La Revolución Demográfica en la España del Siglo XIX

Características Generales y Comparativa Europea

La evolución demográfica durante el siglo XIX estuvo marcada por un crecimiento de la población, frente al estancamiento general de siglos anteriores. La población del siglo XIX se caracterizó por un crecimiento moderado, lento en comparación con otros países de mayor desarrollo económico, que llegaron a duplicar su población. En España, persistía el estancamiento del régimen demográfico antiguo, que contaba con tasas de natalidad y mortalidad altas. Al finalizar el siglo, España contaba con la tasa de natalidad más alta de Europa, pero su elevada mortalidad, la segunda más alta del continente, no permitió un gran crecimiento. La esperanza de vida no superaba los 35 años.

Factores del Crecimiento Poblacional

Durante el segundo cuarto del siglo XIX, la población española aumentó en más de 3 millones de habitantes, debido a:

  • Mejoras en la alimentación.
  • Avances en la medicina.
  • Introducción de medidas higiénicas.

Crisis de Subsistencia y Mortalidad

La demografía en España estuvo condicionada por las crisis de subsistencia derivadas de la escasez de cereal. Se produjeron episodios de tifus y fiebre amarilla.

Movimientos Migratorios

Éxodo Rural

En este momento se inició también el éxodo rural. Sin embargo, fue durante los años de la Restauración cuando este se intensificó, dirigiéndose principalmente hacia:

  • Las capitales de provincia.
  • Los núcleos industriales de Cataluña y el País Vasco.
  • Las grandes ciudades.

Migraciones Exteriores

La falta de recursos y el crecimiento de la población desde mediados del siglo XIX propiciaron migraciones exteriores, favorecidas por una legislación que permitía la salida de España. Los destinos principales fueron Argelia y América.

  • Argelia: era elegida por la rapidez y el coste del viaje.
  • América: la corriente de emigración hacia América fue más tardía, destacando destinos como Argentina, Brasil, Cuba, México, Venezuela y Uruguay.

La mayoría de los emigrantes eran gallegos, asturianos y canarios, procedentes de áreas rurales deprimidas con exceso de población. Se estima que entre 1880 y 1914, un millón de españoles cruzaron el Atlántico.

Transformaciones Urbanas en el Siglo XIX

Crecimiento y Nivel de Urbanización

Entre 1850 y 1900, España duplicó su nivel de urbanización, mientras que países como Alemania lo multiplicaron por cuatro. El crecimiento urbano estuvo ligado a las transformaciones impulsadas por el liberalismo, la industrialización y, sobre todo, por las desamortizaciones, que favorecieron un trasvase de población del campo a la ciudad.

Factores Impulsores del Desarrollo Urbano

Ciertas reformas administrativas de los gobiernos liberales, como la división provincial de Javier de Burgos en 1833, dieron impulso a las ciudades escogidas como capitales de provincia, beneficiándose estas de servicios complementarios. En 1800, había 34 ciudades con más de 10.000 habitantes; esta cifra pasó a 99 en 1850 y a 219 en 1900, lo que evidencia un importante crecimiento de las grandes ciudades durante el siglo XIX.

El inicio de la industrialización propició un gran desarrollo de la urbanización en las ciudades donde esta tuvo lugar, motivado por el aumento de la población, que obligó al derribo de murallas medievales para poder ampliarlas y crear nuevas zonas.

La Expansión de las Ciudades

Los Ensanches Burgueses

En estos procesos de reorganización urbana tuvieron especial importancia los ensanches, impulsados por la burguesía. Estos eran barrios surgidos de la planificación urbana, cuya característica principal era el plano ortogonal. Destacan el Plan Cerdá en Barcelona (1860) y el Plan Castro (Ensanche de Madrid) de Carlos María de Castro. Los ensanches impulsaron el negocio inmobiliario, generando mano de obra que permitía absorber a los inmigrantes procedentes del mundo rural.

Nuevos Arrabales Obreros

También se crearon nuevos arrabales, generalmente sin ningún tipo de planificación, para albergar a los obreros cerca de las fábricas.

Infraestructuras y Adaptación Urbana

Se instalaron y ampliaron las infraestructuras urbanas: alcantarillado, recogida de basuras, etc. La ciudad tuvo que adaptarse a los nuevos tipos de transporte (tranvía, ferrocarril, etc.) y se crearon grandes vías.

La Configuración de la Nueva Sociedad de Clases

Del Estamento a la Clase Social

Durante siglos, la sociedad española vivió condicionada por una estructura social estamental que apenas experimentó modificaciones. En el siglo XIX, sobre todo a partir de 1833, se sentaron las bases de una nueva sociedad donde, en teoría, todos los individuos eran iguales ante la ley. La sociedad dejó de dividirse en estamentos cerrados, con derechos y obligaciones diferentes, y se estructuró en una sociedad de clases, donde el criterio de división de la población era fundamentalmente el nivel de renta. La población experimentó importantes cambios sociales como consecuencia de las nuevas estructuras políticas y económicas que dejaban atrás el Antiguo Régimen.

Grupos Sociales en la España Decimonónica

La Nobleza

La nobleza desapareció como categoría en los censos oficiales, pero no perdió su lugar predominante en la estructura social. Resultó beneficiada por la desamortización, pero la abolición de los mayorazgos hizo que algunas familias sufrieran una profunda dispersión de su patrimonio; algunos nobles pasaron al mundo de los negocios y de las finanzas.

El Ejército

El ejército fue uno de los grupos sociales más importantes de la vida española en el siglo XIX; sus generales y oficiales formaron parte de las clases medias e incluso de las clases altas.

Las Clases Medias

Con una importancia numérica restringida se situaban las clases medias, que, además de miembros del ejército, estaban formadas por la pequeña burguesía: pequeños empresarios, comerciantes, agricultores medios, funcionarios y profesionales liberales.

Las Clases Bajas

Sin embargo, la gran mayoría de la población española pertenecía a las clases bajas.

El Campesinado

El mantenimiento de formas anacrónicas de propiedad y de sistemas de producción arcaicos hizo que la vida del campesinado español fuera muy dura, y el mundo rural siguiera anclado en el pasado. A mediados de siglo, cerca del 55% de la población agraria era jornalera, otro 11% era arrendataria y un 34% era propietaria. Las medidas adoptadas por el liberalismo apenas los beneficiaron. Los conflictos agrarios se manifestaron en ocasiones de forma violenta, pero las agitaciones eran duramente reprimidas, lo que explica el rápido desarrollo de las doctrinas comunistas y anarquistas en zonas agrícolas.

La Clase Obrera Industrial

Aunque la mayoría de la población española seguía siendo campesina, el principal cambio social del siglo XIX fue la aparición de la clase obrera industrial. El incipiente desarrollo de la industria hizo afluir a las ciudades a miles de trabajadores agrícolas en paro. El resultado fue el crecimiento de los barrios obreros, carentes de las condiciones higiénicas adecuadas y formados por barracas y chabolas construidas precipitadamente. El trabajo en las fábricas implicaba jornadas de 12 a 14 horas, con salarios bajos, paro y explotación infantil. El analfabetismo, al igual que en el campo, era generalizado.