La Ordenación de los Recursos Piscícolas

La gestión adecuada de este recurso renovable pasa por realizar el ejercicio de la pesca de manera compatible con la conservación y el fomento de las especies piscícolas, para lo cual es necesario disponer de información actualizada sobre ellas. La ordenación de la pesca se refiere, por tanto, a la planificación y regulación de su aprovechamiento, bajo la premisa de la conservación a largo plazo de dicho recurso. Esta ordenación entraña una toma de decisiones, tales como el número de capturas autorizadas por pescador, tamaño mínimo, número de pescadores por día, total de capturas por kilómetro de río, épocas de veda, acotados, etc., que deben realizarse en función de las demandas de la sociedad y, sobre todo, en función de las potencialidades y limitaciones del ecosistema fluvial o lacustre.

La ordenación piscícola queda supeditada a la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. El ejercicio de la pesca se regulará de modo que queden garantizados la conservación y el fomento de las especies autorizadas para este ejercicio, a cuyos efectos las comunidades autónomas determinarán las aguas donde puedan realizarse tales actividades, así como las fechas hábiles para cada especie.

Planes de Ordenación a Escala Regional: Fomento y Aprovechamiento Sostenible del Recurso

  • Planes por cuenca: Condiciones geográficas y ecológicas homogéneas, distintos tramos incluidos en cada una de estas divisiones geográficas, y estarán coordinados con los Planes de Ordenación de Recursos Naturales (PORN).
  • Planes técnicos de pesca: Se establecerán para cada uno de los tramos definidos en los planes por cuenca o zonas homogéneas, y definirán las condiciones técnicas precisas en que se desarrollará la actividad. Deben ser desarrollados reglamentariamente por cada una de las comunidades autónomas. Contendrán, al menos, el inventario de poblaciones y la estimación de capturas que se vaya a realizar, pudiendo incluir un plan de mejora, un programa de inversiones o un plan de seguimiento.

Inventario de los Recursos Piscícolas y del Hábitat

Toda gestión técnica de pesca ha de basarse en el conocimiento actualizado de las poblaciones piscícolas, desde un punto de vista cualitativo (atendiendo a las especies que componen la comunidad) y cuantitativo (atendiendo a su densidad, biomasa, crecimiento, producción, mortalidad natural y potencial reproductivo). Una vez conocidas las existencias y su capacidad biogénica, se puede establecer la cantidad de peces que podrán pescarse, los periodos de veda y los tamaños mínimos de cada especie. El inventario de las condiciones del hábitat tendrá en cuenta los siguientes parámetros:

  • a) Descripción de las características fisicoquímicas de las aguas: Su grado de contaminación y un inventario de vertidos.
  • b) Descripción de la vegetación de ribera y orillas.
  • c) Análisis de las características geomorfológicas del cauce o de la cubeta del lago.
  • d) Análisis de la granulometría.

1. Inventario Piscícola

La gestión racional de la pesca exige, como paso previo e imprescindible, el inventario de las poblaciones piscícolas. El inventario piscícola debe incluir, por tanto, un análisis de las especies que habitan en la masa acuática, así como una cuantificación del tamaño y densidad de las poblaciones y de sus características poblacionales.

A) Estimación del número de ejemplares

El tamaño de la población, es decir, el número de individuos que la componen, es una de las informaciones básicas en el estudio de la ictiofauna. Se pueden emplear métodos de estimación de abundancias relativas basados en capturas por unidad de esfuerzo (CPUE). Este método consiste en capturar peces mediante un método estandarizado de pesca (nasas, pesca eléctrica, pesca con caña, etc.) y referirlo a una unidad de esfuerzo de pesca también estandarizada (número de nasas, duración de la pesca eléctrica, distancia de río muestreado, etc.).

B) Cálculo de la densidad y biomasa

Una vez estimado el tamaño de las poblaciones, se utiliza este valor para calcular los dos parámetros principales que caracterizan las poblaciones piscícolas: la densidad y la biomasa. La densidad de una población es el número de individuos por unidad de superficie.

C) Determinación de la edad y crecimiento

Se usan tres métodos, los cuales suelen utilizarse de forma conjunta: el análisis de la distribución de frecuencias de las longitudes en la muestra (método de Petersen), el estudio de las zonas de crecimiento en las escamas y el estudio de las zonas de crecimiento de los otolitos de los peces capturados.

El método de Petersen se basa en las longitudes furcales de una muestra representativa de la población. Las zonas de crecimiento de las escamas, las cuales se extraen sin dañar al pez, se basan en el conteo mediante lupa del número de bandas o annuli formadas por los anillos concéntricos o circuli debidos al crecimiento.

Los otolitos son unas estructuras calcáreas situadas en el oído medio de los peces óseos y se forman muy tempranamente en la vida del pez. Su extracción requiere la disección del individuo y se usan para determinar la edad en especies que carecen de escamas o para ejemplares de mayor edad de las especies con escamas.

D) Relación longitud-peso

Este parámetro es utilizado para medir la variación del peso esperado para la longitud de un individuo o un grupo de individuos, sirviendo como indicador de la buena forma general de los ejemplares.

E) Factor de condición

Los factores de condición son más fácilmente interpretables y comparables que los parámetros ‘a’ y ‘b’ indicados en el apartado anterior. Hay tres factores de condición básicos: el factor de condición de Fulton, el factor de condición relativo y el peso relativo.

F) Tasas instantáneas de crecimiento, mortalidad y supervivencia

La tasa instantánea de crecimiento (G) es una forma muy funcional de cuantificar el crecimiento de los individuos.

G) Producción

Se define como la cantidad total de carne o tejidos elaborados por la población piscícola sometida a estudio en un determinado periodo de tiempo, incluyendo a todos los miembros vivos de la población en cualquier momento del periodo de tiempo considerado. Se mide en gramos por metro cuadrado.

2. Inventario del Hábitat

Los datos que se obtienen de la caracterización del hábitat físico son importantes en el estudio de poblaciones piscícolas porque de ellos se pueden deducir, en gran medida, su composición específica, su abundancia y su estructura, tanto actuales como potenciales.

  • a) El caudal de un río: En una sección de este es la cantidad de agua que circula por dicha sección por unidad de tiempo y se expresa generalmente en metros cúbicos por segundo.
  • b) Parámetros fisicoquímicos: El análisis de los parámetros fisicoquímicos puede hacerse in situ o en laboratorio. La temperatura, el pH, el oxígeno disuelto y la conductividad suelen tomarse en campo mediante un medidor multiparamétrico, y la turbidez del agua mediante un turbidímetro; mientras que el resto de parámetros (DBO, fósforo, nitritos, amonio, etc.) necesarios para establecer la calidad de las aguas se obtienen analizando muestras de agua en laboratorio.
  • c) Morfología del cauce: Dentro del cauce se distinguen, de forma general, el fondo o lecho y los dos taludes laterales. La composición y estructura del sustrato determina en gran medida el desarrollo de la vida piscícola. La presencia de macroinvertebrados, principal alimento de los peces dulceacuícolas, va a depender de la existencia de un hábitat intersticial en el que desarrollarse.
  • d) Caracterización de riberas: Se considera vegetación de ribera o ripícola aquella que aparece más próxima al cauce, distribuyéndose a lo largo del trazado del río y que depende de una mayor humedad del suelo, viéndose afectada por periódicas crecidas e inundaciones.
  • e) Capacidad de refugio o cobertura: La capacidad de refugio o de cobertura para las poblaciones piscícolas se refiere a la presencia de todos aquellos objetos naturales o artificiales que suministran una protección contra la corriente y la insolación, o que sirven de refugio ante la proximidad de un peligro.
  • f) Caracterización del hábitat fluvial: Dentro del cauce se pueden diferenciar distintas unidades morfológicas:
    1. Rápidos: Zonas con profundidades menores que la media del tramo, mostrando abundantes turbulencias superficiales y donde la velocidad de las aguas es mayor que la media.
    2. Tablas: Zonas de pendiente moderada a baja, generalmente poco profundas, con velocidad del agua media a baja y sin turbulencias apreciables.
    3. Pozas: Zonas de escasa pendiente, generalmente profundas (>0,6 m), con velocidades del agua inferiores a las medias del tramo. El sustrato puede ser muy variable, existiendo con frecuencia acumulaciones de sedimentos finos.
  • g) Macroinvertebrados bentónicos: Los macroinvertebrados que habitan el fondo de los ríos tienen una gran importancia, ya que su biomasa es con frecuencia el principal componente animal del ecosistema acuático. Son uno de los grupos biológicos más ampliamente usados como indicadores de calidad del agua. Los macroinvertebrados bentónicos indican alteraciones a medio y largo plazo, ya que poseen ciclos de vida que van desde menos de un mes hasta más de un año.

Evaluación de Presiones e Impactos en Ecosistemas Fluviales

Los ecosistemas fluviales actúan a modo de organismos vivos fuertemente modelados por el entorno que les rodea. Por su naturaleza y ubicación, absorben gran parte de los cambios puntuales que se van produciendo en las áreas de drenaje, constituyendo un excelente indicador de la gestión del territorio. La obligación de realizar la evaluación de presiones e impactos se establece en el artículo 5 y en el Anexo II de la Directiva Marco del Agua (en adelante, DMA) y debe incluir las siguientes tareas:

  1. Identificación de las masas de agua.
  2. Identificación de las presiones:
    • a) El análisis debe centrarse en las presiones significativas.
    • b) Deben recopilarse, por lo menos, información sobre el tipo y la magnitud de las presiones.
    • c) Las presiones que deben considerarse son: fuentes de contaminación puntual, fuentes de contaminación difusa, extracciones de agua y retornos, obras de regulación, alteraciones morfológicas, otras incidencias antropogénicas y usos del suelo.
  3. Análisis del impacto:
    • a) Se considera impacto al resultado de una presión sobre el estado de la masa de agua, de acuerdo con los criterios de calidad previstos en la DMA.
    • b) El análisis del impacto consiste en analizar la probabilidad de que una masa de agua no alcance los objetivos medioambientales de la DMA.
  4. Evaluación del riesgo de incumplir los objetivos medioambientales: Tiene como principal objetivo evaluar la probabilidad de que las masas de agua superficiales no se ajusten a los objetivos de calidad medioambiental previstos en la DMA. Esta evaluación puede ser cualitativa o cuantitativa.

1. Control de Especies Depredadoras en Ecosistemas Acuáticos

Los peces ocupan una posición intermedia en la cadena alimenticia, pues son a la vez depredadores y presas. Sus puestas sirven de alimento a algunos insectos y crustáceos, a otros peces (incluidos los de su propia especie) y a pequeños mamíferos y reptiles. A medida que los peces van creciendo, el número de sus posibles depredadores disminuye, siendo los más importantes la nutria, la garza real y el cormorán grande.

A) Nutrias

La nutria, aunque sigue siendo un animal muy escaso en términos generales, ha podido aprovechar la protección legal de la que es objeto (es considerada una especie vulnerable) para aumentar algunas de sus poblaciones. Sin embargo, no se ha documentado que este aumento haya supuesto una merma en la abundancia de las poblaciones de peces de la zona. Esto se debe a que los peces no constituyen su única fuente de alimento, pues ranas, sapos, cangrejos, insectos y pequeños mamíferos también forman parte de su alimentación.

B) Garzas y Cormoranes

A pesar del potencial peligro para las poblaciones de peces, ninguna comunidad autónoma ha llevado a cabo programas de control sobre la nutria. La situación en el caso de las garzas y los cormoranes es distinta a la de las nutrias, pues sus poblaciones en los últimos años han aumentado considerablemente en determinadas zonas. Se trata de especies oportunistas que capturan a sus presas según su abundancia, con notable capacidad para adaptarse y explotar diversos medios.

La pesca constituye un recurso económico de cierta importancia, y en los últimos años ha crecido el número de piscifactorías, tanto las situadas en marismas, ríos o lagos como en ambientes marinos. El impacto que las garzas y cormoranes tienen sobre estos cultivos es innegable; sin embargo, su solución es relativamente sencilla mediante la instalación de redes o ahuyentadores electrónicos. Otra cuestión diferente es calcular el impacto que estas aves tienen en las poblaciones naturales. La garza real es un predador de aguas someras, que prefiere zonas estancadas y cuya presencia en los ríos trucheros es escasa.

Los cormoranes no son animales territoriales y se pueden agrupar en grandes bandadas. A finales del año 2008, la Unión Europea aprobó el Informe Kindermann como medida contra el aumento de esta especie, permitiendo a los estados miembros adoptar medidas preventivas de contención para evitar perjuicios importantes, pero teniendo en cuenta que las matanzas indiscriminadas de cormoranes no son la solución. Hay que tener en cuenta que el cormorán grande, al igual que la garza real, no es una especie cazable, por lo que su eliminación exige autorización por parte de la administración competente de cada comunidad autónoma. Los depredadores naturales no son los únicos causantes de la disminución de las poblaciones de peces en los ríos. Otros factores incluyen:

  • Contaminación de las aguas
  • Furtivismo
  • Encauzamiento
  • Dragado de los ríos
  • Destrucción del bosque de ribera
  • Presencia de presas y otros obstáculos
  • Introducción de especies exóticas
  • Sobrepesca