro o derechos de emisión de CO₂, que afecta directamente a los precios.

7. Problemas Actuales en el Mundo

Actualmente, existen varios problemas globales. Uno de ellos es la creciente separación entre el sector financiero y el productivo, donde gran parte de los recursos van a la especulación en lugar de a la economía real. El poder de los fondos de inversión, como BlackRock, es enorme: este tipo de entidades controlan una gran parte del capital mundial, lo que limita la capacidad de los Estados para actuar.

La desigualdad también se ha agravado. En España, en 2024, el 26.5 por ciento de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social, y cerca de tres millones de trabajadores son pobres a pesar de tener empleo. Este empobrecimiento va acompañado de un aumento en el consumo de medicamentos como antidepresivos y ansiolíticos.

Otros problemas actuales incluyen el cambio climático, los conflictos por el control de recursos, el auge de los populismos, y una globalización descontrolada. Además, la deuda pública mundial ha alcanzado niveles insostenibles: en 2024 supera los 315 billones de dólares, lo que representa un 333 por ciento del PIB global. Los países más afectados por este endeudamiento son los países en vías de desarrollo.