El Sistema Político de la Restauración Borbónica

Antonio Cánovas del Castillo fue el artífice e ideólogo del sistema de la Restauración borbónica. Diseñó una estrategia para retornar a Alfonso XII al trono por la vía legal mediante el Manifiesto de Sandhurst, demostrando sus propósitos conciliadores. Sin embargo, los militares se le adelantaron y el pronunciamiento de Martínez Campos proclamó rey a Alfonso XII.

Tras la agitación del Sexenio Democrático (o Revolucionario), Cánovas quería establecer un régimen político liberal y estable, basado en la monarquía constitucional y el bipartidismo, que superase los problemas del liberalismo del periodo isabelino. Sus rasgos principales fueron:

  • Monarquía como pilar fundamental del Estado, que comparte soberanía con las Cortes.
  • Establecer un marco constitucional amplio que dé cabida a todas las tendencias liberales.
  • Predominio de lo civil en la política; el ejército debía volver a los cuarteles para dedicarse exclusivamente a proteger.
  • Sistema británico como modelo ideal: dos grandes partidos que acepten turnarse (bipartidismo), garantizando las mayorías necesarias para la acción de gobierno. Los partidos debían aceptar pasar a la oposición si perdían la confianza regia, tanto como respetar la obra legislativa del partido anterior.
  • Conservadurismo (político, social y económico): defensa de la monarquía, unidad de la patria… pero siempre en el marco del liberalismo que acepte el reformismo y rechace el absolutismo.

Cánovas consideraba necesario eliminar la división entre liberales con el fin de convertir a los partidos dinásticos en muros contra el avance del republicanismo y el carlismo. Su proyecto político tiene tres vértices:

El Rey y las Cortes

Instituciones fundamentales legitimadas por la historia. La soberanía compartida entre el rey y las Cortes (base ideológica del antiguo partido Moderado). El rey se convierte en el árbitro del sistema.

Constitución conciliadora y flexible (Constitución de 1876)

Esta recogía numerosos aspectos moderados, pero también progresistas. Se basa en lo esencial de la de 1845 pero con aspectos de la de 1869 (soberanía compartida, amplios poderes al rey, pero numerosos derechos civiles y libertades, libertad de culto aunque España fuera católica).

Con la división de poderes, el rey tiene potestad ejecutiva, mecanismos para controlar el poder legislativo y se impone sobre el Parlamento (árbitro).

Sistema bicameral: el Congreso elegido por sufragio directo (censitario defendido por moderados, y universal masculino a partir de 1890 por el Partido Liberal). El Senado tenía tres tipos de senadores: elegidos por la Corona, los “Grandes de España” (Iglesia o militares) y mayores contribuyentes.

Centralismo: se suprimen los fueros vascos aunque se les otorgan Conciertos Económicos. El catolicismo es la religión oficial del Estado pero se mantiene la tolerancia hacia otros cultos.

Esta constitución era bastante elástica, lo que permitía a los partidos poder cambiar las leyes sin cambiar la Constitución, evitando así la inestabilidad. Vigente hasta 1931 (no durante la dictadura de Primo de Rivera), su marco legal conservador se fue flexibilizando (libertad de cátedra, Ley de Asociaciones, Ley Electoral), aunque moderada y doctrinaria, fue lo suficientemente elástica como para ser aceptada por los progresistas.

El Bipartidismo y Turnismo

Alternancia de poder entre el Partido Conservador de Cánovas (herencia de moderados y unionistas, apoyado entre clases altas) y el Partido Liberal de Sagasta (herencia de progresistas y demócratas, apoyado entre la burguesía industrial y la población urbana). El resto de partidos formaron la oposición al sistema, sin representación parlamentaria significativa.

Se turnaban pacíficamente y, si el partido que estaba en la oposición consideraba que el otro había actuado incorrectamente, el rey disolvía el Parlamento, convocaba nuevas elecciones y ganaba ese partido (el que estaba en la oposición).

Aunque el objetivo era asegurar la estabilidad constitucional, todo era una farsa:

  • Las elecciones eran manipuladas desde el poder: fraude electoral. Métodos como el pucherazo o la alteración de resultados electorales, computando votos no emitidos o falsificando actas electorales.
  • El Ministerio de la Gobernación fabricaba los resultados mediante el “encasillado”: elaboraban las listas de las personalidades que debían salir elegidas.
  • Cada partido se comprometía a esperar su turno para alcanzar el poder. Contaban con una amplia red de amigos políticos que apoyaban a cambio de favores: los caciques fueron piezas fundamentales en este entramado de corrupción. Estos personajes influían en las demarcaciones comarcales, locales o pueblos.

Factores que hicieron posible el mantenimiento del Caciquismo

  • Excesiva concentración de poder en manos del gobierno (destituir a alcaldes, jueces, etc.).
  • Docilidad y desmovilización en la población, sobre todo en el campo.
  • Aislamiento en las zonas rurales, donde el cacique tenía un poder muy cercano y temible.

Todas estas prácticas se apoyaban en el alejamiento de las clases populares del sistema político, haciendo que la abstención estuviera generalizada (menos del 20% de participación electoral durante casi todo el periodo de la Restauración), por no verse representados y por el desencanto de las fuerzas de oposición a participar en el proceso electoral.

Estabilidad del Sistema: El Pacto del Pardo

La época fue estable. Cuando murió Alfonso XII en 1885, se temió que republicanos y carlistas aprovecharan la circunstancia de la Regencia (María Cristina de Habsburgo). Sin embargo, Cánovas y Sagasta acordaron en el Pacto del Pardo apoyar a la Regencia, facilitar el relevo de gobierno cuando este perdiera prestigio y no derrumbar la legislación del otro gobierno.