CORTA: ¿Cuál fue el conflicto dinástico y cuáles son las diferencias entre isabelinos y carlistas?
La muerte de Fernando VII dejó planteado el grave problema de la sucesión. Unos defendían la vigencia de la Ley Sálica. Otros apostaban por la pequeña Isabel, que solo contaba con tres años de edad, y obligaba a la regencia de su madre María Cristina de Nápoles.
Los partidarios de Don Carlos y de Isabel fueron denominados isabelinos o cristinos:
Los carlistas eran defensores del poder absoluto del Antiguo Régimen sobre todo en la religión. Su implantación se dio en las áreas rurales y en País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña. Los isabelinos se identificaban con el sistema liberal, sostenían la necesidad de una constitución que limitara los poderes del monarca. Sus seguidores eran principalmente la burguesía y los sectores urbanos.

MEDIANA: ¿Cómo fue la primera guerra carlista?
El carlismo será un movimiento minoritario pero latente en la España del s.XIX. Dará lugar a tres guerras, la primera guerra carlista se inicia con el manifiesto de Abrantes (Portugal), en el que el infante don Carlos se niega a reconocer a su sobrina Isabel como reina. Se distinguen tres fases:
La primera es la más favorable a los carlistas. Gracias a Zumalacárregui controlaron buena parte del País Vasco, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia.
En la segunda los carlistas sufrieron fracasos en el sitio de Bilbao que muere Zumalacárregui, la expedición real sobre Madrid y las expediciones del general Gómez. El nuevo líder de los carlistas es el general Cabrera. En la fase final la superioridad de los isabelinos hace que los carlistas se dividan en dos bandos: los más radicales, encabezados por Cabrera, estaban dispuestos a mantener la lucha como fuera; otros, liderados por el general Maroto, eran partidarios de acabar con el conflicto. Maroto y Espartero firmaron el convenio de Vergara. La guerra continuó un año más en Cataluña. Los carlistas reconocían su derrota y aceptaban a Isabel II como reina. Isabel II se comprometía a respetar los fueros vasco-navarros. La monarquía española se inclinaba definitivamente al liberalismo, pero a costa de un protagonismo excesivo de los militares en la vida política.

CORTA: ¿Qué problemas tuvo la regencia de Espartero?
Espartero paralizó la ley de Ayuntamientos. Una causa de su caída es el talante personalista y militar. Además, proporcionó privilegios a los militares que venían de la guerra; la reina Maria Cristina desde París no consiguió derrocar a Espartero en el poder, Espartero firma un acuerdo comercial con Gran Bretaña, que perjudicaba a la próspera industria textil catalana que provocó una insurrección en Barcelona en 1843 y Espartero no tuvo otra idea que bombardearla. El bombardeo de Barcelona fue criticado en toda la prensa mundial por lo que Espartero dejó el poder y se exilió a Londres.

MEDIANA: Los partidos políticos y el protagonismo de los militares.
Durante la regencia de María Cristina se consolidaron como partidos políticos los progresistas y los moderados. Ambos eran partidarios de la monarquía constitucional y defensores de la soberanía nacional con sufragio censitario. Sus diferencias son:
– Los progresistas procedían de las clases medias urbanas y la pequeña burguesía y los moderados solían ser de la aristocracia. Los progresistas recortaban los derechos de la corona. La libertad de expresión o “de imprenta” era restringida por los moderados, que defendían la censura. Los moderados defendían un Estado confesional católico y los progresistas proponían un Estado laico. La falta de consenso para elaborar una constitución que recogiera al liberalismo, tuvo como consecuencia la escasa vigencia de “constituciones de partido”, tanto la moderada de 1845 como las progresistas de 1837 y 1856. Progresistas y moderados contaron con sus espadones para llevar a cabo sus planes. Estos militares, casi siempre generales, se convierten en líderes de ambos partidos y presidentes de Gobierno. Su intervención en la vida política fue constante durante el s.XIX, a través del pronunciamiento y la conspiración. Destacan los moderados Narváez y O’Donnell y los progresistas Espartero, Prim o Serrano.

CORTA: la proclamación de Alfonso XII como rey de España.
Cánovas del Castillo, que deseaba el retorno de la nomarquía al margen de la intervención del ejército firmó el Manifiesto de Sandhurst que lograba la adhesión del hijo de Isabel Il a las ideas de Cánovas del Castillo para acabar con las intervenciones del ejército en la vida política y propiciar un sistema bipartidista. Don Alfonso proclamaba su intención de convertirse en rey de España con un talante conciliador tradicional y liberal al mismo tiempo.

MEDIANA: Principios básicos y doctrinales de la restauración.
Cánovas del Castillo se planteó un doble objetivo: un sistema político estable, basado en el bipartidismo y en una nueva constitución flexible; y pacificar el país para acabar con la guerra de Cuba y la tercera guerra Carlista. Para ello, contará con la colaboración de Sagasta, que aceptó participar en el nuevo régimen. Los principios doctrinales que fundamentaron el nuevo sistema político canovista fueron los siguientes:
La necesidad de realizar una síntesis entre el legado de la historia y los nuevos ideales progresistas. Hay unas “verdades madre” tales como la soberanía compartida entre el rey y las cortes. La necesidad de buscar acuerdos y establecer un pacto entre las fuerzas políticas para posibilitar la convivencia bajo la monarquía parlamentaria, pacto que debía fundamentarse en una constitución consensuada. Carácter civil del régimen frente al intervencionismo militar. Se entiende que el poder civil es superior al militar. La restauración alejó de la vida política al estamento militar y dio mayor protagonismo a las cortes y a los partidos políticos dinásticos.

CORTA: la constitución de 1876 Sus principales características son las siguientes:
– Intenta superar las “constituciones de partido” típicas de la España del siglo XIX. Para ello, establece un equilibrio entre la constitución moderada de 1845 y la democrática de 1869. Es una constitución moderada y flexible basada en los valores de la monarquía, la religión y la propiedad. La corona posee derecho de veto y disolución de las cortes. No definía el tipo de sufragio, la posterior ley electoral de 1878 estableció el voto censitario. Pero con Sagasta en 1890 se establecía el sufragio universal masculino. Confesionalidad católica del Estado, aunque se permitía el culto de otras religiones. Declaración de derechos como la inviolabilidad del domicilio, libertad de expresión y reunión. La constitución de 1876 ha sido la de mayor duración de la historia de España, pues estuvo en vigor desde 1876 hasta 1931.

MEDIANA: el turnismo y el caciquismo.
En 1885, falleció inesperadamente Alfonso XII, lo que acentuó aún más el compromiso de liberales y conservadores para mantener el turno en el gobierno y la regente María Cristina durante la minoría de edad del futuro Alfonso XIII firma este acuerdo denominado Pacto de El pardo. En efecto, los partidos conservador y liberal, se cedían el poder de un sistema perfectamente articulado a través del siguiente mecanismo:
– El rey nombraba un nuevo jefe de gobierno y la disolución de cortes. Fabrica los resultados mediante el “encasillado”. El ministro de gobernación comunicaba los resultados a los gobernadores civiles. Estos gobernadores civiles se valían de los caciques y de múltiples fórmulas de manipulación electoral. El caciquismo y el fraude electoral fueron la base real de la estabilidad y fue uno de los aspectos más negativos del sistema de la Restauración. Adulteró la dinámica política que debía ser resultado de la voluntad de las urnas. El caciquismo estaba formado por los grupos oligárquicos. La oligarquía y los terratenientes provocan un desfase entre la España oficial de los partidos y la España real de la calle. Un amplio abanico de prácticos y mecanismos cuyo único objetivo era la alteración de los resultados de las votaciones era conocido como pucherazo donde se incluían amenazas, violencia y destrucción física de votos y urnas. El caciquismo se dio en toda España, pero especialmente en las áreas rurales y en Andalucía, donde la influencia de las terratenientes era mayor.