LA CRÍTICA A LOS CONCEPTOS SUPREMOS Y AL “CONCEPTO DIOS”.

Nietzsche caracteriza al “ser” como el concepto más general y vacío. Y lo califica como el “último humo de la realidad que se evapora. Cuando dice que el “sol se ha desenganchado del cielo, se ha perdido la línea del horizonte, el mar se ha vaciado” indica la muerte de Dios. Dice en otro texto que el superhombre “se ha bebido el mar” pero lo pone como alternativa a la fe en Dios. Es más, el superhombre está más allá del bien y del mal, de la moral del deber, de los pesados mandatos morales. Nietzsche ve en este desencanto por la pérdida de la fe en los ideales trascendentes, en el hundimiento de los ideales, la posibilidad de la pérdida del sentido. El nihilismo entendido como voluntad de extinción, como voluntad de nada. Tras la caída de los ideales que sustentaban la fe en la vida solo queda el desconsuelo. La pérdida de sentido acontece si miramos e fin de la existencia a la luz de la consideración de que la vida futura, el transmundo es el verdadero. O si justificamos la fe en Dios. En ese caso acontece la sospecha de que Dios ha muerto o bien la crítica a una perversidad (la razón socrática, como origen de las Ideas platónicas y ese mundo o esa ontología del ser Ideal) moral. Esta perversidad está asentada en el odio hacia lo noble, la venganza. Está representada por el resentimiento de la moral judaica que encarna la casta sacerdotal. Los sacerdotes, introducen una moral que transmuta los valores potenciadores de la vida en decadentes. Ese anuncio de la muerte de Dios lleva a la idea de que el superhombre está más allá del bien y del mal, rompe las viejas tablas, transmuta los valores. Convierte los valores dominantes en Europa -los valores potenciadores de la vida- en valores decadentes, colocando en lugar del poder, la fuerza, la salud, otros como son: la humildad, la caridad, etc. o bien el altruismo frente al egoísmo (defiende Nietzsche, dice Fink, un “egoísmo creador” que da de lo que le sobra, rebosante de plenitud vital, etc.). Así pues, el superhombre es el que supera la fe en Dios y lejos de entrar en una moral decadente de la desesperanza por el hundimiento de los antiguos ideales que sustentaban la fe en la vida (el transmundo, la fe en Dios) reorienta la existencia hacia la afirmación de la vida, la salud, el poder, la afirmación de los instintos, etc. Y así se llega a la idea de que el superhombre es el que encarna el nihilismo activo. Se trata de reconocer en el error de la metafísica occidental la condición para recuperar la fe en la vida. Convirtiendo la vida en el valor supremo, y renunciando a toda perspectiva trascendente de la existencia. Nietzsche afirma el retorno de lo idéntico. Como en la mitología griega, el proceso o juego del crear y destruirse de todas las cosas, simbolizado en Dyonisos, y a la vez, destruido por los titanes y comparado con el Dios cristiano. Ve en la cruz una maldición contra la vida, no obstante el Dios cristiano simboliza asimismo la muerte y el renacer, la resurrección. En Grecia Dyonisos, destrozado por los titanes renace de nuevo, es Dyonisos Zagreo. Por otro lado, Dyonisos expresa, a su decido afirmativo, encarnando lo mismo que el Dios cristiano: el proceso de muerte y resurgir. Pero ve en la moral cristiana una condena de la vida, toda vez que una domesticación del instinto. Y en el símbolo griego de la tragedia dionisíaca el amor a la vida, la repetición inmanente de lo eterno, el juego del destruirse y crearse de nuevo todas las cosas. Por fin, hay que decir que el superhombre supera el orden colectivo, no solo la moral gregaria del animal domesticado, del animal de rebaño y la domesticación de los instintos. El superhombre simboliza el individuo está por encima de los mandamientos pesados -sea la moral kantiana del deber, sea el asceta que soporta pesadas cargas- . Es el que afirma su voluntad creadora, que está más allá del orden colectivo (“mirad, hermanos míos, donde el Estado acaba, ¿no veis el arco iris y los puentes tendidos hacia el superhombre?”) . Y por fin, tras la destrucción de los antiguos valores decadentes que han triunfado en occidente (virtudes cristianas) propone Nietzsche que la voluntad del hombre superior, decida qué es bueno, qué es valioso. Según no la norma racional, kantiana, del deber, sino según su voluntad. Se trata del “yo quiero” frente al “tú debes”. Todo esto significa que se realiza una crítica a la moral occidental. En el marco de su crítica al idealismo, platónico o cristiano, al mundo de las Ideas o al transmundismo. Hemos afirmado la relación entre nihilismo activo, superhombre, superación de la pérdida de sentido (trascendente, orientado al transmundo y basado en la fe en Dios) y reorientación de la existencia hacia el amor a la vida, la fidelidad a la tierra, el amor fati o el amor al destino,, al retorno. Este retorno está asociado a la aceptación de la repetición de lo idéntico, al tiempo circular, al juego del crear y al proceso mismo de la physis de nacer y destruirse todo lo que existe, etc.

LO APOLÍNEO Y LO DYONISÍACO.

Apolo es el dios que representa la individualidad es el dios onírico, de los sueños., es la sobriedad frente a la ebriedad dyonisíaca.Dyonisos, expresa: Io) la destrucción y aniquilación de lo individual que retorna al fondo o sustrato primitivo y originario que es la physis, el caos del que emergen y al que retornan todos los seres. lo dyonisíaco se asocia a la physis como la “materia” identificada con el caos primordial y la physis que indica de dónde proceden y a dónde retornan todos los seres2°) es la desmesura, pues el instinto sexual . no es otra cosa que el símbolo de la vida pletórica y rebosante de salud. Es también lo que denomina Eugen Fink “el egoísmo creador”, que da de lo que le sobra. Esta desmesura, que se asocia a la fuerza vital La afirmación de la vida es el retorno, y con ello la afirmación de la tierra como horizonte de la vida humana expresa la fidelidad a la tierra, en contra de la huida a los transmundos y critica Zaratustra a los envenadores de la vida.Por otro lado, la afirmación de la sexualidad no solo simboliza la unión del individuo con el sustrato o fondo originario -asociando caos.. Pero además el retorno, la physis y el vitalismo es signo de la creación, de la afirmación de los instintos y la procreación frente a la huida a los transmundos.Así, la razón viene a significar el freno del instinto, etc. Afirmar la sexualidad como fuente de vida, o procreación, es situarse en las antípodas de la objeción contra la vida: el nihilismo, la huida del mundo, la negación de la vida, manifestada en esa división entre lo “real/verdadero y lo aparente” La crítica a la ontología del ser que expulsa al devenir, convierte el cambio en objeción. Puede decirse que encierra Dyonisos la aniquiliación de lo individual. Finalmente, hay que subrayar que el origen de la decadencia en Grecia vino de la mano del fin de la tragedia, a la que siguió la comedia, pues el drama lírico musical siguió a la tragedia. Relaciona el fin de la tragedia, con el anuncio de la muerte de Dios, con el grito que los navegantes de Naxos oían: “¡el gran Pan ha muerto!” y que reescribe en “Así habló Zaratustra” “Dios ha muerto!”, etc.Con Eurípides acabó la tragedia y la cultura propiamente griega. Nietzsche hace en responsable de la decadencia a Eurípides y a Sócrates, el primero, por anular la tragedia, el segundo por introducir la “razón en filosofía”. A esta decadencia de la representación teatral, el coro, y la tragedia, asociada a la embriaguez, a la pérdida de la individualidad (. El dios cristiano, al que respeta en el parágrafo 35 del Anticristo y del que admira la actitud de perdón hacia sus verdugos, simboliza la muerte y el renacer, igual que Dyonisos. Pero a la vez expresa una condena de los instintos, piensa, frente a Dyonisos, que despedazado por los titanes entraña una exaltación de la vida. . De ahí que haga a san Pablo responsable de la cruz como instrumento de la mayor conjura habida nunca, de la gran “calumnia y maldición contra la vida”, y así subtitula al Anticristo, “Maldición contra el cristianismo y dice: “esta maldición la voy a escribir en todas las paredes del mundo…”

EL VITALISMO DE NIETZSCHE

El vitalismo de Nietzsche entraña en primer lugar el rechazo del nihilismo. Hemos visto que el nihilismo consiste en vaciar la vida de contenido, pero además, el nihilismo puede entrañar la muerte de Dios. . Y de ahí el nihilismo pasivo y activo, que implica que una vez hundidos los ideales, como consecuencia de la pérdida de la fe en lo trascendente, adviene la pérdida del sentido de la vida.. Esta se relaciona con el hundimiento de las antiguas creencias pues si no existe Dios (Dios ha muerto) y el transmundo, entonces la vida ya no tiene horizonte ni perspectiva de sentido (“el mar se ha vaciado, se ha caído el sol del cielo, se ha desprendido la línea del horizonte, etc.”). El sentido depende del superhombre, que es el espíritu libre, genio creador, filosofía de la mañana, nueva aurora, sentido de la tierra. Afirmar esa fidelidad a la tierra implica amar la vida como el valor supremo, decir sí a la vida con todo lo problemático y terrible y aceptar la vida con el dolor, poder querer que todo se repita en el mismo orden y posición un infinito número de veces, etcY así, cabe oponer la moral de señores a la moral de esclavos, la mora aristocrática de la élite y minoría selecta a la moral gregaria de los débiles y enfermos que son amansados, simbolizados en el animal domesticado, y por otro lado asocia Nietzsche: decadencia, domesticación del instinto, pasividad, gregarismo, debilidad fisiológica, tendencias plebeyas y democráticas. El resentimiento, la mala conciencia, basada en la desviación de la dirección del instinto: la culpa (los instintos que no se desahogan se vuelven contra uno mismo en forma de autocastigo) y los ideales ascéticos asociados al nihilismo, a la voluntad de nada (los débiles prefieren querer la nada a no querer nada, a que su dolor no sirva para nada). Este nihilismo extremo tiene que ver con el budismo, con la renuncia al deseo, el rechazo ante la vida, la huida al transmundo y la invención del mundo ficticio entendido como verdadero. “La filosofía de Nietzsche” al referirse a la voluntad de poder, señala que la vida quiere el poder mismo, y se asemeja a una torre que asciende cada vez más alta, frente a la tendencia de la mediocridad a nivelar, igualar, a hacer descender lo inferior y abajar los superior igualándolo, frenando así el proceso ascensional de la vida que crea formas cada vez más perfectas, superiores y de este modo produce el superhombre. El cristianismo surge por obra de los sacerdotes ascéticos al intentar reemplazar los valores afirmativos, potenciadores de la vida por otros antitéticos, la caridad, la humildad… Estos no serían verdaderos valores sino la negación de los auténticos valores favorecedores de la vida. Pero esa moral del freno del instinto, Nietzsche no cree que la filosofía deba basarse en una comprensión racional del sentido de la existencia, buscando una teleología orientada al más allá, a la trascendencia, a Dios… ha partido de la sospecha. ¿Y si Dios no existiera? Lo esencial es la physis, es el nacer y destruirse de todas las cosas, es el retorno de lo idéntico, es la esencia esenciadora de los fenómenos, como lo llama Fink. y el superhombre resulta de rechazar mandamientos pesados, el camello se convierte en león y este es rebeldía contra la moral establecida, contra la moral del bien y del mal, maniquea. Por fin, el superhombre es niño, olvido, santo decir sí a la vida y al retorno, inocencia, etc. Ya que el hombre es un puente tendido en un abismo, y el hombre superior. El superhombre legisla según su voluntad, pero su evaluación es favorable a la vida. No se trata de una evaluación asociada al nihilismo, a la negación de los instintos y la huida del mundo, no se trata de una moral de la venganza y resentimiento como los sacerdotes ascéticos.. Por el contrario, la moral del resentimiento es la moral antivital que vincula querer la nada, canonización de la nada, ideales ascéticos, poner el centro de gravedad del sentido en el ens realissimum y transmundo. En el orden moral es el que se desprende de la fe en Dios, es asimismo la moral de la raza superior, no solo los que están más allá del bien y del mal legislan según el “yo quiero” sino que afirman el poder, la fuerza y la salud. Deciden según lo que favorece la vida y su crecimiento evolutivo según una selección natural que afirma la superioridad de lo noble sobre lo plebeyo.